Tomandome un descanso (que se meta quien quiera :D)

Desde mi regreso, he dedicado todo mi tiempo a poner en condiciones mi reino. Había demasiado papeleo, demasiados asuntos pendientes y muchas preguntas que todavia no sabía si tenían respuesta. Todo eso solo conseguia que me doliese mas la cabeza. Hace cuestión de unas horas decidí salir del castillo e ir a relajarme al primer lugar que viese.


Estaba sobrevolando la zona cuando divisé unas cordilleras que me llamaron la atención. Descendí hasta allí sin pensármelo mucho.

Era un lugar bastante desolado y nevado. Casi no llegaba bien el oxígeno hasta esa zona, tenía que hacer un gran esfuerzo por respirar. Corría un viento gélido que te congelaba todas las venas.

Estaba muy entrada la noche y no habíia mucha luz en el lugar.

Ese lugar era cada vez mas siniestro, pero me me encantaba.


Respire el poco aire que había allí y sonrei.

Mi curiosidad me habia llevado a lugares insospechados. Mis pies me trajeron a estas cordilleras de nuevo. No me gustaba demasiado aquel lugar, preferia los bosques celestes... curiosame sentía muy bien alli.
LLegó a mi un olor diferente... no creia haberlo olido nunca... ¿Que era...? sabia que era un ser sobrenatural.. al menos para el mundo de los humanos... pero no lograba saber que era. Entonces, me topé con la persona a la que correspondía dicho olor.

Era un muchacho joven, sin duda era guapo, y su aura indicaba un gran poder. Le miré unos instantes, tratando de adivinar que era. Entonces me di cuenta, no podía olvidar mis modales. Me acerqué y me presenté.

-Buenas noches, caballero.-dije haciendo una pequeña reverencia de respeto, como me era de costumbre realizar-lo siento, no pensaba encontrarme con nadie aqui

Estaba disfrutando de las vistas que me ofrecía aquel paisaje cuando una presencia me sobresalto.

Era un joven, no podia tener mas de 16 años. A pesar de su corta edad tenia una buena constitucion.

Normalmente no me gustaban los criajos pero haria una excepcion por una vez.

Suprimi mi aura todo lo que pude.

-Buenas noches, no te preocupes por el momento no me molestas- dije con mi característico tono frío- puedes quedarte aquí si quieres.

Debía de tratarse de otra criatura sobrenatural.

No era muy simpático, no se si eso era debido a su raza o a su caracter. Quizas a su mala educación por que no era forma de tratar a alguien que te acabas de encontrar.
Le observe.

-Mmm con ese caracter lo que me extraña es que no te molestes a ti mismo-sin embargo sonreí, hoy estaba de bueno humor. Repasé en mi mente todas las razas que habitaban el lugar. Analicé su aura, no era un ser de luz. Vampiro no era, eso estaba claro... podia reconocerlos con mucha facilidad, el olor putrefacto les delataba demasiado. No... el no olia.. realmente a nada... quizas a.. cenizas un poco... ¿que puede oler a cenizas?... Fuego... mmm ¿el infierno? nunca habia estado pero conocia de aquel lugar... en el infierno solo vivian los demonios. Ahi estaba la respuesta.-Con que demonio, mm almenos no eres otro vampiro-en verdad estaba bastante arto de solo encontrarme con ellos, no es que me molestase demasiado, pero un poco de variedad no mataba.

Me crucé de brazos y me dejé recaer un poco sobre uno de los pedruscos que se encontraban cerca mia.

Medio sonrei, aquel crío no tenia pelos en la lengua.

Me acerque un poco a el. No me solían caer bien los seres de luz pero el parecía diferente.

-Vaya- dije cruzandome de brazos- veo que para tu corta edad eres muy avispado. Por el comentario que acabas de hacer puedo deducir que eres un licantropo, ¿me equivoco?

FDI: ¿Os importa?
_____

Había decidido salir de mi cueva de hielo a tomar un poco el aire. Allí el viento que soplaba era de los más puros de todo Yggdrassil. Me aparecí en un destello de luz en la cima de las cordilleras. Mi pie izquierdo descansaba sobre un risco, mientras que el otro trataba de hacer contrapeso para guardar el equilibrio. Los brazos estaban extendidos y en cruz, con las manos hacia dentro como si parecieran alas, y mi cabello completamente suelto y al aire, siendo agitado salvajemente.

Era una buena postura para meditar, a la intemperie y peligro que suponían aquellos riscos, con el continuo azote del viento tratando de desequilibrarme y hacerme caer... Pero también me ayudaba a fortalecer la resistencia. Era un buen entrenamiento para el espíritu...

Que fuera de noche y estuviera a merced de Kahlia lo volvía un reto más, aunque mi buena visión pudiera contrarrestar lo que mis ojos me mostraran. Sin embargo, estos permanecían cerrados, me ayudaba a concentrarme mejor, ya que mi aura también permanecía suprimida, para que no me supusiera una distracción y únicamente pudiera agudizar mi oído, factor importante en el equilibrio.

El sonido del gélido viento cortante, me trajo consigo las voces de alguien que se encontraba más abajo. "Un licántropo y un demonio..." Me dije con tranquilidad al reconocer sus auras. "¿Demonio...?" Hacía tiempo que no veía ninguno, creía que con la muerte de mi hermana se habían extinguido definitivamente. Pero estaba equivocado...

Abrí un ojo y me incliné ligeramente hacia abajo para echar un vistazo. Con el aura suprimida no podía aumentar mi capacidad visual para alcanzar a ver más detalles, estaba un poco lejos.

Suspiré y elevé mi aura ligeramente, sólo hasta el nivel de un ángel común, así podría seguir pasando desapercibido y mostrar mis dobles alas emplumadas del color del marfil. Sin cambiar la postura, las batí para despegar mi pie del suelo y luego comencé a descender hasta situarme en un saliente, todavía por encima de ellos, aterrizando con suavidad. Tras lo que oculté mis alas y volví a suprimir mi aura, agachándome cual gato, apoyando mi mano izquierda en el borde.

Y permanecí en aquel lugar, observándoles con curiosidad, oculto por la oscuridad y la certeza de que... "Uno puede esconderse en cualquier parte y ser descubierto, pero la gente... por muy estúpido que parezca, nunca suele mirar hacia arriba..."

Vi como se cruzaba de brazos, rompiendo el hielo de sus labios mostrando lo que parecía un ápice de sonrisa.

-No, no te equivocas.-hice una pequeña pausa, cai en la cuenta de que aun no me habia presentado-mm Disculpa mis modales. Soy Dean Wingates, encantado. ¿Y.. usted..?-dije algo duditativo, alzando una ceja. Él tampoco me habia revelado el suyo.

Entonces noté otra presencia, aparentaba ser un aura de mi nivel... aun que en este tiempo habia podido aprender y comprovar que eso no era buen modo de indicarse por el poder de alguien, el aura podía llegar a suprimirse casi del todo. Su olor... no olía demasiado... estaba lejos, pero podía sentirle. Eso solo podía ser señal de que estaba muy por encima de nosotros, en el cielo, o bajo tierra, si no me llegaría bien su olor por accion del viento.
Abajo lo dudaba, a menos que estuviera haciendo escalada... y me sorprendería encontrarme con alguien haciendo eso ahora mismo. Cada vez entia ese aura más cerca. Algo, no sabía que, me incitó a mirar hacia arriba. Entonces le vi, como plegaba sus alas blancas... me recordaron demasiado a las de Amy... Dana por ejemplo las tenía grises, estas eran completamente blancas... y eran plumosas asique tenía que ser un angel. Miré al demonio entonces, a él no se le veían las alas... y el hombre de arriba que nos observaba parecía haberlas guardado. Interesante.. aun que ahora que lo pensaba etnía sentido, los vampiros tambien tenian alas y yo nunca se las habia visto a Lucia... ni a Katerina, y eso que habia indagado bien a fondo su cuerpo.
Un angel y un demonio... no era buena convinación. Pero ¿quien sabe? por designios del destino yo no me llevo tan mal con los vampiros.. aun que si que sigo teniendo que admitir que su olor no me agrada demasiado, al menos ellos se pueden permitir el lujo de no respirar, entonces, no olerme por consecuencia.
Les miré a ambos, era de mala educación no presentarme asique...

-Buenas noches-saludé al angel. Ahora que me fijaba.. me sonaba... pero ¿de qué? ..

Traté de recordar... entonces vino a mi mente su imagen en una fiesta. Claro, del cumpleaños de Lucia, aun que no había hablado con él nunca.

El joven se presento, realmente en el fondo me caía bien.

-Encantado- dije- Yo me llamo Demian Bolkonski. Eres la primera persona que hablo desde mi regreso, deberías sentirte...

Pero no termine la frase una extraña esencia distrajo toda mi atención. En ese momento supe que no estábamos solos. En este lugar había alguien mas.

Frunci el ceño y escurridiñe el lugar intentando descubrir de quien se trataba. No obtuve mucho éxito, por lo que subir un poco mi aura.

Me concentre y poco a poco pude notar como otra aura estaba en este mismo lugar.

Era un aura pura...demasiado pura y limpia. No cabía ninguna duda, era uno de esos fastidiosos ángeles. Hacia mucho tiempo que no trataba con ellos.


Mi rostro volvió a endurecerse y mis ojos azules mostraban una mirada fría.

Alce la cabeza hacia arriba y allí le vi.


-Eh tú, ¿Por que no bajas aquí y dejas de espiar?

Les observaba desde mi saliente con tranquilidad. Al parecer no hacía mucho que se hubieran encontrado, así me lo indicaba su conversación. Y tampoco parecían conocerse, ya que se estaban presentando.

El aura del demonio era bastante antigua y poderosa, no se había molestado en ocultarla, y yo tampoco lo haría entonces en analizarla.

Entonces, sucedió algo que no había esperado... El licántropo, incluso siendo uno común, alzó la mirada hacia arriba y me observó directamente dándome las buenas noches. Entonces caí en la cuenta... "¡Mierda! Otra vez..." Me maldije. ¿Estaría perdiendo facultades o algo? Había olvidado por completo que podría olerme, de lo contrario hubiera escogido otro saliente que estuviese contra el viento, así no me hubiera detectado al no haber sido conducido mi olor intencionadamente hacia sus sentidos...

Ya me había sucedido algo similar en una ocasión, precisamente en presencia de mi querida amiga Luccie y más vampiros. Le susurré una confidencia a Amy fuera de lugar... bueno, más bien fue una insinuación, y como era de esperar, todos los vampiros se enteraron... Pero nunca se me olvidará el bochorno que pasé al ser llamado a la atención por la misma Luccie...

No había sido exactamente la misma situación... pero un despiste sí que me había llevado a pasar por alto una de las cualidades más notables de dichas razas.

Inclusive, por la demostración de habilidad del licántropo, el demonio también había mirado hacia arriba y ahora me estaba exigiendo de malas maneras que bajase y dejase de espiarles.

Suspiré. Mi coartada ya se había quedado por los suelos, así que no tendría más remedio que bajar a su nivel y presentarme como era menester. Mostré nuevamente mis grandiosas y dobles alas del color del marfil, me puse en pie y descendí con suavidad hasta posarme con elegancia entre ambos, a un lado y manteniendo una distancia prudencial. Oculté mis alas al instante de no necesitarlas, desapareciendo éstas desvaneciéndose sin más.

Mi altura destacaba sobre la de ambos. Era el más alto de los tres, de eso no cabía ninguna duda.

Me dirigí primero hacia el licántropo, ya que había sido él el primero en descubrirme.

- Buenas noches tenga vos también -Le dije realizando una pequeña inclinación con la cabeza-. Creo que os debo una sincera disculpa... Hasta hacía un momento me encontraba solo en la tranquilidad de las alturas y no esperaba ser perturbado...

Me volví ahora hacia el demonio, mis pupilas se afilaron como las de un gato. No me gustaban sus modales aunque no tuviera nada en contra de los demonios. Mi her... Prefería no pensar en ello. No tenía nada en contra de los demonios y punto. Si había una raza a la que le tuviera aversión, esos eran los ángeles caídos, pero aquí no había ninguno, así que no tenía porque guardarle rencor alguno por ello.

No obstante, lo que sí que no toleraba era la irrespetuosidad y este demonio me había faltado al respeto con creces. No tenía ganas de discutir, pero le advertiría para que no lo volviese a hacer.

- Entiendo que tengáis motivos para desconfiar de un servidor y molestaros por haberme encontrado observándoles. Pero yo no os he faltado al respeto en ningún momento. Por favor, os pido que os guardéis vuestras adversidades e improperios para el que se lo merezca y dejéis de descargar vuestra frustración sobre mi persona o la de este caballero, que tampoco se la merece -Me había referido al licántropo. Y es que el demonio era muy maleducado.

No me pude fijar en ese momento en lo atractivo que era el demonio, debido al malestar que me había causado... Bueno, en realidad, los dos lo eran, el licántropo tampoco se quedaba atrás, pero era demasiado joven para mí.

De nuevo volví a mirar al licántropo. A pesar de haber estado distraído en la fiesta de cumpleaños de la hija de Luccie, no olvidaba que este licántropo había estado en compañía de la única caída que había asistido a la fiesta. Aun así, él no lo era, así que por más que tuviera amistad con ella, no tenía por qué guardarle rencor tampoco.

- Mi nombre es Lucius Júpiter, soberano del Cielo... -Alcé mi aura hasta su punto álgido. Si íbamos a ir de frente, sería con todas las cartas sobre la mesa.

Escuché a ambos. Sin duda aquel demonio no tenia apenas modales, pero ¿que se esperaba el angel? Yo tenia bien en cuenta lo desagradables que podían llegar a ser. Por lo visto todos eran bastante ariscos y... con aires de superioridad...
Que el angel estuviera ahi justo si que era algo sospechoso, pero no siempre habia que mal pensar como habia hecho aquel muchacho que decia llamarse Demiam, pudo estar ahi por simple casualidad.

Estaba con él angel en el tema del respeto, no tenía por que hablarle asi, menos aun cuando... Lucius... estaba disculpandose. Me gustaban sus modales.
Noté como me observó, pero lo pasé por alto.
Cuando habia aterrizado pude comprovar lo grande que era, y estaba demasiado musculado para mi gusto, además de ser demasiado mayor para mi.

Mmm interesante... el demonio habia mostrado al fin toda su aura, en parte sentí empequeñecer ante personas tan fuertes pero eso no me aplacó. Sabía mis limites, pero no por ello dejaba de tener cierto orgullo...
Observe la situacion con cuidado, no era bueno juntar bandos tan opuestos... mucho menos si uno de los dos no tenia demasiados modales, podría armarse una buena, por lo que decidí intervenir.

-Encantado, Lucius. Mi nombre es Dean Wingates.-dije haciendo una minima reverencia-Caballeros, no es momento de disputas. Apuesto a que pueden mantener la compostura facilmente, dado que ambos sois de rangos elevados y no se espera menos de vosotros-lo dije mirandolos a ambos, pero sobre todo al demonio, me daba que si habia conflicto se iniciaría por él, y no tenía ganas de estar en medio de algo asi.

Aquel ángel consiguió exasperarme con sus palabras, pero no lo hice notar.

Le estaba mirando furioso, note como en mis ojos ardía la chispa de la furia.

Intente tranquilizarme.

-Debo pediros disculpas por mis modales- dije con una fingida amabilidad- hace poco regrese al infierno y no me adapto a los cambios nuevos.

Pude notar como ese ángel no me quitaba el ojo de encima, cosa que me ponía de los nervios.

-Ya sabes lo asuntos de palacio son complicados. Es lo que tiene ocuparse de grandes reinos, supongo que vos no tendréis el mismo problema.

Sonrei satisfecho. Me hubiese gustado acabar la frase con un "Angelito" pero seria demasiada provocación.

No podía evitarlo, no aguantaba a los ángeles.

-Por cierto mi nombre es Debían Bolkonski- dije medio sonriendo.

El licántropo se presentó. Sus modales me parecieron bastante notables, cabía destacar. Se notaba que fuera un ser de luz. Intentó mediar entre el demonio y mi persona. Aparté la mirada por un instante, sonriendo para mí mismo, al tiempo que apoyaba mi barbilla sobre, mi mano izquierda pensativo. Estaba muy de acuerdo con él.

Sin embargo, el demonio pareció retractarse... Se excusó. Al parecer llevaba mucho tiempo sin dar señales de vida... Normal que no le recordase. Pero seguía habiendo algo extraño en su aura... No me había cruzado antes con él (o de eso creía estar seguro), pero si era tan antiguo como su alma aclamaba, alguna vez debimos habernos cruzado en el pasado, cuando mi padre aun gobernaba...

No terminé de captar su humor... ¿A dónde quería llegar exactamente?

- Un placer... -Respondí, para ambos, realizando una pequeña inclinación de cabeza-. Y eso... Me temo que no es asunto vuestro... -Le dije al demonio, poniéndome serio-. Bueno... -Dije cambiando el semblante nuevamente, dirigiéndome a ambos con el carisma y la amabilidad que me caracterizaba-. ¿Puedo saber que os traía a ambos por estos lares en una noche como ésta?

Suspiré con el comentario del Demionio, no me habia hecho demasiado caso, aun que no me sorprendia.
Esuché al angel, que claramente parecía estar algo crispado por la presencia de Demiam.

-Mmm mis pensamientos divagan, mis pasos, por consecuencia también. Solo paseaba... aun que se me ha vuelto a hacer denoche.

Miré al cielo, se podían contemplar todas las estrellas. ¿Por qué siempre se me hacía tan tarde? Siempre salía de tarde y.. cuando menos me lo esperaba era de noche.. que efímero era el tiempo

No si ese tal Lucius se había percatado de las intenciones de mis palabras pero aun así sonrei satisfecho.

Luego nos pregunto que hacíamos ahí tan tarde, espere a que Dean terminase de hablar para poder hacerlo yo.

-Yo simplemente- comencé a decir- tenia la cabeza demasiado ocupada en muchas cosas y decidí venir a un lugar apartado para poder aclararme las ideas...y vos, ¿que le trae por aquí? Este no es lugar para un ángel, quiero decir, este sitio tan oscuro y tenebroso no es el tipo de ambiente en el que estaría un ángel.


Arquee una ceja.

- Pareciérame que el mundo estuviera revuelto últimamente... -Comenté a lo que decía el joven licántropo, volviéndome hacia el demonio-. Y en cuanto a vos, Demian... Creo que tenéis un concepto muy equivocado de los ángeles... No vivimos entre algodones, siendo todo paz y tranquilidad, perfección y luz... No -Negué, esbozando una sonrisa un tanto divertida-. Nada más lejos de la realidad... Los ángeles, también tenemos preocupaciones... Y, por supuesto, bajamos a la tierra de vez en cuando.

Mi sonrisa se pronunció. Se pudo atisbar un pequeño brillo de picardía en mis ojos.

- No somos tan diferentes, después de todo. Ya que mis motivos eran muy similares a los vuestros... -Mi mirada azul-eléctrica se paseaba pícara y alargada como la de un gato entre ambos-. ¿No estáis de acuerdo, Dean? -Dije, devolviéndole la conversación.

El joven licántropo me parecía mucho más elocuente de lo que hubiese podido esperar en alguien de su edad. Estaba convencido de que me argumentaría una buena opinión.

Escuché a ambos, entonces quedé pensativo ante la pregunta de Lucius, sin apartarle la mirada.
Pensé en Amy, se parecía mucho a ella, no fisicamente claro. No habia conocido a ningun demonio más que a Demiam, y aun no le conocia apenas. Pero por lo que podía haber observado de las distintas razas que ya conocia, las diferencias entre unas u otras radicaba principalmente en el carcter, mucho más que en la raza.

-Las diferencias entre unas razas u otras solo las marcan los necios. Es cierto que yo, y lo admito, siento un instintivo desagrado hacia los vmapiros.. no por ello tengo por qué negar que en algunos rasgos nos parezcamos. La raza y el caracter, al igual que el sentido de la responsabilidad son terminos diferentes, pero no por ello incompatibles. Es cierto que unas razas tienden por norma general más a un bando u otro, una opinion, u otra... pero no por ello teneis que enfrentaros cada vez que os veais. Si fuera asi... yo ya habria tenido cientos de batalllas... parece que, salvo sendas excepciones, solo me encuentro con vampiros.

Escuche atentamente sus palabras, jamás pensé que un licántropo pudiese pensar de esa manera. Observe a aquel muchacho durante un largo tiempo. No parecía un joven de 16 años...aparantaba ser mucho mas mayor.

Le dediqué a Dean una amable medio sonrisa, y ya podría contentarse con eso. No solía ser amable con mucha gente y menos si no le conocía de nada, pero curiosamente ese chaval me estaba empezando a gustar cada vez mas.

-Muy profundas tus palabras- le halagué- ¿cuantos años tienes? no pareces el tipico chico adolescente que solo piensa en cosas de su edad, espero que no me mal interpretes. Sólo es que me sorprende que un chico de tu edad tenga esos pensamientos tan profundos. Y en parte tienes razon hay gente que se toma el odio entre razas demasiado a pecho, pero otras veces no se puede controlar...supongo que el instinto puede muchas veces con nosotros.


Tras decir esas palabras dediqué una dura mirada a Lucius, no sabia porque, pero había algo en él que me desagradaba.

Escuché los argumentos del joven licántropo. No me había equivocado en mis suposiciones. Me satisfizo su opinión más de lo que esperaba. Escuché entonces al demonio. "¡Cuánta hipocresía!" Pensé, al escuchar su opinión. Él mismo se contradecía con sus palabras. En el fondo me hacía gracia.

- Ciertamente, Dean -Asentí, volviendo a posar mi concilidaora mirada en el joven licántropo-. Comparto vuestra opinión -Era algo que había heredado muy orgullosamente de mi madre. En realidad si sentía algo de aversión, precisamente no era hacia los demonios-. Yo mismo no tengo nada en contra de los demonios... Antes tenía una alianza con los propios renegados, por raro que parezca... -Aquello me recordó inevitablemente a mi hermana, pero rápidamente aparté esos pensamientos-. Aunque me resulta curioso, Demian... Hubiera afirmado que, aun así, os sigo desagradando... ¿No os parece un tanto contradictorio?

Mi sentido del humor lo podía todo, y debía admitir que me estaba agradando la compañía de ambos. El pequeño Dean lograba ilustrarme y admirarme realmente, su arrojo verbal era algo a tener muy en cuenta. Despertaba mi curiosidad... No se encontraba jóvenes de tales características tan a menudo.

En cambio, el misterioso demonio me tenía desconcertado, debía admitir. Algo me decía que había algo detrás de su máscara y estaba determinado a destaparla.

La conversación se estaba tornando más interesante de lo que pensaba a cada segundo que me internaba en ella. Salir de noche, no había sido tan mala idea, después de todo.

En parte me sorprendió la pregunta del demonio, no me la esperaba. ¿Mi edad?... eso era muy dificil de explicar... ¿Como decirle la verdad? sería demasiado explicar asi que, le dije la otra verdad, solo que no le contaría en sí todo.
Parecía amable, me lo tomé de muy buena gana, tenia entendido que los demonios no solian serlo con la mayoria de personas.

-Bueno... digamos que tengo 19 años. En realidad tengo algunos menos pero... es raro de explicar... ni si quiera se exactamente como pudo pasar pero... Yo nunca fui convertido, nací del fruto de un licantropo y una humana. Eso hizo, no se aun por que, que tuviera un crecimiento extremo rapido... tanto fisico como mental.. Y lo de no tener un pensamiento muy adolescente... no lo se, simplemente me gusta reflexionar bien las cosas, supongo.


Entonces miré al angel y le escuché. Asentí, gradecido y sonriente ante su aprovación. No la habia pedido, tampoco la esperaba, pero siempre era algo que agradecer.

Mmm en aprte pensaba que era normal que al demonio no le agradara el angel... seguian estando instintos muy arraigados en nosotros.

Dedique una sonrisa sincera a Den, cosa que no era propia de mi ni de mi carácter.

El joven intentó explicarme el porque de su edad. La verdad es que era algo bastante complejo.

-Entiendo- dije asintiendo con la cabeza- ya veo que tu caso es muy peculiar. No hay licántropos puros ultimamente.

Luego vi el "gran" comentario que hizo Lucíus. No se como lo conseguia pero cada vez me estaba poniendo mas de los nervios.

-No os confundaís caballero, en ningun momento ha salido de mis labios que odie o tenga algun tipo de desprecio hacia los ángeles. Y si me caeís en desagrado es por vuestra prepotencia no por lo que seais.

Le dedique una mirada desafiante.

"Hmm... Semi-licántropo con crecimiento acelerado... Interesante..." Diagnostiqué instintivamente al escuchar lo que decía Dean, clavando mis pupilas felinas en él, demostrando ahora un mayor interés, si cabía.

- Esto me interesa... -Intervine, acaparando la atención de ambos-. Soy médico y me dedico a la investigación... -Aclaré, lo creí necesario-. Un caso así no se encuentra todos los días... ¿Podríais contarme más sobre ello, Dean? Si no es molestia... -Añadí, con un pequeño asentimiento. No le comprometía a nada, bien podría negarse si lo deseaba. Pero sentía mucha curiosidad, eso no lo podía negar.

Después me volví hacia el demonio con altivez y sin poder borrar aquella sonrisa divertida. Era muy directo y parecía no tener pelos en la lengua ni reparos en hacer comentarios ofensivos. Aunque no me lo estuviera tomando demasiado enserio, tenía que admitir.

- Permitidme confesaros, Demian, que a observador no me ha superado nadie todavía en estos tiempos -Mis pupilas se dilataron y contrajeron en un instante. Tenía tal control sobre mi buena visión, que podía incluso controlar las propias lentes de mis ojos a placer-. Así que, si lo he deducido, ha sido por vuestro lenguaje corporal... No me malinterpretéis, pero no suele escapárseme detalle alguno...

Me gustaba provocar la crispación en el demonio. Tenía que admitir que era demasiado fácil, era muy susceptible y me estaba resultando demasiado divertido.

Tras la fiesta de la hija de Luccie, de madrugada, decidí volver alzando el vuelo sobre las montañas de la Cordillera de la DEsesperación. Y entonces, mientras la sobrevolaba, noté una concentración de auras fuertes allí. Una la detecté y reconocí rápidamente.

Lucius....

Estaba preocupada por él. No quiso hablar conmigo en toda la noche, pero sabía que debía hablar con él pronto. Las otras dos... una era un licántropo...la otra... La otra....

Noté una punzada en el corazón en ese preciso instante, y me llevé una mano al pecho.

¿Qué es esta sensación?Este tipo de aura...no, no puede ser. Y no es Caeli....casi seguro

No podía ser. ¿Un demonio? Sólo sabía de una. Y no era ella, de eso estaba segura.

Descendí cual flecha del cielo, y cuando estaba cerca del saliente donde estaban los susodichos, frené sacando las alas y me quedé junto a Lucius. Rápidamente reconocí a Dean ahí al lado, y me sentí más tranquila, excepto por la presencia del demonio.

¿De dónde había salido?

¡Lucius!¡Dean!¿Qué haceis aquí?

Tras eso, me giré hacia el demonio, y pregunté, un poco cohibida

¿Y quién eres tú?

Me agarré a un brazo de Lucius de forma instintiva mientras lo preguntaba. Es como si pensara que fuera a quitármelo o algo así.

Y seguían con lo suyo, los comentarios que se lanzaban no cesaban. Suspiré. Que hicieran lo que quisieran, ya eran mayorcitos.

Miré a Lucius, era verdad que aprecía muy interesado en mi.. me sentí algo observado.

-Pues no se... ¿que quieres saber?-depende que preguntara le contestaria o no, pero en general era algo natural en mi, me daba un poco igual contarlo, solo que era algo dificil de explicar. Dijo que era médico... tomé nota. Escaseaban los medicos, aun que no sabía si el era bueno el hecho de que preguntara ya era bastante, al menos se interesaba fuera de su lavor como tal... eso era muy buena señal y le daba puntos para confiar en que si fuera bueno en su campo. Además, la medicina si que era algo que siempre me había interesado... no era muy fuerte aun.. pero una buena forma de proteger a los seres que queria era curándolos... quizas podría aprender mucho de este hombre-¿medico? ... Perdone mi atrevimiento pero, estaría dispuesto a adiestrarme en tal lavor?. Lo siento pero... es un campo que me interesa mucho y, los medicos de mi reino estan demasiado ocupados con el tema de las guerras como para que yo esté incordiando. Soy bueno memorizando, y aprendo rapido, le prometo que no seré una molestia.-apresuré a aclarar, igual eso me daba puntos. Siempre era buena oportunidad para aprender de la gente de mi entorno.

Otro aura pude percivir, de nuevo por los cielos. Era Amy, aterrizó cerca de Lucius y de mi.

-Buenas noches, Amy-La sonreí, me alegraba de verla. entonces recordé aquel dia que vino a verme por primera vez... "mm habló de un hombre..." pense. Quizas el hombre del que hablaba tan acaloradamente era Lucius.. al que se estaba aferrando ahora mirando con recelo al demonio. Al parecer, a ella tampoco le agradaban mucho.. pero parecia más bien temor.. o inseguridad, más que odio... En verdad no me imaginaba a Amy odiando a alguien, simplemente no podía.

Como era ya natural en mi comportamiento, me dedicaba a pasear por todos los alrededores, buscaba animales o pistas que me condujesen a ellos. Buscaba también cuevas, sitios inhabitados donde descansar y pensar.

Después de una de mis expediciones a una de las cuevas submarinas, estaba paseando para no aparecer empapada en mi casa. Pronto noté varias auras, estaban cerca y podía notarlas en todo su esplendor, tres luminosas y una oscura. La sola presencia de las tres lumínicas era algo agobiante y quise ir allí. Aparecí de pronto mirando a las personas, Lucius amigo de mi madre, Amy otra amiga de mi madre, Dean... y alguien que no conocía, parecía ser un demonio. Me acerqué pacíficamente sonriendo-Buenas noches-susurré, dirigiéndome a todos.

OFF: bueno creo que lo mejor es que establezcamos unos turnos:

1-Dean
2-Demian
3-Luccius
4-Amy
5-Lucia

Que si no esto es un caos Un.n

ON:

Iba a dejarle las cosas claras a ese angel cuando de repente otra presencia aparecio ante nosotros.

Era una mujer, muy bella por cierto, era un angel y de rango alto por lo que pude notar.

Nada mas venir se aferro con ansias al brazo de Lucius y me miro con gesto de preocupacion.

Sonrei. Eso era perfecto.

Aquel angel no estaba nada mal.

-Buenas noches mi nombre es Demian, Rey de los demonios- le dedique una de mis mejores sonrisas seductoras- es un placer ver una dama tan bella por estos sombrios parajes.

iba a dirijirme hacia ella cuando otra presencia se hizo notar.

Esta vez era una vampiresa. "Al fin algo de oscuridad" la mire con todo mi atrevimiento de arriba a abajo. Mi vista se fijo inevitablemente en esa zona que tanto me gustaba.

-Encantado- dije dirijiendome hacia ella y besando su mano- es un placer conoceros mi nombre es Demian, Rey de los demonios.

Tras decirle eso le hice una cortes inclinacion de cabeza.