Observando el atardecer

Iba caminando descalzo por la costa, notando la arena acariciando mis pies, notando la brisa acariciando mis rostro, disfrutando de la belleza natural que a mi tanto me gustaba, endulzada con un calido atardecer anaranjado.

La mar estaba embravecida, las olas rompian contra un acantilado proximo y las gotas que salpicaban creaban pequeños destellos, como si pequeñas luciernagas hubieran madrugado para ver como el dia llega a su fin, en un paisaje tan hermoso.

Desplegue mis alas, alcé el vuelo y en aquel acantilado, clave mi espada sobre la cual me puse de pie, apollando mi espalda en la escarpada pared, para ver comodamente el atardecer.

Aquel atardecer, las olas rompiendo bajo mis pies salpicandome, los destellos de aquellas gotas...

Ninguna persona podra igualar la belleza, que nos brida la naturaleza.

Pensaba mientras sacaba uno de mis cristales, atraves del cual al mirar se podia ver, como una aurora anaranjada, ya mas bien casi rojiza.

Me quede alli disfrutando del paisaje y observando el magico final de este dia.

El sol seguia ocultandose, lo que dejaba menos tiempo de aquella magia. Una sombra interrumpio el destello en las gotas, alcé la vista y divise a una angel caido.

Una corriente de viento impacto en el agua de modo que la salpicara y llamara su atencion, aquello de ser sutil no iba conmigo.

-Muy buenas tarde señorita

Dije haciendo una reverencia, aun subido en la espada.

-Mi nombre es Darksik, me parece que no nos conocemos y si no le importa me gustaria conocer su nombre.

De repente, una corriente de aire provocó que unas frías gotas de agua salpicaran mi rostro, haciendo que se me erizara la piel.
Antes de que pudiese situarme junto a aquél desconocido demonio, éste ya me había dado la bienvenida.
Ante sus palabras, sentí un cálido estremecimiento al ruborizarme, y mis pómulos se enrojecieron inexorablemente.

- Mi nombre… ¿Acaso importa? No es algo de lo que me enorgullezca…

Hundí mis níveos ojos en los suyos, intrigada y deseosa de conocerle más profundamente.

- Mi nombre… es Edrielle Hyellë.

-Pues si me importa conocer tu nombre, no me gustaria quedarme sin saber el nombre de una chica tan guapa.

Dije sonriendo amplia y calidamente para intentar que se sintiera mas comoda.

-Edrielle... bonito nombre, en mi opinion deberias estar orgullosa de tu nombre, no solo es que sea un gran nombre sino, que sera tu identificacion de por vida.

Guarde el cristal que habia sacado en mi bolsillo y separé mi espalda de la pared, manteniendo el equilibrio sobre la espada.

-No es que conozca a toda la gente, que deambula por estos lugares pero, ¿como es que no nos hemos visto antes? creia conocer a todos los angeles caidos...

Escuché atenta sus palabras. Me resultaba extraño recibir un trato tan benévolo por parte de un desconocido, más aún siendo de una raza diferente a la mía. Dude, entonces, si todo cuanto Darksik me decía era mentira y estaba tratando de embelesarme, o si por el contrario, realmente lo decía con sinceridad. Decidí acallar por un momento la voz de mi desconfianza y proseguir con aquella conversación.

- Puede que sea un nombre bello, pero esconde muchos recuerdos sombríos tras de sí…

Observé atraída el resplandeciente cristal que Darksik estaba guardando en su bolsillo. No podía evitar sentir curiosidad por todo cuanto le rodeaba.

- Llevo largos años vagando de aquí para allá, sin anhelo u objetivo alguno. Es la primera vez que estoy en estas tierras. Así que… lamento desilusionarte, pero creo que no conocías a todos los ángeles caídos. Me temo que soy la excepción.

Observé el cielo, cubierto ya enteramente por el frígido manto añil de la noche. La mar parecía calmarse lentamente, y con ella mi estado anímico y mi inquietud.

- Y a ti... ¿qué te trae hoy a este lugar?

Agache la cabeza algo decaido.

-Recuerdos sombrios... Bueno todos hemos pasado malos tragos, mas no hay que estancarse en el pasado, sino usarlo como apoyo para llegar a un mejor futuro.

Dije alzando la cabeza y mostrando una sonrisa.

-En cuanto a no conocer a todos los angeles caidos... supongo que toda regla tiene su excepcion aunque tu ya no eres esa excepcion.

Rei levemente y mire como la luz de la luna se reflejaba en el mar, luego mire a los ojos a Edrielle.

-Y ahor mismo vago por aqui, puesto que perdi mi ciudad recientemente por asuntos de los que ya te habran puesto al corriente o en su defecto te pondran al corriente dentro de poco.

Aprete el puño con rabia, recordando a aquel malnacido que destrozó mi ciudad, atacandonos con los cadaveres de familiares y amigos a los cuales conocia y a los que recordaba con cariño.

Traté de comprender cómo debía sentirse en aquellos momentos, habiendo perdido la ciudad de la cual era nativo, y a sus seres queridos.
En realidad, desconocía por completo la historia de aquella catástrofe, mas no tardaría en preguntarle sobre aquello.

- ¿Te apetecería contarme algo sobre ello mientras me muestras algo de estas tierras desconocidas para mí? Si no te resulta molestia, por supuesto…

Saque la espada del acantilado e hice un vuelo rasante por el mar hacia la costa, indicandola que me siguiera.

Una vez en la costa, comence a caminar mientras envainaba mi espada.

-Antes de nada... ¿estas al corrente del problema que ay con las piedras del equilibrio?

Descendí hasta la costa, donde comencé el paseo con Darksik. Vagos rumores habían llegado a mis oídos sobre las cinco piedras del equilibrio y su inminente destrucción, pero no conocía en profundidad el asunto. Así pues, ligeramente avergonzada por mi ignorancia, le pregunté.

- Es poco lo que conozco de las piedras del equilibrio, así que… por favor, explícame.

Tampoco estoy muy informado en el tema, me lo expusieron de un modo muy rapido y no se del todo que pasara cuando estas hayan sido destruidas.

La primera de las piedras del equilibrio la hayamos en una cueva submarina, la cual creo que acabo siendo destruida.

La segunda piedra la localizaron en los desiertos de hielo del norte, un extraño ser apareció, por lo visto, una especie de brujo, que queria destruir las piedras.

La tercera...

Mi voz se puso seria la rabia se podia notar en mi rostro, aprete el puño con fuerza, aquel hecho me destrozaba por dentro, haber visto en primer plano la destruccion de mi ciudad.

La tercera se encontraba en mi ciudad, la cual fue destruida junto con la piedra por aquel extraño ser.

De las cinco piedras que habia inicialmente, solo quedan dos, no queda mucho tiempo y habrá que estar preparado para cualquier situación, toda raza se a movilizado, se a hablado de pactos y alianzas, aunque creo que ha habido algunos problemas con ello.

Creo que no estaria de mas, que me informara mejor de los acontecimientos, de momento es lo maximo que se.

Mi cara volvio a cambiar mostrando una alegre sonrisa, deje de caminar haciendo una parada en la que mire a la luna.

En cualquier caso no todo puede ser preocupacion y seriedad, tambien hay que tener tiempo para pasar con los amigos y divertirse, pero... sin abusar del tiempo para gastar en esa situacion.

Tras escuchar las palabras de Darksik, me abrumó un enorme e incomprensible sentimiento de preocupación. Mi estado desmedido de misantropía y marginación me había mantenido totalmente al margen de los hechos que estaban haciendo peligrar el mundo.

- Quizá deberíamos tratar de informarnos mejor, y movilizarnos si la posibilidad de ayudar o luchar estuviese en nuestras manos… Aunque admito que poco me importa cuanto pase ahora mismo…

Ya de por sí, antes de conocer el asunto de las piedras, yo no tenía futuro alguno. ¿Qué me importaba que el mundo fuese destruido, o se produjese la más fatídica de las guerras? Nada había quedado para mí, nada podía perder. Excepto la vida, que poco valor guardaba para mí en aquellos momentos.

- Supongo que estás en lo cierto. Tampoco se puede vivir oprimido por los problemas; hay que disfrutar con aquellos que amas todo el tiempo que te sea posible. Al fin y al cabo, eso es lo que importa, imagino.

Alcé mi rostro, observando las estrellas y constelaciones que centelleaban hermosas en el oscuro firmamento. Mis palabras habían producido una amarga emoción en mi corazón, al recordar a aquellos a quienes un día amé. La soledad no era algo a lo que me había podido acostumbrar. Nada quedaba ya en mi corazón, nada sentía en ese momento… Sólo el tacto de aquella fina arena costera bajo mis desnudos pies.

¿Ira en serio?¿De veras le importa poco lo que pase ahora? La verdad no me habia parado a pensarlo hasta ahora, pero sus respuestas eran frias. ¿Habra tenido problemas en el pasado?¿Me considera alguien de quien desconfiar? La verdad quien sabe, bueno si me considerara alguien de quien desconfiar no creo que estuviera junto a mi. Algo me hacia creer que esta chica no tenia algo por lo que vivir, algo por lo que pudiera mantener una sonrisa, algo por lo que luchar a muerte. Si estoy en lo cierto, espero que encuentre un motivo para vivir pronto.

Deje de mirar al cielo para mirar a la chica, la cual habia tenido la misma idea que yo y se encontraba mirando el cielo, pensativa, ausente. Volvi a mirar la luna tumbandome en la arena.

-¿En que piensas?

Pregunte con curiosidad y con afan de intentar averiguar algo mas de ella.

La firme voz de Darksik me extrajo de mi lejano mundo de lamentables pensamientos.
Abrirme a alguien era algo que nunca se me había dado bien, y algo que detestaba, pues la voz de mi experiencia no dejaba de repetirme una y otra vez que no debía permitir que alguien me conociese. Era bajar las defensas.
Sin embargo, algo dentro de mí me decía que aquél ser alado era diferente, que no había maldad en sus actos, ni en su interior, a pesar de su propia naturaleza demoníaca.
Estaba atemorizada por la idea de abrirme a él y que pudiera herirme… Pero, aun así, decidí dejar entrever algo de mí misma, aunque fuera poco.

- Sólo recordaba a aquellos que perdí… Hace mucho tiempo que no tengo a nadie junto a mí. - contesté, tumbándome a su lado. Sentí el frío y la suavidad de la arena bajo mi piel. Por lo general, casi siempre solía tener frío, pero en esos momentos aquella sensación me resultaba agradable. Quizá por el hecho de estar junto a otro ser, una vez más.

Entonces, caí en la cuenta de que mi exagerada desconfianza hacia los desconocidos podría haberle incomodado, habiéndoselo tomado como algo personal.

- Lamento ser tan distante, no es por tu culpa… Disculpa. - dije observando su rostro. Era apuesto, la luz de la luna bañaba su piel haciéndola nívea, y en sus oscuros ojos se reflejaban los destellos de los astros...

Vaya parecia que el hielo que envolvia a aquella chica se empezaba a derretir, se atrevió a contarme algo de su pasado, algo que quiza la molestaba y posiblemente la causa de que fuera tan fria. Al menos, no desconfia de mi. pense aun mirando al cielo. Ese detalle que contó, no distaba mucho de mi propia realidad, yo tambien habia perdido a demasiada gente y no es un trago agradable.

-Veo que no soy el unico que a perdido gente importante en su vida, bueno supongo que tampoco seremos solo nosotros dos. De todos modos entendemos lo que ha pasado el otro y quiza hasta nos venga bien para, crear un buen vinculo.

Dije mirandola con una sonrisa en la cara. Tal vez mas adelante me arrepentiria de lo que estaba a punto de hacer mas no queria que se sintiera sola y bueno tampoco creo que le incomodara demasiado.

Me incorporé un poco me acerque a ella y bese suavemente su mejilla, tras ello me separe un poco y le susurre al oido.

-Aunque haga tiempo que no estes, junto a alguien, no significa que estes sola, la gente que estuvo contigo del modo que fuera continua contigo, su recuerdo y la marca que dejaron en ti, seran una compañia eterna que no caera en el olvido.

Tras terminar de hablar, me separe de ella esperando no haberla incomodado. Me quede sentado reclinado hacia atras, apoyado sobre mis brazos, mirando el oceano.

Sobresaltada por el imprevisto beso de Darksik, contuve no sin esfuerzo mis defensivos actos reflejos, pues de haber realizado aquél mismo acto cualquier otro que no hubiera sido él, le habría amputado sin vacilación la cabeza de un solo movimiento de Atalantë, mi espada de plata.
Sin embargo, el tacto de sus labios en mi piel produjo en mí una extraña sensación de calidez muy agradable. Una sonrisa se dibujó irrevocablemente en mis rosados labios.

- Hacía años que nadie me hacía sonreír… Era algo que había olvidado por completo.

Fue entonces cuando comprendí que agradecía sinceramente haber sobrevolado aquella tarde esas costas y haberle conocido. Quería permanecer junto a él, sonriendo, sintiéndome protegida bajo sus afectuosas palabras.
Situé mi mano derecha sobre su mano izquierda, aferrándome a ella suavemente.

- Eres cálido… De alguna manera, consigues alejar la frialdad de mi vida.

Aquella tarde Darksik había realizado inconscientemente más que un milagro. Aquél día, la llegada de la noche trajo consigo para mí una nueva razón por la cuál vivir y luchar: Proteger a aquellos que, como Darksik, me ayudaran.
Fijé mi mirada en la suya y prolongué mi sonrisa...

Hacia ya tiempo que nadaba por ese extenso oceano, no sabía la hora, pero si que era de noche pues ya no se veía demasiado. Había tenido que evitar y luchar un par de veces con alguna criatura marina sin sentido del peligro por lo que parecía. Pero ppor lo demas ningun percance, empezaba a temer que no encontraría tierra hasta que note, como el fondo empezaba a acercarse a mi. Sonreí y comencé a nadar mas rapido hasta que mi cabeza se asomó por el agua, a la vez que mis pies tocaban suelo firme. Salí completamente del agua, sacudiendo mi cabeza-¡Por fin fuera!-dije alzando los brazos con alegría, yo entera estaba empapada, con mi falda y camiseta pegadas completamente a mi, mas no me importaba. Miré a mi alrededor, estas costas me sonaba demasiado mas no tenía ni idea de donde me encontraba, de repente pude notar dos auras, una era conocida, un demonio, pero la otra era completamente desconocida para mi. Pude verles mas adentro de la costa, y me acerqué con tranquilidad, quien dice con tranquilidad, dice corriendo mientras saluda con los brazos abiertos, empapada -Darkisk!!!-y me tiré a sus brazos, frotando mi mejilla contra la suya (OFF: saludo de nekooo =^.^=). Sin soltarle abrí los ojos y miré a la chica con una gran sonrisa-Luccie Hyuga, reina vampiresa-me presenté sin soltar a un darksik ya empapado.

Estaba contemplando el oceano, cerre los ojos para notar la brisa del mar, mientras escuchaba las palabras de Edrielle, la cual ahora se mostraba mas calida, mas no me senti demasiado bien cuando me dijo que hacia años que no sonreia. Es algo triste saber que hay gente que lo a pasado tan mal como para haberse olvidado por completo de sonreir.

La verdad no sabia ni que responder me habia quedado sin palabras, aun con los ojos cerrados, intentaba buscar algun argumento que la animara pero, sin que pensase que me tomaba a la ligera su mal estar.

Derrente un cuerpo mojado se abalanzó sobre mi, mojandome entero.

-Lu... Luccie, ¿como...? ¿cuando...?

Dije abrazandola y frotando mi mejilla con la suya como si se tratara de una batalla de a ver quien empujaba mas.

-Cuanto tiempo sin vernos, jeje. A por cierto os presento Luccie ella es Edrielle, Edrielle ella es Luccie, aunque ya te lo a dicho ella.

Siempre era una juerga constante estar con Luccie, era como si su felicidad fuera contagiosa, y aprovechando que estaba abrazado a ella, comence a hacerla cosquillas por los costados a modo de broma.

Había comenzado a sentir una nueva presencia cercana, lo cual me obligó a ponerme en guardia y reactivar mis defensas. Aquella efímera Edrielle, cálida y abierta a los demás, se desvaneció con la brisa del océano.
De repente aprecié una figura empapada que acababa de salir del mar, y que más tarde se abalanzaría sobre Darksik.
Quedé perpleja, dudando si debía atacar a aquél ser, o por lo contrario, no tenía malas intenciones contra nosotros.
Mis dudas se resolverían en cuanto comenzaron a hablar amigablemente.
Aún con el corazón exaltado por la imprevista llegada de la que parecía ser una vampira, me mantuve apartada.
Darksik se encargó de hacer las presentaciones de ambas.

- … encantada, Luccie. – murmuré observándola fijamente. Era hermosa, grácil, y cariñosa. Sus cabellos carmesíes refulgían bañados en la luz lunar, y sus ojos verdes cobraban un cierto tono cristalino con aquella nocturna luz. Sin embargo, a pesar de parecer afable, no pude evitar mantener una cierta distancia con ella.

Envidiaba aquella complicidad entre ambos. Deben conocerse desde hace mucho tiempo… pensé, suspirando.

Miré a aquella chica con una gran sonrisa, no parecia que confiara mucho en mi repentina aparicion "quien iba a sentirse agusto cuando una vampiresa acaba de salir del agua tirandose encima de alguien?" Seguia riendome por las cosquillas de Darksik asi con un rapido movimiento me desice de el y abracé a la chica, soltandome despues de unos minutos-Encantada, no te preocupes, descargué toda el agua que cargaba encima de Darksik-dije riendome y me puse de rodillas en frente de ellos.-¿Y que haceis aqui de noche? no es una buena hora para las mareas-me rasqué la cabeza.

Una vez Luccie se separo me fije en que la parte frontal de mi ropa estaba completamente empapada. Esta Luccie...ya buscare un modo de vengarme por esto ademas de las cosquillas.

-Si me disculpan un momentito...

Heche a correr hacia el agua cada vez mas deprisa, acto seguido antes de que el agua tocara mis pies alce el vuelo, sobre el oceano me adentre bastante. Luego hice un vuelo en picado hasta sumergirme en el oceano, el agua estaba genial y apetecia bastante bañarse.

Sali rapidamente del agua volando hasta apoyarme en una de las piedras cercanas, la cual junto con ellas dos formaba un triangulo perfecto.

Apoye no solo mis pies sino mis manos tambien y me sacudi como un perro para quitar todo el agua posible de mi melena.

-La verdad,respondiendo a tu pregunta, habia salido a ver el atardecer, me encanta la belleza que nos brinda la naturaleza. Es una lastima que nosotros no podamos alcanzar tal esplendor. En cualquier caso me encontre con esta chica y bueno, fuimos a dar una vuelta y estuvimos hablando un poco.

Dije mirando a Edrielle con una sonrisa en la cara.

El imprevisto abrazo de Luccie me sobresaltó. Estaba teniendo más contacto físico del que esperaba después de tanto tiempo de soledad.
Le devolví la sonrisa a Darksik, sintiendo en mi piel el frío y la humedad de mis vestiduras, ahora humedecidas por el abrazo de Luccie.
Observé como Darksik se alejaba volando para más tarde zambullirse rápidamente en el agua, y después clavé mi mirada en Luccie. Por su aura y su porte, presentí que se trataba de una vampiresa importante. Sentía deseos de saber más sobre ella, sobre su vida, sus cualidades, su fuerza… Me mordí el labio inferior, tratando de acallar mi curiosidad.

- … Pareces muy fuerte, Luccie. – me aventuré a decir, sin saber a ciencia cierta si mi comentario había sido apropiado o no. Moría de ganas por hablar con ella, pero mi absurda pusilanimidad volvía a jugármela.

A decir verdad, Luccie era risueña y adorable. Por una parte, me gustaría poder ser como ella… Seguro que todos la quieren mucho. No puede ser de otra forma. Mis cabellos bailaban al son de la brisa marina mientras reflexionaba…
Ojala vuelva a verlos algún día. Me dije a mi misma, pensando que eran dos criaturas que a penas conocía de nada pero que en cuestión de segundos habían conseguido calar hondo en mí.

Ojala no me separase de ellos…

Diáfanas lágrimas emergieron de mis ojos irremediablemente. Maldita soledad…
Aproveché el viento de la noche que revolvía mis cabellos para enjugarme las lágrimas con el puño de mi vestido antes de que pudieran verme en aquel estado tan vulnerable.

Darksik salió volando de repente metiendose en el agua, al parecer le había parecido que tenía buena temperatura, sonreí. Empezó a sacudirse en plan perro y yo empece a reirme mas fuerte-Pareces un licantropo!!-dije con voz burlona.-Si tienes razon, el atardecer es precioso, mas prefiero la oscuridad de la noche y la bellea de las estrellas-mire al cielo, con alegría y luego me fijé en la chica, era una chica realmente guapa, mas tarde escuche su comentario haciendo que saliese de mi ensoñación-¿A si?, nose, será el entrenamiento o algo asi, vamos, no creo ser mas fuerte que muchos de los reyes de por aqui-me rasqué la nuca levemente, y luego vi como despues bajaba la cabeza escondiendose y cojiendo una parte de su vestido para llevarselo a la cara, con gran sorpresa y tristeza observé que aquella parte estaba algo mojada. Pocas cosas se le escapaban a un vampiro.

No sabía porque pero aquella chica, me hacía querer protegerla, como si de mi propia hija se tratase, para que nada pudiera hacerla daño o para que nada la pudiera hacer llorar, me coloqué justo enfrente suya e hice que levantara la cabeza, durante unos cuantos segundos la mire con dulzura a los ojos y luego la abracé con suavidad, no sabía bien que decir en esos instantes asi que me limité a abrazarla un poco-Sea.. sea lo que sea lo que te ocurra y aun que se que no nos conocemos, de verdad... conmigo puedes contar todas las veces que necesites y mas-dije para darla un ultimo apreton y separarme mirandola con una sonrisa.

Aun estaba a cuatro patas cuando Luccie dijo aquella broma.

-Luccie...

Dije extendiendo la ultima silaba a modo de queja, mientras me tumbaba bocaabajo decaido sobre aquella roca dejando caer mis extremidades por los lados. Mmm... Se esta comodo asi creo que me quedare tumbado.

Estaba escuchandolas hablar con la cabeza pegada a la roca sin ver nada cuando, de pronto, hubo un silencio alce la cabeza sin dejar de estar tumbado. No resulto ser algo preocupante, simplemente estaban teniendo un momento de cariño.

-Que bonita escena, dos hermosas mujeres en un abrazo algo humedo... Que pena que no haya transparencias en la ropa.

Al terminar esa frase rei picaramente. Espero que entiendan que se trata de una broma, por que sino... estoy perdido.

De alguna forma, pude sentir la calidez de las palabras de Luccie en mi interior, que contrastaba con la frialdad de mi ropa, ahora húmeda y adherida a mi piel.
La observé detenidamente: toda ella era maravillosa.
Observé a Darksik, desparramado sobre una roca y observándonos sonriente después de haber dicho aquello.
Inevitablemente, comenzaron a arderme las mejillas, y no supe bien cómo encajar la frase de Darksik.
Alcé mi pierna derecha, y de mis altas botas negras, saqué ágilmente una daga de plata, que rápidamente lanzaría contra Darkisk, pero sin intención de herirle, sólo pretendiendo advertirle. Quedó hundida en una grieta de la roca.

- Pervertido… - murmuré casi para mí misma, con el ceño fruncido y con las mejillas aún ardiéndome.