Esperando a nuevos miembros

Entré en la enorme sala de recepciones, iluminada por algunas antorchas de fuego azul que le daban un toque misterioso, lleno de luces y sombras. El techo era tan alto que apenas se veía, oculto entre la penumbra. Una larga alfombra roja se extendía desde la puerta hasta el final de la sala, donde una tarima de mármol blanco lleno de vetas negras a la que se subía por una escalinata de doce peldaños aguardaba al que entrase. En lo alto de la tarima estaba mi trono, similar al de la sala de recepciones real pero algo más pequeño: un sillón de acero con filigranas grabadas en el alto respaldo acabado en pico con dos huecos para poner las alas. Para que el trasero y los pies no se quejasen, un par de cojines hacían más cómodo el asiento.
La sala estaba sostenida por columnas y era más larga que ancha, pero aun así era bastante amplia: concebida para, si hacía falta, recibir allí a un gran número de personas. Al pie de la tarima, a la izquierda, una caída menuda y ya algo mayor trabajaba con una máquina de escribir en una mesa de ébano. Sus dedos se movían a toda velocidad sobre el teclado.
-Buenas tardes, Helena- saludé, subiendo la tarima y sentándome en el trono.
-Oh, hola, señora Aurora. Hace mucho que no os pasáis por aquí ^^
-Ya, bueno, ya sabes. Asuntos reales.
-Por supuesto ^^ ¿Esperamos visita hoy?
-Así es. Tal vez tengamos nuevo maestro dentro de poco ^^
-Oh, pues genial, porque ya no nos quedaban- comentó Helena. La miré, incrédula-. Sí, señora. Threl ha desertado hace tres minutos.
-Genial -.- Pues nada, a esperar.
Apoyé la mejilla en la mano y me puse cómoda en el trono, con la mirada perdida en la puerta de doble hoja que daba acceso a la sala.

Cuando acabé de comer seguí volando a aquellos dos hombres mientras veía como se alejaba Aurora a una velocidad impresionante. Pensé que ellos podrían ir a una velocidad parecida pero iban despacio para mostrarme el camino. Tras unos minutos de viaje llegamos a una sala enorme en cuyo medio había una alfombra roja (de la que procuré no salirme) que llegaba hasta el final, donde estaban Aurora en su trono y un poco más abajo otra caída con una máquina de escribir. *Fascinante, nunca había visto a tantos como yo juntos, al decir verdad, nunca había visto a nadie como yo*. Al llegar hasta donde estaba Aurora, Eleazar y Remeiele se arrodillaron agachando la cabeza y yo hice lo mismo.

- Hola Aura, bonito trono y muy útil, lo digo por lo de las alas y... - Me temblaba un poco la voz y en ningún momento me atreví a levantar la cabeza.

Alcé la mirada y volví a la realidad en cuanto sentí a mi gente tras la puerta.
-Bienvenidos. Eleazar, Remeiele, podéis retiraros, gracias- indiqué, levantándome.
-Señora- saludaron, justo antes de marcharse volando. Bajé las escaleras hasta quedar frente a Ciel y provoqué una pequeña ráfaga de aire para hacerle levantar la cabeza.
-Bien, las normas son muy sencillas. Bueno, en realidad, todo se resume en una: lealtad- le dije-. Quienes entren en mi clan y después me traicionen, no conocerán más que la muerte. Es lo único que exijo: que no se me traicione y que se siga mis órdenes. No suelo darlas muy a menudo, pero las pocas veces que lo hago, hay que obedecerlas. No obstante, permito la libertad de expresión, así que si alguna vez tienes un problema con una orden mía, puedes decírmelo sin problemas. Si tus razones son lo suficientemente sensatas, las aceptaré. ¿Estás seguro de que quieres entrar en el clan después de saber esto?- le pregunté. Convenía asegurarse.

Pensé la respuesta aunque tenía muy claro lo que iba a hacer, necesitaba seguridad en este nuevo lugar.

- Si, acepto. Juro serte leal y hacer todo lo que ordenes. - Puse un tono bastante serio y la respondí con decisión y una mano en el pecho (aunque no sabía si tenía que hacerlo o no).

Asentí con la cabeza levemente, satisfecha.
-Teniendo a Helena Nights como testigo, te acepto como miembro y maestro de los aprendices. Levántate, maestro del clan Elyseum- dije con voz solemne. Acto seguido le sonreí-. Bienvenido a la familia, Ciel ^^

Entré en la sala de recepciones con paso firme. Estaba oscuro, iluminado solo con antorchas, por lo que era incapaz de vislumbrar el fondo. Seguía el camino marcado por la alfombra roja cuando ví a Aurora, a otra caída (imaginé que haciendo tareas de secretaría) con una máquina de escribir, y a un caído del que no sabía si debía preocuparme o no. Llegué hasta Aurora, hice una pequeña reverencia, y la miré. Estaba nervioso, pero no tenía intencion de mostrar debilidad a mi reina. Al menos no en ese momento. *Bien allá vamos.*

-Hola. Hace mucho que no te veo, pero esta vez vuelvo con un buen motivo. - *A ver como lo digo yo ahora...* -Desearía unirme a vuestro clan. - En este momento me arrodillé, esperando respuesta.

Sentí una felicidad inmensa al oir sus palabras, como si las llevase deseando desde hace mucho. Me levanté y sonreí a Aurora.

- Muchas gracias - *Familia, hacía mucho que no oía ese término*.

Absorbido por mi felicidad no me di cuenta de que había entrado el aura de un príncipe. Era un caído como nosotros pero noté expresión de rareza en los rostros de todo el mundo, como si no le conociesen. Se dispuso a hablar con Aurora explicándola que hacía mucho que no pasaba por allí y que quería unirse a nuestro clan (ahora podía decir nuestro). Esperé a que acabase de hablar con Aurora para saludarle.

Retrocedí un paso y observé la expresión de Ciel. Agradecimiento, felicidad... me gustaba ver aquello en mis subordinados. Acto seguido entró otra persona que desvió mi atención. Me quedé pasmada. Hacía tanto tiempo que no le veía el pelo que ya había empezado a preocuparme.
-Vaya, R, cuánto tiempo. Bienvenido de nuevo- saludé-. Por supuesto que puedes unirte. Ya sabes como son los trámites: juramente de lealtad, aceptación, y ya eres miembro ^^ Luego me dirás qué te ha tenido lejos tanto tiempo, empezaba a preocuparme- comenté.

Me puse de rodillas, intentando disimular mi temblor de piernas. Se me daban bien las guerras psicologicas, pero no si no son contra el enemigo.

- Ya sabes que yo no suelo andar con rollos de este estilo, asi que ire al grano - me puse serio -. Juro serle leal al clan y colaborar en sus objetivos; Juro mi fidelidaz al clan Elyseum.

Esperaba una respuesta afirmativa, pero después de tanto tiempo desaparecido, tenía mis dudas sobre ello. De los nervios, me agarré el pequeño collar con forma de Rho inclinada que había obtenido durante mi ausencia.

-Teniendo a Helena Nights como testigo, te acepto como miembro y príncipe del clan Elyseum- respondí solmemnemente-. Levántate, R, y bienvenido a la familia ^^
Bajé las escaleras en apenas dos segundos y me quedé delante de él. Le notaba nervioso, y eso me preocupaba.
-¿Qué te ocurre- le pregunté en voz baja, mirándole a los ojos.

Acostumbrada a volar hasta el anochecer, hoy, después de un duro entrenamiento estaba agotada, y me decidí a visitar a una vieja amiga. Aurora. ¿Habían pasado meses?¿quizás años?.

-Sigues preciosa como siempre cielo ^^.

Dije mientras la sonreía. Pero por lo visto estaba en medio de un proceso de admisión a su clan a uno de los nuestros.
No quise interrumpirla en sus deberes reales y dejé una nota en una mesilla.

''Me viene bien contar con apoyos, y ya es hora de dejar de ser una cutre imitación de un lobo solitario. ¿Me admitirias en tu reino? Sabes que la lealtad es de esas pocas cosas de las que puedo presumir, y siempre has contado conmigo. Ahora es el momento de que esta relación de amistad que nos ha unido todo este formalizado, y puedas contar con mis servicios en cualquier momento. Sería un honor contar contigo, reina Aurora.

Muchos recuerdos, Marie.''

Noté un aura familiar entrando discretamente en la sala.
-R, mira, no quiero meterme donde no me llaman, pero me gustaría que confiases en mí. Si alguna vez te preocupa algo o tienes algún problema, ya sabes que puedes contármelo y te intentaré ayudar, ¿de acuerdo?- le sonreí y le apreté el hombro para darle ánimos.
-Señora, acaban de dejar esto- dijo de repente Helena, tendiéndome un papel. Lo leí y mi sonrisa se ensanchó.
-Bien, gracias, Helena. Haz pasar a la remitente de esta nota, por favor ^^
-Enseguida, señora.

Tras dejar la carta salí fuera. Vi ese bello atardecer que se produce cuando estas en edificios tan altos. Me apoyé en la barandilla y disfrute de las fusiones de esos colores magníficos.

Una minutos despues, que se me hicieron cortísimos disfrutando de esa maravilla natural, salio una muchacha diciendome que la reina me mandaba llamar.

Froté mis alas, limpié mis zapatos. Y entré. Se hizo la oscuridad. El atardecer había vencido y caminaba en la penumbra hacía el trono, mientras los criados de la reina se apresuraban a prender todas las velas a mi camino.

Una reverencia y una mediasonrisa precedían de una frase, -¿Acepta su majestad tal informal proposición?

Sonreí a Marie y meneé la cabeza.
-Tu informal proposición ha sido aceptada- respondí-. Bienvenida a la familia, Marie ^^ ¿Tienes sitio donde dormir o buscamos una casa para ti?- le pregunté. Hacía mucho tiempo que no la veía, tal vez demasiado, y no sabía si tenía techo y cama donde cobijarse.

-jaja me alegro majestad.

-Vengo de un viaje muy largo, con paradas muy cortas. Paraba en mi vuelo una o dos horas cada día, una cabezada y cazar algo era suficiente para mi. Ha sido una prueba de resistencia y supervivencia digna de película. Me evadí del mundo, de verdad que lo necesitaba. Perdí el sentido del tiempo y del espacio. Y ni siquiera quiero saber cuando territorio pude recorrer. Ahora que vuelvo con los mios, solo traigo mas lealtad, fidelidad y fuerza a la legión de ángeles caidos.
Es facil llegar a la conclusión que no tengo donde caer, ni a quien recurrir mas que a tí. Te pido protección Aurora, solo durante un breve tiempo en el que recupere mis heridas, y mis alas vuelvan a su fuerza habitual despues de este ejercicio forzado.

-No te preocupes. Me gusta proteger a mi gente, y tú no eres una excepción ^^ ¿Que prefieres, una habitación en el clan o alguna casa separada? Nos sobra sitio en ambos lugares, así que como tú prefieras- le dije, juntando las manos a mi espalda.

Una pareja de guardias me acompañaba enseñandome el camino hasta la sala de recepciones. Cuando me quise dar cuenta ya estabamos ante una puerta de doble hoja, al cruzarla puede ver a dos angeles caidos una en un trono la otra con una maquina de escribir.
Me dirigi hasta el centro de la sala no sin poder evitar sentirme impresionado de lo que me rodeaba.
Saludos reina aurora-dije a la vez que incaba una rodilla y bajaba la cabeza en señal de respeto-llevo largo tiempo lejos del limbo , mi pueblo.Y ahora que creo que mi entrenamiento empieza a dar frutos y he regresado me gustaria mostrarle mis respetos y solicitar la entrada en su clan amedida que hablaba mi voz empezo a temblar por los nervios.

Levanté la cabeza al sentir llegar a un nuevo caído. A éste no lo conocía. Me senté de nuevo en el trono y le sonreí cálidamente.
-Cualquier ángel caído dispuesto a ser útil a su pueblo es bienvenido- le dije-. ¿Cuál es tu nombre?

Mi nombre es Nigaeroth Yaventil -dije a la vez que alzaba la cabeza muerto de verguenza por averseme olvidado algo tan basico como presentarme

-En ese caso, bienvenido, Nigaeroth ^^
Me levanté y bajé la escalinata hasta quedarme frente a él.
-Antes de entrar, debes conocer las normas, aunque en realidad todo se reduce a una palabra: lealtad- le dije-. Lo único que exijo a los miembros de mi clan es que me sean leales y cumplan mis órdenes. Rara vez ordeno nada, pero en esas ocasiones hay que obedecer. No obstante, aquí se permite la libertad de expresión, así que si alguna vez tienes un problema con una orden mía, dímelo y si tu argumento es razonable tal vez me hagas cambiar de idea. Una vez comprendido esto, si sigues queriendo entrar sólo tienes que jurar lealtad al clan.

Juro lealtad al clan Elyseum y a la reina Aurora -Dije mientras ponia mi mano derecha sobre el pecho

-Teniendo a Helena Nights como testigo, te acepto como miembro del clan Elyseum. Bienvenido ^^ ¿Tienes un sitio en el que dormir o te busco uno?

Me levante mientras se me dibujaba uns sonrisa en la cara.
En estos momentos no tengo donde dormir pero con poco me apaño-dije mientras recorda mis ultimos años viviendo en una casa echa bajo tierra gracias al control de mi elemento-es mas con un poco de terreno podria hacerme una casa controlando el elemteo tierra

Alcé las cejas, sorprendida.
-Vaya, debes de ser muy hábil. Si me acompañas, te mostraré algunos terrenos que tenemos por aquí, tal vez puedas instalarte en alguno ^^- le dije, dirigiéndome hacia la puerta.