En cuanto me transporté al castillo caí de rodillas. Mis ojos completamente abiertos todavía no se podían creer lo que había pasado y las lagrimas no cesaban de resbalar por mis ojos, mi cuerpo temblaba y mis manos se aferraban al suelo como si de repente este fuese a desaparecer.
Apreté los dientes hasta hacer mis labios sangrar, tenía que levantarme, tenía que irme a mi cuarto donde nadie podía verme. Intenté levantarme varias veces pero mis músculos no respondían. "¿Porque me ha echo esto?""¿porque lo hizo?""Le gusta verme sufrir..?" "porque dice que miento"
No podía dejar de pensar en aquella noche, no podía dejar de pensar que había sido la persona mas feliz del mundo durante toda esa semana maravillosa, pero todo había sido para divertirse, para jugar conmigo, no tenía a Katerina y solo lo había echo para divertirse un rato. Mientras todos esos pensamientos cruzaban mi cabeza, mis oídos podían escuchar el sonido que provocaban aquellas gotas de sangre caer al suelo y el dolor que sentía en ese momento.