Regresando a la Selva [Aspicious y Tornak]

Después de mi reciente nombramiento de Rey Renegado, regrese a mi antiguo hogar, una pequeña cabaña de madera en mitad de la Selva de la perdición, allí solo regresaba para recoger algunas cosas que me pertenecían y las deje allí, cuando fui a ver a Dunkel.

Entre y sin prisas recogí lo que debía, y sin mas salí de allí, antes de alejarme me volví y mire lo que fue mi antiguo hogar seriamente durante un instante - Espero que nos volvamos a ver algún día, vieja amiga... - Pensé antes de emprender el camino de nuevo para volver a donde ahora me correspondía.

Comencé a caminar sin prisas a trabes de la frondosa vegetación que evidentemente se extendía por toda la selva.

En las selvas se encontraba uno de los árboles más utilizados en la creación de un cierto tipo de papiro. Su madera flexible y resistente también servía para la fabricación de buenos arcos y armas que utilizaran este tipo de material.

Con mi aura suprimida hasta la de un maestro volé incesante hasta el lugar. Fue entonces cuando sentí un aura peculiar. Hacía mucho tiempo que no me encontraba con ningún brujo, y las últimas experiencias con Salem oscuro habían sido como poco dignas de mención.

Me acerqué lentamente hacia aquel hombre y su aspecto me impresionó enormemente. Algo me decía que debía ser un brujo ambicioso y poderoso si había llegado hasta ese punto. Aquello me gustó sobremanera. Al mismo tiempo que descendía del cielo sonreí pícaramente.

- Vaya, vaya, pensé que los brujos se habían extinguido hace tiempo, pero veo que todavía algunos subsistís - dije socarronamente a la vez que recogía mis alas -. Los últimos recuerdos que tengo de alguien como vos no son precisamente agradables. Según mis informadores el renegado Salem cayó a manos de Omega, y la antigua reina Elinor desapareció entre misteriosas circunstancias...

Aquel brujo tenía cara de pocos amigos, pero lo cierto es que tenía una curiosidad incipiente por lo sucedido con su raza. En el pasado nunca se formalizó una alianza firme, pero si que era cierto que los brujos cooperaron con los demonios en más de una ocasión.

Caminaba sumergido en mis pensamientos, cuando comencé a notar un aura muy oscura, era un demonio sin lugar a duda, lo vi acercándose despacio y comenzó a hablarme mientras recogía sus alas, yo lo mire e hice un pequeño gesto de una sonrisa muy forzada y bastante sarcástica -No es fácil extinguir una raza como la mía, y no esperaba encontrar ningún demonio por estas selvas ¿Que le trae por aquí?- Le dije extrañado, la verdad es que hacia muchos años que no me cruzaba con un demonio, me parecía interesante su aura.

Volví a observar detenidamente a aquel hombre. Su reacción me resultó como poco divertida, aunque desde luego los brujos siempre habían despertado en mí un interés especial, pues de su magia se podían obtener muchos beneficios, sobre todo si de ideas de demonios se trataba...

- En esta selva se encuentra un árbol muy utilizado para crear pergaminos, y es a lo que vengo - respondí en un tono serio y formal -. Pero veo que quizá haya encontrado algo más interesante que eso... - concluí con una media sonrisa entre labios.

Me acerqué lentamente hacia él extendiendo mi mano derecha. Sin eliminar la sonrisa, me presenté.

- Mi nombre es Aspicious Oicilpus, sumo monarca del Infierno.

Yo también extendí mi brazo derecho estrechándonos así las manos, al parecer no me había encontrado un demonio cualquiera, si no que nada mas y nada menos que al rey.

- Yo soy Tornak, actualmente renegado, aunque no creo que dure mucho mi situación- Dije la verdad, pues según mis planes, pronto seria algo mas que un renegado.

Los demonios siempre me parecieron interesantes pues para mi eran la máxima representación del mal y la oscuridad, incluso mas que los Brujos.

- ¿Y como estáis en el infierno? ¿van bien las cosas por allí? - Dije interesadamente al nuevo individuo que acababa de conocer.

Arqueé mi ceja derecha al escuchar que era renegado. La verdad era que nunca había sentido ningún aprecio a los renegados, pero bien era cierto que cada caso era un mundo. Podría haber sido que su rey, después de la desaparición de Elinor, fuera un incompetente. Aquello me recordó a cierta situación del pasado en el Infierno. Así pues, realicé una pregunta en un tono un tanto inquisitorial al tiempo que terminaba de estrechar la mano.

- Los demonios hemos pasado por un bache, pero lo vamos superando poco a poco... En cuanto a vos, ¿acaso tenéis pensado recobrar el Reino de los Brujos? - dije con una media sonrisa pícara.

Sonreí ligeramente ante sus palabras -Pues claro que si, ¿Acaso creéis que voy a abandonar mi reino para siempre?-

-Pronto dejare de ser renegado, muy pronto- Le dije mientras que mi rostro se mostraba mas serio, mostrando que era verdad que mis verdaderas intenciones eran regresar al reino de los brujos cuanto antes - Me hice renegado por una causa, y volveré al reino de los brujos para terminar lo que empecé...-

Después de eso hice un gesto como si quisiera cambiar de tema la conversación - ¿Y vos? ¿Cuanto hace que sois rey?- Dije de forma interesada.

Solté una muda risita ante su comentario. Desde luego aquel extraño hombre parecía dispuesto a recobrar el Reino de los Brujos. A continuación realizó una pregunta para cambiar de tercio bruscamente. A esta nueva cuestión le respondí con otra risa, esta vez algo más apreciable.

- Sin duda alguna se trata de un interrogante no tan sencillo de responder - pronunciaron mis afilados labios -, podéis quedaros con la idea de que ahora me encuentro en mi segundo mandato, y que he sido nombrado recientemente...

Lancé una mirada penetrante, el brujo tenía algo que me llamaba la atención.

- Pero estoy convencido de que vuestra duda oculta algo más que la simple curiosidad, ¿qué otra cosa podría ser sino? - inquirí con una amplia y maquiavélica sonrisa en el rostro.