Nombre Completo: Yuliya Shishkina
Raza: Dríade
Edad del rol: 25
Sexo: Femenino
Descripcion Fisica:Es una chica no demasiado alta, pero sí estilizada. Tiene los cabellos de un color azul de tono intermedio, ondulados, llegando hasta por debajo de sus omóplatos. Tiene la espalda algo ancha, debido al entrenamiento que tiene para seguir su trabajo autoabjudicado de proteger el bosque. Su pecho es de tamaño medio, a lo mejor algo pequeño debido a su entrenamiento. Sus ojos son grises como la niebla, y su piel algo tostada por el sol.
Suele vestir ropa de color azul, especialmente conjuntos de dos piezas de falda, de tela sin coser de piel clara, con adornos en azul, y una camisola de tela azul, que luego se introduce por debajo de la falda. Su voz, como su personalidad, es bastante seria, y no muy melosa. Un poco seca, pero sin pasarse. También tiene las orejas algo puntiagudas.
Además de todo lo dicho, lleva zapatos planos hechos de madera y hojas fuertes, y un colgante de un corazón tallado en madera
Descripcion Moral: Es una chica seria, de pocas palabras, y las pocas que suele dirigir a los desconocidos no suelen ser demasiado amistosas, aunque tampoco hostiles.
Cuando se le conoce lo suficiente, suele ser más abierta, pero sigue siendo una persona reservada. Tiene una forma de pensar cerrada, y suele ser obstinada, creyendo que tiene la razón siempre.También suele ser bastante seria, y pocas veces se le ve sonreir.
Armas:Espada de Hoja
Historia del personaje:Yuliya fue producto de la Madre Naturaleza bajo las raíces del Árbol Corazón. Éste fue su hogar y su cobijo durante las frías noches de invierno. Junto a ella crecieron más dríades, aunque solía permanecer lejos de ellas, excepto de la Dríade Mayor como solíamos llamar, aunque realmente era la Emperatriz, la que estaba al mando en el Árbol en aquel momento, la que sería la cuidadora de todas las demás. La Dríade Mayor se encargaba de cuidarlas y enseñarlas. Fue por eso que Yuliya con ella se mostraba más abierta y espontánea, como si fuera su madre.En aquel momento, poseía ojos verdes y pelo verdoso también.
Con el paso del tiempo, Yuliya empezó a abrirse al resto de Dríades, sintiéndose como en una familia, aunque todas fueran hermanas.
Kirsha era una de ellas. Kirsha solía ser muy sonriente con ella y muy tierna, lo que hizo que con el tiempo, Yuliya se encariñara con ella, y le tuviera un aprecio casi igual que a la Driade Mayor. Su amistad se fue acrecentando con el tiempo, hasta un punto en el que era difícil diferenciar esa amistad de un amor profundo.Y quizás, probablemente, se habrían enamorado la una de la otra.
A los 19 años, el cuerpo de Yuliya había crecido y se había fortalecido casi por completo, al igual que su amada Kirsha. Un día fue al Mercado de Eliria para traer un encargo de la Emperatriz.
Cuando volvió por la noche, trayendo el vestuario pedido por la Emperatriz,sus ojos casi se descomponían ante aquella horrible visión, mientras que la carga que llevaba caía al suelo. Los árboles que protegían la entrada al Bosque estaban ardiendo, casi calcinados por completo, una buena parte de sus congéneres yacían en el suelo, sin vida, y tenían tajos de cuchillo que iban de la base de su cuello hasta su estómago. Parecía algo así como una disección, como si quisieran vislumbrar el interior de su cuerpo. Las demás dríades no estaban, habían desaparecido.
Fue corriendo para buscar supervivientes, para ver algo que no querría ver nunca. La Dríade Mayor, Emperatriz y soberana, con una espada atravesando su corazón, y una Dríade con los ojos de un color extraño y apariencia irascible, sosteniendo su empuñadura. Pero cuando Yuliya quiso fijarse mejor en su rostro...Le entró un nudo en su garganta. Era Kirsha, su amor.
Entonces miró afligida hacia Kirsha. Kirsha no parecía mostrar ningún sentimiento. Sólo la ira se mostraba en su rostro. Kirsha empuñó la espada de como si llevara practicando el arte del combate toda su vida. Sus ojos destellaban en un rojo intenso. No parecía ser ella, ya que la espada era de plata, algo que aquí no podríamos tener.
Entonces Kirsha quiso atacarme, pero no quería defenderme de ella sino bloquear sus golpes. Entonces, de las setas cercanas, pedí que empezaran a salir esporas, esporas que fueron ascendiendo hacia Kirsha, y la adormecieran, cayendo ésta profundamente dormida en el suelo.
Me senté a su lado, acariciándole la cabeza. Su piel ardía, y eso me asustó. ¿Qué le habría pasado?
Cuando despertó, aún tenía esos ojos rojos intensos. En cuanto me vio, me agarró por el cuello, tratando de asfixiarme. Caí al suelo de espaldas con ella encima. Notaba como todo a mi alrededor empezaba a verse borroso, y a ella le veía en primer plano, con aquella mirada furiosa clavada en mis ojos. No sabía qué hacer, no me atrevía a hacerle nada. Cuando parecía que ya iba a perder el conocimiento, de repente vi que la cara de Kirsha empezó a secarse a una velocidad vertiginosa, terminando por volverse en un esqueleto de madera que cayó a mi lado sin vida. Me giré y vi a la Dríade Mayor, aún con el tajo en el corazón, extendiendo su mano hacia donde estaba Kirsha. Me levanté de ahí, y fui corriendo a abrazarme a ella, la única persona que me quedaba. Lloré como nunca lo había hecho, sin dejar de abrazarla hasta que ésta me levantó la cabeza y me miró a los ojos con sus gemas verdes, algo apagadas por la vejez.
Yuliya...a Kirsha la controló un demonio...Un espíritu...No sabría decirte con seguridad. No era consciente de lo que hacía, ni lo podía controlar. Al no ser ya Kirsha...tenía que acabar con ella. LO siento mucho...Ésta tosió con fuerza, y yo notaba algo húmedo en mi estómago. Miré hacia abajo, y vi que la Dríade Mayor estaba perdiendo su savia.
Ésta me miró, negando con la cabeza lentamente
No te preocupes por mí...Cuida de lo que nos ha dejado Madre. Sabes todo lo que pude haberte enseñado...Sigue tú mi legado...Y no permitas que ocurra algo así, te lo suplico...Asentí, mientras aún manaban mis lágrimas de los ojos, y ésta, al tranquilizarse por mi respuesta, perdió el equilibrio, aunque no dejé que cayera al suelo. Sus ojos se apagaron finalmente, quedándose sus cuencas en blanco. La dejé caer suavemente hasta el suelo, mientras su cuerpo se secaba en madera como Kirsha, mientras lloraba más fuertemente que antes. Mi rostro empezaba a volverse ligeramente azulado, y mis cabellos verdosos ondulados, se volvieron así mismo azules. Mis ojos, de tanto llanto, pasaron de su color verde a ser grises azulados.
Tras varios días de autoconfinamiento, acepté mi destino. Tenía que proteger el bosque. Quería impedir que ocurriera otra cosa así. Por lo que decidí tomar el relevo a la anterior Emperatriz, la que llamábamos Dríade Mayor, mientras cuidaba de las nuevas generaciones que irían apareciendo mientras se recuperara la zona. Habían regresado para ello las otras dríades que escaparon al aún desconocido evento.
Ahora seremos pocos...pero en un futuro seremos grandes...Imagen:- Spoiler:
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Ambicion/Aspiraciones: Ansias de conquista de territorio más allá del bosque, ya que desea protegerlo a toda costa. Recuperar a Kirsha, aunque sabe que es casi imposible. Conocer lo que realmente allí ocurrió.
Rango : Emperatriz Dríade (a ser posible)
Habilidad Fisica: Intuición de la Naturaleza
Habilidad Especial: Savia venenosa
Otros:
Las secuelas de aquella tragedia crearon en ella un reflejo de la última imagen que tuvo de Kirsha, una personalidad sanguinaria que florece cuando Yuliya es controlada por la ira. Sus ojos se vuelven amarillos y no es capaz de sonreir.
Ventajas: Carisma, Buena Suerte, Infatigable
Desventajas:
Doble personalidad: Yuliya posee una doble personalidad aparecida debido a las secuelas de la tragedia, la muerte de su amor Kirsha, y lo ocurrido en aquel día. Asimiló una especie de Kirsha demoníaca en su interior. La ira controla su cuerpo, se vuelve sanguinaria, y sus ojos se vuelven amarillos, y no sonríe jamás. Esta personalidad aparece cuando se enfada más de la cuenta
Desconfiada: Desde la tragedia, a Yuliya le cuesta creer a las personas extrañas, sobre todo a seres de razas a los que nunca ha visto, o a los que anteriormente le hicieron daño. Si alguien traiciona su confianza, tardará mucho tiempo en recuperarla.