Tratados de alianza

Pude notar su amplia sonrisa nada más llegar a él, pero al oir su negativa, negué enérgica con la cabeza.

¡Sí que hace falta!¡Vamos, será divertido! Habrá bailes, comida, juegos, lo que haga falta. ¿Te gusta la idea, hermano?

Tomé su brazo con fuerza, y tiré de él hacia la escalinata para bajarla con él. La respuesta daba igual, puesto que el paseo sí quería darlo, así que seguí tirando de él con alegría. Atravesamos la plaza central bajo la sutil mirada de todos los ángeles, y sonrientes, comentaron algo entre ellos al verme a mi tirar de él con tanta efusividad. Yo, ignoraba tal cosa y seguía a lo mío sin perder mi camino de vista. Tras atravesar la plaza, llegamos a los bosques que separaban las construcciones celestiales de las puertas. Cuando giré mi cabeza, observé sus chocolateados ojos con dulzura y sonrisa amable en mi rostro, y dije con efusivididad

¡Vamos, queda poco para llegar!

Estábamos realmente cerca del lugar al que yo quería ir. Era un lugar que esperaba que le gustase, pues no sé si a él le gusta, pero yo pasé de pequeña allí mucho tiempo. Cuanto más nos internábamos, más podíamos oir a los gorriones cantar, las águilas volar, y los ruiseñores dejarnos con buer sabor de boca con su cántico. Seguía mi camino, esperando a ver la reacción de Andrew mientras continuaba

Antes de que pudiera decir nada tiró nuevamente de mi. Bailes? por que bailes?? no era bueno bailando... nada bueno... La seguí a su ritmo, cada paso que dabamos algo nuevo habia que mirar. Mis vista se llenaba de colores y de cosas bonitas. También vi a otros angeles, que cuchichearon al vernos, sonrientes. Alcé una ceja mientras corría "que demonios...?" pensé, intentando escuchar lo que decian pero con la efusividad que amy ponia en correr no pude mantener la concerntración, asi que echandoles una ultima mirada lo ignoré y segui mirando mi alrededor, y porsupuesto, su largo y cuidado pelo ondear a cada zancada. Corría como toda una princesa, como una pequeña niña haciendo una pequeña travesura. "donde me lleva...?" lo desconocía, pero confiaba en ella.

Entonces su rostro se giró, y pegué un pequeño sobresalto, mirandola con cara de panfilo por haberme quedado absorto en mis pensamientos viendola corrern. Asentí, aun perplejo, pero la seguí. Habiamos llegado a una especie de bosque, sonreí ampliamente, me gustaban los bosques, quizas vendria muy inculcado por ser licantropo.

Seguí observandola, no era una chica para nada fea, realmente era bastante bella. Sacudí la cabeza. "Pero amo a dana..." pensé, era algo que nunca podria olvidar

Seguí corriendo, intentando descubrir a donde queria llevarme.

-Pero a donde me llevais, mujer?- la pregunté con curiosidad, y una sonrisa de desconcierto en los labios

Al oir su pregunta, una risita aniñada se escapó de entre mis labios, que aparentemente intentaba tapar con mis manos, mientras cerraba los ojos alegre. Me detuve un segundo, y tras terminar de reir alegremente, llevé mi mano libre hacia su boca, y le tapé los labios con el dedo índice, mientras seguía observando sus azabaches que tiene por ojos. En eso, hablé despacio y concisa, en voz baja, para uqe pareciera de mayor complicidad.

Jejejeje...ahora lo verás. Tú ven y verás

Nada más terminar de decir lo que tenía que decir, decidí seguir tirando de él con mui brazo, avanzando más lentamente ahora. Tras pasar varios árboles, al fondo parecía imponerse, en un claro del bosque, un imponente árbol gigantesco. Un alerce. Sin detenerme, aceleré el paso hacia el árbol, y nos refugiamos bajo su imponente sombra. Acto seguido, solté a Andrew del brazo, y me arrodillé cerca del tronco del árbol. Me incliné hacia abajo, buscando algo con la mirada por el tronco. Esperaba encontrar lo que esperaba encontrar. Mientras lo hacía, en voz ilusionada, al igual que mi gesto que Andrew no pudo ver por estar agachada comenté algo.

Es aquí...pero no encuentro lo que quiero encontrar....

Plantó su dedo en mis labios, con sonrisa picara. La miré con curiosidad, entrecerrando los ojos intentando adivinar que tramaba. Mi sonrisa seguia inquebrantable, miraba sus ojos centrinos fijamente, en el fondo me gustaba aquel enigma.

Volvió a tirar de mi, esta vez corria mas despacio. Mis ojos no se fijaron en otra cosa que en ella y en lo que tenia delante nuestra. Entonces, se paró de repente. No me lo esperaba por lo que tuvé que pararme con rapidez, aun asi, choqué minimamente con su silueta. Estabamos frente a un gran alerce. Entonces ella se agachó y comenzó a buscar algo.

Intenté ver lo que estaba tramando pero su cuerpo me cortaba la visivilidad.

-Pero... que buscas?

Mientras continuaba buscando, intentaba hacerme oír para que me escuchase, pero no sin antes reir un poco, debido a su nerviosismo. Me encantaba que se preocupara un poco por mi así, me encantaba que me tratasen, en el fondo, como a una princesa. Con tono inocente, respondí a su pregunta.

Pues...busco algo que escribí de pequeña. Este árbol existe desde hace milenios, Andrew, y los ángeles escriben lo más importante que creen en el tronco. Así se mantendrá por siempre esa cosa importante. Y yo hice una...a ver si la veo...

Me tumbé boca abajo para poder observar mejor, y al palpar el tronco, descubro que hay unos huecos marcados en el mismo.

¡Sí!¡Lo encontré!

Tras decir efusiva lo anterior, soplé con fuerza al punto que señalaba, dejando escapar serrín que había quedado pegado al tronco. Unas letras marcadas en el tronco dejaban leer lo siguiente. "5 Años, AMS, El amor es el más precioso de los sentimientos humanos"

Tras ver lo que ponía, me arrodillé a un lado, y señalé con el dedo la inscripción. Con la otra mano, hice un gesto a Andrew, indicando que se acercara y observase lo que tenía.

Al fin encontró lo buscado y lo sacó a la luz. Me indicó que lo mirase, pero yo respondí algo reacio a ello. Era algo intimo suyo, no sabia si debia echar un ojo, no me gustaba inmiscuirme en los temas de los demas... aun que, por otra parte, si me llevo hasta allí con tanta ilusion... no iba a cortarsela. Me senté en el suelo, cruzando las piernas y apollando las manos en las rodillas, pegandolas hasta el suelo por la flexibilidad adquirida. Me agaché un poco para mirar, curioso, que señalaba.

Notaba a Andrew acercarse a mi, y al sentir con seguridad su cercanía, con el dedo señalé la inscripción, y giré mi cabeza lentamente, con una gran sonrisa de oreja a oreja hacia Andrew. Despacio e ilusionada, le dije qué era eso, mientras seguía estando a gatas, para poder ver bien lo que tenía. Mi voz sonaba alegre, al igual que mi sonrisa y mis ojos brillantes observabab sus ojos chocolatinos sin desviar tan siquiera un instante.

Mira...esto es algo que hice de pequeña, cuando tenía 5 años. Venía todos los días bajo la sombra de este gran árbol milenario. A los 5 años, pocos días antes de esto, me enseñaron mis abuelos, o pretendieron al menos, qué es el amor.

Al decir la palabra, me sonrojé ligeramente, desviando mi mirada un poco hacia abajo, y luego seguí hablando, tranquilamente.

Me dijeron que era una forma de relación de personas, que podía ser entre mujeres, entre hombres o entre mujeres y hombres. Es la más grande, la más bonita, y la más dolorosa. No sabía bien por qué, pero me gustó tanto ese sentimiento, a pesar de que apenas lo entendía, y por lo bonito que me parecía lo escribí aquí, a los 5 años. Significa mucho para mi este árbol, es mi infancia, mi adolescencia, toda mi vida. Representa toda mi vida, proque siempre disfrutaba de estar bajo este árbol, a cualquier edad

VOlví a dirigirle la mirada afable que siempre tenía. Y le sostuve la cara con ambas manos, mirándole frente a frente a los ojos, dirigiéndome seria a él.

Andrew...dime..¿Qué es para ti el amor?

Observé la escena y escuché sus palabras con atencion, se veía ilusionada ante la idea de enseñarme todo aquello. Se notaba nostalgia en su mirada, cosa que me hizo sonreir. Más que el amor, la nostalgia era un sentimiento para mi aun mas bonito, pues no tenia apenas maldad en si, el amor podia dañar mucho mas que cualquier otro sentimiento.

Sine mbargo seguí sonriendola. Entonces tomó mi rostro con sus manos, incoscientemente me aparté un poco al tenerla tan cerca, minimamente sorprendido, mirando sus verdes ojos con atencion, escuché la pregunta que me hizo.
Quedé pensativo... ¿que era para mi el amor? entonces hablé.

-El amor es un sentimiento curioso, puede llegar a dar el valor mas grande a una persona, mas incluso que el odio... sin embargo, como tus abuelos decian... es algo sumamente doloroso. Amor significa devoción por la persona amada, respeto, confianza... se supone que tiene que derivar en muchas cosas... pero el amor tambien es obsesion. El mejor amor de todos, sin duda, es el amor correspondido. Aun que, considero otros sentimientos mucho mejores, como la nostalgia. Pero entiendo por que puede ser el que mas admires. No obstante... tener que olvidar el amor, admito que es una de las cosas mas duras que puede hacerse-hide una pausa, curioso, pensando en si amy se habia enamorado alguna vez-y tu? que sabes del amor?-se lo dije con plena inocencia, curioso.

Quedé atenta a su semblante pensativo, mientras respondía mi pregunta con tranquilidad. Con que sí, razón tenían, el amor es doloroso. Dicen que se hacen muchas locuras por amor. Quizás sea por eso por loq ue sea doloroso. Y olvidarlo, probablemente sea un dolor intenso en el corazón. Me coloqué una mano en mis senos, como si estuviera tocando mi corazón. Luego, con una sonrisa alegre, respondí, mirándole a los ojos, con voz amable y dulce.

Pues...no, no sé qué es el amor. La verdad, nunca lo he visto ni lo he sentido. Me dicen que por un lado, es mejor así, pero yo quiero saber qué es. Amor familiar sí tengo..aunque no tenga familia...pero lo siento y lo conozco. Pero el amor de pareja...no...nunca. Jamás...

Me acerqué lentamente al árbol, apoyando mi espalda en él. Luego, desvié mi mirada al cielo, dándome sombra el majestuoso árbol que se imponía a mi espalda. Me encantaba ver las nubes pasar desde ahí. Apoyé mis manos en mis piernas cruzadas, para relajarme más aún. Invité a que Andrew se sentara justo a mi lado, indicándolo con una mano el lugar. Hablé en tono lento y dulce para indicar que respiraba tranquilidad.

Siéntate aquí, por favor. Mira al cielo. Me encanta ver el cielo desde aquí. Las nubes pasan, los ruiseñores cantan, el sol nos calienta...es agradable...

-Al principio, el amor es dificil de reconocer; la primera vez que me enamoré no me di cuenta hasta mucho tiempo despues de ya estarlo, pero es como todo, es un sentimiento nuevo y se puede confundir. Duele, pero en el fondo merece la pena. Es una pena, pero, ya te llegará tu momento, no tengas prisa-la dije, terminando con una calida sonrisa.

Accedí a su petición sin rechistar, y me puse a su lado, primero algo recto, per despues me fui soltando hasta acomodarme mejor poniendo las manos detras de la cabeza, mirando tambien al firmamente.
Reí entre dientes.

-Ami tambien me encanta, la naturaleza, siempre lo dire, es algo que tendriamos que prestar mas atencion que a cualquier otra cosa. Pero... nose, yo siempre que miro el cielo por el dia... parecerá algo infantil pero me encanta verle figuras a las nubes

Atendí a sus palabras, observando su rostro, con atención. Me fascinaban las respuestas tan profundas, pero tan bonitas al mismo tiempo. Su sonrisa parecía hacer más cálida su respuesta. Oséase...que no es fácil asunto el amor..

Acerqué un dedo a mis labios, y miré hacia arriba, pensativa. Pero si era tan difícil ¿por qué veo a tantas personas atravesadas por la flecha de Cupido? No sabía el por qué, pero tarde o temprano lo comprendería.

Luego pude observar cómo se acomodaba a mi lado, mirando al cielo. Su respuesta me satisface y mucho. Le gusta la naturaleza, al igual que a mi. La naturaleza es pura, siempre responde a lo que se le da. Si haces bien por ella, ella te recompensa. Si no, ella te castiga. Así lo veo a medida que pasa el tiempo.

Lo de que viese figuras en las nubes me sorprendió. Al parecer no era la única que buscaba formas en las nubes. Giré mi rostro hacia él, y pregunté, enérgica.

¡¿En serio?!¡A mi me encanta buscar formas a las nubes! Me es fácil buscar la forma de pelota, jejejeje, pero veo más platillos extraños en el cielo

Giré nuevamente la cabeza en el cielo, buscando alguna forma familiar. Una nube redondeada, con una parte alargada y estrecha pasaba sobre nuestras cabezas.

¡Mira!¡Es una cazuela!

Al parecer se sorprendio bastante por mi ultimo comentario... cosa que me avergonzó un poco... no era algo tipico de un adulto como yo... sin embargo me respondió energicamente, cosa que me consoló bastante.

La sonreí con amplitud, alcé la mirada al cielo, donde me señalaba la forma de una de las tantas nubes dispersas ue sobrevolaban nuestras cabezas.

Vi al fin la nube que me señalaba, poco a poco unas nubes cercanas se fueron juntando a su lado entonces sonreí nuevamente.

-No no, mira, ahora parece un pato! y esos de alli sus patitos..-dije, señalando al firmamento, que tan inmenso e ilusoriamente tan infinito nos acogia en su mando dandonos un techo que nos protegiese.

Ni siquiera pude notar su vergüenza cuando ocurrió, debido a la diversión que me proporcionaba la suave vista de las nubes flotando y atravesando el cielo con formas definidas. Es curioso, pero Andrew vió patos y sus patitos. Era cierto que lo eran, jejeje. Una sonrisa se dibujó en mi rostro, mientras apoyaba mis manos sobre mis piernas, tranquila y solemne, como una señorita educada, o eso suponía que diría mis antepasados. Giré mi cabeza, en medio de una risa inocente que escapaba de mi boca con pasimonía, que no podía retener. Miraba alegremente a los ojos chocolateados de Andrew. Estaba contenta, parecía un compañeros de juego de mi infancia tal y como nos divertimos ahora. En medio de la risa, contesté a Andrew, alegremente.

Jejejejeje, aah, qué divertido es esto, hermano. Es tan...tan...bonito. Me encanta que la gente sepa apreciar las cosas bonitas que nos ofrece la vida. Tú la sabes apreciar, desde luego.

A los pocos segundos, caí en la cuenta de que quería enseñarle más cosas, por lo que me levanté repentinamente, y le entregué mi mano para que se ayudara de mi, mientras seguía sonriente y le anunciaba mi idea.

[Colo=White]¡Anda!¡Tenemos que ir a otras cosas que quería enseñarte, antes de que llegue el banquete![/color]

La vi reir de aquella manera, me gustaba l gente asi, que no tuviera miedo a mostrar una sonrisa cuando era necesario. Sin embargo, tambien me fijé en su postura, ella desprendia buenos modales por cada poro, yo sin embargo, era un ser muy vulgar... pese a mi infancia... pero supongo que todo se debia a que desde los 8 años no habia echo otra cosa que criaeme entre la plebe, entoces, era algo bastante logico... y bueno... al fin y al cabo, siempre habia sido mas como mi madre, mas expontania y alegro que mi padre, que era recto y serio, como walter.

Escuché sus palabras, y sonreí con amplitud ante lo que yo consideré alagos. Entonces me sobresaltó y volvió a tirar de mi. Me levanté yo, claro, ella no habria podido con mi peso, pero la segui la corriente.

-Que pasa ahora?-pregunte entre una leve risa

A su pregunta, entre la risita, le respondí, mientras tiraba de él, hacia otro lugar no muy lejano. Comenzábamos a atravesar el bosque hacia otro lado, en busca de lo que quería enseñar.

Pues se trata de....bueno, el banquete, jejeje, ya estará preparado probablemente, jejejeje.

Ya empezaba a acercarse la hora de la comida, y además quería bailar con Andrew antes de comer. En realidad creo que era otra cosa, pero se me olvidó repentinamente. Pero tampoco es mala idea.

La seguí.

-Oh... no... no te molestes, ya dije que no hace falta...-dije, algo inseguro, pero entonces noté su ilusion con todo aquello, y sonriendo a la vez que suspiraba la hable-pero bueno, será divertido

Al escuchar que le parecía bien, estiré el brazo que sostenía su mano al aire alegremente, gritando con ilusión y celebración, mientras sonreía al aire.

¡Siiii!¡Venga, vámonos!

Bajé la cabeza, y me dirigí tirando de él, hacia la plaza nuevamente. Atravesé el bosque, en lugar de seguir el camino, esquivando árboles por el camino. Conocía ya bastante bien el lugar, y no me chocaría con ningún tronco de árbol. Seguí avanzando hasta que llegamos a la majestuosa plaza central celestial. Las mismas ángeles de esta mañana seguían conversando, sentadas en un banco, y al observar a su reina y a Andrew tirado de ella, emitieron unas delicadas risas dulces, que apenas eran audibles. Por supuesto, no me daba cuenta del hecho, pero seguía por el camino. Comenzamos a subir, enérgicos, las escaleras, y al ver los guardas mi acercamiento, abrieron las puertas sin esperar a que me detuviera. Mientras me acercaba, les dirigí una mirada angelical y dulce a ambos guardas, sonriente y alegre. Los guardas, al parecer, les pareció igual de alegre verme de tal forma, o eso parecían decir sus sonrisas. Continuamos por el largo pasillo de la alfombra roja hasta torcer en un espacio y penetrar en una sala, abriendo la puerta repentinamente. La sala, decorada con una alfombra de colores oscuros y elegantes, algunos tapices en las paredes y una lámpara grande de cristales que reflejaría la luz hacia varias direcciones haciendo efectos interesantes, se mostraba en todo su esplendor. Por supuesto, era la sala de baile, que en aquel momento estaba vacía. Me detuve, y me di la vuelta, para mirar a Andrew a los ojos. Observé sus ojos, y tras soltarle el brazo, me alejé un par de pasos, mirando todavía su rostro. Le quise contar lo que pensaba hacer, con una pregunta sutil y dulce.

Bueno, te he traido aquí para ver. ¿Sabes bailar, Andrew?Me gustaría saberlo, querido hermano, jeje

Reí ante su efusividad y la seguí al ritmo, pero aun tras de sí. No cogimos el camino de antes, si no lo que parecía un atajo. Era entremedias del bosque, y al parecer ella se lo sabía muy bien. Yo lo desconocía por completo, estaba claro, sin embargo podia esquivar los arboles con suma facilidad por la costumbre de hacerlo en los bosques a velocidades vertiginosas. Llegamos nuvamente donde estaban todos aquellos angeles. Noté sus miradas sobre nosotros, al igual que algunas pequeñas risas, sin malicia, pero aun asi me hizo agachar un poco la cabeza, no sabia como responder ante aquello, parecíamos dos crios descontrolados.
Yo también sonreí a los guardias, que premeritadamente habian abierto ya la puerta para que pasaramos veloces. Miré hacia todos lados, todo era pura magestuosidad, a diferencia de mi castillo que era bastante simple, elegante, pero manteniendo un toque algo simplon. Entonces nos detuvimos, la miré sonriente, aun que no sabía por que estabamos en aquella sala tan grande y vacía.
Entonces la escuché hablar, y mi cara comenzó a cambiar. "...tierra tragamé". Habia recorrido mucho mundo, habia tenido miles de esperiencias, había llegado a ver cosas inimaginables... sin embargo... bailar era algo que nunca antes habia echo...
Habia estado en algunas fiestas distinguidas en mi infancia, antes de la tragica muerte de mis padres, les había observado bailar... sin embargo... no fue algo que me llamase nunca la atención.

-Yo... yo.... bu-bueno... jeje...digamos que... no....-dije, avergonzado y temeroso, mientras que una leve risa, algo istérica, emergía de mis labios

Parecía que de repente, su cara cambiaba, lo que suscitaba mi curiosidad. Más aún me pareció curioso en cuanto dijo que no bailó nunca, con ese tono un poco...avergonzado de sí mismo. Entonces, le miré a los ojos, y le tomé la mano, con la mía, y su cadera con la otra, acercándome a él. En voz dulce, le dije lo siguiente.

Quizás sea hora de aprender, hermano, jejeje

No había música en aquel momento, pero no importaba. Me movía al son de una melodía que recordaba, moviendo los pies lentamente. Era un baile lento, con tranquilidad. Fácil de aprender, o eso esperaba. Al poco tiempo, me alejé un poco de él, tomando únicamente su mano, e hice un giro, y volví a la anterior posición. Una sonrisa me invadió al ver el rostro de Andrew, que yo creía un poco extrañado. Continuamos bailando, con lentitud.

Estaba muy nervioso, temía quedar en ridiculo, pero no pude hacer nada por evitar aquella situación. "...almenos no hay nadie mas que ella..."
Miraba al suelo, miraba sus pies, intentaba seguirla pero no lo conseguía, cada vez me ponía mas nervioso, entonces la miré e hizo la vuelta, se volvió a pegar a mi y siguio con los mismos pasos de antes. Yo parecía un arbol, ahi parado, sin acer apenas nada, la verguenza me imbadió, pero como era moreno de piel, no se reflejaban el carmesí de mis mejillas.

Intenté seguirla de nuevo, adivinando el ritmo de la canción que llevaba, entonces, pasó lo que me temía: la pisé. Me aparté rapido, con cara de susto y terror por si la habia hecho daño.

-Lo...lo...losiento losiento losiento...!!-dije enseguida, mirandola preocupado-estas bien???-dije, acercandome a ella, mirandola el pie

Podía ver que su baile estaba un poquito desentrenado, pero eso no importaba para nada. Seguro que aprendería, tarde o temprano. Con igual sonrisa, seguí lentamente, moviendo las caderas y las piernas, dando pequeños pasos, y girando despacio. Sabía que la melodía era algo que era casi esencial para bailar, pero si iba despacio, esperaba que él pudiera seguir mis pasos. Aunque, sentí una presión en unos de mis pies momentáneamente. La verdad, no pisó demasiado fuerte. CUando vi que su cara mostraba pánico y un terror magnificados, mantuve mi sonrisa, aunque mi párpado derecho tenía un tic nervioso, por su pisada. Se movía sólo, levemente. Uuuy...aunque pisó un pelín fuerte, no pasa nada, son cosas que pasan

Sin desaparecer la sonrisa de mi rostro, para intentar tranquilizarle, hablaba tan dulce y tranquilamente como siempre, tomando su rostro con ambas manos, y mirándole a los ojos, para que mis palabras fueran más anegadas.

Tranquilo, tranquilo, Andrew. No es muy importante, tan sólo me has pisado un poco. Y no te preocupes, no me duele mucho
Levanté mi pie levemente, agitándolo de lado a lado para que viera que lo tenía sano.
Aarg, me duele un poco el pie. Pero no pasa nada, se me pasará, seguro que ha sido un fallo que cualquiera tiene

Venga, sigamos bailando. Aunque si te resulta un poco difícil, puedo decir que venga alguien que sepa tocar algún instrumento. Dicen que seguir el ritmo de la música ayuda mucho, jeje

Suspiré, aun sumamente avergonzado, era demasiado buena. Alcé la caberza firme y la tomé, memoricé los pasos y me concentré todo lo que pude en seguir aquel ritmo que imponía ella.

-Yo... es que... soy más de tocar instrumentos que de bailar....-dije, mirando al suelo, estaba empezando a cogerle el tick al asunto, poniendo extremo cuidado en no pisarla de nuevo. Sabía que mi peso era considerable devido a mi conflexion, y ella, pese a ser alta, era fina y delicada. Casi la pisé otras veces, pero enseguida aparté el pie, echando mano de mis reflejos.

"bueno... la cosa va mejor...." pensé, aun con la vista fija en el suelo

Oí su suspiro, y contenta de mi, vi que quiso continuar bailando. Mientras observaba su rostro, sombreado por su mirada suelista, seguía sonriente, moviéndome lentamente. Con dulzura me dirigí a él, intentando que se relajase.

Vamos, seguro que eres buen bailarín. Además, como dije, es cuestión de dejarse llevar por el ritmo. Al final te saldrá solo, sin tener que pensarlo. Ya verás.

Cerré los ojos, para dejar que él me llevara en el baile. Podría parecer maligno por mi parte, para alguien que aprendía en estos instantes. Me relajé y en voz baja y amable, me dirigí a él, con los ojos cerrados.

Ahora llévame, condúceme tú. Yo dejo que me controles. marca el ritmo y marca los pasos

En mi interior sabía que él se aterrorizaría o algo, de acuerdo con la alarma que le dió darme un pequeño pisotón.

Jejeje, seguro que así aprende rápido

Seguía nervioso, pero continuaba, poco a poco, consiguendo seguirla. Estaba muy concentrado en sus pies, por lo que no me di cuenta de que estaba mirando ella. Entonces cuando empezó a hablar, la miré a los ojos. No pude evitar mostrar una cierta cara de preocupación cuando me dijo aquello. Y a la vez, en un reflejo de mi mente, malinterpreté esas palabras de manera bastante pervertida, pero no hice muestra de ello. Quedé unos segundos pensativo, entonces resoplé, pero más que nada para intentar coger valor. Cambié la posicion, minimamente, pondiendome para guiar yo, tal y como había visto siempre. Habia memorizado los pasos asi que no creo que no me resultaría demasiado dificil. Comenzamos, siguiendo esta vez una melodía de mi cabeza, una de las muchas que recordaba cuando mi padre se ponía a tocar el piano, y les escuchabamos mientras mi hermano leia, mi madre tejia y yo miraba absorto el fuego.

No se me estaba dando del todo mal, no era un baile perfecto, pero lo íba mejorando poco a poco. Al poco, comencé a tararear en bajo la melodía, son una leve sonrisa en mis labios por la nostalgia.

En mi oscuridad de mi vista, sentía cómo me tomaba las manos con firmeza. Mis sentidos, a parte de la vista, ahora tenían mayor agudeza por prestarles más atención que a la vista misma. Su respiración parecía fuerte y decidida. Un resoplido suyo alcanzó mi rostro, cual brisa veraniega vagando por el aire. Estaba claro que se había decidido. Sus movimientos, gráciles y suaves, parecían mostrarme que ya había cogido el tranquillo al asunto. Sin lugar a dudas, él seguía bailando, como si ya fuera un experto. Su mano, alrededor de mi cintura, parecía querer llevarme hasta el infinito en los ilimitados giros, pasos hacia delante y hacia atrás, y movimientos de manos. Yo respiaba con moderación, lo mínimo posible, para poder oir lo que hacía y cómo. De repente, una melodía parecía internarse en mi oído. Estaba tarareándola él. No sé de qué se trataría, pero era relajante, y acompañaba bien al baile que estábamos llevando. Sin dejar de mantener los ojos cerrados, tomé con un poco más de fuerza la cadera de Andrew y su mano, para que pudiera moverme con facilidad., Su calidez corporal, aunque suave, se transmitía poco a poco a mis manos. No es que estuvieran frías, pero sí templadas. Mientras dejaba que me llevara, hablé en tono bajo y satisfecho, mientras me conducía en el armonioso baile.

Oh, sí, Andrew, lo haces muy bien. Noto cómo tus pasos gráciles hacen bailar nuestras almas. Verás cómo tu alma se llena de armonía en cuanto acompañemos este baile con música, el lenguaje del alma. Por cierto...¿qué canción estás tarareando?

No dejaba de estar con los ojos cerrados. Mi atención permitía ahora notar las pulsaciones del corazón de Andrew en mis manos. Lento, suave, pero fuerte, lleno de vida, tal y como la da el agua. Sí, él estaba vivo, muy vivo. La maravilla de la vida invade el cuerpo, y probablemente el alma, de Andrew, y el mío en concordancia. Supuse que ya pasó un rato, pero quería saber qué decía Andrew antes de dirigirme a lo que quería hacer tras esta práctica.