Claymore

La enorme espada hendió la carne de aquel monstruo a velocidad imposible de seguir para un ojo humano liberando un torrente de sangre violácea. La joven guerrera que sostenía la espada claymore se apartó y decapitó definitivamente al yoma cuando éste cayó al suelo al perder las piernas.
-Dioses, ¿qué demonios le pasa a este pueblo?- murmuró la guerrera sacudiendo su espada para limpiarla-. Con éste ya van diez yomas, ¿es que no se acaban nunca?
Se giró rápidamente decapitando a otros seis casi a la vez y se apartó un mechón de pelo grisáceo de los ojos.

con la espada a la espalda me dirijí hacia un pueblo en el que debía trabajar, al llegar, la gente se apartaba temerosa y murmuraba. Paré en seco y desenvainé la espada y salté, un yoma quedó en mi lugar, baje con la espada precediendome y corté un brazo del yoma, con un giro lo decapité y cayó al suelo. Volví a esfundar la espada y heché a andar hacia la salida del pueblo, un hombre se me hacercó con una bolsa de dinero:
-- esto es su pago -- dijo tendiendo la bolsa.
-- vendrá un hombre de negro a recogerlo -- dije yo girandome y encogiendome de hombros...

La guerrera se giró al notar un yoki anormal entrando de repente al pueblo. Pudo percibir con claridad cómo su compañera hacía desaparecer otro yoki mucho más pequeño y animal, posiblemente otro yoma. Se acercó hasta donde estaba, saltando de tejado en tejado y cargándose varios monstruos más.
-Ya era hora, has tardado bastante- comentó en voz alta desde encima de una posada. Saltó al suelo grácilmente aun con la espada en la mano y partió en dos a otro yoma sin mirarlo siquiera-. Vale que tu área queda un poco lejos de ésta, pero podrías haberte dado un poco más de prisa... Número 7, Tannia.

-- perdon, la proxima vez iré más deprisa -- dije yo, desenvainé la espada y corté en dos mitades a un yoma que se hacercaba por detrás -- quedan muchos??

-No demasiados. Percibo otros quince rodeándonos, pero no deberían resultar muy difíciles de vencer. El problema de este pueblo no son solo los yomas...- dijo la guerrera cuyo nombre era Violeta desviando sus ojos plateados hacia una cabaña semiderruida algo más lejos-. Una de nosotras dos habría bastado para limpiar esta aldea. Si nos han reunido a ambas es porque ahí dentro hay un Devorador Voraz ocultando su yoki.
Los pocos aldeanos que contemplaban la escena soltaron un murmullo general de terror. Violeta les dirigió una mirada circular dejando bien al descubierto su espada y su pecho, en los cuales lucía el emblema del copo de nieve estirado. Sacudió la melena cortada a capas rubia con mechas blancas y su brazo derecho se alargó atravesando a cinco yomas como si fueran pinchitos morunos.
-Bien, ¿terminamos con esta molestia y vamos a por el gordo?

-- un devorador voraz?? -- dije yo sorprendida -- a por el...

Violeta esbozó una leve sonrisa y su brazo volvió a su tamaño normal cepillándose por el camino a los otros 10 yomas.
-Esta vez la organización considera que nosotras dos seremos suficientes para acabar con él. En teoría yo misma debería bastar, pero por si acaso no te quedes rezagada- dijo la guerrera envainando su espada y andando hacia la cabaña-. Ah, por cierto... Es un kakuseisha masculino ofensivo- comentó a Tannia al pasar a su lado, de tal modo que solo lo oyese ella.

-- masculino???? como puede ser?? -- pregunté yo de igual modo cargandome a ottros tres que estaban a mi lado "los yoma son idi*otas " pensé

-Oh, no me digas que tu hombre de negro no te ha dicho nada. ¿Es que tienes a Rubel o qué?- se medio burló Violeta, aunque su rostro apenas cambiaba. Cuando estuvieron lejos de oídos humanos indiscretos le comentó-: Antes de crear guerreras, la organización probó suerte con los hombres. Sin embargo... Ah, los hombres no sirven para ésto. No son capaces de controlarse y liberan demasiado yoki de una vez, lo cual hace que despierten enseguida.
Los recuerdos acudieron a su mente al pronunciar la palabra "despierten".

-¡Marina! ¡Maldito bastardo, la has matado!
-Sí... Y ahora serás tú quien muera, a no ser que despiertes y te unas a mí...
La guerrera lo contempló con furia en sus ojos dorados. Sus dientes habían crecido y le empezaban a salir venas por todo el cuerpo. Una espiral azul incandescente envolvió su figura, el azul pasó al violáceo y después al rojo intenso...

Violeta sacudió la cabeza para despejarse y se llevó una mano a la empuñadura de la claymore.
-Mantente alerta, se está acercando desde abajo.

-- as acertado mi men in black es Rubel... -- dije yo llevandome la mano a la empuñadura, a mi cabeza llegaron recuerdos de hace tiempo en los que casi depierto:
"no dejaré que eso vuelva a pasar" pensé...

"Anda, pues no lo decía en serio" pensó la guerrera alzando un milímetro su ceja derecha.
-El kakuseisha está a diez segundos de nosotras. Siete... Seis... Vaya, ha acelerado, tres, dos. uno... Aquí viene- murmuró. Un tentáculo de color grisáceo tirando a negro rompió el suelo y se lanzó contra ellas en un intento por atraparlas. Violeta desenvainó, cortó y volvió a envainar tan rápido que no parecía que su espada se hubiese movido. El tentáculo se quedó echo polvo literalmente, no sin antes salpicar sangre morada por todos lados.

esquibé el golpe:
--es fuerte...

off: Elinor ¬¬ currate un poco mas los posts, por favor, que estoy yo venga a trabajarmelos y me encuentro esto ¬¬
on:

-Es el antiguo número cinco, no esperarías que fuese un blandengue después de despertar- comentó Violeta. Otros dos tentáculos rompieron el suelo y se dividieron en diez cada uno, de tal manera que veinte látigos las atacaron desde todos los ángulos. Violeta se apartó de la trayectoria de cinco y destrozó otros siete tan rápido que resultaba muy difícil seguir sus movimientos.
-Eres buena- bramó una voz grave salida del mismo suelo-. Me han enviado solo a dos guerreras, debéis de ser de rango inferior a diez y una de vosotras inferior a cinco como mínimo...
-Me sorprende que siendo un kakuseisha masculino sepas usar tu cerebro- respondió Violeta en el mismo tono de siempre y con semblante inexpresivo-. Parece que la cacería será más interesante de lo que pensaba... Alexandro, antiguo número 5, ¿verdad?
-En efecto, parece que tú también sabes pensar- se burló el kakuseisha desde debajo de la tierra-. Por el tamaño, la calidad y cómo mantienes controlado tu yoki, diría que eres Violeta la Serena, actual número 1.
-Presentación efectuada. Tannia, a por él sin miramientos- ordenó la guerrera a su compañera, desenvainando la espada y alargando el brazo con el que la sostenía.

off-- es por este maldito teclado, si escribo mucho tardo dos dias si quiro se entienda pero haré lo que pueda ¬¬

on-- desenvaine mi espada:
-- sin miramientos... no lo llamaria inteigente... -- me reí, mi comentaio arrancóun grito del kakusheisa.
-- no soy inteligente??-- dijo la voz, varios tentáculos salieron del suelo a por mi, esquive algunos y corté otros.
-- y ademas cobarde -- dije yo saltando, un tentaculo ocupó mi lugar de hace un segundo, sonrei "vaya, ya se como nos localiza aparte del yoki '' pensé yo
-- cobarde?? -- dejo.
-- si o lo fuess, drias la cara...

-Ja, confundes la cobardía con la estrategia- se burló Alexandro. No parecía darse cuenta de que el brazo de Violeta se estaba retorciendo sobre sí mismo poco a poco-. Si permanezco bajo tierra es porque me conviene, ¡idio*ta!
-Tal vez el idio*ta eres tú- insinuó, abriendo unos ojos dorados de yoma-. Estás revelando parte de tu estrategia...
-Eso no cambiará nada. Por muy número uno que seas yo soy un kakuseisha- afirmó el monstruo. La tierra se rompió por otro sitio y un par de tentáculos rematados en ojos amarillos asomaron por el hueco. Violeta esbozó por primera vez un gesto distinto al indiferente de siempre: la más siniestra de las sonrisas.
-Ah, eres un kakuseisha. ¿Sabías que me he enfrentado a un Morador del Abismo? Y adivina quien salió con más heridas- dijo con voz más grave de lo normal. Alzó su brazo derecho, con el que sostenía la claymore, dejando ver que estaba totalmente retorcido. Exactamente eran 21 vueltas.
-No... No es posible, esa técnica se perdió al morir su dueña- murmuró el kakuseisha. Sus ojos se habían dilatado por el terror-. No puede ser...
-Jeanne de la espada taladro está muerta, pero su técnica no- gruñó Violeta. Saltó justo entre los ojos de Alexandro, retrocedió tres pasos y clavó su espada en la tierra. La gigantesca hoja empezó a girar sobre sí misma a gran velocidad, penetrando en la tierra y salpicando sangre morada por todos lados.

la sangre salpicó por todas partes:
-- donde lo has aprenido? te lo enseño ella ....

-Involuntariamente pero sí, me lo enseñó ella. ¿Qué haces que no estás atacando?- dijo Violeta recuperando su color de ojos plateado. "Maldición, se movió justo antes de que clavase la espada y le acerté en el pulmón derecho en vez de en el cuello" pensó con cierta rabia. Cerró los ojos y rebajó su yoki para poder sentir mejor el flujo del kakuseisha.
-Ajá, te pillé- exclamó éste sacando varios tentáculos del suelo y atrapándola. Violeta no se apartó, sino que continuó suprimiendo su yoki con los ojos cerrados y el semblante sereno-. Vaya, parece que te estás muy quietecita ahora, ¿eh? Parece que lo de ser la número uno es solo una fachada... Humm, me pregunto cómo debería torturarte ahora. ¿Tienes alguna sugerencia, Tannia?- preguntó el monstruo a la otra guerrera. Violeta abrió los ojos y le lanzó una mirada de advertencia que parecía querer decir "no te acerques aun".

fui a dar un paso, pero mirada me detubo, me quede en posicion deataque...

-¿Ninguna? Qué poca imaginación tienes, niña... Bueno, empecemos por partirte las costillas, ¿sí?
Los tentáculos que apresaban el tórax de Violeta se apretaron hasta aplastarle dos costillas. La Claymore apretó los dientes pero no soltó ni un solo grito. "Templanza, Violeta. Todavía no..." pensó cerrando los ojos.
-No te llaman la Serena sin razón, he de reconocerlo. A ver cuánto aguanta tu amiguita sin venir a rescatarte- se burló el kakuseisha. No parecía darse cuenta de que de entre una rendija en las botas de metal de Violeta salían cinco látigos finos que se hincaban en la tierra como raíces. Alexandro apretó más aun sus ataduras y un hilillo de sangre rojo granate resbaló por la comisura derecha de la boca de Violeta, que siguió sin moverse.
Bajo tierra, los látigos minúsculos, que no eran sino los dedos del pie de la guerrera, se enroscaron con cuidado en torno a los tentáculos del kakuseisha que estaban entre ella y Tannia. Violeta abrió unos ojos dorados que brillaban como carbones y una espiral de yoki azul rodeó su cuerpo.
-¡¡¡Ahora, Tannia, a por él!!!- gritó. Su espada cortó las ligaduras que la apresaban y un par de alas membranosas nacieron de su espalda, elevándola en el aire. Con una fuerte patada al aire la cabeza deforme del bichejo salió a la luz rompiendo el suelo de tal manera que Tannia la tuviese a tiro. Los dedos del pie de Violeta soltaron al monstruo en cuanto estuvo en la superficie y volvieron a su tamaño original mientras la guerrera se lanzaba en picado contra Alexandro.

con un grito heché a correr a por él, salté con la espada en alto lanzandome a su cueyo...

La espada claymore de Violeta mordió la carne dura del kakuseisha por practicamente cada centímetros que se le ponía al alcance, pero dejó que Tannia le diera el golpe de gracia. Ella tenía más mobilidad gracias a sus alas, pero Ermita había sido claro: Tannia debía ser quien matase al kakuseisha Alexandro. De modo que se limitó a volar en zigzag despejando los obstáculos del camino de su compañera mientras esperaba a que ésta rematase al monstruo.

la espada se clavó en su cuello y poco a poco lo fue cortando, la cabeza cayó al suelo seguida del cuerpo que sangraba sin parar:
-- estas bien -- la pregunté al envainar la espada -- te a causado multiples fracturas...

Cuando el kakuseisha murió, Violeta se posó en tierra y plegó las alas. Habría sido un aterrizaje elegante de no ser porque le fallaron las piernas y cayó al suelo de rodillas apretando los dientes por el dolor.
-Tranquila, estoy bien- dijo a duras penas volviendo a meter bajo su piel una costilla que se había salido. Una espiral de yoki azul envolvió su cuerpo con su luz cegadora, ocultando su figura. Permaneció así un rato hasta que el color azul empezó a pasar a violáceo, cuando se interrumpió el flujo de poder yoma revelando la figura alta e intacta de Violeta, ya sin alas, de pie y con la espada en su sitio. Lo único que revelaba las heridas recibidas era su uniforme hecho jirones en algunas zonas, bajo el que se vislumbraba su piel blanca y lisa, sin cicatrices.
Los aldeanos, tras la sorpresa inicial, acudieron en masa a felicitarlas por su trabajo.

-- sera mejor irnos... -- sugeri yo -- ua cosa, porque no atacaste tu? le tenas a tiro...

-Tenías que rematarlo tú- respondió simplemente Violeta echando a andar hacia las afueras del pueblo, donde aguardaban dos figuras vestidas de negro. Una llevaba un sombrero y gafas oscuras, la otra cubría su cabeza con vengas negras.
-Ermita-sama- saludó Violeta al de las vendas.