Noche silenciosa

Paseaba de noche por la solitarias calles de Eliria saboreando el placer del silencio. Mis dos manos reposaban en los bolsillos del pantalón y la espalda golpeaba suavemente mi pierna izquierda a cada paso.

Salí de un callejón lateral, las sombras que ne el se formaban me habian mantenido oculto hasta ese momento. Era el lugar idoneo para "cenar"
Suprimí mi aura para examinar una que se acercaba. No habia duda, era la de Ian.
Esperé a que llegase a mi posición antes de saludarle con una inclinación de cabeza.
-No es usual verte por aqui.

Se ocultaba muy bien, demasiado. No había sabido que era el hasta que no le vi, en cambio mis sentidos si me habían advertido del peligro.
Imité su saludo con la cabeza.
En cambio, es normal verte por sitios tan lúgrubes.

Sonreí mostrando mis colmillos y relamiendome.
-Tenia que procurarme una cena. -Si su olfato era tan bueno como debiese podria oler otra presencia justo detrás mia, inconsciente. No estaba muerta, y no lo iba a estar en un futuro.

Y puedo suponer que lo conseguistes. -dije intentando pensar en otra cosa para no abalanzarme o sobre el vampiro, o sobre la carne que descansaba en el suelo y comérmela.

Me encogí de hombros y empecé a caminar despues de coger a la chica en brazos, invitandole a dar una vuelta por las oscuras calles tenuemente iluminadas por esas lamparas de luz electrica. Hace unos años eso ni siquiera existia. Suspiré, el mundo cambiaba alrededor de los inmortales.

-Procurarse la comida no es dificil, lo dificil es que nadie sospeche.

Pero tu nunca fallas Walter. -dije sin pretender hacerle la pelota, era la pura verdad. Siempre conseguía lo que se proponía, algo que no me gustaba demasiado. Y nadie sospechará de dos varones en la noche y uno lleva una mujer en brazos verdad?

-Bebió demasiado, nosotros simplemente cumplimos nuestro cometido como caballeros que somos. -Dije sonriente, era el truco más viejo del libro, aunque convenia cambiar de excusa de vez en cuando, solo por si la gente empezaba a sospechar de la gran cantidad de damiselas borrachas de la zona.
-Y te equivocas, no siempre consigo lo que quiero, hay preguntas que siguen sin respuesta...

Eliria es muy grande pero, a pesar de todo, los rumores corren. Pero tú, más que nadie, ya lo sabrás. -dije siguiendo su paso. Y hay respuestas que no te gustaría, de eso estoy seguro.

-No es cuestión de que esas respuestas me gusten o no. Solo quiero saber, nada más me motiva en mi busqueda. -Dije mientras caminaba, sabia perfectamente donde iba, pues habia visto a la chica salir de su casa.
-Los rumores corren, pero mientras que solo sean eso, rumores, no habrá de que preocuparse.

Allá tu, prefiero vivir feliz en la ignorancia que amargado en la sabiduría. -se veía a las claras que dejaba a la chica en su casa. El otro día escuché en la taberna a un abuelo contando historias de ángeles, vampiros y licátropos. Se le llevaron alegando que estaba borracho. Y esta no es la única escena que monta ese hombre. Temo que le empiezen a creer.

-A veces es necesario vivir amargado en la sabiduria. -Fue mi único comentario al respecto.
-No creerán, no en esta era, la era de la ciencia y de la razón, las supersticiones más allá de las demás razas menores como los goblins ya no tienen cabida. Una nueva generación comienza a poblar el continente, y es una generación que solo cree en la ciencia. Todos esos brotes los achacarán a la locura de un viejo o a la devoción por los dioses.

Saphine era de las diosas que menos me gustaban. Bueno, prefiero desconfiar.

-Desconfiar es bueno en pequeñas dosis. -Dije cuando ya estabamos llegando al piso de la joven, no era demasiado elegante, ni lo mejor de la ciudad, uno de esos nuevos edificios que plagaban la ciudad, con varias casas dentro. Definitivamente los tiempos cambiaban.
-Espera un segundo. -Dije mientras miraba a mi alrededor. Una vez comprobé que no habia nadie desaparecí. A parecí en esa misma posición unos segundos más tarde.
-Pero no te preocupes, si alguien empieza a sospechar demasiado siempre se el puede quitar de en medio.

Filosofía típica de vampiros. Nunca aprobaré esa actitud. -dije echando a andar.

-¿He de recordarte que hace poco que intentaste matar a Luccie? -Eso fue un golpe bajo, he de reconocerlo, pero necesario en determinadas circunstancias.
-No puedes negar que en ocasiones sea necesario.

Me acerqué muy rápido a el y le agarré del cuello de la camisa. Ambos sabíamos que no iba a hacerle daño por Luccie. No-vuelvas-a recordarmelo -dije furioso.

-No tendrias que recordar si no lo hubieses hecho. Ahora sueltame. -Dije tranquilo, mirandole a los ojos.

Creo recordar que tu no estabas para saber lo que pasó -dije friamente mientras le soltaba.

-Elric puede resultar muy molesto a veces. -Fue lo único que dije, sabia que fue por él por quien empezó la discusión. En los dias que pasamos en la enfermeria Luccie me puso al corriente de todo. Comencé a andar de nuevo.

Estaba yo delante cuando casi le matas, quería terminarlo yo. -dije pensando en todas las veces que Elric salvó su vida gracias a Natasha.

Me encogí de hombros.
-Es un vampiro con suerte. Para nuestra desgracia tanto Luccie como Nat tienden a salvarle.

Nunca nadie me había sacado tanto de mis casillas como el pero por mi parte ya ha sido salvado 3 veces, y seguramente sean más. -dije cabizbajo. Por querer matarle casi muero, y lo peor, casi mato a Luccie.