Frescor sin igual (Libre)

Era un día magnífico, en el que el sol deslumbraba desde el cielo, cálido, pero sin hacer arder a nadie. Había una ligera brisa suave que venía del sur, también cálida, pero lo suficientemente fresca como para sentirse bien. Dado un día como éste, decidí que quería ir a ver las míticas Cascadas del Edén, y disfrutar de su paisaje. Quería probar a sentarme bajo una cascada, a ver qué tal.


Al final llegué al río donde caían las aguas de las cascadas, y había una piedra bajo una de ellas, cosa que me provocó una gran sonrisa. Fui directa hacia el agua, metiendo lentamente los pies, pues estaba algo fría, y me dirigí a la roca con paso lento. Cuando llegué, me subí a la roca, y me senté de piernas cruzadas, dejando mi cabeza bajo el gran chorro de agua que venía desde arriba. Al principio notaba como si una gran mano me empujara hacia abajo, pero me erguí, con firmeza, y ccerré los ojos, dejando que el agua de la cascada reactivara mi flujo de savia, para mejorar el flujo. Sonreí bajo la cascada ante la agradable sensación, aunque algo dura, debía admitir.

Hacía un buen día. El día perfecto para salir a dar una vuelta. Salí del palacio, llevaba puesto un vestido escotado lila y unas sandalias negras. Empece a dar una vuelta me apetecía pasarme por las cascadas y ver el agua un rato y puede que si estaba de humor me diese por dibujar un rato.

Camine hasta llegar a las cascadas, empece a subir las rocas que había allí cerca y me quede arriba del todo, justo donde me puse la última vez en la que vine, la vez donde ví a Horo-horo. Me gustaba la vista que había desde aquí.

Noté que las aguas dejaban de caer con la misma fuerza, y alcé la vista tras apartarme del agua. Allí había alguien....A saber quién, así que me dirigí hacia uno de los árboles de los alrededores de la cascada, y éste descendió su rama a mis pies, a la cual me subí, y ésta ascendió hacia otra rama, a la cual también subí, como si fuera una escalera de ramas, hasta la parte superior de la cascada, que no era excesivamente alta, pero la verdad es que algo era cierto, y que desde ahí, cuando me di la vuelta mientras ascendía y miré, se veían unas increíbles vistas de una parte del continente. Allí arriba me acerqué hacia la chica que estaba allí y la miré con atención, escudriñándola con mi mirada atentamente.

Me crucé de brazos y me senté en una roca no muy lejos de ella, y hablé hacia ella, sin mirarla mucho.

Las cascadas son bonitas y relajantes ¿no?

Entonces miré hacia la chica, y vi que llevaba un vestido que enseñaba escote, la parte superior de su pecho, y parte de sus hombros. Volví la vista hacia el paisaje que tenía delante, disimulando mi mirada.

También...es perfecta para meditar...

Seguía contemplando aquel paisaje tan hermoso que tenía ante mis ojos. Pero un ruido de ramas agitandose me llamó la atención. No hacia ni pizca de brisa por lo que me parecía un poco extraño que hubiese esa agitación.

De pronto escuche una voz a mi lado y me sobrsalté un poco. Me gire y vi a una mujer a mi lado.

-Buenas tardes, si en realidad el sonido de la cascada consigue relajarme mucho. Por cierto, me llamo Azhara.

Vi que apenas tenía problema en dirigirse a mí, y que mencionaba su gusto por la cascada, y su nombre. Azhara...Bonito nombre.

Me senté a su lado en la roca, y miré hacia delante.

Me llamo Yuliya...Mucho gusto....

Miré al frente por unos segundos, y me volví de nuevo a Azhara.

¿A ti te gusta ponerte bajo las aguas de una cascada por curiosidad? Repuse un tanto interrogante

-Me llamo Azhara Rostov, es un placer conocerte.

Creo que se trataba de un dríade tenía el mismo aura que Tacca y olía a frescor y campo. Me hizo una pregunta y pensé en la respuesta.

-No suelo ponerme mucho debajo de la cascada pero he de reconocer que es muy relajante.

Le dediqué una mirada a sus ojos verdosos, mientras oía su respuesta de sus labios.

Azhara, un bonito nombre.. ¿Eres de LIneris?

PRegunté algo confundida. Parecía un nombre bastante extranjero a decir verdad. Ella decía que no se suele poner bajo una cascada, aunque fuera relajante. En tal caso, debería hacerlo más de una vez, digo yo. Volví mi vista al frente, y miré la gran arboleda que se extendía hacia delante de la cascada.

Aah.... Bonito paisaje... No sólo la cascada relaja, el que haya buen ambiente a su alrededor lo mejora, y mucho.

Dije así vagamente, mirando hacia el paisaje que Hánade nos presentaba. Estaba un poco cortada ¿Qué podía decirle?

-En efecto soy de Linneris, vivo un poco apartada del continente así que supongo que por eso no hemos coincidido antes, ¿tú también eres de Linneris?

Estaba un poco cortada pues no sabía que decir o que tema de conversación sacar para que no nos aburrieramos. Estuve pensando que podríamos hacer.

-¿te apetece hacer algo entretenido?

Sí, yo también soy de Lineris. Vengo de la zona del Bosque de Espinas. Es un lugar precioso.

Luego se produjo otro silencio incómodo, hasta que ella me preguntó si quería hacer algo. Me arrimé a ella y la miré a los ojos con atención, dedicándole una sonrisa agradable.

Claro ¿Algo como qué?

¿A qué podría referirse? Tenía en mente miles de cosas: pasear, meditar, oir el rumor de las aguas, nadar.... Podía ser cualquier cosa

Pensé que podríamos hacer para entretenernos. Estuve un buen rato pensativa hasta que se me ocurrió una idea.

-¿por que no nadamos un poco? hace un buen día y seria una pena desperdiciar el sol que hace hoy, ¿no te parece?

Sin pensarlo por mas tiempo remangue un poco mi vestido y me tire al agua. Comencé a bucear.

Al principio le miré con indiferencia por un microsegundo, luego con algo de sorpesa, ladeando la cabeza, y al final interesada. Bañarse... Podría ser bueno.

Pero antes de que respondiera, se tiró ella al agua, sin más, y sin quitarse nada. ¿Acaso no pensó en que podría estropearse la ropa? Al menos sabía que no era la ropa como yo llevaba. Mi ropa era vegetal y de piel, y sí soportaría el agua sin estropearse. Así que solamente me descalcé, y me dejé caer al agua hasta hundir la cabeza, donde al final pude pisar el fondo con mis pies tostados. Bajo el agua, veía a Azhara buceando delante de mí con mucha claridad, como si en lugar de agua fuera aire. Bueno, quizás no tanto, pero bastante sí.

Empecé a dar brazadas hacia ella, y por el camino me encontré unos pececillos de colores que paseaban junto a mis pies. Me hicieron cosquillas con sus aletitas, pero más allá de eso, nada. Me detuve y saqué la cabeza del agua, riéndome por las cosquillas que me iban produciendo los pececitos, y que cada vez eran más.

¡Jejejeje!¡Jajaja!¡Qué cosquillas!¡Azhara, ¿no deberías quitarte algo de ropa para que no se estropee?Jajaja

Iba hacia Azhara antes para contarle lo de la ropa, pero con lo de los pececitos apenas tenía fuerzas para quedarme ahí ri´çendome y manteniéndome a flote.