Tratados de alianza

Largo fue el camino hasta alcanzar las puertas del cielo... quien diria que algun dia mis pasos me llevarian hasta allí, en lugar de hasta las profundidades de la tierra donde se hayaba en Hades. Esperé con cautela a que alguien atendiese mi llegada, claramente venia en son de paz.

Mis ropas eran mas formales, ahora que habia alcanzado el rango de rey, ademas que no podia ir a un acto asi de cualquier manera.
Unas fuertes botas marrones protegian mis ya curtidos pies, pantalones comodos pero elegantes, color negro sujetados por un cinturon marron oscuro y camisa cerrada sin mangas color blanco puro, con unas pequeñas ataduras en el pecho con cuerda marron. Unas muñequeras de cuero claro adornaban mis antebrazos ahora y mi colgante, siempre presente descansando apacible en el pecho; regalo de la difunta haruka, el anillo que siempre habia llegado y que a sabiendas de su proxima muerte me dejó hace ya tanto tiempo.

Permanecí en silencio, esperando audiencia

Un guarda ángel se acercó a la verja metálica que separaba el Cielo del mundo terrenal. Detuvo su paso frente a la verja, observando al ser que al otro lado descansaba sobre sus pies. El guarda portaba una armadura de acero, y un casco que le tapaba la mitad de su cabeza. Con seriedad y solemnidad, se dirigió al oyente.

Saludos, señor. Su nombre, por favor, y razones por las que viene.

El ángel no se andaba por las ramas. Era necesario saber sus razones para tal llegada, pues así se actuaría con más eficacia desde el principio. Y el nombre es mera formalidad, aunque algo tiene que ver con la seguridad.

Di un paso al frente y saludé inclinando la cabeza.

-Andrew Wingates, rey licantropo renegado, y vengo a hablar con vuestra reina para llegar a acuerdos de paz.

Cuando el ángel supo su identidad, sin dilación, introdujo la llave en la cerradura, que portaba en un manojo de llaves anclado a su cinto, y abrió velozmente las grandes puertas del Cielo. Nada más entró Andrew dentro, cerró la puerta de la misma forma de la que la abrió, y se dirigió a él con seriedad, mientras observaba sus ojos atentamente.

La Reina estará encantada de recibirle. Sígame, por favor

Acto seguido, el ángel hizo un ademán, y se dió la vuelta, caminando entonces por un camino de piedra gris. A ambos lados del camino había un bosque verde, con bonitos árboles y había hierba morando en el suelo. Unos cánticos de aves pequeñas y delicadas como ruiseñores resonaban entre las copas de los árboles. Tras avanzar todo el camino, que tenía varias bifurcaciones, alcanzaron una gran plaza embaldosada en mármol blanco con una cruz en el centro de la misma. Al fondo, una gran escalinata del mismo material se erguía ante ellos. Sin demora, el ángel continuó su camino, atravesando la plaza y subiendo la blanca escalinata que antecedía el gran Templo Celestial. Unas grandes puertas blancas de madera se mostraban imponentes entre dos grandes muros blancos de mármol. Unos gigantescos pilares se encontraban a ambos lados de las puertas de entrada al Palacio Celestial. Se detuvo el ángel ante la puerta, protegida por un par de guardias, y dirigió a ambos unas palabras que no se escucharían demasiado lejos. Ambos guardas abrieron las puertas, y dejaron paso a ambos, colocando el lado contrario de las lanzas que portaban en el suelo, y manteniéndose firmes ante la entrada del Rey Renegado Licántropo, frente a él. Cuando cruzaron el gran pasillo de mármol (OFF Sí, mucho mármol hay de por medio, jejeje. Es que así me imaginé el cielo, con mármol y más mármol, jejeje ON), cerca del final, una puerta se erigía, ya no tan grande como las anteriores. El Guarda llamó a la puerta, golpeando con sus nudillos firmemente. Una dulce voz se dejó escuchar a través de ella.

Pase, por favor

El guarda ángel se internó, girando el picaporte de la puerta, y se acercó al gran escritorio de madera de caoba que había en el centro de la sala, también de mármol. Frente a esa mesa de caoba, dos sillones tapizados de terciopelo se encontraban, y al otro lado, una silla de escritorio donde se encontraba una mujer con castaños cabellos, y mirada afable, con las manos entrelazadas y apoyando los codos sobre la mesa.

El Rey Renegado Licántropo desea audiencia con usted, Mi Reina.

Sin exhaltarse, la mujer respondió dulcemente.

Gracias por la indicación, hermano. Puedes descansar

Tras una leve inclinación de cabeza, que repitió una segunda vez dirigida a Andrew esta vez, se marchó por la puerta, cerrándola tras de sí.

Con un ademán, señalé un sillón, ofreciéndoselo para que se sentara.

Toma asiento, por favor.¿Quieres alguna cosa?¿Una bebida?

OFF: las montañas de marmol de la tierra son solo sobras de los palacios del cielo jajaja xDDD:ON

Crucé las puertas y le miré agradecido. Le comenzamos a seguir, a medida que abanzabamos todo era cada vez mas y mas espectacular... nunca antes habia estado en el cielo... ahora entendia todos aquellos relatos colmandole de gloria.
Mi bosque me encantaba, pero sin duda no tenia ni punto de comparación con todo aquello.

Seguia al guarda boquiabierto, pero no mas que mis dos leales soldados, que tampoco nunca antes habian estado en ese lugar. Les eché una pequeña mirada, mostrando mi tipica media sonrisa. Los dos enseguida se pusieron firmes y trataron de controlar sus impulsos para mirar a todos lados. Sonreí, riendome en silencio, y negué con la cabeza dandoles a entender que daba igual, que disfrutasen de mirarlo todo cuanto pudiesen, sin perder la compostura, claro.

Volví la vista al frente y ya habiamos llegado a las puertas del palacio. Habia marmol... mucho marmol, exceso de marmol... pero era bonito (OFF: xDD :ON) a la par que elegante.

Me detuve y escuché con disimulo la pequeña "cobersación" del guarda con la voz dulce que salia de aquella habitación. Me invitaron a entrar, yo miré a mis dos guardas, que cogieron rapidamente posiciones al lado de la puerta, con postura firme y mirada en algun punto fijo del infinito, con cabeza alta y seriedad. Sonreí para mis adentros "estas formalidades nunca fueron conmigo... pero bueno... supongo que son gajes del oficio"

Entre en la sala e incliné la cabeza,a la vez que un poco el cuerpo, en pos te respeto.

-Saludos, reina angelical.

Me invitó a sentarme, entonces levanté un poco la cabeza, mirandola. Me incorporé del todo volviendo de nuevo a mi espalda recta.

-Se lo agradezco, pero no es necesario, estoy bien así-la contesté agradecido a todas sus preguntas con sonrisa amable, sin ser exajerada.-He recorrido un largo camino para hablar con vos.-hice una pequeña pausa-He aqui presente ni mas ni menos que para proponeros una alianza con el reino licantropo renegado, con mi reino. Son tiempos dificiles, das una patada a una piedra y salen de debajo de ella 5 enemigos...-la miré con cansancio, pero sobretodo mis ojos denotaban sinceridad-En estos tiempos que corren se necesitan aliados, soy un ser fuerte, mas aun el sentimiento de orgullo que apenas puede abarcarse en todo mi pecho ni aun en estado lipino... pero tambien soy consciente de la situacion...-hice otra pequeña pausa-Seria un honor para mi reino, y sobretodo para mi, que llegaramos a un acuerdo de alianza

OFF Jajaja, qué cierto es eso, jejeje. Podría nadar en mármol..si fuera líquido, jejeje.
ON

Al ver su reverencia, incliné la cabeza, en seña de respeto, mientras seguía sentada. Cuando rehusó a mi invitación de sentarse, ladeé la cabeza con gesto ingenuo, pero seguía sonriente.

Como desee, querido hermano.

Mantuve mis manos entrelazadas apoyadas en la mesa, observando con mirada afable el rostro de mi interlocutor. Me quedé quieta, para sólo prestar atención a sus palabras. Alianza... era algo que yo buscaba... mas no sé si con los renegados. Con curiosidad, enuncié una sutil pregunta.

Me encantaría esa alianza, pues es algo que llevo buscando desde hace un tiempo con ciertas razas. Pero tengo una pregunta. ¿No era usted un príncipe?¿Qué ha ocurrido para que se haya vuelto usted renegado? Si no le importa, me gustaría conocer esos hechos

Fijé mi vista verdosa en los dos rendondos caramelos que tienebajo sus cejas, aun con mirada dulce.Una amable sonrisa se dibujó en mi rostro. Estaba contenta por la proposición, pero era necesario que me contara eso, pues me resultaba extraño esta repentina visita, aunque agradable, por supuesto. Mientras esperaba su respuesta, me levanté del sillón, y me dirigí a una alacena pequeña que tenía a mi lado. Tomé un vaso con una mano, y con la otra junté los dedos índice y pulgar, mientras observaba el vaso. Chasqueé ambos dedos, y el vaso comenzó a llenarse con agua aparecida de repente. Cuando tuvo un nivel alto de agua, me giré nuevamente hacia Andrew, y dejé reposar el vaso sobre la mesa, a una distancia cercana de Andrew por si quería beberla. Era algo un poco soso, pero era mi bebida favorita. Aunque probablemente no la suya, jejejeje

Agaché un poco la cabeza, minimamente, casi inperceptible, era mi derrumbe interior. Aun me dolia haberme ido del reino y que Ian se fuera pensando que no queria estar a su lado. Suspiré, cansado y me acerqué a ella. Miré de reojo el baso, no tenia demasiada sed, pero agradecia el gesto. Estaba a tan solo 1 metro de ella, frente a frente, entonces hablé.

-Voy a sincerarme con usted, esto no lo conté a nadie, pero confio en vuestra bondad y en que me guardareis el secreto-hice una pausa, entonces hablé con total sinceridad-Odio a los vampiros... no puedo desprenderme de esta ira que recorre mi cuerpo y acosa mi mente cada dia... en su dia hirieron demasiado mi corazon, y mas aun, mi alma... arrebatandome todo lo que mas quería-hice una pausa y baje la mirada al suelo, recordando a mis padres, pero sobretodo el rostro de mi mujer y mis hijos cuando aun tenian vida. Cerré los ojos, intentando inutilmente que las siguientes imagenes aparecieran en mi cabeza. Entonces la volví a mirar-Debido a que no puedo controlar mi odio hacia ellos, tampoco los impulsos para hacerles daño... almenos en la mayoria de los casos. Cometí una irresponsabilidad que trajo a Ian consecuencias, lo que me hizo pensar. Ian es como un hermano para mi y mi fidelidad hacia el no fue alterada ni lo mas minimo... No obstante, se de buena mano que el echo de ser su subordinado le traera mas problemas, soy como soy, y no puedo cambiar. Entonces le hice creer que no queria estar mas en su reino y que queria irme por que no le consideraba mi rey. Que es cierto, desde siempre poco me importaron los rangos, lo que me importaba era la persona, pero estaba junto a ian por eso mismo... por la gran persona que es.-habia hablado lento y con pausas, sincerandome ante amy de tu a tu, hice otra pequeña pausa, esta vez un poco mas prolongada-Espero volver a ser su aliado y un igual ante él, y que esto no haya afectado en que, en un futuro, podamos volver a tener la relacion tan estrecha que compartiamos antes. Pero de eso ya me encargaré en su momento. Si lo que te preocupa es el echo de que valla o no a atacar al reino oficial, la respuesta es rotundamente no, puedes estar tranquila de ello, y mas aun ya te anticipo que sepas que mis luchas seran justas al igual que mis motivos. Pese a mi odio irracional hacia la raza de los vampiros, se bien lo que tengo y no tengo que hacer y lo que esta bajo mi cargo, quiero proteger a los mios a toda costa y haré lo necesario para que se mantenga así.-estas ultimas palabras sonaron firmes y decididas. Esperé a ver su reaccion ante el relato

Pude escuchar un ligero suspiro, pero no sabía de qué clase era. Se acercó hasta una corta distancia de mi rostro, y quedó mirando mis ojos, frente a mi. Me confesó su profundo odio a los vampiros. Me entristeció un poco su odio a los vampiros, ya que tenía algunas amigas vampiresas ahora, pero eso no evitó que no pudiera dejar de mirarle a los ojos, por su sinceridad plena. Pero en el fondo me tranquilizaba que no quisiera mal alguno para el Reino Licántropo. Con voz lenta y un poco melancólica, me dirigí a él.

Comprendo tus razones...aunque tu odio a los vampiros no lo comparto. Pero...puede ser admirabl o no. Depende de cómo se lo tome cada persona. Sinceramente pienso que quieres hacer lo mejor para Ian y los demás seres Ygdrassileños (OFF Si es que así se llaman, jejejeON).

Me acerqué aún más a su rostro, estando nuestras narices casi rozándose por la cercanía.

Y por supuesto, agradezco tu visita, y acepto esta alianza. Y estoy encantada de firmar tal documento

Escuché sus palabras, sabia que mi odio hacia los vampiros no lo comprendia, al fin y al cabo su raza era pura en casi todos sus aspectos y el odio era algo de lo que no sabian demasiado. Pero yo, al fin y al cabo, era humano... un humano destrozado por dentro por unos no vivos, que alzanzó la inmortalidad por un mordisco.
Ella no conocia los motivos que me llevaron a odiar a esa raza, pero, aun que se los explicase, nunca acabaría de entenderlos.

Se acercó extremadamente a mi. Retiré un poco la cabeza, de manera inconsciente. Entonces dijo que estaría encantada de firmar cualquier acuerdo, y el rostro se me iluminó, esbozando mis labios una gran sonrisa.
Hubiese lanzadome en ese mismo instante a abrazarla con efusividad de la gratituz que sentía, de echo hice un misero amago de hacerlo, sin embargo cai en la cuenta de la pusición que tenía ahora y de la situación, por lo que tuve que controlar mis actos. Mis ojos nerviosos miraron hacia otro lado, por que el amago se habia notado, me eché un paso hacia atras y carraspeé tabandome la boca, mirando hacia otro lado disimuladamente. Entonces volví a mirarla a los ojos, con la sonrisa ma reducida, lo maximo que pude disminuirla y la extendí la mano estrechandosela, con suabidad y mucha menos fuerza de la que solia utilizar ya que era una mujer.

-Realmente os lo agradezco

Introduje la mano por dentro de la camisa y saqué de un volsillo oculto en su interior los papeles. Fui hacia la mesa y los puse encima, mirandolos. Levanté la mirada y me incorporé nuevamente, esperando que los revisara.

Pese a ello, se los fui explicando.

-El tratado de alianza consistirá en lo siguiente: 1) Libre circulación entre pueblos. 2) Apoyo en caso de guerra. 3) Ayuda en reconstrucción y protección de ambos reinos en caso necesario. 5) La toma de decisiones se hará conjunta entre ambos reyes en los casos que sean necesarios.-hice una pausa-si no estas deacuerdo en alguno de los puntos, o quieres comentarme alguno más que te interese podemos hablarlo

Me fijé, al acercarme tanto a él, que eso le sorprendió, pues se separó de mi. En mi mente, sonreía por ello, pues me parecía algo gracioso por su parte. Volviendo a lo que me concernía en ese momento, me fijé que le agradó mi respuesta, a juzgar por su gran sonrisa. Esa sonrisa me la contagió, y también sonreí con dulzura ampliamente. Estaba contenta, por supuesto. El pequeño paso para un ángel, era un gran salto para el Cielo. Lo curioso que pude notar es que hizo un movimiento extraño, como si fuera a abrazarme, pero no lo hizo. Su sonrisa disminuyó de amplitud cuando, tras girarse y carraspear, me volvió a dirigir su mirada ahora más seria. Al ver su mano extendida, acerqué mi mano, y se la estreché firmemente, al notar que él hacía lo mismo. El pacto estaba sellado, por supuesto. ¡Sí!¡Por fin mi primera alianza tan esperada! Luego, para curiosidad mía, ya llevaba todo explicado en unos papeles que sacó de un bolsillo. Desvié la vista a ellos, y me incliné sobre la mesa para verlos mejor. Me fue explicando todos y cada uno, a medida que los iba leyendo. Asentí levemente con la cabeza, y fijé mi vista nuevamente en él, en sus ojos marrones chocolate. Me erguí con lentitud, y mientras sonreía, disminuí la sonrisa un poco para lo que iba a contar. Sonaba a seria mi voz, pero seguía teniendo el toque dulce que solía tener.

Estoy de acuerdo con todos los puntos excepto con uno. El Apoyo en caso de Guerra, sólo puedo decirte que depende de con quién haya guerra. Aunque...si es completamente necesario, accederé a cualquier Guerra que se presente. Pero ha de ser evaluado antes el enemigo. Creo que me entiendes ¿verdad?

Realmente eso iba por el tema de los vampiros. De momento, hice buenas migas con ellos, y no podía traicionarles así como así. Aunque...el Reino Renegado Vampiro quizás sí.

Mi sonrisa se deshizo, y mis ojos tornaron a algo de decepcion. Lo encubri con la seriedad propia de un rey y la formalidad que debia representar en esos momentos.

-Lo entiendo. Pero, si puedo saberlo... ¿con que razas no podria efectuarse tal cometido?

Pude darme cuenta de su cambio en el rostro. O se había puesto serio para tratar esto, o le decepcionó. En cualquiera de los casos, es casi necesario decir lo que dije. No podía ir a por cualquiera. Mi tono se volvió ligeramente serio, mientras le seguía observando a los ojos. Quería que siguiera mirándome.Para mi, la mejor manera de ver la sinceridad es en los ojos, y la mejor forma de hacer cosas formales.

Siento decírtelo, pero por el momento, al que no puedo atacar es al Reino Oficial de los Vampiros. Lo siento mucho, de veras. Pero...oí de un tal...Itachi creo, y ese me da mala espina....muy mala espina...

La miraba a los ojos mientras hablaba, pero no pude desviar una nueva pequeña decepción reflejada en ellos cuando me dijo aquello.

-No puedo negarle lo inegable, estamos en tiempos de guerra Amy y el tratado que hubo entre licantropos y vampiros se rompio, por ellos mismos. Conozco bien a ese personaje de Itachi, tambien se de buena mano sus intenciones hacia los oficiales... No obstante, me entristece la idea de pensar que no nos ayudariais a combatir el mal que esos seres cargan-hice una pausa, traté de apartar los sentimientos de mis palabras, vanamente. Me acerqué un poco mas a ella.-Se de buena mano que traman algo, mi señora, aun que no se que. Este odio tan repentino hacia nosotros, tantos movimientos anunciados por mis espias tanto en el reino demoniaco como en el vampirico... Puede ser por el echo de las piedras pero tengo un presentimiento... y esto no sera bueno para mi reino ni para el de Ian...-dije, hablando mas bajo, confidencialmente.-No me fio de ellos, ya no por ser vampiros... yo mismo tengo sangre de mi sangre en sus filas...-agaché un momento la cabeza, pensando en mi hermano Walter y en su hija lucia-¿Que pasaria si atacaran mi reino? decidme, mi señora... No me brindariais vuestra mano?

Mi mirada era firme en la suya, sincera y no pude eliminar la preocupacion de ella.

Sus ojos mostraban decepción, al parecer no le cayó bien eso. Pero lo que iba a decir, espero que le reconfortase. Tomé su mano, con mis dos manos, y luego, al separar la vista de ellas, le volví a dirigir la mirada. Denotaba un poco de preocupación en la mirada, y eso me preocupaba a mi también-Hablé en tono serio, pero esperaba ser lo más amable posible para él.

Te prometo algo. Si ellos te tocan algún pelo, haré lo que esté en mi mano para combatirles. Pero hasta entonces, por favor, te lo suplico.. Apreté más las manos, sabía algo que no debía decir, pero otra parte de mí quería decirla. Pero no, está claro que no puedo decirlo.

Te lo suplico...no les ataques...no les hagas daño. Sólo si ellos te intentan siquiera hacer algo, avísame, y te ayudaré con todo lo que el Cielo nos puede proporcionar. Prométemelo, por favor. Necesito saber que esto lo harás.

Mi mirada era suplicante, mientras mi tono también se iba reduciendo a súplica cuanto más avanzaba. Era necesario esto, pues lo que me comentaron tras mi cautividad era algo clave. El tema de la sangre de su sangre...no quise tocarlo por el momento, quería que me prestase atención total a esto.

Dudé, realmente dudé. ¿como podía decir que nó a esas ojos, que tras el esmeralda de su lente me rogaba? Suspiré, agachando la cabeza hacia un lado, cerrando los ojos. Entonces la miré nuevamente.

-¿Como puedes pedirme algo asi...?-habia tantos incombenientes de aquello... pero no me quedaba otra-No sé por que me pides esto, puede que hayas hablado con ellos, puede que simplemente te caigan bien... Pero una cosa es cierta, nadie puede meterse en la mente de otra persona, en lo mas adentro de ella... y no todas las buenas caras, ni todas las palabras adornadas con caramelo son siempre dulces y puras... pues cuando vallais a probarlo igual os encontrais con manzanas podridas debajo de si...-hice una pausa, suspirando nuevamente-No os prometo que si me encuentro con algun vampiro no le valla a atacar, por que lo haré... Pero esta bien... os prometo que no atacaré el reino vampirico si ellos no me hacen nada antes... Os doy mi palabra...

Sabia que me arrepentiría de aquello, no me gustaba... no me gustaba nada hacer eso y por dentro sentía enojo. No obstante, era un hombre de honor y de palabra, no la incumpliria

Cuando fijó su mirada nuevamente en mi, no separé mi vista verdosa ni un sólo momento. Tenía que estar atenta a cualquier reacción suya, y yo sabía leer las expresiones faciales. Sé que le molestaba que le pidiera eso, pero sé que lo hacía por su bien. Sus comentarios me hicieron dejar un leve suspiro en el aire, mientras seguía sosteniendo sus manos con firmeza. En cuanto terminó, asentí con lentitud, y con tono ya relajado, respondí a él.

¡Gracias! No tengo problema en algún vampiro en particular, pero el Reino, por favor, no. Y mis razones tengo, pero no puedo contarte...puede llegar esto a personas oscuras. Y te aseguro que es por una buena causa, pero más no puedo decir. Pero debes creerme.

Tras terminar esas palabras, rodeé la mesa, y le di un abrazo cordial, como respuesta a su anterior amago que no terminó de hacer, y también como agradecimiento. Realmente era necesario que prometiera tal cosa. Luego, a los pocos segundos, me retiré de él, y fui nuevamente a la mesa, tomando una pluma que estaba sobre el escritorio. Me acerqué un pergamino en blanco, y comencé a redactar el documento. Norma por norma, hasta la de la Guerra, en la que indicaba prohibición de ataque a los vampiros oficiales hasta que ellos empezaran. Tras redactar el documento, con una caligrafía bastante especial, deslicé la hoja hacia el otro lado de la mesa, para que la leyera completamente. Esperaba que le satisfaga.

Correspondí su abrazo, que me pilló por sorpresa, mas tarde la vi examinar el tratado. Suspiré cuando me lo dio... seguia sin gustarme nada todo aquello. Antes de firmarlo, la miré fijamente a sus ojos esmeraldas.

-...No deberias ser tan buena... el mundo es malo y la bondad termina siendo pagada.. Al igual que se que yo pagaré por ello algun dia.

No dije mas, estaba claro que me referia a dar mi brazo a torcer por sus suplicas. Tenia un gran presentimiento de que los vampiros no tramaban nada bueno, realmente lo creia... Odiaba ser tan blando en ocasiones y sabia que esto me traeria consecuencias, no obstante...

Cogí una pluma y apoyando en la mesa la firmé aquel tratado y lo deslicé con algo de recelo hasta Amy, depositando la pluma en su lugar de procedencia.

Esa mirada que clavó en mis ojos, con sus chocolateados iris, me hizo dudar ligeramente. ¿Y si tenía razón? No, tengo que creer lo que sé. Si no, todo mi mundo se desmoronaría. Escuché con atención lo que me decía, cerrando los ojos para concentrarme más. Con tranquilidad, contesté a ello, tras tomar el documento con la mano.

Te aseguro que hay un buen presagio y buenas intenciones. De veras. Pero...si me mienten en esto...acabarán atravesados por mis flechas, te lo aseguro. Si hay algo que sé de mi, son 2 cosas seguras. La primera, que soy inocente y crédula.La segunda es que aborrezco las mentiras como ninguna otra cosa. Y quien miente... tendrá que olvidarse de mi, como mínimo Mi rostro se volvió serio en el momento que llegué a decir el "pero". Era algo que realmente me molestaba profundamente.

Parecía algo extraño incluso para mi lo que dije, pues insinuar que mataba era algo extraño en mi. No me gustaban las mentiras, pues nunca dije alguna, y me molestaba profundamente.

Dejé mi autógrafo, escribiendo con lentitud, haciendo muchas curvas en la firma. Luego dejé el documento en el centro de la mesa, y esperé la reacción de ANdrew a eso.

La escuché, parecia ir enserio y eso en parte me consolaba... aun asi, no estaba del todo deacuerdo por que fuera tan credula... ya no por mi, sino por ella.. ademas de muchas decepciones que podria llevarse, tambien podia llegar a cometer serios errores. Pese a ello, cedí ante su palabra, no queria discutir.
Asentí cuando terminó de hablar. Vi como terminaba de firmar, pero seguia mirandola la cara.

-Esta bien, esperemos que todo salga como vos decis y no ocurra nada. Realmente si fuese asi, lo agradeceria bastante... me gusta la guerra, pero tengo personas importantes ahora... y no quiero verlas sufrir bajo ningun concepto. Antes de ello, me entrego y hago que pagen todos los males con mi cuerpo y mente.

Mientras que decia estas palabras, pensaba en Dana y Dean. No queria ver el sufrimiento en el tierno rostro de mi amaba, mucho menos en el rostro de mi hijo otra vez... ya le habia sido duro que su madre renegara de sus cuidados y me lo diera a mi... a una persona que se le presentaba diciendo ser su padrepero que en su vida habia visto... Estaba claro, daria la vida por protegerles... al igual que daria la vida ahora por los que me seguian en el reino.

Cogí los papeles y los miré, sin mediar palabra los guardé con cuidado e el bolsillo oculto en el interior de la camisa.
Incliné la cabeza ante Amy.

-Una vez mas, gracias por haber aceptado. Sera un honor luchar a tu lado cuando sea necesario, pero aun asi, esperemos que no haga falta y que la paz reine.

Permanecí aun inclinado, mostrando respeto

Incliné así mismo mi cuerpo hacia delante, al ver su respetuosa reverencia. No obstante, cuando me erguí, levanté la mirada e hice un ademán de que se levantara, mientras decía solemne lo siguiente, sin apartar la vista de su cara.

El agradecimiento es mío por que acuda a mi. Y le apoyaré en lo que haga falta. Y levántante, por favor. Ahora hablamos entre iguales. Serás para mi un hermano más...el que nunca tuve...
Bajé levemente el tono al terminar la frase. Realmente deseaba algún hermano o hermana, pero no fue así nunca. Pese a todo, no viví para nada mal. Luego me acerqué a él, colocándole la mano en la espalda. Relajé un poco el tono, y lo decoré con un poco de azúcar, mientras caminaba junto a él hacia la puerta. Quería, antes de que se fuera, dar algún paseo, si así lo quiere, claro.

Estoy segura de que saldrá bien lo que tramo. Pero no temas, si hay algún atisbo de fallo...te aseguro que mandaré a mis tropas contra ellos. Y ahora, ¿qué tal si damos un paseo o celebramos nuestra unión, hermano?

OFF: oki, voy a poner en la zona de clanes almenos en mi reino la alianza que se hizo:ON

Me incorporé poniendome recto, ante su amago de que lo hiciese. Puso su suabe mano en mi hombro y la miré mientras andabamos hacia la salida.

Asentí, realmente deseaba que ella tuviera razon, me ahorraria muchos problemas y quebraderos de cabeza... aun más ahora, que sabia que no podria asistir a la boda de mi hermano, y que, evidentemente, ya no sería su padrino.

-Claro. Iré donde querais

Salimos de la sala, mis dos guardias seguian en la puerta esperando. Cuando vieron que se habrian las puertas se pusieron rapidamente con espalda recta y postura firme... sonreí ante ello, al fin y al cabo, tantos formalismos no estaban echos para ninguno de nosotros, almenos en general. Me paré frente a ellos, mirando a amy en post de disculpa ante la interrupción.

-Ya está todo aclarado, no teneis por que permanecer mas aqui. Podeis descansar.-me acerqué a ellos y le di unas palmaditas en el hombro, con una sonrisa mientras con el dedo lance certeramente una moneda al aire, de forma que al que no estaba tocando la cogiera-os invito a unos tragos, id y celebrad la nueva union junto al reino angelical.

Se miraron entre si un momento, dudaron un poco. Entonces sonrieron ampliamente. Me saludaron, al igual que a Amy, formalmente y en muestra de respeto. Acontinuacion comenzaron a ir a la salida del reino con lentitud pero firmeza. Ya por el final, casi cuando ya no les veiamos, se notaba que estaban bromeando entre sí, mirando la reluciente moneda que les habia dado, suficiente para un par de copas.

Les miré con una sonrisa. Al fin y al cabo, lo mio era mas ser campechano y me gustaba cuidar de los mios. Miré a Amy aun con la sonrisa en los labios.

-Bien, disculpe la intromision. Vayamos a donde vos querais

A su afirmación, no hice más que sonreir ampliamente, y asentir con lentitud, mientras caminaba a su lado hasta la puerta. Luego, se detuvo y le dió palmaditas al hombro de uno de sus hombres. Una risita dulce escapó de mis labios. Parecía un buen hombre, y desde luego era bondadoso con sus compatriotas. Al otro le lanzó una moneda, para que celebraran nuestra unión. Claro..¡estoy hay que celebrarlo! Cuando vi que ambos guardas desaparecian por la puerta, me giré, tras su disculpa innecesaria, y le desvié la mirada a sus ojos chocolateados. Con dulzura, y efusividad, le dije


¿Te gustan los banquetes, Andrew?

Se me había ocurrido una idea. Daríamos un paseo, y le mostraría el lugar donde vivimos nosotros. Esperaba que le gustase, pues a este lugar le he dedicado todo el cariño que podía darle, y a sus habitantes. Lo que me sonrojaba a menudo era el trato de algunos ángeles conmigo. Incluso tan formal, como si yo fuera una diosa. ¡Aah!¡Qué vergüenza me da eso! Incluso pensaba en dar el día de fiesta a mis hermanos allí presentes. Era algo digno para tal ocasión, pues era nuestra primera alianza en tiempo, mucho tiempo.

Quedé sorprendido con la respuesta. Yo siempre habia sido un hombre sencillo, siempre habia vivido de lo que podia y de mi propia subsistencia. Aun que, nunca podia negar unos buenos cachos de carne.

-Am.. si... bueno... supongo..-reí algo avergonzado, rascandome la cabeza mientras la agachaba-es que... no he tenido muchas ocasiones de estar en ellos...

Pude notar su sorpresa en el rostro, o así lo indicaban sus microgestos y sus palabras entrecortadas. Tomé a Andrew del brazo con ambas manos, y le miré al rostro, con amabilidad, mientras decía con efusividad.

¿Sí?¿Quieres?¡Bien!¡Lo encargaré ahora, y luego nos daremos un paseo!

Tiré de su brazo levemente para que me siguiera, y caminé deprisa hacia la puerta de entrada del Palacio, para ir a los jardines. Nada más llegar, dejé que pudiera estar allí, y nada más detenerme, le solté y me acerqué a su rostro, mirándole ilusionada.

¡Espera aquí, por favor!¡Vuelvo en un momento!

Nada más dejarle allí, sin esperar respuesta, no por falta de atención, sino por ansias, salí rauda hacia el interior del Palacio nuevamente. Me dirigía hacia una de las salas anteriores a mi despacho, que era la sala donde trabaja el personal de administración. Abrí las puertas de par en par, y me detuve en ella, inclinándome un poco para tomar aire. Cuando pude recuperar el aliento, me levanté y acerqué a la mesa de una de las ángeles que allí había. Me detuve ante la mesa, mientras tenía una afable sonrisa, aunque cansada por la carrera, y con efusividad, le dirigí la palabra.

Hermana Jessie, comunica a nuestros hermanos que hoy será un día de fiesta. Y por favor, comunica a las cocinas que preparen un banquete, a la que vosotras estais invitadas, y que tras terminar, busquen sus mejores galas y se unan a nosotros. La guarda hará más turnos para que todos puedan disfrutar. ¿Le parece bien, hermana?

Jessie, quedó un poco sorprendida con la petición. Con un movimiento enérgico de cabeza, afirmó lo que decía, y en voz igualmente energética, respondió

¡Sí, mi Reina Hermana!¡Ahora mismo me encargaré de todo!

Tras hacer una reverencia, me marché con lentitud y tranquilidad, a diferencia de la intranquilidad con la que llegué. De inmediato, mi querida Jessie se dispuso a preparar todo para el exacto momento de todo. Ya con la paz y armonía que solía imperar en mi cuerpo y mente, me dirigí nuevamente a la puerta, pasado unos escasos minutos. Me detuve nuevamente ante Andrew, y anuncié, con alegría lo que teníamos en camino.

Está todo anunciado. Hoy será día festivo para los trabajadores y habrá una bonita fiesta esta noche. Es en tu honor, hermano, jejeje

Sorprendido no pude hacer mas que sonreirla ante la efusividad mostrada. Tiró de mi brazo, parecía emocionada. Al principio me sentía extraño, pero enseguida comencé a seguirla manteniendo su tirmo. Terminamos en unos jardines realmente bellos, aun que no me dio mucho tiempo a mirarlos cuando ella ya estaba hablandome de nuevo.

No me dio tiempo siquiera a contestar, pero reí entre dientes, mirandola marchar. "valla mujer...", pensé, en todo el buen sentido de la palabra.

Comencé a mirar a mi alrededor, no podria describir tanta belleza... ni punto de comparacion con el reino licantropo. Ciertamente a mi me encantaban aquellos bosques, pero no estaban tan bien adornados como todo aquello...
Habia tan gran variedad de flores y tan bien distrubuidas tanto en color como en forma... tantas que no podria decir ni el nombre de la gran mayoría. Fuentes cristalinas no muy lejanas, arboles hermosos, grandes y fuertes al fondo. No me dio tiempo a verlo todo bien cuando ya habia llegado de nuevo amy. (OFF: te dejo ati detallar como es el jardin, que para eso es tu reino; te dejo esa parte divertida)

Sonreí ampliamente ante su llegada, no me habia sentado en ningun lado, habia quedado atonito examinando aquel lugar.

-Oh valla... no hace falta mujer... no... no creo ser merecedor de algo asi-al fin y al cabo, la gran parte de mi vida habia sido de origen humilde... nunca me acostumbraria del todo a aquellas cosas. No obstante, continué mostrandole una amable y tranquila sonrisa. Me gustaba mucho verla asi, estaba más adorable que de costumbre