Floresta y el talisman (Dr.Slender y Maia Akise)

No sabía que me había llevado a aquel lugar, quizás solo me había perdido en aquel nuevo continente y ahora andaba sin rumbo fijo por aquel bosque tan extraño y brillante. No podía decir que no era hermoso, porque lo era, mas que ningún bosque en todo yggdrasil. Quedé cautiva del brillo que reflejaban los cristales mas pequeños, de la cantidad de color.

Me senté en uno de los grandes cristales mientras la luz seguía su danza, se escuchaba el piar de algunos pájaros, quizás tan perdidos como yo y el revolotear de los insectos en los cristales. Cerré los ojos suspirando antes de levantarme de nuevo y proseguir mi camino. Cual fue mi sorpresa al toparme con otra persona allí, alta de piel extremadamente pálida y cabello negro, ojos rojos como si hubiesen sido inyectados con sangre.

Observé entonces sus ropas, algo me hizo desconfiar de el y su persona incluso me produjo malestar, uno que nunca había sentido. La mascara le tapaba completamente la cara, inclusive los ojo y aquel traje no dejaba ver nada de el. Quizás estuviese haciendo algo que no se debiese, había mucha gente así.

Observé aun así curiosa el libro que llevaba en la mano, hacía mucho que no veía uno, tanto tiempo como el que llevaba fuera del cielo. Subí la mirada hasta su mascara con la cara neutra y un tono de voz monótono sin sentimiento. -Hola- susurré-

Observé como a paso lento se acercaba a mi y me tendía su libro -No soy residente del lugar, de echo me e perdido hace rato que no encuentro el lugar de donde vengo- Asentí un par de veces -Aun así le ayudaré por si e visto algun cristal del que habla-

Aun así y tan curiosa como yo solía ser me acerqué a su libro admirando las letras y aquellas imágenes, estaba descrito con lujo de detalles y la imagen parecía casi real, no me fue difícil entender a que se refería y no tardé mas que unos miseros segundos antes de reconocer el cristal. Levanté la mirada hacia el frente -Ah! lo e visto- comenté alzando mi mano señalando hacia la derecha.

-No soy muy buena orientándome pero creo que le puedo llevar a por la piedra- comenté dándome la vuelta -Mi nombre es Maia Akise, un placer doctor- susurré. Mi mirada volvio a la cara oculta del doctor mientras echaba a andar -Debe ser entretenido tener una clinica y curar pacientes, aun que e de añadir que tampoco lo se, nunca e ido a ningun doctor.

Negué un poco con la cabeza mientras proseguía mi camino hasta el lugar de la piedra, normalmente no lo hubiese echo, pero si era doctor, tampoco tenía nada que temer ¿o si?. -En eso tienes razón, no soy humana mas no estoy perdida de que no se de donde vengo, ando perdida porque no se como llegar a las puertas del cielo-

ah...- Mi mirada se giró hacia el, clavandola en la figura todavía enmascarada- Gracias- Alcé la mano hacia mi pecho, posandola allí. Sentía calidez en mi cuerpo, como si algo me reconfortase, era como estas al lado de una hoguera. ¿Que era aquello? apenas entendia nada de eso, posiblemente fuese por lo que me dijo mi madre.

-No se lo que significa triste- Susurré torciendo ante una de las esquinas mostrando con la mano alzada la piedra que el mismo me había enseñado anteriormente -Pero que ahora estés viajando por todo el mundo, significa que podrás curar y ayudar a muchas personas que lo necesitan en todo el mundo.- comenté acariciando uno de los cristales.

-A veces la mmh... el calor, no esta en el objeto que poseemos, sino en la ayuda de otros. O eso es lo que me dijeron siempre mis padres.- Me senté en el suelo observandole directamente, el se iba a quedar por la piedra asi que yo esperaría allí.

Asentí levemente con la cabeza -Si lo soy- Respondí con sequedad ante su pregunta antes de caer en un pequeño silencio, aun dudaba si contarle lo que había pasado o dejarlo simplemente en mis recuerdos, pero si el era medico quizás debería dejarme en sus manos.

-Mis padres me sacaron del cielo, dicen que estoy enferma y que nadie allí arriba me hubiese querido. He decidido que ya va siendo hora de que vuelva a casa-Susurré con una expresión algo cansada, aun que igual de neutra que cuando nos habíamos visto. -Pero no debería ser algo que te sorprenda, al fin y al cabo tu tampoco eres humano completamente-

Me levanté escuchándole atentamente, su propio relato había despertado en mi un ansia extremadamente fuerte por ayudarle incluso estaba replanteandome el irme con el como había sugerido al principio de nuestra charla, "pero ¿Que puedo hacer yo para ayudarle?" Y o tampoco tenía dinero como para poder montarle una clínica, y mucho menos trabajo.

Octavio me sacó de mi ensimismamiento con la piedra y la miré atentamente -Me temo que lo único que puedo hacer es empujar la piedra y remover la tierra de alrededor.- Susurré. Mi pupila se ensanchó considerablemente mientras mantenía mi mirada fija en el sector, pronto el aire comenzó a girar a gran velocidad al rededor de la piedra, ocupándose de quitar toda la tierra que entorpeciese nuestro camino, hasta que pudimos ver, como la piedra solo se conectaba al suelo por un pequeño y diminuto trozo.

El aire paró súbitamente, como si nunca hubiese estado allí. -Lo siento, es lo máximo que puedo hacer, no tengo mucha fuerza-

Miré atentamente la mascara, "¿a caso mis sentidos me habían fallado esta vez?" El no se había sorprendido porque no fuese humana y tampoco se había sorprendido porque hubiese utilizado el aire como elemento natural, eso podía significar algo, pero por sus palabras no significaba nada.

Bajé los ojos hasta mirarme las manos, cruzadas sobre mis piernas- parece que tiene que ver con otras cosas mi propia enfermedad. - Asentí poco a poco con la cabeza mientras miraba como poco a poco iba acercándose a mi cuerpo- ¿Me escultaría para saber que me pasa? - Susurré ciertamente sorprendida.

Fue entonces cuando me quedé quieta, completamente parada esperando que me dijese que pasaba con mi enfermedad. Clavé mi mirada inexpresiva donde se suponía que debían ir los ojos, el chico estaba siendo extrañamente amable conmigo y no me había pedido nada por simplemente escultarme. Mi confianza hacia su persona aumentó, lo suficiente como para contarle como se llamaba- Mi madre lo llamaba síndrome Asperguer. Desconozco lo que significa aun que supongo que será alguna jerga medica que desconozco.-

Mis ojos brillaron durante unos instantes -Si con eso puedo pagarte lo que has echo por mi, entonces no dudes en contar conmigo para tu pacientes. Aprenderé todo lo que pueda y ayudaré hasta que vuelvas a tener tu clínica-