Cueva gris

sumido en mis pensamientos vagaba por el reino. Entonces note, no muy lejos, la presencia de Aral. Chasqueé los dedos y una sombra me tragó. Aparecí tra de sí devuelto por esa misma sombra, mirandole.

-Buenas noches-saludé cordialmente, sin embargo, con semblante serio

Sobresaltado me volví y vi a la misma persona que había aparecido en la celda para llevarse al prisionero anteriormente. No hacía falta ser muy inteligente para saber que éste era mi rey, aunque nunca le había visto en persona.

-Buenas noches- respondí agachando la cabeza en señal de respeto.

Tras pensar unos instantes no dudé en añadir.

-Siento haber interferido en sus negocios con los brujos, pero es que estaba algo confuso. Es lo que tiene las hierbas de La Ruta, no se puede confiar en ellas. Y bien, ¿me requiere para algo?

-No te preocupes, obraste bien-dije, intentando que mis palabras sonaran un poco agradables... me costaba lidiar con la gente, aun que ya que era parte de mi reino, lo intentaria-Y no, por ahora tienes campo libre para hacer lo que se te venga en gana, bueno, basandote en unos limites, claro-dije, mostrando una pequeña sonrisa, sin querer me salio macabra por lo que deje de sonreir rapidamente.
Mi "demonio" interno se revolvio un poco, por eso me salio sola, pero sin mostrar nada al exterior, logré aplacarlo; hacia mucho que no salia, necesitaba victimas.

Se hizo un silencio incomodo, como odiaba que pasara aquello... lo peor es que solian ser frecuentes.

-¿Qué son las hiervas de La Ruta?-pregunté curioso

Extraje de la bolsa de mi cinto unas cuantas hierbas de color gris. Parecían secas pero en realidad eran suaves como la seda.

-Verá, soy un experto en infusiones. Suelo probar y recolectar las hierbas que encuentro en mis paseos. El caso es que hoy encontré en mi paseo matinal una hierba gris un tanto extraña. Tras hacer una infusión con agua caliente y probarla me mareé y para cuando me quise dar cuenta estaba en la prisión de los brujos renegados. Aunque me seguía sintiendo algo confuso las hierbas no me afectaron a la movilidad o a los reflejos, excepto en una cosa un tanto curiosa: no podía usar hechizos de transporte. Creo que conseguí mantenerlo en secreto pero no me quiero llegar a imaginar las posibilidades que esto fuera a tener en conflictos bélicos. Ni quiero imaginarme que otras clases de hierbas hay por ahí.

Quedé pensativo largo rato, rascandome la barbilla con tranquilidad.

-Ese tipo de hiervas parecen ser muy curiosas, podrian serte de gran utilidad si el enemigo es despistado. Si encuentras necesitas algo para hacer formulas solo pidemelo, te intentaré ayudar en lo que este en mi mano.

Volví a guardar las hierbas en la bolsa.

-De momento tengo que seguir investigando y estudiando como son las reacciones con estas hierbas. Cuando llegue a una conclusión se la reportaré.

-Me alegra saberlo. Bueno, yo he de irme, espero volver a veros, principe.

Sin mas dilacion y con un cordial saludi, desaparecí del lugar