Celda de Kaede

Llevé a Kaede hasta una de las celdas estándar tras el breve interrogatorio. La celda consistía en un habitáculo de tres paredes con las esquinas redondeadas. Una ventana pequeña con una reja exterior permitía que entrase lo justo de luz. La pared que daba al pasillo había sido reemplazada por otra reja, aparentemente sin ninguna puerta. La celda entera estaba sellada de tal manera que nada podía entrar ni salir a menos que se abriese la puerta, disimulada en la pared justo detrás del guardia.
Al lado había un guardia que se puso firme al vernos entrar. Le ordené que desarmase a Kaede y abriese la puerta.

Me quitó la espada con cuidado,parecía que no me temía,incluso parecía estar hasta confuso,lo cual me hizo suspirar mas cansada aún.

Miré la celda sin emoción alguna, y extendí mis manos hacia el guardia,aun con sangre.

-No, no... No ponemos esposas- murmuró el guardia, abriendo la puerta disimulada en la pared. Condujo a Kaede dentro. El hueco en la pared que unía el pasillo con la celda se cerró tras Kaede y el guardia me entregó la espada de la chica.
-Mandaré a alguien con ropa y algo para lavarte. Intentaré resolver esto lo antes posible, no te preocupes- le dije a Kaede.

-Te agradezco que hagas esto por mi Aurora, pero siento haberte metido en todo este asunto..,así que,si no pudieras,desiste,yo intentaré arreglarmelas como pueda-dije haciendo una reverencia no demasiado pronunciada, pues conocía lo suficiente a Aurora como para saber que no le gustaban mas de lo necesario.

Fruncí el ceño un poco más.
-Oh, venga ya. Solucionaré esto- prometí-. Ya sabes que no me rindo fácilmente.
Me despedí de ella y me marché rápidamente, llevando su espada y planeando ya qué hacer. Tendría que hablar con aquel vampiro.

Asentí con la cabeza con una media sonrisa,y vi como se marchaba.

Tiempo después entró otro guardia con ropa nueva y una pequeña llave, las apoyó encima de la pequeña cama,si así podía llamarse,y volvió a salir cerrando la puerta.

Me aseguré de que se hubiera marchado del todo,y empecé a quitarme la ropa. Por lo que había leído en los informes,esa pequeña llave activava un pequeño grifo para que cayera agua,a modo de "baño".
Deje que el agua corriera por todo mi cuerpo,y me apoyé contra la pared,respirando profundamente,mientras toda la sangre empezaba a desaparecer. Permanecí acurrucada un buen rato bajo el agua, aclarando mi cuerpo y espíritu. Después me incorporé de nuevo y cerré el paso de agua,tras el que me vestí con la ropa que el guardia me había traído. Se trataba de una especie de bata blanca que me cubría la mitad de los brazos y me llegaba algo mas arriba de las rodillas.

Me senté en el suelo ignorando la cama,y fijé mi vista en la pequeña ventana que había en la celda; se había echo de noche,aun que no alcanzaba a ver demasiado a través de ella.

Suspiré y me apoyé contra la pared,tratando de meditar. Había algo en aquella celda que me hacía calmarme a pesar de todo,en ella se notaba con claridad la energía neutral que caracteriza a los caídos.

Recorría pensativo los pasillos de la prisión. A cada paso me encontraba más tranquilo; quería pensar que se habían equivocado.

Me parecía pues decepcionante que rumoreasen que su princesa estaba encarcelada... pero si lo dijeron los guardias, tendrían sus motivos para decirlo. Tampoco me habría extrañado que no lo hubiese sabido yo, algo así sería... confidencial, ¿no?

Pero de repente, mi esperanza se deshizo. Ahí estaba Kaede, en una de las celdas ocultas, aislada en aquel laberinto de pasillos. En mejores condiciones de las que pensaba, pero eso era al menos aparente. Tras tanto tiempo y lo fuera que hubiese sucedido tenía muchas dudas de que su mente estuviese tan estable como la veía por fuera.

Me acerqué con delicadeza, aunque no pude evitar que se me notase algo de pena y preocupación... y además la echaba de menos...

- Kaede... No puedo creerlo... No entiendo cómo has llegado aquí, ¿cómo te encuentras?

No percibí la presencia de R hasta que le vi a través de los barrotes. Habían pasado bastante tiempo desde que estaba allí,y apenas tenía noción del tiempo, me tenía bastante preocupada que Aurora no pudiera lidiar con este caso.

Me levanté despacio,me movía muy poco allí dentro,y en realidad tenía pocas fuerzas,por que había estado sometida a la neutralidad total de la celda,y cualquier ápice de otro poder era fuertemente censurado.


-R...como has conseguido venir?-pregunté de forma muy suave,y bajo,como ya me había acostumbrado.

-Eres el único que a venido hasta aquí,creo que tienes prioridad por ser quien eres,pero..me alegra verte,me alegra ver a alguien,en verdad-dije agachando un poco la cabeza. Se notaba que estaba agotada.

Me dio pena ver el estado en que se encontraba. Entendía que era una prisión, pero la falta de libertad siempre me pareció suficiente condena para un preso como agotar a los convictos (por muy útil que fuese contra una huida).

- Pobre; ¿qué te ha pasado? - dije con compasión... y una pizca de curiosidad. - Yo en venir no tengo problema, los guardias no quieren ser despedidos por mucho que no deba entrar nadie. Aunque supongo que Aurora se acabará enterando de esto...

Quería ayudarla a salir de allí, pero antes tenía que saber qué había sucedido. Abrir la celda por la vía rápida no era una opción, o al menos no una viable... por mucho que me tentase.

Por su forma al quedarse callado,pude deducir mas o menos sus intenciones.

-Tranquilo R,la única persona que debe sacarme de aquí es la propia Aurora,y aun que tarde,sigo queriendo que sea ella. Lo que ha pasado dices..?,es largo de explicar,así que.."toma asiento"..-dije,y tras un leve rato,le conté lo que ocurrió.

Yo estoy bien,todo lo bien que se puede estar encerrado,pero Aurora a procurado mantenerme en las mejores condiciones posibles,y por ello le estoy agradecida. Creo será mejor que te marches,antes de que tu también te metas en un lío por mi culpa-dije sonriendole levemente.

Escuche el relato de Kaede, con todas las desventuras que la llevaron a esa situación. No pude hacer nada más que compadecerme, y empezar a hacer planes para me encontrase fuera de aquel lugar.

- Si Aurora me coge, seguro que tiene otras cosas por las que echarme el sermón peores que esta... - dije mientras pensaba en las pocas ordenes que recibía en nombre del ejército. Me duele, pero me temo que te haré caso; no te acostumbres. Espero que salgas de aquí pronto y en buenas condiciones, yo me pondré al tanto de cualquier novedad. Ánimo! Creo que lo necesitas...

Tras esto le dediqué una sonrisa (cosa poco habitual en mi) y salí de aquel lugar. Pero no sin antes despedirme de la princesa, por la que solo podía compadecerme y esperar. *Aurora, date prisa! ¿No ves que el tiempo pasa..?*

Le di las gracias y despedí con la mano.

Esperé a que desapareciera del todo para volver a acurrucarme en una de las esquinas.

-Y falta menos para que..desaparezca del todo..-dije en un leve susurro para mi misma.

Unas horas después de la visita de R, entré en el pasillo escoltada por tres guardias. Uno llevaba la espada de Kaede; otro, ropa limpia, y el tercero iba con las manos vacías.
Caminé hasta la celda y extendí la mano hacia la cerradura oculta en la pared. Una corriente de aire encajó la llave en ella y abrió la puerta. Dejé caer el brazo y el guardia que no llevaba nada entró en la celda y ayudó a Kaede gentilmente a levantarse y salir.
-Los humanos llaman a esto "libertad condicional"- dije en voz alta mirando a Kaede-. Significa que eres libre, pero serás estrictamente vigilada durante un tiempo y si vuelves a cometer algún crimen serás enviada directamente a prisión. Mientras tanto, puedes y debes volver a desempeñar tus labores como princesa.
El primer guardia le devolvió su ropa y el segundo me entregó su espada. Ambos se marcharon.
-No puedo decir que no confíe en ti, y menos después de arriesgar así tu libertad y tu vida sólo porque alguien tenía intención de atentar contra mí- murmuré-. Pero no vuelvas a hacer esto. Si tienes noticia de una conspiración contra mi persona o cualquier otro ángel caído, debes notificármelo, no actuar por tu cuenta. Y menos, si el sospechoso es un caído. ¿Lo has entendido, Kaede?

Le agradecí la ayuda al guardia con una sonrisa tranquila,y me erguí ante Aurora.
Cogí la ropa que el guardia me dio,pero no volvería a llevarla.
Escuché atentamente a Aurora,y conteste con voz firme:

-Así lo haré,Aurora-dije haciendo una reverencia con la cintura,y volví a ponerme recta.
Te agradezco que hicieras esto por mi,no te defraudaré..-dije mirándola a los ojos.

Curiosamente,cuando salí de la celda,todavía conservaba un aura neutral,por mi misma. Todo aquel tiempo en prisión había estado tratando de eliminar la parte de oscuridad..y finalmente lo había conseguido.

-Finalmente hago honor a la criatura que soy..-dije sonriendo un poco,pues también había desaparecido la tendencia a la luz,ahora era simplemente neutral.

-Aurora,no apartes la vista de mi,por que...ahora no dejaré de caminar hacia el frente-dije con la mayor firmeza y seguridad que había puesto en toda mi estancia allí.

Se notaba un cambio grande en toda mi aura,pero en especial,en mi espíritu.

El tercer guardia se marchó también. Alargué el brazo y le tendí la espada de Kaede a su dueña.
-Me alegra oír eso y ver lo que estoy viendo- dije, haciendo referencia al cambio en su aura-. Es un alivio tenerte de vuelta.

-Gracias-contesté cogiendo de nuevo a Tsubaki.