Conversación pendiente

Un murciélago penetró en los confines del Reino demoníaco, con una carta enrollada en su patita. El murciélago revoloteaba en busca de alguien, por supuesto, se trataba del Rey Aspicious. Se trataba de una carta escrita con mi propia sangre, como comprobante de que era yo la autora de la carta.

Angeline Breedlove escribió:

Saludos, Rey Aspicious.

Me comunico con usted por la necesidad de hablar de negocios. Tengo un asunto pendiente que requiere de su ayuda. ME gustaría poder reunirme con vos cuando sea posible.

Firmado atentamente: Angeline Breedlove

Me encontraba en mis aposentos leyendo tranquilamente sobre un antiguo volumen de entrenamiento de aves, cuando de pronto un murciélago entró por la ventana. De pronto el corazón me dio un vuelco. Muy posiblemente se tratara de Luccie, la reina de los vampiros y una de mis más antiguas amistades.

Sin embargo, al leer el mensaje pronto descubrí que no se trataba de ella, sino de Angeline, una de sus súbditas. Sin duda alguna algo le había sucedido a la reina. Después de aquel "encontronazo" no había vuelto a saber nada de los vampiros. Algo debió haber ocurrido para recibir ese mensaje.

Tomé la pluma de mi escritorio y comencé a redactar un escueto mensaje de respuesta.

"Saludos, Angeline Breedlove

Sois bienvenida al Infierno para hablar de negocios en el momento que preciséis. A poder ser, sería conveniente que avisarais de vuestra llegada con antelación. Sin más dilación me despido.

Aspicious Oicilpus"

A continuación enrollé el trozo de papel a la pata del murciélago que se marchó volando por donde había entrado.