visitando a la reina

Llegue hace poco de nuevo a mi el pais y todo estaba bastante cambiado.

Me entere que hace poco hubo una guerra y eso dejo varias secuelas.

Pense que lo mejor era ir a visitar a la reina de los vampiros para que conociese mi existencia.

Llegue alli y espere en la entrada a que alguien viniese.

Noté una presencia muy oscura en mi castillo mientras ordenaba algunos papeles. Por un momento mis ojos se iluminaron, aquello solo podía ser del rey de los demonios.
Dejé todo como estaba, sin siquiera terminar de ordenar mis papeles y corrí a la entrada, solo podía ser Aspicius, pero una vez mas, mis sentimientos habian cegado la realidad.
Cuando llegué observé con cara neutral a aquel demonio, ese no era Aspicius. Bajé las escaleras recogiendo mi vestido con una mano, para no pisarlo, era azul y negro y contrastaba con mi pelo rojo como el fuego.

-Hace que no veo un demonio por lo menos en 7 largos años...-susurré algo molesta-¿puedo ayudarte en algo?-pregunté colocandome en frente suya.
Pronto me di cuenta de que estaba siendo demasiado subjetiva y sonreí-Disculpe mis modales, pero teniendo en cuenta de que los Demonios rompieron el ultimo tratado con nosotros al no presentarse cuando fueron llamados, estoy algo reticente. Me llamo Luccie Hyuga-

Espere un largo rato pero al fin note un aura oscura que tenía el mismo poder que la mía y segundos después vi una mujer frente a mí.

Pelirroja, alta y ojos verdes. Realmente era hermosa pero por lo que me estaba diciendo no parecía muy contenta de verme en su reino.
Mi mirada se volvió mas fría. Esto no empieza bien.

-Dejadme presentarme majestad, mi nombre es Demian Bolkonski- dije haciendo la característica reverencia- acabo de llegar a estas tierras después de muchos años y veo que las cosas han cambiado, empezando por que me acabo de enterar que nuestras antiguas alianzas se han roto...no tenía constancia de ello.

-Encantada Demian,¿me acompaña?-Le indiqué que me siguiese, entraríamos a la sala de mapas, pues ahora mismo mi despacho estaba bastante desordenado y con demasiada información confidencial del reino. -Pues era normal que se rompiesen, fuisteis llamados a la guerra hace ya 7 largos años y nadie respondió a mi llamada, muchas muertes se habrían evitado.-paré unos segundos hasta poder entrar a la sala de mapas.-Yo misma y mi marido estuvimos a punto de morir, espero que entiendas que no puedo ser muy amigable con vos después de tal altercado.-
Me senté en una de las sillas indicándole que se sentase a mi lado-Muchas cosas han pasado desde entonces, pero no creo que sea de vuestro interes, decidme, ¿a que habeis venido?

El ambiente estaba demasiado tenso, eso se podía notar a la perfección. Esto me iba a costar bastante. Maldije para mis adentros a Aspicius, ¿a quien en su sano juicio se le ocurre dejar un reino en plena guerra?
Ladeé la cabeza de un lado a otro intentando ver como podría arreglar este estropicio.

-Definitivamente no tiene ningún nombre lo que te ha echo el antiguo Rey, mis mas sinceras disculpas por ello, pero el motivo de mi visita es intentar establecer alguna amistad entre reinos, veras he llegado hace nada y no conozco a nadie, el infierno esta echo un verdadero desastre y tal vez podamos empezar desde el principio.

Di un largo suspiro.

Suspiré, al parecer se "disculpaba" por la antigua falta de respeto que sufrió mi reino hace ya mucho tiempo. Clavé mis ojos en los suyos, parecía estar dispuesto a enmendar todos aquellos problemas.-Bien a ver...-dije cerrando los ojos durante unos segundos.

-¿sabes?, hace mucho tiempo rompí yo misma una alianza contra los demonios y te diré por que...-me levanté de mi asiento y acaricié la silla-Yo sirvo a la justicia, no me gusta ser injusta y haré todo lo posible por cumplir mis cometidos de acuerdo a ella. Arshei hizo una cosa que no me pareció bien y justo ni mucho menos.-paré unos segundos clavando mis ojos en los suyos, sin querer amedrentarle e intimidarle, solo hacerle pensar seriamente en mis palabras-Estoy dispuesta a ayudarte, siempre me a agradado contar con los demonios, podremos hacer una alianza y nuestros reinos volverán a quedar unidos como antaño. Pero... ¿Estas dispuesto a ser justo? ¿a llevar la justicia de la mano?-

Me quedé callada, dejando que pensase sobre mis palabras y decidiese por si mismo que quería hacer.

Medite todas y cada una de las palabras que me estaba diciendo la reina, en verdad estaba bastante molesta con la actitud de los antiguos monarcas pero no obstante parecía que era capaz de darme una segunda oportunidad.
oportunidad que no debería rechazar así como así. No era conveniente llevarme mal con el reino de los vampiros.

-Sere justo, teneís mi promesa- dije extendiendo mi mano con y sonriéndola.

Sonreí de oreja a oreja al escuchar que el mismo había jurado mantener la justicia, era lo único que pedía. -Perfecto, entonces creo que ambos estamos de acuerdo en unir nuestros reinos con una alianza- Me fui otra vez a mi sitio y pité con mi silbato, sabía que el no lo oiría pero poco me importaba. Entonces se escuchó un aleteo, una figura pequeña pero negra apareció en la estancia posándose en mi mano. Le acaricié con mi mano la cabeza y las alas con suavidad y bajé hasta el pequeño oído del murciélago-Walter-susurré y este salió volando de la estancia.
Me recosté en mi asiento-Espero no tenga inconveniente en que llame a mi primer príncipe y mi marido, creo que el también debe de saber de esto.

Sonreí bastante satisfecho aunque hubo altercados en el pasado entre los demonios y vampiros ahora parecía que podíamos llevar una relación bastante buena.
Luccie volvió a sentarse en su sitio y con lo que parecía un silbato llamo a alguien.

-No claro que no me importa, llame a quien usted crea conveniente.

Estama en mi estudio, absorto en la lectura, cuando el murcielago llegó. No habia duda de que Luccie me reclamaba, dejé el libro y me levanté de la silla sin mayor tardanza. Seguí al pequeño ser por los pasillos del castillo hasta llegar a mi destino.

Allí estaban Luccie y un desconocido, a juzgar por su aura, un demonio, el actual rey, no cabia duda. Hice una leve reverencia frente a nuestro invitado a modo de saludo y me coloqué al lado de mi esposa.

-Buenas noches, me habian dicho que teniamos visita, pero no esperaba a nadie tan ilustre. -Era mentira, por supuesto. Un rey de los demonios no iba a entrar en el castillo sin que yo no me enterase, pero la cortesia era lo primero.
-¿Que es lo que os trae por aqui? Aunque presumo que no habeis venido a disfrutar de la compañia. -Mientras hablaba le miraba fijamente, evaluandoles. Era evidente que venia por temas de estado, seguramente alguna alianza. Bueno, lo primero que dijese me serviria para hacerme una idea de sus intenciones y para medir a que me enfrentaba.

Asenti con la cabeza a Luccie dandola a entender que esperaria a su principe y no tuve que esperar mucho la verdad.
Un hombre se adentro al despacho de la reina, era un joven elegante y distinguido de cabellos oscuros. Daba la imagen de todo un principe.

-Buenas noches caballero-dije con una distinguida inclinacion de cabeza-mi nombre es Demian Bolkonski, es un placer conocerle. Supongo que le ha sorprendido mi visita. Soy el nuevo rey de los demonios y bueno el infierno ahora es un desastre, estaba poniendome al dia con tu esposa y de paso estabamos barajando la posibilidad de una nueva alianza.

No me hizo si quiera falta girar la cabeza para saber que él ya había llegado aún así lo hice para mirarle, seguía con él pelo tan alborotado como siempre nunca cambiaría. No hicieron falta presentaciones al menos no por él demonio, sonrei-este es Walter, mi rey consorte y príncipe-
saque unos papeles del cajón de la mesa-veamos... Libre albedrío de tropas entre reinos, ayuda militar cuando uno de nosotros lo necesite. Esos son los términos más importantes del acuerdo sin embargo me gustaría hablarle de algo.-sabía que Walter sabía lo que iba a decir pero no podía evitarlo-bueno... Hace 7 años tuve una hija, es pequeña y todavía sus habilidades no están bien desarrolladas. Tenemos un enemigo potencial en estos momentos que a demostrado querer asesinarla en varias ocasiones. Pido que si estas con mi pequeña en presencia de: Itachi, Jace icono se haga llamar, él rey de los vampiros renegados la protejas o la traigas al castillo. Pero eso son términos que no conciernen a la alianza, es más como una petición personal...-espere su respuesta ansiosamente si decía que no no le presionaría.

Tras dedicar una escueta reverencia al demonio scuché atentamente la propuesta de Luccie, y aunque no era común, no estaba del todo de acuerdo con ella.
-Perdonad que interrumpa, pero no estoy del todo de acuerdo con esto. Como bien ha dicho Demian el infierno es un caos, no hay leyes y ni mucho menos orden. No sé como habrá llegado a ser rey, pero... ¿De que nos sirve un rey sin reino? Es más, ¿podemos asegurar que seguirá siendo rey al final de la semana? -Me giré hacia Demian y le miré a los ojos, no inspiraba demasiada confianza.
-Desde mi punto de vista, si queremos que esta alianza llegue a buen puerto necesitamos... Asegurarnos, de que esta situación se va a solucionar.

Algo me decía que no le caía bien a su príncipe y viendo la respuesta que me estaba dando ahora estaba en lo cierto, en el fondo no me sorprendía yo suelo ser una persona bastante rara y tiendo a caer mal así que no me quedaba otra opción que hacer que se fiasen de mi...cosa que veía bastante difícil.

-Luccie, Walter, se perfectamente que no os fiáis de mi, cosa entendible por otro lado, soy nuevo aquí y vengo así sin mas a pediros una alianza cuando por ahora no os puedo ofrecer nada. Mi reino como tú bien has dicho, Walter, esta echo un asco por tener no tengo ni un príncipe pero espero que podáis darme la oportunidad de demostraros que os soy leal, pero bueno siempre podemos llegar a un acuerdo, ¿ queréis algo como prueba de que mis palabras son ante todo sinceras?