Nuevas ambiciones

Me encontraba caminando por la fría arena blanca de la playa, sin zapatos en los pies. El agua del mar fresquita, durante esta puesta de sol que deleita la vista, acaricia mis pies. Mi pelo se eriza, dándome una sensación apetecible. Mi pelo suelto ondeaba al viento, desencadenado de toda atadura. Una gran roca osada se imponía ante las grandes olas de la playa, rompiéndolas ante su imponente figura. Me acerqué a una pequeña roca en la arena, y me senté sobre ella, cruzando las piernas, una sobre la otra. Desenfundé lentamente mi espada, con un ligero roce con la vaina. La sostuve entre mis manos, y la observé atentamente, sin parpadear. Mi mente comenzó a llenarse de ideas, que me picaban la curiosidad.

"¿Por qué me dejaría a mi, una joven dama de adorno, esta espada mi abuelo?"

Siempre me pareció extraño que no se la dejase a alguno de mis primos, valientes caballeros que combatieron contra los enemigos en el pasado. Levanté la vista, y observé un medio disco amarillento caer lentamente sobre el mar. La luz rosa-anaranjada iluminaba el cielo, dando un marco increíble para una buena vista. Mi vestido ligero blanco ondeaba al viento, lentamente, dejando pasar el aire hacia mi. Se sentía fenomenal. Ni frío ni calor atormentaban mi cuerpo. Cerré los ojos, y disfruté de la sensación.

Sentado en la arena observaba las olas cuando un olor repugnante llegó a mis fosas nasales y suspiré. Que se le iba a hacer, había vampiros por todos los lados. Esperé a que llegase la vampiresa, la cual no recordaba su nombre pero si su olor.

Abrí los ojos, placentera. Me sentía bien, libre, como nunca sentí en siglos. Me levanté de la roca, y me di la vuelta. Un hombre se presentó ante mi, sentado en la arena, observando el mar. Me sonaba su cara, curiosamente, por lo que me acerqué con paso lento, descalza, y me senté a su lado, observando el mar. Tenía un olor...diferente, me sonaba a una criatura distinta. Sabía por su energía que era un licántropo, pero a mi no me molestaba tanto el olor a licántropo como a algunas amigas. Decidí hablar con él, en voz baja y alegrada, observando el mar acariciar la arena.

Saludos, caballero. Me suena tu rostro de haberlo visto antes. ¿Nos conocemos?
Giré mi cabeza, y observé su cara, esperando su respuesta.

Me sorprendió la alegría que desprendía. Se podría decir que me repartía tu cuerpo con la reina Dana para ver quien te mataba antes. -dije sonriendo a ver que decía.

Fruncí ligeramente el ceño, pero no me sentía del todo mal. Ese hecho me ayudó a varias cosas, como ser un poco más amable, y menos burlona. En tono curioso, le hablé, observándole atentamente, apoyada con las manos bajo mi barbilla.

Conque eras tú ¿eh? Jejeje, simpático el amigo. Yo hubiera hecho barbacoa con carne fresca vuestra, pero tengo que mejorar mis habilidades, jejejeje. Pero que sepas que no es una guerra, jejeje Sonreí pícaramente, achinando los ojos, para darme un aspecto más sensual. Veremos qué tiene que responder a esto

Me reí ante su comentario.
Tranquila, si fuese una guerra estaría comiendo en este momento. -siempre me gustó retar a la otra persona con comentarios graciosos.

Al oir su comentario, no pude reprimir una risa un poco siniestra. Pareciera una risa con malévolas intenciones, y el tono profundo que le di a la risa le daba un aspecto más siniestro. Sin embargo, una sonrisa amable se apareció en mi rostro, haciendo parecer el gesto muy extraño.

¡Jajajaja! Qué gracioso eres, querido, jajajaja.

Levanté mi mano, y la hice acariciar mi pelo lentamente, colocándome tras la oreja de nuevo. Continué mirando pícaramente con una sonrisa maquiavélica, mostrando mi dentadura. Acerqué un brazo lentamente hacia él, y lo dejé posar sobre su hombro, apretándoselo levemente

Parece que no somos tan distintos, después de todo. Tienes un estilo que me gusta. Como el mío, jajaja

Me reí a la vez que la vampiresa, cosa que se me hizo muy extraña. Vi como se me acercaba y me ponía el brazo en el hombro y la miré levantando la ceja izquierda intrigado.
Vaya, por lo visto la vampiresa se acerca sin inmutarse al lobo. No lo recomendaría, sigue sin gustarme el contacto con los sangrefría. -dije sonriendo.

Sonreí pícaramente, y con la mano aún en su hombro, le dije tras una ligera risa divertida

Jajaja, venga, no me dirás que me tienes miedo ¿eh? Tú a mi no me das miedo, por eso te toco, querido, jejeje

Me deslicé un poco más cerca de él, acercando mi rostro a él. Enarqué las cejas, con una mirada maliciosa ligeramente, y con una sonrisa pícara, volví a reirme de forma un poco burlona, como a mi me gusta reir

Miedo no precisamente, ambos sabemos que te destrozaría, y además disfrutaría con ello. -seguí sonriendo.
Cuando vi que se acercaba puse el dedo índice en su frente y empujé suavemente hacia atrás. No pensarás que te puedes acercar así como así no cariño? -dije esta última palabra para seguirla el rollo.

Retrocedí un poco mi cabeza, pero seguí observándole, con mirada pícara. Me gustaba su forma de responderme, sin embargo sé que es para seguirme el juego.

Jajaja, en teoría yo disfrutaría probando un nuevo tipo de carne, jajaja. Pero no es eso lo que busco. Y, querido mío, ¿acaso algo me lo impide? Algo me dice que quieres pero en tu cabecita una vocecita te dice que no. ¿No es así?

Los dedos que tenía sobre su hombro los levanté y volví a tocarle, como si estuviera tocando un piano. La suave brisa acariciaba mi rostro, y cerré los ojos con una sonrisa de satisfacción, sin terminar de desaparecer la picardía en mis facciones.

Porque sé que estás aquí para disfrutar ¿verdad, caballero?

Me reí. ¿Pero esta chica que se piensa? Muchas confianzas veo yo. Me lo tomaré con humor.
Depende de lo que sea para ti disfruar no crees? -dije sin moverme del sitio.

Mis ojos se achinaron levemente. Apoyé mi cuerpo sobre su hombro, y observé con una sensual mirada su rostro. Me gustaría saber qué haría a continuación mi querido amigo.

Hay muchas maneras... Corté la frase, mientras le di un abrazo con ambos brazos alrededor de su cuello. El latido de su corazón resonaba en mis oídos. Lento pero tranquilizante. Estaba su piel caliente, probablemente a diferencia de la mía. Con una voz apacible, hablé hacia él

...y esta es una de ellas

Me quedé sin palabras. En la vida me habría esperado que una vampiresa a la que no conocía absoltumanete de nada cogiera y me diese un abrazo.
Pues me habías asustado hija, digo esta se me lanza al cuello o algo. -dije riéndome. En serio, ¿que pretenderá con todo esto? Ojalá pudiese leer la mente como algunos...

En una voz suave, le dediqué unas palabras tranquilizadoras, ya que parecía haberse puesto un poco nervioso cuando dijo eso.
No te preocupes, querido, no te voy a degollar ni pretendo hacerlo

Mientras continuaba abrazándole, observaba el cielo anaranjado por la puesta de sol. El cálido viento veraniego nos acariciaba suavemente. Yo disfrutaba de aquella sensación, y dejé caer mi peso sobre Ian por la relajación. Me sentía muy bien, y su calidez corporal me sentaba muy bien. "Hmm...qué bien. Hacía falta algo de compañía masculina para mi, jajajaja. Y me encanta ver la cara que ponen cuando hago esto. Espero que le guste, jeje" Poco después acerqué mi oreja a su pecho, oyendo mejor su latido del corazón. Mi cuerpo se apretó contra su hombro un poco más, transmitiendo su calor.

"Me pregunto qué hará ahora, jejeje"

Venga ya, se acabó. -dije cogiéndola de los hombros y echándola hacia atrás.
¿Que pretendes? -no quería sonar borde pero la verdad que me molestaba lo que estaba haciendo, a la vez que me intrigaba.

Fui apartada de él, y sentada sobre mis piernas, me apoyé en ellas con mis manos. Miré de frente a Ian, y mantuve una sonrisa con cierta picardía.

¿Quieres que te sea clara? Muy bien, te contaré lo que pretendo. Como ves, soy extravagante, creo que pocos hacen lo que yo. Hasta aquí espero que todo esté claro. Pues bien, he decidido que quiero "compañía" y te he elegido a ti. Si tú no quieres, dímelo. Tomo esto como un beneficio mutuo. SI no quieres, adelante, eres libre de decidir

Seguí observándole con mirada pícara, y me aparté el pelo de mi cara, colocado ahí por la brisa marinal. La arena me cubría los pies parcialmente, pero el agua no nos alcanza. Mantuve mi postura, observándole con una particular postura de los brazos. Mantenía cargada mi cabeza con mis manos, apoyados los codos sobre los muslos de mis piernas. Mi cuerpo estaba ligeramente inclinado al frente, y mantenía una sonrisa en mi rostro pálido.

OFF POr cierto, siento si esta parte molestó. Me doy cuenta poco a poco de que Angeline es mi lado oscuro, jejejeje. En fin, ya me dirás. Saludos

Me reí. ¿Una vampiresa queriendo la compañía de un lobo? Increíble..
No se que es lo que piensas de mí, pero soy fiel. Estoy con una persona -a pesar de que no se lo que siente ella ahora mismo... -y no voy a traicionarla. -dije sin moverme del sitio.

Sin cambiar mi expresión facial, asentí lentamente con la cabeza, observando con mis sangrientos ojos su rostro solemne y tranquilo. Escuché su risa, y yo me reí sonoramente

Jajaja, bueno, sé lo que quieras ser. Es tu vida, y respeto tus decisiones. Pero las oportunidades vuelan, jejeje. En cualquier caso, es importante que sepas que no pretendo matarte, y lo del pasado quedó atrás. Comprendo vuestras reacciones, simplemente yo soy diferente a vosotros, jajaja. Volví a reir, y me tiré de espaldas a la arena, con los brazos abiertos al igual que mis ojos. Observé el cielo azulado un poco más oscurecido.

Como buen observador que eres, has notado que me gusta burlarme de la gente ¿verdad? Bien, es cosa del tiempo que sea así. Pero no te preocupes, jejeje, no siempre soy así. Depende del día

Di un leve suspiro y tomé aire profundamente. El aire marino inundó mis fosas nasales. Eso me despejó un poco el olfato, y podía oler casi cualquier cosa cercana. Sentíame bien, acostada en la blanda arena. No me moví mucho para que no se me metiese en el pelo. Era como estar en una cama adaptada a tu cuerpo. Mientras disfrutaba de las sensaciones, hablé en tono apacible y suave

¿Me entiendes, querido?

Sonreí. Te entiendo, pero seguiré siendo como soy. Y prefiero que te burles a que estés amargada sin decir nada. Por lo menos me río un poco. -dije mirando al horizonte donde las olas casi ni se percibían.

Me levanté de la arena, dejando caer granitos diminutos que se encontraban pegados en mi largo y sedoso cabello, chocando contra el blanco banco de arena de la playa. Me erguí frente a él, sonriendo maliciosamente como a mi me encanta. Disfrutaba riéndome "un poco" de la gente, ya me atrayese su presencia o me desagradase. Especialmente con los que me desagradan me río con más intensidad. Observé su sonrisa amable, mientras me decía que prefería mis continuas burlas. "Este para que me diga que prefiere mis burlas a mis "cariños" no puede ser un ser corriente. Extravagante, al parecer. Pero él sabrá, puedo destrozarle a despiadadas burlas si así lo prefiere, jajaja"

Abrí mis fauces, mostrando mi blanca dentadura, mostrando sobre mis labios inferiores mis largos colmillos blancos afilados. Contesté solemne a su diálogo tan entretenido y divertido. Observé su mirada, parecía ligeramente ausente, observando el mar pacíficamente moverse.

En primer lugar, me gustaría hacerte saber que no estoy amargada. Que conste que es una forma de mis divertimentos, o mis entretenimientos, jajaja. Pero muy bien, si prefieres mis burlas tan poco pidadosas, tú lo has decidido. Seguro que no te haría tanta gracia que te dijera que te cogería por tu delicado cuello de cisne que tus encantadores padres te han dado, con la otra mano tendría un cuchillo que te clavaría en el centro de tu débil corazón, y lo arrancaría brutalmente de tu pecho. Acto seguido, lo comería crudo, y mientras lo hago, te echo en una bañera dejando que te desangres para cuando esté toda tu sangre fuera, me bañe en ella, y le de un buen sorbo, mientras degusto tu corazón. En una botella de vino del año 900 guardaré lo sobrante, y lo beberé en una copa de oro con rubíes cada día hasta que lo agote, para no olvidar mi presa más querida. ¿A que no te haría tanta gracia? Jajajajajajajajaja

Tras dedicarle mi tan largo discurso, me tiré de espaldas, y no pude parar de reir a carcajada limpia sonoramente, era tan divertido contar cosas como ésa. "El sadismo es lo mío, jajajajaja"

Me hizo tanta gracia que me empecé a reir y me costó parar.
Solo te voy a decir una cosita, y es que si necesitas un cuchillo para sacarme el corazón, mala vampiresa eres. -dije y volví a reirme mientras me tiré al suelo sin poder parar.

Movi los labios tal y como si estuviera repitiendo sus palabras, mas no emitía sonido alguno. Me hizo cierta gracia que lo que le importase a el fuese que usara un cuchillo para arrancarle el corazón de cuajo. Me reí a limpia carcajada, y levante la vista para verle reír. Realmente no era excesivamente desagradable este joven.

¿Sabes que? Eres mas gracioso de lo que imaginaba, jajaja

Me quede sentada, observando su particular risotada.

OFF Siento la falta de tildes en algunas palabras, pero en este teclado no hay. Saludos y feliz Navidad.Espero que Papa Noel te traiga muchos regalos, jejeje.

Me hizo gracia que me considerase gracioso. No veo porque iba a no serlo. -dije riéndome.

Al escuchar sus palabras, entrelazé mis manos frente a mis rodillas, manteniéndolas junto a mi, como si estuvieran atadas por una cuerda. Sonreí levemente, mientras observaba con voraces ojos a Ian. El Sol terminó de ocultarse en el horizonte, quedándonos sin luz solar. Ya era de noche, y comenzaban a oirse los cantos de los grillos. Unas lucecitas brillantes y delicadamente diminutas comenzaron a salir de entre los arbustos y plantas de la costa. Las pequeñas luciérnagas revoloteaban a nuestro alrededor, iluminando el círculo dentro del que nos encontramos. El viento se tornó ligeramente fresco, dentro de no mucho sería insoportable.

Los jóvenes sois buenos comediantes por lo general, jajajaja. A mi me cuesta ser graciosa, pero me río yo sola, jajaja

Detuve mi diálogo al ver a las luciérnagas flotar a nuestro alrededor. Observé con ojos maravillados la bonita escena qe nos rodeaba.
Aah...qué bonito. Me gustan las luciérnagas ¿y a ti?