Claymore

El trayecto transcurrió tranquilo. A mitad de camino una sombra le salió al paso a Violeta: Ermita. El hombre de negro no dijo nada, simplemente le entregó una tarjeta de cartulina negra.
-¿Una carta negra? ¿Para mí?- se sorprendió Violeta, cogiendo la carta y abriéndola-. No... No puede ser que esa mujer siga viva- murmuró al ver el símbolo rojo de la carta: un trazo horizontal atravesado por tres líneas verticales paralelas iguales.
-Lo es. Date prisa, está en un estado crítico- ordenó Ermita. Violeta asintió y tiró la carta al suelo. Una espiral de yoki azul la rodeó y un par de alas membranosas surgieron a su espalda y la elevaron por los aires.
-¡Tannia! ¡Mete el turbo y ve en dirección al área 39 YA!

-- hai! -- salí corriendo hacía donde me indicaba todo lo rapido que pude...

El trayecto para Violeta fue de apenas unos minutos volando a la velocidad del sonido. Localizó enseguida a la número 39 en su área y aterrizó frente a ella, agrietando el suelo y haciendo desaparecer sus alas con otro estallido de yoki. La guerrera que aguardaba delante de ella parecía totalmente normal, salvo por un detalle: su pelo era de color negro ébano.
-Número 1, Violeta- saludó con voz ronca.
-Número 39, Beatrice- dijo Violeta-. Antes de matarte, dime una cosa: ¿despertaste antes o después de enviarme la carta?
De la espalda de Beatrice empezaron a salir látigos del color de su pelo.
-Qué pregunta, ¿quién lo duda? Antes, por supuesto.
-Ya me lo figuraba- comentó Violeta sacando su espada.

Llegué poco despues, y escuche el sonido del metal de la espada al salir de su prision...

El primer látigo intentó seccionar las piernas de Violeta, que saltó y lo destrozó en el aire. Otros dos se dirigieron a su cabeza y sus brazos, pero acabaron también chorreando sangre morada.
-Dime si he entendido bien tu estrategia- dijo Violeta, en guardia-. ¿Quieres medirte con la nº 1 para probar tu fuerza ahora que has despertado?
-Sí, básicamente ésa es la idea- susurró Beatrice, liberando una espiral de yoki rojo como el fuego tras la que quedó una criatura humanoide cuya piel estaba formada aparentemente por látigos enrollados unos sobre otros. Medía unos tres metros de alto.
-Bueno, pues nada. Me parece una completa pérdida de tiempo, pero...
La guerrera corrió a toda velocidad hacia la kakuseisha y empezó a descargar espadazos.

me quedé observando impotente, la sangre salpicaba y con las rápidas estocadas de Violeta no podía distinguir de quien era la sangre que me manchaba el armadura...

Tras diez embates de Violeta, ambas se tomaron un breve descanso. La guerrrera tenía la ropa y la armadura impecables, misteriosamente no se había manchado nada. En cambio, a la kakuseisha le faltaban un brazo y una pierna, que no conseguía regenerar.
-Me sigue pareciendo una pérdida de tiempo- repitió Violeta, con la claymore chorreando.
-Te lo parecerá a ti, pero no lo es- masculló Beatrice, lanzándose a la desesperada contra Violeta, que se apartó y la tiró al suelo de una patada. Le puso la espada al cuello y hizo un pequeño corte.
-Je... Has perdido, Violeta "la Serena"... Aunque yo muera, otros podrán derrotarte con lo que han visto...- escupió con una torva sonrisa.
-¿A quién te refieres?
Pero Beatrice, aun sonriendo, levantó el brazo que le quedaba y se hundió la mano de afiladas garras en la cabeza. Violeta, con el rostro inexpresivo, terminó de seccionar su cabeza de un rápido corte que la mandó al quinto pino. ¿Se referiría la kakuseisha a Rifful? Easley estaba muerto, Luciela también, pero Rifful aun seguía viva... Según sabía.
-Malditos Abismales- murmuró, con más odio del que era frecuente en su voz.

si decir nada me acerqué y la puse una mano en el hombro:
-- abismales??

-Sí, Abismales. ¿Quién si no?- resopló ella, incorporándose y recuperando su habitual frialdad analítica-. ¿Quién iba a ser capaz de obligar a una kakuseisha de nivel bajo a enfrentarse a la número 1? O ha surgido un nuevo poder capaz de ello, o Rifful está tramando algo.
Retrocedió y liberó una espiral de yoki que hizo reaparecer sus alas. Afortunadamente podía permitirse ese lujo, al menos de momento.
-Informaré a la organización. Tú dirígete al área 1 y espérame allí- ordenó. Sin más, alzó el vuelo a toda velocidad, rumbo a Sutafu.

-- pero es... -- se fue -- muy grande... por que a mi ??? -.-U

La sala donde se reunía el consejo estaba oscura, como siempre. Los hombres de negro la observaban desde sus asientos.
-Número 1, Violeta. ¿Por qué no has enviado a Ermita para hablar con nosotros?- preguntó Rimuto desde su posición, más elevada que el resto.
-No había tiempo que perder- contestó Violeta-. Beatrice, la antes número 39, me envió su carta negra. Cuando llegué ya había despertado, y antes de combatir contra ella me dijo que despertó antes de enviar la carta. La pelea transcurrió a mi favor, de manera que justo antes de que yo la matara se suicidó, no sin antes decirme que alguien más podría matarme porque había visto mi modo de combatir. Saquen conclusiones ustedes mismos, personalmente yo creo que se trata de un Abismal.
Rimuto guardó silencio unos instantes. Orsay, el que había estado a cargo de Teresa "la Sonriente", tomó la palabra:
-Violeta, las ansias de venganza nublan tu juicio. Easley está muerto, pero tú sigues convencida de que los Abismales siempre tienen la culpa de todo. Y sin embargo, olvidas que tú misma te puedes convertir en uno.
-No lo olvido, Orsay-sama. Y la venganza nunca ha nublado mi juicio, como dice, pero creo que está bastante claro que solo un Morador de las Profundidades puede controlar a una kakuseisha de bajo nivel a tal escala. Beatrice sabía de sobre que enfrentarse a mí es una manera de suicidio, modestia aparte, y sin embargo lo hizo.
Esta vez fue Rimuto el que habló.
-De acuerdo, Violeta, puede que tengas razón. Designaremos un grupo para que vaya a espiar a Rifful y otros dos para que rastreen cualquier anomalía en los grupos de kakuseishas. Tú vuelve a tu área y céntrate en adiestrar a Tannia.
Violeta asintió, sumisa, aunque en el fondo estaba tramando su propio plan.
-Como ordene, Rimuto-sama. Orsay-sama, señores, me retiro.

me quedé en la entrada de la zona 1 esperando y refunfuñando como una niña pequeña...

Violeta se pasó el viaje de vuelta reflexionando sobre lo ocurrido. ¿Cómo podía dudar Rimuto de que se centraría en adiestrar a Tannia? Por supuesto que se centraría en ello... a su manera.
-Ya he informado a Rimuto-sama de lo ocurrido- anunció nada más posarse detrás de Tannia y hacer desaparecer sus alas-. Dice que nos centremos en tu entrenamiento.

-- no se por qué, pero por como lo has dicho me suena a que tienes otra cosa en mente... -- dije alzando una ceja...

-¿Yo? Qué cosas dices, qué va- negó Violeta con tal vez demasiada inocencia. Era imposible saber si iba en serio o era broma-. Andando.
Echó a andar hacia el corazón del área 1. Tal vez aquello que se oyó un instante era su risa contenida, o tal vez era el susurro del viento en las ramas de los árboles.

-- yaa... -- dije sin dejar de creermelo y siguiendola...

Caminaron hasta llegar a unas ruinas de una ciudad que antaño había sido próspera.
-Se puede decir que ésto es mi centro de operaciones. En medio del área y por tanto del continente, aquí me dirijo cuando no se me encarga ningún trabajo. He juzgado que es un buen lugar para tu entrenamiento, dado que muchos kakuseishas empiezan a ocultarse en ciudades.

-- en ese casoq ue es lo primero que planes hacer...

-Descansar un rato y empezar. Puedes largarte si lo deseas, pero ten en cuenta que no pienso ir a buscarte fuera del área y si no te encuentro en una hora, que es lo que tardo en peinar la zona volando, podrás despedirte de que yo te entrene- dijo, alejándose de allí en dirección al bosque cercano.

-- creo qque me quedaré aqui... -- dije clavando la espada en el suelo y sntendome con la espelda apoyada en ella...

-Sabia decisión- comentó Violeta, perdiéndose ya por la espesura. "¿O quizá no tan sabia?"
En cuanto comió algo y descansó un rato se puso en marcha. Las ruinas de la ciudad tenían una amplia red de galerías que usaba como pasadizos para perseguir más rápido a los yomas, pero esta vez no le iban a servir para eso... no exactamente. Caminó con su yoki suprimido e indetectable por una galería hasta que estuvo a treinta metros de Tannia. Una vez en aquella posición, se quitó los guantes y alargó los dedos con ayuda de su yoki hasta llegar con ellos justo debajo de la guerrera. Liberó violentamente su yoki de forma que pareciera que un yoma estaba debajo de Tannia en vez de sus dedos y atravesó la tierra con ellos, buscando el cuerpo de su compañera.

con el tremendo yoki liberado, reaccioné lo más rápido que pude, llevando una mano a la espada e impulsandome lejos del suelo:
-- pero que? -- hacerté a preguntar el el aire sorprendida...

Los látigos en los que se habían convertido los dedos de Violeta siguieron persiguiendo a Tannia. "Humm... No es tan lenta como imaginaba" pensó la guerrera desde la galería subterránea.

al ver que no me dejaban el paz, decidí hacer una locura. Me puse en una posicion aerodinamica para ir más rapido y fui esquibando con pude los tentaculos hasta llegar a mi espada. La cogí y lo más rapido que pude giré para cortar loq ue se me viniese encima...

Los dedos de Violeta siguieron acosando a Tannia hasta que ésta alcanzó la espada, momento en el que se retiraron y volvieron a su tamaño normal. La guerrera salió del pasadizo a paso tranquilo volviendo a ponerse los guantes y se cruzó de brazos.
-Bien, eres rápida- evaluó-. Pero ésta es la primera cosa que tienes que aprender: no bajes la guardia jamás. Que no puedas sentirlo no quiere decir que no haya un kakuseisha de alto rango en un radio de doscientos metros.