Llegada a el lugar

Mire a mi alrededor notaba la presencia de los seres que buscaba.
Epere a que alguien viniese al llegar al lugar donde se suponia que vivian los renegados.

Con un suspiro lance nuevamente hechizos a mi alrededor para protegerme.
Y con otro hechizo sabria cuando alguien viniese hacia aqui,esperaba que funcionase el hechizo.

Me informaron en seguida de que un chiflado mago estaba lanzando hechizos por doquier a los pies del bosque. Yo ya me había dado cuenta de su presencia y fruncí el ceño. En seguida me aventuré a ir personalmente y ver que estaba perturbando mi territorio.

Cuando me acerqué vi a aquel mago, me sonaba mucho, a decir verdad. Me mantuve a una prudente distancia, teniendo cautela y estando muy atento a lo que pudiera pasar. Que viniera alguien a hablar y ya esta no pasaba nada, pero que se pusiera a lanzar conjuros por que sí ya no me gustaba demasiado.

-¿Quién interrumpe en mis territorios sin la cortesía adecuada?-mi tono era serio, pero no demasiado hostil. Solo severo y cortante. le miraba con fijeza, seguía sonándome. Estaba preparado para cualquier cosa-¿Por qué venís a mis tierras lanzando hechizos?

Vi como un hombre avanzaba con enfado,la verdad es que me habia pasado conb la proteccion,pero no sabia como reaccionarian si venia alguien sin ni siquiera un mensaje de aviso.

Pido perdon por esta intrusion.Me llamo Asher,soy el rey de los hechiceros renegados.
La razon de los hechizos es simplemente de proteccion,en el bosque no se con que o con quien me podria encontrar,y para no correr riesgos preferi asegurarme.

Vengo con un motivo politico,entiendo que estes enfadado,pero me pregunto si tendrias la amabilidad de escucharme y despues decides si quieres echarme a patadas o no,como creas conveniente.

Continué en alerta, mirándole con sospecha y precaución. Olí sus sentimientos, decía la verdad y no parecía tener (en principio) malas intenciones. Tras un silencio prolongado relajé, muy minimamente, la postura.

-Sigueme, este no es lugar para hablar-dije mientras le hacía una seña con la mano y me daba la vuelta.

Entramos dentro del castillo y le llevé a mi despacho, subiendo hasta la 2º planta.
Me senté en mi asiento, tras el escritorio y le miré.

-Sientaté, si quieres-le ofrecí, invitándole con la mano.

Le agradeci el gesto y me sente,no sabia muy bien por donde empezar,pero sabia lo que queria plantearle.

Vera, la situacion que quiero plantearle es delicada y me gustaria cercionarme que no nos escuchan,por ello le pediria si puedo hechizar momentaneamente el sitio para que no podamos ser escuchados de ninguna manera,entenderia que no quiera hacerlo,pero es por seguridad mas que nada,sin embargo si me asegura que no hay riesgo de ser espiados me fio de usted,ya que conoce este sitio como la palma de su mano.

Le escuché, era prudente de eso no cabía duda, pero no me fiaba de sus hechizos.

-La sala está insonorizada y en este reino solo hay licántropos. Mis hombres son fieles y hacen oidos sordos ante todo lo privado y lo poco que escuchan se lo llevan a la tumba. Todo objeto o persona que entra en nuestro territorio lo reconocemos al instante ya que nuestro olfato lo capta, además de que estamos en mitad de un claro de varios quilometros a la redonda. Estamos seguros. Asi que, te pediría que te abstuvieras de utilizar tu magia aquí. Lamento mi escepticismo, pero es asi.-No pretendía ser grosero, pero mi tono era serio y firme, y no me fiaba mucho de la gente desconocida, mucho menos si eran magos. La magia era algo que no entendía y que no me convencía del todo.