Paseo calmado

Había salido a pasear tras unos meses encerrada,y aun que el día había empezado bien,las nubes se habían apoderado del cielo y había empezado a llover con fuerza,así que no me quedó mas remedio que esperar a que calmara un poco,y me senté en unas rocas altas resguardadas por unos arboles cercanos a la costa.

Pasadas algunas horas seguía igual,así que me abracé a mis propias rodillas y cerré los ojos,pensando,como siempre hacía,con ayuda de aquel sonido.

Había salido a pasear por la playa. Caminaba descalzo, a pesar de que el cielo parecía avecinar tormenta. Pero... Dicen que la lluvia purifica el alma y el espíritu... Así que realmente no me importaba. Como de costumbre cuando iba a tierras en que pudiera encontrarme a los hombres, iba con mi aura y mis rasgos completamente suprimidos y ocultos.

El mar estaba agitado, como consecuencia de la tormenta que avecinaba. El viento soplaba con fuerza, y a lo lejos se podían ver destellos en las nubes grises. El salvajismo de la naturaleza a veces resultaba abrumador, pero ayudaba a despejar la mente.

Comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia, dejé que éstas cayeran irremediablemente sobre mi, mojándome el cabello y la cara. Alcé las manos en cruz, hacia el cielo y elevé la cabeza para sentir la lluvia sobre mi rostro. Mis ropas se habían empapado, pero qué me importaba... Ya pocas cosas me importaban en esta vida. Todo se me había venido abajo desde que perdí a mi hermana, había realmente pocas cosas que me recordasen que todavía siguiera ahí, y que debía retomar las riendas de mi vida antes de que se me escapara de las manos.

Entonces, percibí un aura de carácter neutral y tan poderosa como un príncipe. Sentía en sus características que se tratara de un ángel caído... Tiempo atrás, me hubiera erizado al sentir un aura de dichas características, pero ya me daba igual... Entonces, me di cuenta de que había algo en dicho aura que me resultaba extrañamente familiar. "¿Kaede...?" Sí... Era mi bella princesa ángel caída...

Regresó a mi memoria el bello recuerdo que tenía de ella. Una mujer hermosa, fuerte, decidida... Recuerdo incluso que me enamoré a primera vista cuando la conocí... Noté un leve rubor en mis mejillas al recordarlo... Acrisea nos había iluminado aquél día... Ahora toda mi vida había cambiado...

Sin embargo, no dejaría de saludarla. Me preguntaba qué habría sido de ella... No tuve noticias de los ángeles caídos durante la guerra... ¿Qué habría pasado? ¿Estaría bien ella?

Observé que la lluvia también la estaba mojando a ella. Estaba sentada sobre la arena, abrazándose las rodillas... Me preocupó verla en aquella aptitud. Ella se merecía la felicidad ante todo. Me apenaba verla así.

Me acerqué silencioso hacia ella, procurando que no me sintiera. No quería asustarla, pero quería darle una sorpresa. Mi doble par de alas blancas como el marfil la cubrieron suavemente haciendo de pantalla sobre su cabeza, evitando que el agua siguiera mojándola.

Noté como poco después una nueva presencia había aparecido a orillas de la playa. No me moví hasta que sentí como me rodeaba con sus alas y el frío se calmaba un poco. Solo conocía un ángel,así que solo podía ser Lucius.

Alcé la vista pero continué de la misma manera con los brazos. Mis ojos violetas se posaron en los suyos,y me pareció notar algo distinto a la última vez,como si estuvieran mas apagados.

-Has elegido un mal día para pasear por la orilla-comenté en voz baja,bastante suave. El seguía siendo un ángel,así que no podía ser tan cálida como lo era con otra persona,pero trataba de no pensar en ello,no se había portado mal conmigo después de todo.
¿Sabes?No me había fijado en lo apuesto que eres hasta ahora,te será fácil encontrar a una mujer hermosa.-comenté espontáneamente.

"Has elegido un mal día para pasear por la orilla..." Quizá fuese verdad, no lo negaba. Como tampoco podía negar que el habérmela encontrado tornase aquel tormentoso y desagradable día, en uno más maravilloso.

La envergadura de mis alas nos cubría a ambos, y aunque procurase dejarle algo de espacio para no molestarla, me aproximé un poco más hacia ella.

Iba a saludarla, a preguntarle cómo estaba y cómo le había ido, pero entonces me dijo aquello y no lo pude evitar, me sonrojé y tuve que hacer esfuerzos por enfriar mis mejillas congelando la piel desde dentro. Antes era yo el que hacía estas cosas y me sorprendió que ella me lo estuviera haciendo a mí. El corazón se me había acelerado. "¿Lo estará diciendo en serio, o sólo se está riendo?" Sinceramente, era algo que no me esperaba de ella. Pues hace tiempo me había rechazado... ¿Sería posible que hubiese cambiado de opinión?

Me imaginé a mi mismo fantaseando, arrodillándome ante Kaede y volviéndole a pedir que se casara conmigo. Si no llega a ser porque no me correspondió la primera vez, no me hubiera dejado caer en los brazos de otra mujer. Realmente, no alcanzaba a comprender qué era lo que tenía esta mujer, pero era realmente especial. Por ella, hubiera hecho cualquier cosa, inclusive acogerme al voto de castidad para serle fiel únicamente a ella.

Carraspeé. Aquellos segundos se me habían hecho eternos, pero tampoco quería que notase que me lo había creído.

- Realmente, ya la tengo -Respondí con una sonrisa, llena de orgullo. Era verdad y al decirlo así, sin pensar, en seguida me acordé de Amy. Ellas no tenían nada que ver la una con la otra, eran mundos completamente diferentes-. No he tenido que buscar mucho, la verdad. La tenía mucho más cerca de lo que pensaba... Pero, a veces siento que no me complete del todo...

La miré a los ojos. Conocí antes a Kaede y ella se llevó mi corazón. En el fondo, y por más que lo intentara, ella siempre llenaría mi corazón y no podía esperar que ella recibiera el mío. Todavía no podía dejar de envidiar a aquel que poseía el de ella...

De todas formas, y por más que me resultase extraño viniendo de ella, decidí aceptar el cumplido.

- Y, gracias, Kaede. No sabes cuánto me halagas... -Le dije con sinceridad, mientras ladeaba la cabeza, ahora tornando mi expresión en algo más preocupada-. ¿Por qué no es un buen día? -Pregunté con suavidad.

Sonreí ante su tímido comportamiento y sus palabras,empezaba a agradarme con rapidez,algo raro siendo un ángel.

-A veces no nos damos cuenta de que lo que mas anhelamos esta frente a nosotros,que siempre nos ha acompañado..me alegra que no haya sido tu caso,y que hallas dado con ella-dije sonriendole por fin. No me había dado cuenta de lo cerca que estábamos los dos,pero preferí no darle vueltas a ese pensamiento.

Respecto a si te completa del todo o no,el tiempo decidirá,seguro que sabes escoger lo mejor para todos-comenté brevemente para no inmiscuirme en cosas personales para él.

-Bueno,por lo general,es mas agradable disfrutar de un paseo por la playa con un día soleado,o una noche fresca,pero para gustos colores,y hablando de eso,me han entrado ganas de pasear por la orilla aun que llueva-dije levantándome y casi chocando con el por el poco espacio.

Cuando me dijo aquello, de repente sentí un vacío indescifrable... Era una gran verdad, pero era como si acabara de asimilarla... Que no podía tenerla a ella, a quien más anhelaba... Pero no se podía tener todo en esta vida. A veces es mejor conformarse con lo que se puede tener, aunque nuestro corazón anhele otras cosas.

- Ciertamente, ella siempre ha estado a mi lado, apoyándome... Siempre, desde que la conocí -En este momento, por duro y egoísta que resultase, no quería pensar en ella, quería estar con Kaede, disfrutar de su compañía en este día y no penar ni pensar en mis preocupaciones. Permitirme soñar por un solo día...

Sonreí para mí al escucharla decir aquello y entonces se levantó. Me estremecí por un instante. Yo había permanecido de pie todo el tiempo, para que mis alas pudieran cubrirnos a ambos sin problemas, pero ahora se había puesto ella en pie. Y estaba mucho más cerca de lo que esperaba...

La miré por un instante a los ojos en esa cercanía.

- ¿Recuerdas el día que nos conocimos, Kaede? -Susurré, sin poder dejar de contemplar la profundidad de sus ojos púrpuras, impredecibles-. Fue en esta misma playa... Ambos vinimos a contemplar el amanecer y... nos encontramos... Hacía buen tiempo, pero, eso no impidió que ambos mostráramos nuestro rechazo hacia el otro por nuestras diferencias... -Comenté en un susurro, divertido al recordarlo, con nostalgia.

Su melena me gustaba bastante,aquel color siempre se había ganado mi admiración,al ser tan opuesto al mío. Era bastante alto y fuerte,pero su voz se percibía suave y calmada.

-Te entiendo sabes..?deberíamos estar con quien también se lo ha merecido,pero .."el corazón tiene razones que la razón desconoce",como bien suelen decir.

Lo recuerdo,era al contrario que este día,si no me equivoco-dije igualando su tono de voz,algo que costumbraba a hacer.

- Es curioso cómo pueden cambiar las tornas según cómo se desarrollen los acontecimientos... -Susurré. Me gustaba la melodía de su voz al susurrar.

Observé su cabello oscuro caer sobre sus hombros, lo recorrí por un instante con la mirada. Estaba empapado, pero eso resaltaba su naturalidad. Al igual que también lo estaba su vestido, pero estaba demasiado cerca de mí, preferí observar aquellos ojos violáceos que no todos los días podía contemplar.

A pesar de la abrumación que me provocase su cercanía, me sentía bastante calmado y tranquilo. Su presencia parecía reconfortarme.

- Kaede... ¿Por qué estabas aquí sola? Parecías triste... ¿Es que ha pasado algo que te haya hecho entristecer? -Pregunté en un susurro, realmente preocupado. Si realmente le hubiera pasado algo y yo pudiera hacer algo por confortarla... Haría lo que fuese por ella...

De repente,al escuchar sus palabras,agaché la cabeza,y mi pelo cubrió mis ojos,que se ensombrecieron un poco.

Lo cierto es que llevaba tanto tiempo arrastrando todo aquello,sin dejar que viera la luz,sin desahogarme,que cuando le escuché tuve que hacer esfuerzos sobrehumanos para no derrumbarme.

-Bueno..-dije aún susurrando,pero terminando con una media sonrisa sarcástica,cabizbaja -las dos personas que mas he amado en mi vida han desaparecido,sin más,mi mejor amiga falleció el año pasado,mi reina se ha marchado sin avisar,y la persona que mas me quiere y se ha preocupado por mi no recibe el amor que le correspondería..-dije,cuando de mis ojos empezaron brotar lagrimas olvidadas. Mis mejillas enrojecieron ,algo demasiado extraño en mi,y me llevé las manos a la cara,cubriendo mi rostro. Odiaba llorar delante de alguien,y más aún si no era apenas conocido,pero..el destino lo habría querido así.

Escuché sus palabras, realmente sí le pasaba algo y no era nada que se debiera tomar a chiste, era algo muy serio. La comprendía, yo había pasado por algo parecido... Se me partió el corazón de verla tan triste y no lo pude evitar. La rodeé con mis grandes brazos, con suavidad, con dulzura... No podía soportar verla tan triste, siempre me había parecido una mujer muy fuerte, aunque esa fortaleza la hubiera ido ganando debido a aquello que le había tocado vivir.

- Es muy duro perder a un ser querido y sentir que no puedes darle a la persona que más te ama todo el cariño que se merece...

Kaede seguramente no se podría ni imaginar lo mucho que me identificaba con ella. Había perdido a mis padres, a mi hermana después de haberme dejado casi la vida por encontrarla... y por más que quisiera a Amy, sentía que nunca podría darle todo lo que se merecía, ya que, aunque la quería muchísimo, mi corazón no le pertenecía del todo y nunca lo haría.

Posé mis manos sobre su pecho cuando me abrazó,y hundí mi rostro en el,con un llanto silencioso,simplemente derramando lágrimas. Apreté con ambas manos su camisa por la impotencia,y permanecí unos segundos mas en esa posición.

Al rato me separé un poco,aún abrazada a el con la cabeza gacha,y susurré todo lo firme que me fue posible: -lo siento..vaya numerito..me he prometido que seré firme,no puedo dejar que me sigan afectando estas cosas,solo..hay que seguir adelante..-susurré. Gracias..-dije enrojecida por la verguenza,aun cabizbaja.

Esta vez, su presencia y su cercanía no me abrumaron del mismo modo, estaba demasiado preocupado por cómo se sentía ella... La sentí hundirse en mi pecho, permitiéndose descargar unas lágrimas de impotencia por unos instantes, pero al instante siguiente intentó rectificar ese gesto, negándose y tratar de ocultar sus propios sentimientos. Agaché la cabeza y la observé serio, aunque aun sin dejar de estar preocupado. No me gustaba que hiciera eso...

- Kaede, no es bueno guardarse dentro lo que sientes... Hay que dejarlo salir, no importa cómo ni con quien te sientas a gusto de desahogarte. Pero no debes dejar que se te acumule el dolor o todo lo negativo que sientas. Eso te consume lentamente el espíritu, y tú eres una persona fuerte -Le alcé la barbilla con suavidad, para que me devolviera la mirada-. No dejes que esto te vuelva a pasar, por favor. Quiero verte sonreír de verdad la próxima vez que nos veamos. Date la oportunidad de ser feliz, Kaede. Piensa en ti aunque te cueste. Los demás, si te quieren sabrán adaptarse y seguirte hasta donde les quieras llevar. Pero, tienes que salir al mundo y aprender a vivir la vida y disfrutarla con todo lo bueno que te ofrezca. No hay mayor satisfacción que ver crecer a alguien que amas. La gente que te quiere se alegrará y disfrutará tus dichas contigo.

No quería echarle el sermón, pero realmente me preocupaba. Ella se merecía ser feliz, pero parecía no permitírselo a sí misma, como si fuese algo vedado, prohibido, una odisea para ella. Pero estaba muy equivocada si realmente pensaba así, porque todo el mundo tiene derecho a ser feliz.

- Sé que igual no lo aprecies del mismo modo, pero... Si necesitas una mano, Kaede, yo te la ofreceré una y mil veces con gusto si con ello logro hacerte sonreír, aunque sea solo un poco. La felicidad, aunque no lo creas, se construye a base de pequeños momentos... Pero tienes que creer que tú también te los mereces, porque es así, Kaede -Me agaché ligeramente para ponerme a su altura, tomándola suavemente por las sienes para mirarla directamente a sus preciosos ojos morados-. Tú... Te los mereces más que nadie...

Escuché sus palabras y me levantó con delicadeza el rostro,mirándome a los ojos. Sus palabras eran hermosas y cálidas,y me reconfortaron bastante,cosa que agradecí,parecía saber de lo que estaba hablando. Pero cuando susurró la última frase,arqueé un poco la ceja.

-Por qué..me dices eso..Lucius?-pregunté en un susurro..algo confusa. No parecía estar bromeando o actuando como la última vez.

Mantuve la mirada clavada en sus profundos ojos morados, aun preocupado por ella. Sentir que en este momento los suyos me profesaran toda su atención, era una bendición para mí.

- Porque... es la verdad, Kaede... -Susurré con suavidad-. Yo pasé por eso mismo y no es bueno dejarse hundir... que el pozo vaya consumiendo tu luz poco a poco. Después de la tormenta siempre llega la calma... Y hay que disfrutarla.

Quería animarla, ante todo. No quería ser egoísta con ella, sabía que su corazón pertenecía a otra persona, por eso, no fui capaz de decirle el motivo por el que realmente le había dicho aquello... Quería verla feliz, porque me importaba... Ahora tenía un motivo para seguir existiendo, gracias a ella... Esforzarme por devolverle la felicidad.

Suspiré algo mas calmada,pero estaba un poco cansada por el día en general.

-Gracias,deseo que llegue el día en el que todos lo seamos..pensar lo contrario no va conmigo..-dije sonriendo un poco.

Vamos a pasear por la orilla,me apetece sentir la lluvia-dije separándome un poco de él. Tras eso,le sonreí lo mejor que pude.

Cogí su mano y tiré de el, deshaciéndonos de la envoltura de sus alas,y caminando hasta la orilla el mar,que no quedaba lejos. Al llegar,la lluvia empezó a caer sobre nosotros. Solté despacio su mano,y deje que el tiempo calmara mi espíritu. Mi pelo se adhirió a mi piel pálida,así como el vestido blanco que llevaba,pero no por ahora no sentía demasiado frío,así que estaba tranquila y calmada.

Di unos pocos pasos,me quité las botas altas y metí los pies en el agua. Sonreí complacida,aun que mas bien debía parecer un fantasma entre mi piel aún mas pálida y el vestido que ahora estaba mas ajustado y mojado. Mis mejillas aún enrojecidas destacaban entre todo aquel blanco.

Se deshizo suavemente del abrazo de mis alas y tomó mi mano para llevarme con ella hacia la orilla. Me sentí estremecer, desde donde rozó mi mano por primera vez hasta extenderse al último resquicio de mi cuerpo. Fue como un calambre, una descarga que me recorrió todo el cuerpo sin quererlo...

Apenas me di cuenta cuando soltó mi mano, no podía dejar de contemplarla... Me fascinaba su naturalidad, su dulzura... Era realmente hermosa, y hoy lo estaba especialmente... Definitivamente, me hacía sentir algo que nunca nadie antes me había hecho experimentar...

Fantaseé nuevamente, imaginándome que me acercaba a ella por detrás y la rodeaba cálidamente. Su presencia, su cercanía... Sencillamente me hacía más feliz de lo que había sido nunca... Me hacía olvidar todas mis preocupaciones... Me hacía sentir muy a gusto.

Regresé a la realidad y oculté mis alas, ya no tenía sentido tenerlas fuera. Me di cuenta de que en todo este tiempo, había olvidado el protocolo con Kaede y la había tuteado con toda confianza y naturalidad... Sonreí para mí, sintiendo un ligero rubor calidecer mis mejillas. Sentía que el tiempo nos había hecho cambiar mucho a los dos, pero me gustaba el cambio. Me gustaba mucho...

Elevé yo también la cabeza hacia el cielo, se estaba dejando purificar con la lluvia, y yo también deseaba ser purificado.

Caminé hacia la orilla, mis pies continuaban descalzos. Llevaba las sandalias atadas a mi cinturón, pero por la playa, aun estando la arena mojada, me gustaba sentir su tacto bajo mis pies. Llegué hasta su lado y dejé que la marea sumergiera mis pies. Giré el rostro hacia ella y la observé con una sonrisa cálida, aun me duraba el rubor, esta vez no lo había tratado de ocultar. Vi el suyo en sus mejillas, me gustaba verlo, la volvía incluso más natural y hermosa...

- Escucha a tu corazón, Kaede... -Susurré, recordando sus últimas palabras bajo mis alas-. Al tuyo primero... Desear que todos encuentren la felicidad es muy bonito... Pero, la realidad es muy distinta, pues todos no suelen hallarla a la vez... No puedes dejar que la infelicidad de otros te impida ser feliz a ti. Sé que puede sonar egoísta -Dije volviendo la mirada hacia el horizonte, por cuyo cielo la tormenta y los destellos se aproximaban, aunque aun parecieran estar bastante lejos-. Pero llega un momento en la vida en que hay que serlo para poder salir de nuevo a la luz... Todo lo que te siga atando al dolor, es oscuridad para tu corazón, un lastre que te seguirá dificultando tu mayor auge... La lucha es dura, pero a veces hay que tenerla solo y aferrarse a todo el que te proporcione luz... O más luz que oscuridad...

-Así como a cada persona le llega la felicidad en un tiempo determinado,también tienen dicha fuente de cosas distintas,es decir,cada persona es feliz por distintas razones..pero,entiendo lo que quieres decirme,y te lo agradezco,se de sobra que no puedo pretender que otra persona sea feliz si soy yo la primera que no lo soy-comenté en tono suave,sonriendo un poco.

-He tomado una decisión Lucius,y ya no me echaré atrás nunca más,pase lo que pase..-dije sonriendo con un poco de melancolía,pero firmeza. La lluvia seguía precipitándose sobre nosotros,pero esta vez era un poco mas suave que antes.

He recordado mi camino a seguir,y espero no volver a desviarme de él,pero..por suerte,para eso no estoy sola-dije sonriendo.

Le devolví la mirada al continuar ella con mi discurso, haciéndolo ahora suyo. Esbocé una entrañable sonrisa ladeando la cabeza ligeramente. Sonaba más convencida ahora. Parecía que mis palabras le hubiesen logrado inculcar el coraje que necesitaba para seguir adelante.

- Y no lo estás -Reafirmé, sin dejar de observarla, ahora ampliando la sonrisa con complicidad-. Sé que puedes conseguir lo que te propongas, Kaede. No me cabe la menor duda. Ya eres grande, pero puedes llegar a serlo más aun.

La seguí admirando unos segundos más antes de volver la mirada al frente. Me entraron ganas de sumergirme en el océano y nadar. Hacerlo mientras llovía sería algo extraño y emocionante, al estar ya mojados.

Con esa idea en mente, avancé hacia el agua, hasta que ésta me cubrió hasta las rodillas y me volví hacia Kaede, como invitándola a que se aventurara también a probar algo nuevo.

Me extrañó que se adentrara en el mar,teniendo en cuenta el tiempo que hacía,pero si lo pensaba bien,ya estábamos empapados,y no perdíamos nada. Dejé las botas en la orilla,y echando algo de carrera,me lancé al agua,nadé un par de metros y sumergí por completo el cuerpo. Sentí como el agua congelaba mi sangre,pero si seguía nadando aquella sensación desaparecería.

Me sorprendió que se lanzara directamente al agua, pero aquello me provocó una risa alegre. Me gustaba ver las agallas que tenía, era valiente como ninguna otra, además de sensata, y se atrevía a tirarse a la piscina para probar cosas nuevas. Cada vez me fascinaba más...

E, imitándola con la misma energía con la que se había lanzado ella, me sumergí cual delfín y buceé hasta ella... El agua estaba cálida... Me detuve a rodearla sin salir todavía del agua. Era como estar en casa, pues el agua era mi elemento.

Pero terminé subiendo a la superficie para respirar y me quedé observándola con el rostro semisumergido, pícaro y divertido, mientras me mantenía fácilmente a flote, a una distancia prudencial de ella, sin invadir su espacio. El agua en esta zona nos cubría a ambos, los pies no nos llegaban al suelo, ni siquiera a mí que era bastante alto. Era una sensación extraña recibir las gotas de lluvia en la cara estando sumergido en el agua...

- Me gusta que hayas hecho eso... -Dije finalmente, volviendo a sumergirme cuando me silenciaba, dejando únicamente sobre la superficie a partir de la nariz, para respirar-. Denota tu positivo cambio de actitud. Tendrás que enfrentarte a muchas situaciones duras en el futuro. Y hacerlo con determinación y cabeza es lo importante.

Sonreí encantador. Me atontaba ligeramente sentir su mirada sobre mí, aunque aun estuviera en mis cabales.

- Por cierto, Kaede... Y siento preguntarte esto de golpe, pero... realmente estaba preocupado... -Añadí, demostrándolo realmente en mis ojos azul-eléctrico-. No he sabido nada de vos desde aquella vez que nos conocimos. Y créeme que me hubiera gustado... -Esbocé una sonrisa sincera-. Pero, después de lo que sucedió me sentía avergonzado y no estaba seguro de que hubiera sido bien recibido en el Limbo... -Sentí que de nuevo el rubor hacía arder mis mejillas, por lo que volví a medio sumergirme para enfriarlas-. Espero que mi atrevimiento no te causara problemas, no me lo hubiera perdonado...

Cuando percibí que estaba hablando salí de nuevo a la superficie. Lucius parecía una persona a la que le gustaba hablar.

Escuché sus palabras con atención,y me escurrí un poco el pelo.

-Lo cierto es que,la primera impresión que me lleve de ti fue la de un mujeriego de cuidado,por eso mismo me tomé a broma tus palabras,pero no me ofendieron en absoluto-le dije,sorprendida de que le hubiera preocupado eso.-Pero has hecho bien en no aparecer por el Limbo-dije riendo un poco.

Sonreí pícaramente, no andaba mal encaminada. Sin embargo, no era del todo cierto. Sólo me gustaba adular a las mujeres hermosas, pero de ahí a que consiguiera conquistarlas había un largo trecho. Aunque no podía negar que lo que me pasó con ella había sido una especie de flechazo, pues nunca antes le había pedido matrimonio a alguien, mucho menos con tanta premura. Recordé por un instante aquella escena con nostalgia y suspiré, sin borrar la sonrisa.

- Bueno... A parte de eso... Creo que ya te comenté que los ángeles caídos no son demasiado de mi agrado... Lo que me pasó contigo fue algo excepcional -Agradecí estar todavía sumergido en el agua, aunque ahora no me cubriera la cabeza, pero me sentía refrescado, por lo que el rubor pudo disimularse-. Y, creo recordar, que para ti tampoco lo eran los ángeles. Espero que eso haya cambiado...

La miré con cierta complicidad, volviendo a semisumergirme hasta que el agua volvió a cubrirme hasta las mejillas.

Le imité y me sumergí hasta la nariz,luego subí para poder hablar:

-A ti y a Amy es a los dos únicos ángeles que conozco,y,ciertamente habéis ganado que no os desprecie. Puedes sentirte afortunado de agradarme-dije riendo un poco-y espero que también sea así viceversa.Esta mal que generalicemos cuando hemos tenido problemas en el pasado con ciertas razas,pero también hay que tener en cuenta que es parte de nuestra naturaleza.

Le sonreí amablemente,mas animada.

Reí ante su comentario, aunque en cierto modo el escuchar el nombre de mi prometida ser pronunciado por ella, me chirriara. Era como si por un instante, me hubiese hecho despertar de este sueño... Pero traté de camuflarlo con mi buen sentido del humor.

- Eso ya es decir mucho... -Dije con una sonrisa-. Teniendo en cuenta que actualmente somos los máximos dirigentes del Cielo. Y claro que sí, Kaede. ¡Faltaría más! -Exclamé efusivamente, acercándome un poco a ella, para terminar susurrándole-. Es recíproco, por supuesto. De lo contrario no te estaría dispensando este trato, ni te habría dispensado aquél, cuando nos conocimos...

-Así que en verdad no eres un mujeriego,no?-dije también en voz baja riendo un poco.

Aún así te aseguro que aún no me he hecho a la presencia de los ángeles-dije separándome un poco.Tenía algo que me hacia costoso repelerlo,pero no quería olvidar mi pasado aun que empezara a ser su amiga.

(Off: Es decir,tu carisma xDD)

Miré al cielo de nuevo,aún grisáceo y lloviendo.-Te imaginas que buceáramos y encontráramos una ciudad perdida?Reí.