El gran cumpleaños!! (solo los que recibieron MP)

OFF: vale a ver pues:
Andrew
Dana
Ryu
Nat
Dean
Ian

bien no? jaj

ON: No conseguía dejar de sorprenderme tras los abrazos de Luccie, y esa no iba a ser la excepción. Tras saludar a todo el mundo, que eran demasiados, terminé al lado de Andrew y Dean, no porque quisiera sino el azar nos colocó allí y parecía que hubiese sido aposta.
Que le vamos a hacer. -dije cogiendo el vaso que me ofrecía Andrew. Tras esto me acerqué a Luccie de nuevo y la susurré riéndome justo en el momento en el que aparecía Lucía. Orgullosa no?

No conocia a nadie, el lugar se habia llenado tan rápido de gente que no sabia muy bien que hacer. Tantas auras, tan asfixiantes... Expandí la mia al nivel de reina para no sentirme tan atosigada. Me sorprendió gratamente que ninguno de los dos anfitriones mostrase desagrado por mi presencia.
-Es un Honor conocer a los padres de Lucía. Tienen una hija maravillosa. -Dije en una leve inclinación de respeto. -Si, que vengo de Lineris, veo que sois de los pocos que reconocen estas ropas. Lamento no haber encontrado nada más... Occidental. Pero acabo de llegar de viaje y era todo lo que tenía. -La verdad es que era el único vestido del que disponia, pues solia vestir ropas de hombre.

Todo el que entraba saludaba a Luccie y a Walter, asi que acabé apartandome poco a poco y acabé cerca de dos angeles que parecian llevarse demasiado bien. Tambien vi a los licantropos al otro lado de la sala, todo orgullo y porte. Realmente era una fiesta ostentosa, y yo llevaba demasiado tiempo lejos de la sociedad.

Antes de que pudiese decidirme a hablar con nadie Lucia comenzó a bajar las escaleras, estaba espléndida, reluciente me atreveria a decir. Cuando miró en mi dirección asentí con la cabeza para darle animos, pues se la veia muy nerviosa.

Luccie se me abrazó efusiva. Me pilló desprevenido, no esperaba que lo hiciera, pero la verdad es que me encantó que lo hiciera... La rodeé por la cintura y la apreté fuerte contra mí, observando de refilón a Walter un poco sonrojado. Me daba vergüenza hacer estas cosas en público, más delante del esposo de mi amiga. Esto enturbiaba un poco mi imagen de caballero, pero... tenía que admitir que lo agradecí en sobremanera, pues en todo este tiempo había echado bastante de menos el abrazo cálido de un ser querido.

Me separé de ella con una sonrisa, tratando de recuperar la compostura. Entonces, alguien se me unció desde atrás. Esto sí que me pilló desprevenido... Me giré, tratando de ver de quién se trataba. Entonces, al ver a que era Amy, el corazón me dio un vuelco... Miré de refilón hacia Luccie, no quería que nos llamara la atención como la última vez, así que esta vez preferí no decir nada. Me di la vuelta, con un poco de dificultad, ya que no me soltaba y la abracé. Yo también la había echado de menos...

Me despegué de ella con suavidad. Parecía muy alterada, al parecer, había estado muy preocupada por mí y me sentía mal por haberla preocupado. Me preguntó qué había pasado... Contuve el aliento al recordarlo... Había estado teniendo problemas para controlar mis emociones desde entonces... Yo, que siempre había sido capaz de mantener el tipo fuese la situación que fuese.

- Sí, Amy... -Respondí con simpleza, suspirando desganado-. Pero ahora no es buen momento...

Le dije con sinceridad. Estábamos en medio de una celebración de cumpleaños, y lo que me afligía seguramente la arruinaría. Había muchos vampiros y todos ellos podían escuchar mis susurros. Definitivamente no era el momento ni el lugar.

- Lo siento...

Me alejé de ella. Sabía que si permanecía más tiempo a su lado me derrumbaría y no había venido a la fiesta a eso. Decidí darme una vuelta por la fiesta, y fijarme en quien había asistido por si hubiese alguna cara conocida, pero nadie me era del todo familiar... bueno sí, me pareció reconocer a Ian entre la multitud, pero en este momento prefería compañía femenina… y sólo había una persona más en la fiesta que reconociese... Una vampiresa que había acompañado a Luccie a la guerra... Natasha se llamaba, si no recordaba mal...

Me acerqué a ella. Tal vez no me recordaba, pero tampoco había cruzado ninguna palabra antes conmigo. Tal vez el que no me conociera me ayudase a despejarme.

- Buenas noches. Natasha, ¿verdad?

Pero entonces, apareció por la puerta... Me quedé fascinado al verla... ¿De verdad esa era la hija de Luccie? No podía dar crédito... era una mujer tan hermosa como su madre...

Me interné en el gran salón del castillo con un vestido negro, el cual tenía practicada una abertura junto a la pierna izquierda, con lo que al caminar, se veía hasta la rodilla de esa pierna. Tenía escote ajustado de corazón, atado con lazos rojos por detrás, y tenía dibujadas rosas en rojo oscuro a los lados de los bajos del vestido. Sonreí con picardía al entrar en la sala, mientars me colocaba una máscara grande y roja con bordeles y espirales negros en al zona de las mejillas, y unas rosas negras en la frente.

Me acerqué a Luccie y Walter lentamente, pasando junto a Ian y Andrew, a los cuales les dediqué una sonrisita. Y parece que con Andrew estaba aquel chico...Dean.

Está claro que son padre e hijo.. Pensé mientras seguía hacia Luccie y Walter. Entonces me fijé que todos tornaban su cabeza hacia las escaleras, y me detuve a un lado de Luccie y Walter.

Veía bajar a una chica hermosa, de bonitos ojos rojos Como los míos...Algo extraño por estos lares, parece. Debe de ser Lucía.. Los ojos resaltaban entre tanto azul que levaba puesto. Un vestido de aspecto antiguo...ante el que me quedé quieta. Me recordaba a mis años mozos...cuando aún era joven.

No, no y no. Ya indagaré en ello más tarde No era el momento de pensar sobre aquella época, y en aquel hombre que, tras tantos años de su muerte, parece seguir atosigándome.

Me acerqué a Luccie, y me incliné ante ella y Walter, a punto de hincar una rodilla en el suelo, pero recordé que a ella no le gustaba esas formas.

Tras levantar cabeza, me dirigí a ambos en voz baja

¿Esa belleza es vuestra hija?

Dije lenta y pausadamente. Quizás después de todo, no iba a ser mi noche de éxito.
Tengo a una nueva competidora, y tiene la gran ventaja de la juventud, jejeje...

Y holgaba decir que estaba de buen ver esta chica.

Tras eso, me quedé mirando a Lucía por unos minutos, tras lo cual, me volví de nuevo hacia Luccie
Bueno...voy a hablar con Andrew...tengo cosas que hablar con él...

Repuse, tras lo cual, incliné la cabeza, y me fui hacia el susodicho, quedándome frente a él, su hijo e Ian. Entonces sonreí con cierta picardía.

¿Andrew? Cuánto tiempo ¿Eh?¿qué ha sido de ti?Me habló tu hijo de tu regreso, así que esperaba verte pronto, jejejejeje

Me acerqué lentamente hacia éste, mirando con atención hacia sus ojos.

Y no te preocupes, no te guardo rencor. Todo aquello quedó atrás. ¿Verdad.. Corté la pregunta a medias mientars me giraba hacia Ian-...Ian?

La reina Luccie abrazó efusivamente a una ángel -de bastante buen ver, tenía qué admitir-, que al parecer había llegado justo antes que yo.
Se ruborizó bastante ante mi reverencia y me pidió que no lo hiciera. He de admitir que aquello me sorprendió bastante. “Hmm... Una reina a la que no le gustan los formalismos... Interesante... Me pregunto de quién lo habrá heredado...” Quizá me equivocase, pero recordaba muy bien cómo había reaccionado Jace cuando me arrodillé por primera vez ante él, aunque fuese mucho menos efusivo.
W. W. entonces me hizo un comentario, se me dibujó una sonrisa traviesa en los labios ante los puñales que me estacaba –metáforicamente hablando, claro–, había de reconocer que me divertía despertar ese aspecto más sanguinario en él y mucho más si conseguía poner a la reina Luccie –su esposa– de mi parte.
Le puse ojitos inocentes a Luccie, roleando mi papel de víctima, mientras me pegaba a ella escuchando cómo le regañaba. Le saqué la lengua infantilmente al principito, burlona, cuidándome bien de ser cuidadosa y que la reina no lo hubiese notado.
Percibí un desagradable olor a lobo condensado en el ambiente –la embriagadora esencia que dejaba Dean se mezclaba con la de los otros lobos–, e instintivamente busqué con la mirada... Había tres licántropos en la fiesta... ni más... ni menos. Al primero no le conocía de nada, era nuevo para mí, pero por su aura podía decir que se tratase de un ejemplar antiguo y poderoso... También percibí el aura del señor Wingates rondando a la de Dean... “Tsk... No voy a poder acercarme a él mientras esté con su padre...” Maldije, pero en seguida mi mirada se cruzó con la de Dean tras el velo de encaje, y todos mis males desaparecieron, como por arte de magia... Le dediqué una sonrisa y mirada y traviesas de las que sólo tenía para él...
Entonces, una larga melena negra pasó por delante de mis ojos, contoneándose acelerada... “¿Angie?” Me sacó de mi ensimismamiento... Parecía llevar prisa y no me había visto –o reconocido–, o tal vez estuviera molesta conmigo por el encuentro que tuvimos en la Isla de Samasha... quién sabría...
Entonces un nuevo olor llegó a mis fosas nasales... era un aroma que hacía bastante que no olía, tenía que admitir... Un... “No, una...” Me corregí, sus hormonas olían a mujer... “¿Mestiza...?”
–Disculpadme... –Dije, despidiéndome de los anfitriones, pues aun me encontraba a su lado. Y me dispuse a seguir dicho olor...
No sabía qué aspecto tendría esta mestiza, nunca la había visto antes... Además, supondría que al ser un baile de máscaras, llevaría una... La mía no era una máscara material, sino que era la que durante tanto tiempo me había estado forjando para ocultar mi máscara de asesina...
Iba a acercarme para cruzar unas palabras con ella, cuando... sentí una presencia abrumadora...
El silencio se hizo en la sala... seguí entonces la marea de miradas y algo se me sobrecogió por dentro al ver de quién se trataba... Era Lucía... mi pequeña princesa...
Me tomé unos segundos para reaccionar y comenzar a examinarla con la mirada, regresando a la realidad, llena de fascinación en los ojos... No podía dar crédito... ¡¡¡Había seguido TODOS y CADA UNO de los consejos que le había dado!!! –¡Quería llorar de la emoción!–. Pero, aun así, ahora se la veía diferente... más mayor, más alta, más madura... ¡más adorable! Su rostro, a pesar del maquillaje reflejaba ahora más madurez... ¡Pero estaba perfectamente pintado! Cada una de las pinceladas que se había dado era perfecta, como si hubiesen sido trazadas por toda una artista... Se notaba que habría estado practicando...
Llevaba el vestido que le regalé –otro rasgo a resaltar–... le sentaba verdaderamente bien –aunque yo ya se lo hubiera visto puesto–, y parecía haberle agregado un toque personal, agregándole un lazo azul cyan a su peinado, que hacía perfecto juego con el vestido.
Su presencia era sobrecogedora... había logrado captar la atención de todos los presentes y que se volvieran para admirarla... yo era una de esas personas, y me había dejado con la boca abierta, tenía que admitir...
Volví a respirar –o a hacer el gesto–, recuperando el aliento que me había robado por unos instantes...
Tuve un impulso... y me desaparecí en una densa niebla...
–Mira... esa es la mujer en la que tu querida hija se ha convertido... –Susurré escalofriantemente en el oído de Walter, reapareciéndome justo ahí, y al instante siguiente me estaba acercando a Lucía, con decisión, como atraída por la luz si hubiera sido un mosquito... para recibirla al pie de la escalera...
Extendí mi mano hacia ella, con una sonrisa y mirada llenas de orgullo, para que se apoyara al terminar de descender para unirse definitivamente a la fiesta. Quería estar ahí para recogerla... y anunciar al mundo que era mi pequeña princesa, mi pupila, mi aprendiz... no cabía en mí del orgullo que sentía en aquel momento. Pocas cosas me arrebatarían el triunfo en aquel momento... pero no iba a pensar en ello ahora.

Suspiré siempre estabamos igual, en cierto modo me hacia gracia. La verdad es que mi vida se habia vuelto mucho más emocionante desde que conocí a Luccie pues, además de tener que preocuparme por mantenerme vivo tenia que preocuparme de no hacerla enfadar. Era una especie de reto personal, aunque como se podia conprobar no lo conseguia muy a menudo.

Hice caso omiso de las burlas de Katerina, las chiquiladas en los ancianos eran mucho peores que en los crios. Entonces traté de retomar la conversación con la mestiza, probablemente nuestro invitado más interesante, pero habia llegado demasiada gente y habian comenzado a apartarla. Noté que habia expandido su aura, su verdadero poder quedaba al descubierto. Ocultar su aura habia sido descortés, pero sabia que las costumbres de Lineris no eran las misma, asi que no dije nada.

Entonces llegó el momento, Lucia comenzó a bajar las escaleras, estaba realmente preciosa, y aunque ya tenia el cuerpo de una mujer yo sabia que seguia siendo una niña. Y no era la opinión de un padre sobreprotector, tan solo tenia siete años, a pesar de su rápido desarrolo apenas habia tenido para enseñarle nada y eso me incomodaba. Volví a ignorar a Katerina, en otros tiempos habria ordenado que le arrancasen los dientes de cuajo y clavasen su cabeza en una pica, pero sabia que Luccie no lo aprobaria. Que se le iba a hacer. Por favor, ni siquiera tenia idea de como hacer una entrada teatral.

Avancé entre la multitud sin problema, no en vano era el anfitrión, hasta situarme a los pies de la escalera, justo al lado contrario de Katerina y esperé pacientemente a que bajase Lucia para ofrecerle el brazo y acompañarla, como era de esperar en un evento como este.

Noté a Lucius desanimado, esquivo. Y parece que sólo pudo decirme que lo sentía, y se marchó. Bajé la cabeza, llevándome las manos a la cara, a punto de derramar una lágrima. Que Lucius me hubiera dicho eso, no me importaba. Pero me entristecía que no me dijera al menos qué había ocurrido. Se le notaba triste...

Pero era mejor dejar eso para después. Después de todo, hoy tenía que ser un día alegre. Así que, agité la cabeza, apartándome las manos de la cara, que quedó ligeramente enrojecida.

Entonces me giré hacia las escaleras, y vi cómo un proyecto de mujer, aunque ya muy madura, descendía de las escaleras vestida de forma exquisita para la ocasión. Sonreí de oreja a oreja por un momento.

Debe de ser Lucía...¡Qué ricura!

A pesar de que pareciera uqe estaba ocultando la pesadumbre que sentía por Lucius, realmente el sentimiento de alegría uqe me insuflaba Lucía me embargaba, dejando lo demás como algo secundario. Ya mucha gente era capaz de dejarme en estados como ése. Es natural en mi ya...

Entonces miré a ambos lados. A excepción de Luccie, Walter, Ian, Dean y Andrew, sólo veía desconocidas...hasta uqe vi a Angeline.

Al verla noté como si una soga se fuera encogiendo en mi cuello. Aún no había olvidado lo que pasó con ella, aunque ya no tuviera problema por estar cerca.Era por eso que no quise ir hacia los tres licántropos que tanto apreciaba.

Traté de esquivar la mirada directa con ella, y la fui a desviar hacia Luccie, que estaba esperando a que descendiera Lucía.
Pero entonces me topé con la tierna mirada de Dana, que estaba tan tímida como siempre.

Aunque no más uqe yo, jejeje.. Sería una con quien hablaría después de esto


En ese momento, noté algo que me había pasado desapercibido.

Un aura fuerte....una Reina..¿otra más aquí?

No la conocía, pero a juzgar por la triangulación, parecía pertenecer a esa chica que tenía ropajes del lejano oriente. Lo que me recordaba que aún quería ir allí.

Ya hablaré después con ella

Entonces me acerqué a Luccie, y me quedé al lado, esperando a que descendiera Lucía. Vi entonces como una chica, suponía que vampiresa a juzgar por su aura, se quedaba junto a las escaleras, esperando que Lucía tomara su mano. Y Walter fue junto a ella, a hacer lo mismo.

Ladeé la cabeza, mirando con curiosidad. Supuse que aquello de esperar a la que sería la anfitriona sería un gran honor.

Entonces susurré a Luccie


¿Esa chica sería la dama de honor que llevaría a la célebre hasta el salón, no?¿Y por qué Walter parece que quiere quitarle el puesto de Dama de Honor, Luccie?`

Pregunté un tanto inocente, más uqe nada por hacer un comentario, a pesar de desconocer la repercusión que tendría.

Agradecí soberanamente que Lucía tardara poco en bajar y cuando la vi me apresuré para estar abajo antes que ella.Giré a mirar a Ian-Muy orgullosa-dije posando mi cabeza en su hombro durante unos segundos antes de volver a levantarla. Ella sería la unica estrella de este evento. Asentí ante Angeline-Si.. es lucía... no se como a crecido tanto, ni cuando. Esta preciosa-susurré antes de perderme en ella. Muchas veces me hacia dudar a mi misma de todo lo que acontecía a mi alrededor, pero cuando la veía ahí, serena, con paso firme... cuando solamente podía observar como habia crecido, me sentia satisfecha y feliz.

Un curioso acontecimiento no escapó a mi mirada, aquella vampiresa se habia apresurado a llegar a la escalera antes de que Lucía terminase de bajar, para llevarla con todo el mundo. Alcé la ceja curiosa-No es su dama de honor, pero me parece que la a cojido cariño...-en cuanto ví a Walter acercarse con prisa me reí sin poder aguantarlo, parecía una especie de competicion por su cariño-Me parece... que cierto padre está celoso-le entendía perfectamente aun que hubiese dicho eso con sorna, era el padre y quería tener el honor de llevarse a su hija ante todos los invitados. Crucé mi mirada con ella durante unos segundos, sonriendo como nunca antes habia podido hacerlo, intentando transmitierle toda mi felicidad.

La sala de repente había quedado en completo y absoluto silencio, las miradas estaban todas dirigidas a mi y mira que le había dicho a mi madre que no quería entradas como aquellas. Miré primero a mis padres, mi madre sonreí orgullosa y mi padre a su lado sin perder su sonrisa característica también me brindaba su apoyo.

Recogí el vestido para no pisármelo, tenía miedo de caer y que todo se terminara tan rápido como empezó. Mi siguiente mirada fue dirigida hacia Samantha, quien con un asentimiento de cabeza me dio a entender que me apoyaba. Respiré con dificultad, aun que no lo necesitase, miraba en pequeños intervalos a Dean, a Andrew, a Ian. Hasta que un pequeño movimiento me hizo bajar la mirada. Katerina había venido a cogerme al final de la escalera. "¿porque?" pensé con desconcierto, pero cuando fui a coger su mano dubitativa, mi padre apareció por el otro lado tendiéndome su mano. Paré en la escalera sin saber que hacer, por un lado estaba mi padre y por otro la que consideraba mi maestra, todas las miradas estaban fijas en mi, mis mejillas empezaron a colorarse y sin agarrarme a ninguno eché a correr hasta abrazarme a mi madre, enterrando la cabeza.
La levanté levemente al verme rodeada de personas y entonces mi madre anunció el evento-Es tradición en el castillo, que cuando la anfitriona realiza una fiesta, todo el mundo debe bailar con ella- Fruncí el ceño, no estaba preparada para enfrentarme uno a uno a cada invitado, pero si era así, yo bailaría con ellos.Pero justo antes de empezar hablé alto, para que se me escuchase por todo el salón-G..Gracias a todo el mundo por haberse presentado hoy aquí...!- mi cara ahora estaba completamente roja, tenía que decirlo, así que mejor cuanto antes.

Reí entre dientes, pobre Lucia. La extravagancia a sus padres les gustaba, aun que parecía que fiestas asi, al menos salir y que todos la mirasen a ella no tanto.

¿Bailar con ella? o venga... yo no sabía bailar bien, siempre habia sido muy burro... Estaba pensando en como escaquearme de esa pero sería descortes... Suspiré, "que remedio....".

Vi que la cogía su padre y ella habló, roja y con mucha timidez. Vi entonces como Dana se habia acercado, la sonreí con cariño y la acaricié la cintura con la mano. Entonces, al pronunciar esas pocas palabras, para que no se escuchara un silencio atronador que sabía que podía ser aun pero para ella, comencé a aplaudir.

Era una situación muy curiosa, pero me pareció que Lucía actuó bastante bien al no agarrarse a ninguno. Eso si, la cara de Walter seguía impasible, como no, pero no creía que estuviese muy feliz del todo con lo ocurrido, aunque en realidad era una nimiedad.
Ostias, ¿bailar? No se me daba mal del todo, o eso creía, pero había altas probabilidades de que la liase, aunque habría que intentarlo de todos modos.
Observé como Andrew aplaudía y me reí, me había hecho mucha gracia, así que le imité, la vampiresa se merecía eso y mucho más.

No me di cuenta de todo lo que acontecia a mi alrededor, no note como se acercaba angeline a andrew, o aquella pequeña carrera por llegar a la escalera que mantenían walter y katerina.
Mis ojos solo podian estar fijos en lucia y en todos sus movimientos, mi mente parecia grabar a camara lenta como descencia aquella larga escalinata hacia el salon principal.

*bailar* pense aterrada, yo no sabia bailar, no al menos sin estar boracha, y no pretendia perder mis facultades y mi dignidad en mitad de un salon repleto de gente, no no, que no contasen conmigo para eso

Me había retirado por la pesadez de aquellas auras y ya que no conocía a nadie, pero poco a poco me iba acostumbrando al ambiente. Al acto se acercó de nuevo mi madre y me aflojó con éxito la corbata, cosa que yo no había podido lograr. Me retiré la máscara con el ojo derecho cerrado y sonreí en modo de agradecimiento y al acto me la puse de nuevo sobre el rostro.

Lucía estaba realmente bonita con aquel vestido, me quedé algo embobado viendo como bajaba las escaleras. Cuando acabó de descender no sabía que hacer ni a quien coger la mano así que salió corriendo hacía la reina, reí un poco era una situación algo comprometida para ella pero ami me resultó aun así algo divertida. Cuando quise seguir observando un hombre de gran melena se acercó a mi madre. "¿Y esté?" Pensé arqueando una ceja,¿De que conocía a mi madre y que se supone que era?, era totalmente opuesto a mi, su aura era demasiado brillante y aquello me agobió un poco así que me retiré dejándolos solos, aun que no me gustaba la idea de dejarlo con aquel hombre pero comenzaba a sentirme incómodo.

Cuando me acerqué a la multitud y escuché las palabras de la reina me quedé parado. "B-bailar?!" Enserio había que bailar? No tenía ni idea puesto que nunca había bailado con nadie. Me sobé la nuca y suspiré, no se le podía hacer nada si era tradición supongo que habría que hacerlo, aun teniendo el apuro de cagarla ante todos ya que no me conocían o aquel pequeño miedo de hacer el ridículo, pero tenía que hacerlo, no haría ese feo a Lucía ya que era el día de su cumpleaños y mucho menos a los demás.

OFF Siento a veces que me ignoran un poco....

ON

Parecía que ninguno de los dos se enteró de lo que dije.

Qué poca clase... Pensé apretando los dientes, mientras me volvía hacia Lucía al oir sus pasos descendiendo por la gran escalinata.

Vi a Walter y a Katerina..¡Katerina!No me había dado cuenta de su presencia. Luego hablaría con ella.

Tras eso, oía que había que bailar con la anfitriona.

¿Bailar yo con una mujer? Eso queda...curioso...Si no poco común. Pero quizás sea interesante, jejeje..

Entonces, cuando vi que Katerina y Walter habían sido ignorados por Lucía, me acerqué a ella por detrás, posando una mano en su hombro

Hoola Katerina ¿Qué tal estás,querida?

Repuse sonriendo de forma pícara.

Escuhé y observé atento los sucesos. Con que bailar... me daba mucha verguenza pero tenian bien en cuenta que era un acto social. Miré a mi alrededor, al parecer a la mayoría les habia sentado un poco mal aquella casi imposición... reí para mis adentros. Ami tampoco me habia demasiada gracia peor por suerte no era del todo novato en ello, de pequeño muchas mujeres en nuestros viajes me sacaban a bailar por que les parecia adorable y poco a poco se va aprendiendo.

Miré la copa de aquel liquido burbujeante que me habia dado mi padre, la prové de nuevo. Estaba realmente asqueroso y olia fuerte... en cuanto psara otro camarero la dejaría encima de una bandeja

Entonces vi al fondo lo que sería mi salvación: un piano de cola solitario en un lado de la sala. Ciertamente era bonito, de negro brillante... y conociendo a este metrimonio supuse que lo tendrían bian ajustado y afinado. Sonreí y me dirigí hacia él, dejando de camino la copa en una bandeja. Lo acaricié con la llema de los dedos y levanté la mano.

-Si no les importa...-dije, aun que de pronto sentí la cara arder al ver que todo el mundo me miraba... pero era necesario, me daría mucha más verguenza bailar, más aun con Lucia...-quisiera, si no les importa, poner yo la musica para los bailes.. sería para mi todo un placer tocar en esta gran fiesta-dije, inclinándome un poco. A ver si colaba....
En este tiempo habia podido aprender bastante, mi padre era muy tendente a irse de bares y llevarme para que aprendiera todas las circustancias posibles cuando ya crecí un poco y casualmente me hice muy buen amig de un pianista, el cual me enseñó algunas canciones que se grabaron en mi mente como un recuerdo feliz.

Observaba a Ryu, ahora parecia mas tranquilo, pero no tuve mucho tiempo para relajarme...alguien me hablo a mi espalda.

Me voltee rapidamente y alli estaba el. Lucius, el angel que estaba ese dia.

De repente me vinieron recuerdos de ese terrorifico dia.

Note como Ryu se alejaba. Pero no me podia preocupar de eso ahora. Senti como tenia un gran mareo. Me apoye en la pared.

-Hola- dije en un hilo de voz

Aun seguia mareada.

La idea de bailar no me disgustaba para nada. El baile con una mujer debía ser por lo menos...curioso de hacer. Aunque los que yo hacía se hacían con varones.

Parece que Dean por evitarlo, se dispuso a sentarse ante el piano. Para la afirmación que daba, debía de ser un buen pianista.Sonreí con afecto hacia él. Sabía que en el fondo, le daba vergüenza bailar con su prima. Se le notaba en el rostro.

Aún andaba frente a Luccie, así que, me incliné ante la anfitriona, para quedar varios centímetros por debajo de ella, con un brazo sobre el abdomen, sonriendo con afabilidad. Me volví a erguir, tomando la mano de Lucía, inclinándome levemente hacia ella.

Bella rosa del jardín. ¿Me concederíais este baile, mi lady?

Dije mientras me quedaba en esa posición, esperando una respuesta suya. A pesar de que parecía que lo decía en broma, todo lo contrario, iba bastante en serio. Seguramente sorprendería que la primera persona que se ofreciera a sacar a bailar a Lucía fuera nada más y nada menos que una mujer, y encima ángel. Pero a mi me encantaba ver el rostro lindo y encantador de Lucía, más si se sonrojaba, como esperaba que ocurriera.

Habia recibido una invitacion,la verdad es que no sabia muy bien porque.

Enseñe la invitacion a los guardas de la entrada,inmediatamente me dejaron pasar con un saludo un poco forzado,lo entendia,era un angel y muy poco querido despues del desplante a su reina.Por eso no entendia porque me invitaba a una fiesta de cumpleaños.

Al entrar vi todo llenisimo,a rebosar.

Los invitados daban su saludo correspondiente a los anfitriones,y yo fui como los demas a presentar mis respetos y a felicitar.


Me abri hueco hasta ellos,entre los que vi a lucius y a amy.Segui adelante hasta llegar a la reina.
Agache la cabeza en respeto.

Encantado de volver a verla,reina.Es un placer que me haya invitado a tan gran acontecimiento.

Me gustaria dar esto como presente para la cumpleañera.

Era una caja de piedra bellamente tallada por mi gracias a mi poder.Habia conseguido unos pequeños rubies gracias a mis contactos en el puerto.

La caja en si era de unos veinte centimetros por unos quince.El tema de la ornamentacion era floral y con un dragon alrededor de el borde de la tapa.

Los rubies se encontraba en los ojos del dragon y uno un poco mas grande en el centro.

Al abrirlo dejaba ver una figurita de vidrio moldeado por mi de un fenix,este no estaba pigmentado ya que no sabia como hacerlo pero creia que podria gustarle.

No soy alguien con grandes recursos economicos,espero que este presente hecho por mi agrade a tu hija.

La gente era muy lenta y ni siquiera se habia molestado en intentar aprender las tradiciones locales, todos parecian haberse quedado bloqueados ante la idea de bailar con Lucia, todos menos un angel, aquella que se habia presentado un Amy, y encima le parecia extraño que dos mujeres tuviesen que bailar juntas, o por lo menos eso creia entrever entre tantos pensamientos mezclados. Rebajé mi aura a nivel de maestro para acallar las voces de mi cabeza, y las de las demás cabezas. Suspiré al ver la torpe invitación de Amy, ¿por qué pedias permiso a alguien que te habia pedido bailar? Me acerqué con paso decidido, o todo lo decidido que me permitia el vestido hasta Lucia y, con velocidad y delicadeza la aparté de Amy rodeandola de la cintura, cogí sus manos y la llevé al centro del salón.

La sonreí con delicadeza, pues sabia que habia sido un poco brusca, pero en algún momento la gente tendría que espabilar. Cuando llegamos al centro del salón la música comenzó a sonar y yo comencé mi elegante baile con Lucía, sabia que no duraria mucho, pues los demás invitados tenian que venir uno a uno e ir apartando a la anterior pareja de baile para dirigirla unas breves palabras, pero tranté de disfrutarlo todo lo posible.

-Esta noche estas preciosa. -Dije con aún sonriendo. -Feliz cumpleaños, pequeña princesa, espero que los dioses velen por tí y por tu familia. Por cierto, tus padres son encantadores. -Lo poco que habia podido hablar con ellos me habia sorprendido, Luccie tenia un gran talante y el don de la palabra, por no hablar de la facilidad con la que dirigia a cualquier persona, independientemente de su raza. Y su padre, Walter, con porte elegante y modales refinados parecia decir siempre lo que pensaba, además, parecia ser una de las pocas personas con cabeza en la sala.

Noté a alguien más aparecer en la fiesta. Raziel...hacía mucho que no le veía. La verdad es que deseaba verle y hablarle, pero dado el sitio donde estaba, no me pude ver como para ir a hablar con él.

En ese momento, noté cómo se acercaba la chica mestiza a gran velocidad, y al levantar la vista, vi que apartaba a Lucía de mí.

Enseguida, me exhalté. ¿Qué se habría pensado esa chica?¿No podía esperar a su turno? ¿O es que tenía prisa?

Levanté una ceja mirando cómo hablaba hacia ella y la sostenía con ambos brazos. Mis mejillas se colorearon de un color rosado por la molestia que tenía. A pesar de que casi nada hacía mella en mí en sentido de molestia, eso sí lo había conseguido.

Me crucé de brazos, dando pequeños toquecitos con el talón del zapato, mientras miraba cómo bailaban ambas. Parecía que después de todo, no bailaba mal la mestiza.

off: chicas chicas, dejad de postear tan de seguido, dejad al menos que lo haga lucia, para algo baila ella xD sin contar con deimos y luccie, tambien falta ian y despues yo, dean y andrew.

FDI: Sí, por favor. RESPETAD LOS TURNOS. Yo iba justo después de Samantha y mira... Se me han vuelto a colar... Por favor, no convirtáis esto en más caos, quedaros con después de quien vais y esperad vuestro turno, por favor. Que esto de por sí ya es bastante caótico porque hay mucha gente, pero no se puede hacer de otra manera, porque si uno empieza a saltarse los turnos, luego se suman los demás. Y en este tipo de temas, para que no haya malos entendidos, es mejor seguir un orden.
______

Todo el mundo le prestaba atención a la pequeña Lucía. La verdad es que estaba tan radiante que no me sorprendía que estuviera acaparando toda la atención de los invitados. Observé que otra de los muchos vampiros que habían asistido a la celebración, se acercaba a la pequeña para recibirla al pie de la escalera. Era bastante hermosa, también, o eso me pareció al verla de espaldas, su estilo se asemejaba mucho al que llevaba Lucía esta noche. Y casi al instante de llegar ésta a la escalera, al otro lado apareció Walter, como si se disputaran a la pequeña Lucía. La pequeña pareció dudar, y entonces echó a correr pasando de largo de las dos y se abrazó a su madre. Esbocé una pequeña sonrisa, la tristeza no se me iba del todo, pero tenía que admitir que aquello me había hecho gracia. Y ahora la escena madre e hija me parecía enternecedora...

Mis pensamientos volaron un instante, imaginándose cómo sería que Amy y yo tuviéramos una hija o hijo... Mi mirada se posó en ella instintiva y fugazmente... Suspiré, con nostalgia y al poco volvió a posarse en Luccie y su pequeña. Me daban un poco de envidia...

Entonces, Luccie se adelantó hacia los invitados y anunció la apertura del baile tradicional. Sonreí nuevamente para mí mismo. Me hacía ilusión bailar con la pequeña Lucía... Se levantó un murmullo entre la multitud, a mucha gente parecía no agradarle la idea. "Pero qué descorteses... Con lo bonito que es sacar a bailar a una dama..." Entonces, entre la duda de la multitud, un joven licántropo se adelantó a todos ofreciéndose para ser el maestro que tocara la música para el baile. "Vaya excusa... ¡Es bueno!" Pensé, aprobatoriamente. Por mi parte no tenía inconveniente y pareció no importarle que así fuera al resto.

Pero entonces, una voz me sacó de mis pensamientos. Natasha parecía haber estado distraída también, pero ahora me devolvía el saludo, algo distraída. Me volví hacia ella, ignorando que Amy fuese la primera en sacar a Lucía a bailar. Fui a sonreírle, pero entonces me di cuenta de que parecía mareada y mi expresión se tornó seria. Disminuí mi aura hasta el nivel de un maestro, entonces. Pensando en que pudiera haberle afectado. Pero aun así, algo parecía haberle pasado, además de eso, pues no tenía tan buen aspecto como recordaba.

- ¿Os encontráis bien? -Dije adelantándome rápidamente a sujetarla por la cintura y pasar su brazo por encima de mi hombro.

Mi mirada felina la analizaba ahora. Sus rasgos, me indicaban muchas cosas, esta mujer parecía no haber sufrido sólo las consecuencias que acarrea la pérdida de un ser querido... No era normal ver dichos síntomas en una mujer vampiresa, debido a que todo lo regeneran y restablecen hasta su momento en vida de mayor esplendor físico. Se la veía marchita... "Si no fuera porque me parece algo imposible... Diría que vuestro cuerpo no se hubiera recuperado aun de un post-parto..." Pero seguía pareciéndome algo increíble... Aunque, por otro lado, Walter y Luccie lo habían conseguido engendrando a su hija... ¿Estaría cambiando la genética de los vampiros? Tendría que investigar más sobre ello...

Entonces, y sólo entonces que mi aura estuvo más reducida que la suya, pude percibir la presencia de alguien que reconocía no haber visto en mucho tiempo... Raziel, mi príncipe ángel. Mi mirada felina lo buscó con insistencia entre la multitud, apartándose de la atención de Natasha, hasta que lo localizó junto a Luccie, pues parecía estar hablando cordialmente con ella.

Pero aquella no había sido el único aura que me había llamado especialmente la atención, pues sentí la presencia de un aura neutral, tan poderosa como la de un rey... Mi mirada felina se frunció y volvió a buscar con insistencia entre la multitud, posándose en Lucía, quien parecía estar bailando con Amy... Pero entonces, y en un sutil movimiento, una mujer que desconocía se la arrebató... Era ella... Una... mestiza.

Rápidamente, mi curiosidad se vio desbordada. Tenía que conocer a esa mujer. No estacaba precisamente por ser bella, pero su exotismo me resultaba especialmente llamativo, parecía extranjera...