El gran salto

-Bueno, nosotros supongo que nos vamos y ahora vendremos, tenemos que llegar a lo alto de una montaña

noté el beso de dana, sonreí interior mente, mis ojos se dilataron un poco viendola ir, cada dia parecia ser mas adorable.

-[b]Bueno, preparada?-[/b]dije, mirando hacia atras hablandole a amy

Algo me decía que me miraban con curiosidad los chicos. Lo sentía. Pero si no decían nada, por algo sería. Continué sumergida en mis pensamientos, mientras Andrew hablaba un poco molesto con Dana y Elizabeth. Ambas bajaron de su cálido lomo, y a los pocos segundos, una voz grave me despertó de mis sueños. Sorprendida, respondí con tono poco sorpresivo, y dulce como siempre.

¿Eh? ¡Ah, claro! POr supuesto, estoy lista

Espectante, esperé a que iniciara la marcha en la subida de la montaña hasta la cima. Seguramente llegaríamos con rapidez al lugar.

-Entonces bien, subamos pues-dije, con animos-nos vemos luego-me despedí del resto.

Agarré tan bien como pude a amy y me incorporé, podria escalar mejor asi e ir mas rapido por este terreno. Comencé a correr lomas rapido y agilmente que pude alcanzando en unos pocos minutos la cumbre helada.

Observé el paisage que nos rodeaba, era una sensación de grandeza, a la vez que pequeñez... era curioso.

Me agaché, para facilitar así la bajada de mi espalda a amy

En el momento que afirmé que estaba lista, Andrew comenzó a acelerar. Rodeé con fuerza su cuello para no caer, con mis delgados y delicados brazos blanquecinos. Miraba a mi alrededor, y la majestuosidad de la cordillera se presentaba ante mi en todo su esplendor. Nieve blanca que brillaba en las cumbres de las montañas, nubes que acariciaban las mismas cimas, y el sol, tímido, pasaba entre las nubes buscando algún sitio por donde ver. Era precioso.

Al poco tiempo, el licántropo se detuvo, y se agachó, para facilitar probablemente mi bajada. Deshice mi lazo humano, y bajé de su lomo con suavidad. Cuando estuve en el suelo, me giré con lentitud, mientras mantenía mis manos juntas con mis dedos apuntando hacia arriba, pegadas a mis senos. Incliné levemente la cabeza, mientras mantenía una mirada solemne y tranquila como el agua que corre en el río. Una suave y dulce voz, aunque seria en el fondo, salió de entre mis labios.

Muchas gracias por traerme, Andrew. Ahora debo ir a cumplir con mis rezos. Si no te importa, me iré a la roca a ello. Ve si quieres al refugio, porque algo tardaré

Giré levemente hacia un lado, y lentamente, caminé recta hacia una especie de altar de roca que allí había. Había un obelisco grande, una cruz tallada en el mismo, y frente a la gran roca, una mesa de roca cubierta parcialmente sobre la nieve. Unos asientos de roca también rodeaban la mesa. Me acerqué a uno de ellos, e hinqué las rodillas delante del asiento, bajo la mesa. Bajé la cabeza levemente, cerrando los ojos, mientras mi semblante se hacia cada vez más serio y relajado. Tomé el rosario con ambas manos, y comencé a hacer una serie de rezos.

Oh, Samasha, Diosa del Amor y la Bondad. Tu fiel sierva te pide, oh diosa mía, que cuides de mi familia, así mismo como yo he preservado tu sueño de un mundo bondadoso. Sé que Cecilia y Christian están allí arriba con tu espíritu. Cuídales, por favor. Y te pido, oh diosa Samasha, que cuides de mi madre Amalia. Sé que está viva, y en alguna parte del mundo. Estoy segura de ello. Y sobre todo, Oh Diosa Samasha, proteje a los míos, mis seres más queridos de las fuerzas malignas y de las tentaciones.

Asentí con rostro apacible cuando me dio las gracias. Realmente no sabia si bajarme o no, pero no lo dudé mucho mas cuando vi el temporal. Me alejé un poco para no molestarla.

Atendí a sus rezos. Samasha... si tuviera que centrarme en alguno de los dioses... no me dispondria a ella, si no a Zélat, el dios de la fuerza de voluntad y el valor, a Miandra tambien... diosa del tiempo, aun que curiosamente tambien adoraria en parte a ihra... lastima que los dioses no me interesaran.

Seguí esperando hasta que terminara.

Tras terminar mi breve aunque sincera y pura oración, bajé la cabeza levemente, asintiendo a algo que se mantenía en mi mente. Sé que está viva...lo sé Luego, en voz baja, agradecí su ayuda, y me levanté de mi posición. Un frío viento se levantó repentinamente. Mi cuerpo, al recibir tal choque de temperatura, se estremeció y castañeteaba de frío los dientes, y me vibraba todo el cuerpo. Era un frío invernal tal que parecía que iba a congelarme. Entonces, mientras estaba de pie, abrazando mis brazos con los brazos contrarios, y juntando las piernas para no perder calor, algo pareció removerse tras mi gran abrigo blanco que portaba. Me giré lentamente hacia Andrew, y las alas de ángel comenzaron a salir, estando por debajo del abrigo en todo momento. Rodeé mi cuerpo con las mismas, y las junté con fuerza contra mi cuerpo. Parecía que una gran manta de plumas rodeaba mi blanco cuerpo. Las plumosas alas que tengo podrían ayudarme a mantener el calor, o eso espero
Tras eso, me abracé nuevamente, ya más tranquila por el calor de las alas, y caminé con lentitud pasmosa, a pasos cortos, mientras en mi rostro dibujaba una sonrisa. Rezar me hacía sentir bien, tenía paz interior, algo difícilmente alcanzable por las personas. Estaba segura de que Samasha ayudaría a los míos a vivir.

Me detuve frente a Andrew, observando con dulce mirada sus ojos marrones. En tono dulce y amable, aunque bajo y un poco vibrante por el frío.

Gracias por esperar...frrr....¿nos vamos, señor Andrew?

Sonreí cuando se acercó a mi.

-Claro que sí.-vi como temblaba, rapidamente la subi a mi espalda, pegandola con mi piel y medio abrigandola con mi pelo, era transporte y estufa... genial... pese a ello me gustaba ayudar.-Vamonos!-dije con un tono alegré y entusiasta. Comenzamos a descender aquellas empinadas cuestas. Tardamos un rato, me gustaba mucho correr bajo la nieve, no sentia el frio, es mas, incluso me consolaba bastante no estar pasando calor todo el dia y recibir algo de fresquito alguna que otra vez.

Al poco llegamos a la cabaña, no habiamos tardado tanto en el tiempo que permanecimos ausentes. Me agaché, esperando que bajara ella.

Sin darme apenas cuenta, Andrew me aupó a su lomo ràpidamente. Estaba calentito al parecer, y mis alas ayudaban a la tarea de calentarme. Repentinamente, comenzó a correr, y con las manos tensas, me agarré de un pellizco de su piel, para impedir que me cayera. Dirigí mi vista a mi alrededor. Blancura hasta donde alcanza mi vista. Tupidos pinos cubiertos por la fina nieve, que muestran unos bonitos conos blancos que adornan la ladera de la montaña. La vista era espectacular. El sol empezaba a ocultarse tras una de esas montañas, y dejaba un destello particular anaranjado sobre la superficie de la nieve. Estaba maravillada por tanta belleza natural. Sin darme cuenta, cuando bajé la vista de aquel paisaje, pude ver que nos habíamos detenido delante de la cabaña. Al notar que Andrew se agachaba, bajé, soltando su pellizco de piel, y descendí con suavidad a su lado. Cuando estuve junto a él, paseé mi mano blanca enguantada sobre su cabeza, lentamente, acariciando con suavidad su nuca. Una sonrisa dulce y amable se dibujó en mi rostro, mientras observaba atenta con mirada alegre a su cara, esperando que respondiera al gesto. Me quedé en aquella posición, quería saber qué pensaría de esto. Sobraban las palabras, pues una imagen vale más que mil palabras. Su cara parecía un poco cansada anteriormente. No estaba muy por la labor de querer ir por la nieve. Es amable y cariñoso...es adorable, altamente adorable

Cerré los ojos, el tacto delicado de sus manos enguantadas me gustaba, no pude evitar agachar las orejas un poco y cerrar los ojos a la vez que ladeaba la cabeza y abria un poco las fauces. sacudí la cabeza instintivamente, habia dado en un punto que me agradaba bastante "valla... me parezco demasiado a un perro..." pensé. Entonces la miré, agradecido y fui poco a poco transformandome nuevamente en hombro. Mis pantalones estaban aun mas rotos del estiramiento, mi pecho volvia a ser suabe, salvo por las cicatrices, y sin rastro de bello exceptuando una ligera ralla negra en la parte baja del hombrigo, que desaparecía bajo mis pantalones.

-Vamos dentro, no te vallas a congelar-la invité a pasar

Al ver que agachaba las orejas al paso de mi mano, una risita dulce y ligeramente infantil se escapó fugaz de su prisión en mis labios rosados. A los pocos segundos, tras dedicarme una amable mirada, se volvió hombre nuevamente con progresividad. Su ropa estaba un poco más demacrada, pero suponía que era algo normal. A su invitación, no hice más que asentir alegre, y caminar hacia la puerta del refugio. No siempre hacían falta las palabras.Entré delante de él, y cuando pasé, me giré para ver que él entrase también. Mientras esperaba que apareciera, enuncié hacia el interior de la casa en voz alta y alegre.

¡Ya hemos vuelto!

OFF: oye, que tambien los demas podeis postear y esas cosas xDDDD:ON

Vi como entraba, y tambien como me esperaba en la puerta viendo que entrara. Con una sonrisa entré, esperando cruzar la mirada con dana nuevamente.

OFF: estaba esperando que posteara Eli que se quedo fuera V_V

Salí al pasillo desde el cual se veia el recibidor, alce la mano y comence a moverla de un lado para otro para que me vieran.

-Bienvenidos, seais a mi humilde... mmm.... "hogar".- dije haciendo una seña para que pasaran al salon y se sentaran junto a la chimenea.

-Espero que no hayais tenido problemas en la subida.- comentaba sentandome en el sofa mas grande, el cual se encontraba mas alejado de la chimenea, pero desde el cual podia verse de frente la belleza de la montaña nevada a traves de una ventana.

OFF: a coño, vale vale, pues esperemos ^^

Pasé cuando Alexander me invitó, y me dispuse a sentarme a esperar.

-Gracias-dije, respndiendole.

Cuando llegaron Andrew y Amy les salude otra vez.

-Hola otra vez.-dije sonriendo.

entre despues de alexander y le segui hacia el comedor, con una enorme sonrisa me situe delante de la chimenea y me saque las manos de los guantes, poniendolas delante del fuego para calentarmelas.

cuando oy entrar a andrew y amy les salude de lejos, pero por nada del mundo iva a alejarme del fuego con el frio que tenia

Sonreí al ver en el fuego a Dana. "esta mujer..."

Fui hacia ella y la abracé por atrás, agachandome hasta poner mi megilla en su hombro, mirando el flamante fuego. Sonreí y besé su megilla, entonces me separé para mirar la casa con mas atención.

-Bonito hospedaje-le dije a alexander