Reunión

Salí del Limbo volando para buscar aquel claro que había en medio de un bosque donde había quedado con Ana y con Walter. Cuando lo divisé desde las alturas hice un rápido descenso hasta aterrizar de una manera acrobática, aunque tropecé y estuve a punto de caer, pero salvé la situación de una manera bastante discreta. Estava nervioso, me dijeron que eran noticias importantes las que me tenían que dar. Quizás estarían enfadados ya que había estado varios meses fuera y no les había avisado, pero tampoco estaba muy seguro.

Me sequé el sudor de la frente con un pañuelo que guardaba en el bolsillo, era un día en el que el sol abrasaba a todo aquello que no estuviese escondido bajo alguna pequeña sombra. Después, apoyé la espalda en un grueso troco de árbol y me limité a esperarles.

Llevaba volando hacia ya mucho rato no sabía porque habiamos quedado en un sitio tan apartado pero aun asi seguí, llevaba a Lucía en brazos la cual se habia quedado dormida hace rato, sonreí. Ciel llevaba ya mucho tiempo desaparecido y no habia podido presentarle a mi hija, ademas le diria los planes de boda. Walter se habia quedado en el castillo y nos alcanzaria en un rato. Vi ya el lugar indicado y a Ciel apoyado en un arbol, descendí lentamente, con una gran sonrisa-Buenas tardes- Aque dia llevaba mi vestido negro y mi corsé, en mi armario no habia nada mas elegnte, cuando llegue al suelo escondi mis alas y me acerque a ciel. La niña abrio lentamente los ojos y se la enseñe un poco-te presento a la pequeña lucía-susurre.

Vi cómo la primera persona en llegar era Ana, vestida muy elegante, como yo había acostumbrado a ver.

- ¡Buenas tardes!, ¿Qué tal va...? - No pude continuar la frase al ver a la pequeña criatura que llevaba entre manos. Lucía, era la hija de Ana y Walter. Me podría haber imaginado cualquier cosa salvo eso. En mi ausencia había nacido aquella preciosa pequeña que ahora estaba en manos de mi hermana.

- Va-vaya... ¡Es guapísima! No-no tenía ni idea de esto... - Mi voz temblaba mucho en respuesta a la enorme emoción que me recorría. Acaricié la mejilla de Lucía y ella respondió girando la cabezay poniéndose las manos en la cara, estaba claro que se había despertado ahora mismo.

- Guau... - Dije aún asombrado por la situación. - ¿Y Walter? -

Sonreí la niña le cojio de la manita y empezo a mirar el dedo de Ciel-Bueno es que desapareciste subitamente asi que no pude decirtelo, Walter estaba encargandose de asuntos de importancia asi que vendra mas tarde-Sonreí levemente-por cierto... estas invitado a mi boda n.n-

Agaché la cabeza cuando nombró lo de mi desaparición. Pero la levanté de nuevo para mirar como la niña jugaba con mi dedo.

- Así que al final te casas con Walter, pues me alegro muchísimo. - Dije sonriendo a la vez que miraba a Ana. - Y todo bien entre todos ¿no?, no ha ocurrido algo así fuera de lo normal - Pregunté ya que no conocía ninguna noticia desde que me fui.

Encontré una agrupación de rocas e invité a Ana a sentarse en ellas, ya que debido a la distancia a la que se encontraba este lugar la podría haber cansado, y más aún si llevaba al bebé en brazos.

Acepté con una inclinacion de cabeza-Todo perfecto, estubimos a punto de separarnos una vez pero no lo hicimos-sonreí con dulzura y miré a la niña que no hacia mas que mordisquear mi brazo dejando unos pequeños puntitos-Pero bueno dejemos de hablar de mi ¿Que tal tu graaaan viaje? ¿dondeas estado?-queria hacerle ver que no me habia enfadado asi que le sonreí de nuevo.

Aparecí justo donde habian estado ellos, aunque debido a toda la luz del dia el efecto de mi aparición habia sido extraño, como sombras que no deberian haber estado ahí. Localicé a Ciel sin problemas y me giré para verlos.
-Ciertamente fue un viaje muy largo. Tienes muchas cosas que contarnos. -Dije avanzando hacia ellos y sentandome al lado de Ana.

Llegué a un lugar guiado por mi olfato en el que estaban 4 personas conocidas, una de no mederiía más de 60 centímetros. Holaaa

- Bueno pues... - Iba a contestar a Ana cuando de repente y sin saber de dónde, apareció Walter. - ¡Hola Walter! Me alegro de verte. - Extendí la mano para saludarle. - Bueno parece que ya estamos todos. - Dije divertido. - Pues... mi viaje fue hacia el norte, para relajarme un poco. Llegué hasta lo más alto de unas montañas que están a bastantes kilómetros. Allí me encontré con una aldea de enanos que... al principio me retuvieron. - Me empecé a reir recordando aquella situación. - Pero me soltaron enseguida, es más, me acogieron como uno más. Pero tras estar allí unos meses decidí regresar. Y aquí estoy. - Según estaba terminando noté la presencia de otra persona familiar. - ¡Ian! ¿Qué tal? -