Pueblo costero

[OFF Ups, no me había dado cuenta de ese cambio cuando editaste, tenía en mente al lobo que entró la primera vez xD Ahora lo arreglo
Por cierto, qué bueno me está resultando este rol! ^^
Yatta! ^^]

El impacto lanzó a Dean por los aires, atravesando una pared, al ser un ser de luz tan solo recibió unas pequeñas quemaduras en el pecho y contisiones por todo el cuerpo, es lo que tiene atravesar paredes.
Eso dio tiempo a los inquisidores a reorganizarse, era evidente que la entrada en escena de Luccie los habia desconcertado. Uno de ellos se asomó por el hueco que acababá de abrir Dean y le observó, mientras que el otro se mantenia atento protegiendo al clérigo.
Nadie parecia haber notado la presencia de Katerina, sin embargo, el clérigo se dió la vuelta y la miró directamente a los ojos antes de que esta pudiese siquiera desmimetizarse. Entonces pudiste ver sus ojos, brillaban con luz propia, al parecer no caeria dos veces en el mismo truco. Desvió tu golpe con su bastón y contraatacó con creces a tu pecho y estomago.
Mientras tanto la campana de la ciudad comenzó a sonar, al parecer el estruendo se habia escuchado en todo el lugar. La gente comenzó a asomarse a sus ventanas. Eso no podría ser nada bueno.

Cuando quise darme cuenta Katerina se habia vuelto a meter dentro-Es que nadie me hace caso cuando hablo!-contesté molesta. Yo mas que nadie sabía de lo que eran capaces esos inquisitores, sus ataques la mayoria los conocia despues del ultimo enfrentamiento. Ví a Dean que habia salido volando y uno de ellos se asomaba curioso para admirar a su victima, tuve que hacer un esfuerzo por concentrarme en ir hacia el inquisitor en vez de ayudar a Dean a levantarse. "menos mal que es un licantropo" pensé. Desaparecí para hacer justo enfrente del curioso que miraba a Dean desde arriba y lanzarle fuera del edificio-Uno menos-dije relamientome. En la misma estancia habia otros dos, uno acababa de dar a Katerina y al otro... Entrecerré los ojos con furia, al otro le reconocía. Mostré una sonrisa burlona, al fin y al cabo me habia escapado de ellos hacia ya un tiempo y nunca me habian vuelto a encontrar.

¿Me había visto? ¿O es que podía sentir mi aura...?
“Nunca subestimes a la Inquisición...” Las palabras de aquella vampiresa resonaron en mi mente, abofeteándome, como un eco irrevocable que traía la verdad consigo como el viento... Iba siendo tiempo de tomarlas en cuenta... “Aunque ellos tampoco deberían subestimarme a mí...”
Interpuse mi espada rápidamente, apoyando el extremo en mi mano libre, haciéndola actuar de barrera. Opuse resistencia y aproveché el segundo ataque para empujarle con la fuerza que me caracterizaba, con lo que el filo de mi espada incidió inevitablemente en mi mano, dejando brotar la sangre abundantemente aunque no de forma muy dramática, al ser la mano... Sentí a la espada gemir y tuve que hacer un duro esfuerzo por apartarla, pues parecía como si quisiera absorber mi sangre... Rápidamente, fingí un dramático gesto de dolor para despistarle, apartando la mano del filo y sacudiéndola, llevándomela a la boca para chuparla y que la herida se cerrara.
Enseguida, la sangre que había caído de mi mano comenzó a deslizarse por el suelo silenciosamente hacia sus pies... mientras permanecía atenta a lo que hiciera después con aquel teatrillo que había improvisado. Esta vez esperaría su ataque.
Al estar alerta, me di cuenta de que se había ocasionado un gran boquete en la pared –imaginaba que a causa del rayo– y que uno de ellos se asomaba por el agujero... Aunque repentinamente salió volando por los aires... negué con la cabeza, al sentir el aura de la otra nueva vampiresa. “Es buena...” Pensé...
Dean no estaba ya en el baño, me preguntaba si seguiría vivo al otro lado... No podía disminuir mi aura en ese momento, por lo que no podía percibir la suya... pero podía olerle, y por suerte su inconfundible aroma no olía a muerte aunque sí olía a algo de sangre –pero no dejé que me afectara, esa sangre olía a Dean por más que fuese mitad humano–... la única muerte que podía oler en este momento, por suerte o por desgracia, era la mía propia y la de la otra vampiresa...

Itachi se encontraba de caza. En realidad, el era bastante precavido cuando lo hacía. Procuraba usar ropas limpias y no usar ningun perfume, lo que sumado a su condición de no-muerto, hacía imposible que fuese olfateado... Esto para evitar percances con los licántropos que pudiera cruzarse. También reducía su aura a la de una persona normal, ya que podía ser detectado por otras criaturas mágicas como el... Y la última barrera que siempre mantenía para salir por el lugar era la de caminar como una persona normal, vestido con ropas normales, únicamente armado con Puerta, que estaba muy bien escondida y disimulada entre los pliegues de su ropa. Básicamente, solo parecía una persona normal excepcionalmente pálida, pero nada que fuese demasiado raro.
Escuchó y sintió unos fuertes sonidos, seguidos de una especie de haz de luz potente que iluminó gran parte del pueblo, y luego la campana del mismo empezó a sonar, lo que provocó que Itachi comenzara a caminar hacia el lugar, a indagar que había pasado.

Estaba algo afectzdo por haber traspasado una pared, pero nada que no se pasara en poco tiempo. Me levanté costoso, sacudiéndome el polvo, entonces vi como un cazador fue lanzado desde el agujero, hasta aterrizar en el suelo, cerca mia. No logré ver a quien lo lanzó pero estaba claro que él no se habia tirado de aquella manera solito. Se estaba levantando, dolorido. Era hora de demostrar tanto entrenamiento de mi padre. Fui rapido hacia él, en guardia y dando un giro sobre mi mismo levanté las piernas a modo de golpe como su fueran aspas golpeándole la cabeza. Aterricé bien, terminando la vuelta y con brazos en posición de ataque lanzándole un puñetazo con fuerza al pecho.

Un olor me llegó entonces, aun que de refilón. El olor a muerto de los vampiros era demasiado evidente para nosotros, los licantropos, por nuestro olfato sobredesarroyado. En este lugar no habia solo dos vampiros, pero de todos modos, aun que supiera que habia uno mas no conocía ni su rango ni nada. De todas formas, en ese momento me daba igual.

El cazador voló, y luego cayó con un estrepitoso golpe y un ruido a huesos rotos en el suelo, y cuando comenzaba a levantarse Dean lo remató. Mientras tanto la campana continuaba sonando.

En el interior el otro cazador reconoció a Luccie.

-¡Tu! ¡Eres la que escapó aquella vez! -Exclamó entre asombro y sorpresa, no tardó mucho más en lanzarse hacia tí con la pistola en una mano y la espada en la otra, antes de llegar a tí y tratar de golpearte con la espada disparó un par de veces. Mientras tanto, la campana seguia sonando, era como un lamento.

El clérigo se lanzó hacia atrás despues del choque con Katerina, evidentemente no le gustaban las distancias cortas. Entonces un destello de luz lo envolvió, fue un solo instante en el que su cuerpo se convulsionó lleno de dolor. Su aura se expandió tanto que no necesitabais ni concentraros para observarla, era tan densa que se pegaba a las paredes y al techo, como una neblina pálida, incluso el mismo parecía irradiar luz.

-Jajaja Pequeñas criaturas... Inconscientes de los que os depara el futuro... -Su voz era sonora y retumbante, casi parecia no salir de su garganta, si no de otra parte. Un lugar lejano. Mientras tanto, la campana seguia sonando, era como un grito desgarrador.

Itachi, avanzaba hacia el lugar, y mientras lo hacía no pudo evitar escuchar un sonido, un repiqueteo constante que no paraba de aumentar de volumen. ¿Caballos? Eran muchos, si hubieses de contarlos lo harias por docenas, se dirigian a las principales entradas del pueblo. Mientras tanto, la campana seguia sonando, era una llamada.

[No lo puedo borrar y me despisté D: así que lo edito con un off bonito.]

OFF: Itachi, respeta el orden de los turnos. Borra tu post. Era el turno de Luccie.

Al parecer no era la unica que tenía buena memoria, el inquisitor ya se habia dado cuenta de quien era yo. Sonreí con malicia hasta que oí ruido en la calle. Movimiento, demasiado movimiento, las campanas sonaban con fuerza-Mierda!!-grité comprendiendo de pronto lo que ocurria. Me desvanecí a tiempo para que no me llegasen las balas y aparecí junto a katerina. Pero instanteneamente ambas desaparecimos de la sala.

Estabamos al lado de Dean quien habia rematado al primer inquisitor-El pueblo se a enterado de nuestra presencia!! Hay que largarse!!-Era la primera vez que mi tono se mostraba autoritario, sin dejar lugar a ninguna queja o respuesta.-Ya se han enterado de nuestra presencia, va a ser una autentica carnicería!-gruñí intentando darles a entender lo que pasaba e instantaneamente empeze a correr, sin perder de vista a Dean, no dejaría que nada malo le pasase.

El clérigo no contraatacó, prefiriendo lanzar amenazas intentando intimidarme... “Iluso...” Pensé para mí. Se me dibujó entonces una sonrisa de lo más psicópata...
La sangre se había posicionado justo entre cada uno de sus pies. Entonces, sin previo aviso, ésta se transformó en una fina aguja que se extendió hacia arriba a gran velocidad, atravesándolo desde la entrepierna a la cabeza y saliendo por arriba... Ya estaba, me había cobrado mi venganza por haber intentado aniquilarme, éste ya no lo contaría.
Entonces, lo percibí... fue muy efímero, ya que la reina vampiresa se apareció junto a mí y al momento siguiente estábamos junto a Dean... Pero había olido el aroma de muerte de Jace... –algo que como vampiro que era no se podría desarraigar por mucho que se duchara o perfumara– estaba por los alrededores... La rabia me sobrecogió un instante al darme cuenta de la evidencia. Había sido Luccie y no él quien había velado por mí... Más tarde se lo reprocharía... no se libraría de mí.
Observé a Luccie y asentí, consecuentemente a sus palabras. Pero no pronuncié palabra.
Entonces, me mimeticé y pegué un gran salto para situarme rápidamente sobre los tejados y echar a correr sin perderles de vista.
Vi a Jace en los tejados, estaba segura de que me había visto aunque estuviera mimetizada, la mirada que le dirigí no decía cosas bonitas precisamente, pero le daba a entender que me siguiera y se pusiera a salvo. Había que abandonar el pueblo costero...
Entonces, mostré mis alas –ahora mimetizadas–, y ascendí algo más arriba, para ganar altura y velocidad, y así abandonar cuanto antes el lugar que pronto se convertiría en lo que Luccie había pronosticado... aquello se llenaría de trajes blancos y comenzaría una carnicería... Estábamos en minoría aunque nuestra fuerza pudiera superar a la de diez hombres juntos, debíamos prepararnos para contraatacar en el momento preciso.
Seguí volando hasta perderme en la oscuridad. Sabía que Dean no podría verme, pero podría seguirme gracias a su olfato. Además, Luccie iba con él. Estaría bien, o eso confiaba en que sucedería.

[OFF Para el que quiera, voy a abrir un post en los bosques de la discordia. Así podemos comentar lo sucedido antes de regresar a nuestros respectivos reinos.]

Off: Respuesta rápida del clérigo que ya no lo es tanto, no te preocupes Itachi, no ocurre nada importante, son solo gritos ofuscados xD

On: La sangre de Katerina no solo no cumplió su objetivo, si no que se evaporó al contacto con el clárigo. Se asomó al hueco de la pared para ver como escapabais.
-¿Por que estas con ellos, hijo de Zelat? -La voz del clérigo era profunda, no era de este mundo. -La traición a la luz solo acarreará la muerte. -El aura del clérigo seguia aumentando, de hecho, era tal su nivel que su cuerpo comenzó a descomponerse poco a poco en particulas de luz. Un inmenso haz de luz salió de sus manos e iluminó todo el cielo, sin llegar a dañar a ninguno de los presentes.
-Mi ira caerá sobre vosotros, siervos de la noche. La oscuridad será purgada, asi lo he ordenado. -Su aura llegó a su limite, un nivel que ningún mortal podria soportar, su cuerpo se desintegraba, era un aura tan inmensa que ninguna criatura viva podia igualar. Y al final solo quedó luz.

Observé la escena, vi como Luccie y Katerina llegaban a mi lado. Katerina de pronto desapareció, eso me recordó a Hanako... ella tambien podía hacerlo... ese poder no era extraño para mi.

Escuché al clérigo con una mueca de asco.

-...Los humanos estan enfermos...-no les faltaba razones para luchar contra la oscuridad, en eso no tenia objeciones. No obstante... llegaban a unos límites que no debian de traspasar.

Escuché a Luccie, y, aun que no me gustaba huir de quienes no eran más fuertes que yo... esta vez las seguiría... no quería que nada las pasara y veía mñas prudente ir en grupo. No era cobardia, como diría mi padre, era inteligencia y razón.

Corrí siguiendo a Luccie, perdí de vista a katerina, logicamente, pero aun podía olerla. Me costaba seguir el ritmo a un olor, mi capacidad de rastreo quedaba mermada ahora, pues era más nivel que yo, asique traté de agudizarlo más, para no perderla de olfato al menos.

(Interesante... Me quedaría a pelear, pero no es práctico.)
Pensé instantáneamente al ver la mirada que me dirigió Katerina, por lo que utilicé mi gran velocidad y agilidad para ponerme a su nivel en los techos y correr a una distancia prudencial de ella, siguiéndola.