Reunión especial [Caeli y Angeline]

OFF Venimos de aquí

ON

Me encontraba en pie, frente al camino que daba salida a la majestuosa ciudad de Eliria. Un árbol bajo el que me ocultaba y me apoyaba la espalda, se encontraba, imponente, detrás de mi espalda. La suave luz tímida del sol cada vez se puede ver menos. Ya pronto se haría de noche. Cruzé los brazos, mientras observaba el polvoriento camino de tierra que torcía hacia otra dirección. El polvo que se encontraba flotando, me hizo pensar en los recientes acontecimientos.

"Hmm...ya fue liberada la Reina Renegada de los Ángeles...curioso, mi reina confía en ella...pero si ella lo hace, es que debe ser de verdad una persona de confianza. Mi reina no escoge a cualquiera como persona de confianza. También es inteligente, y no se dejaría engañar fácilmente por terceras personas"

Mis piernas hicieron un ligero movimiento que me gustaba mostrar ante los varones. Moví la pierna sobre la otra, cruzándola. Parecería así más señorial que de costumbre, o eso esperaba.

Otro pensamiento me invadió en aquel momento. Pensaba en la que había citado en ese lugar. "Espero que no le haya parecido a Caeli una vulgar ratera...sólo buscaba un sitio donde poder dejarle la nota...no lo hice a propósito..."

Me quedé sumida en mis pensamientos, mientras con poca atención observaba el camino, a la espera de que apareciese la aludida

Al día siguiente, al anochecer, acudí a la cita tal y como Angeline me lo había indicado en la nota que me entregó antes de marcharse de la taberna. Sobrevolaba el lugar, buscando sentir su presencia, su aura de maestra oscura y vampírica. No tuve la intención de faltar, ella poseía valiosa información sobre mi madre y quería conocerla. Noctis me había dado libertad para reunirme con ella si así lo deseaba, pero me había aconsejado andarme con cuidado, ya que tampoco la conocía, y eso era lo que pretendía hacer en un principio.

Detecté su aura no muy lejos de allí, por lo que comencé a descender progresivamente hacia aquél lugar, hasta terminar por aterrizar a unos metros frente a ella con una gran elegancia y suavidad, ocultando después tanto mis alas como mi aura.

Fijé mi mirada en sus ojos con una sonrisa, y realicé una pequeña inclinación formal a modo de saludo.

- Aquí estoy como me pediste, Angeline. Espero no haberte hecho esperar mucho.

No sabía muy bien por dónde empezar, quería saber todo lo que ella me pudiera contar acerca de mi madre, pero tampoco quería parecer muy impaciente debido a la expectación que ya de por sí me provocaba. En ese sentido tenía un gran autocontrol, la tranquilidad y serenidad me salían solas aunque por dentro estuviera sintiendo algo diferente.

Repentinamente, un sonido de aire moviéndose se introdujo en mi oído. Una figura de alas oscuras descendía con lentitud, elegante y señorialmente. Como elegante que es, guardó sus alas con gracia. Vi su saludo sonriente, y yo, por no ser menos, me erguí ante su descenso, y al ver su inclinación, incliné mi cabeza levemente, mientras inclinaba mis rodillas y tomaba el vestido formalmente, todo en pequeña proporción. Luego, tras mi saludo, pude ver sus ojos grises como las nubes que dejaban caer el agua a la tierra. Tan poco me gustaba el agua cayendo sobre mi cabeza. Pero eso no me quitaría el gusto de ver a alguien que se interesara por mis saberes. Le devolví la sonrisa, lo más amable posible que me permitía mi rostro, aunque quedaba un poco extraña en mi, o eso creía. Lo curioso es que pareciera una persona tranquila, a pesar de que le he hecho una revelación bastante sutil. Escuché su anuncio de llegada, y asentí con lentitud, tras lo cual, levanté mi mirada rojiza mirando a sus ojos diamantinos. Me acerqué a ella, y con un ademán de mi mano, indiqué que se acercara.

Me alegro de que hayas acudido a nuestra cita. Y no, no te preocupes, no llevo demasiado tiempo aquí.

Di un par de pasos, avanzando hacia la ya de por sí alargada sombra del árbol. Me detuve bajo su copa, mirando de perfil a Caeli a su blanco rostro. Me recordaba a su madre, al menos en el color de piel, y en su mirada aparentemente apacible y angelical. Aunque...seguía pareciendo raro que fuera una demonio....en fin, cosas más raras se pueden dar, así damos a conocer que existen los mestizos...


Esperé a que la aludida se acercara, y cuando lo estuvo, me volví hacia ella, con extrema lentitud, clavando mi vista sobre su rostro. Me seguía pareciendo inverosímil, mas parece que sí era real. Tras esas divagaciones, fui al grano de una vez.

Bueno, ¿Qué te gustaría saber? Pregunta lo que quieras

Esbocé una ligera sonrisa ante su invitación, y me acerqué con pasos tranquilos hacia su posición, deteniéndome a una distancia prudencial, pues no tenía demasiada confianza con ella todavía. El modo en el que me observaba me abrumaba, no estaba acostumbrada a recibir toda la atención sobre mí y sentir que me estudiaran. Permanecí inmóvil, sin apartar la mirada de ella. Estaba un poco nerviosa a pesar de la tranquilidad que demostraba. El tema que íbamos a tratar era bastante delicado para mí, aunque no pudiera evitar esa necesidad de saber...

Cuando me invitó a preguntarle con total libertad, bajé la mirada con un suspiro. No había esperado que fuera a ser tan sencillo y eso en cierto modo me emocionó, pero yo bien sabía que no era algo que debiera mostrar, pues era una demonio, aunque no pudiera ignorar aquella parte de mi ser...

Volví a alzar la vista como si nada hubiera sucedido en mi interior, posando mi mirada firme y penetrante en sus ojos carmesí, esbozando una ligera sonrisa.

- Bueno, no me gustaría parecer avariciosa... Pero me gustaría conocer cualquier detalle que recuerdes de ella... Qué impresión te dio, cómo era su voz, su aroma, su forma de comportarse, el trato que recibiste de ella, alguna anécdota... cualquier cosa que recuerdes.

Hice una pequeña pausa, estaba empezando a notar los primeros síntomas y no podía dejar que se extendieran más, por eso me tomé un pequeño descanso para restablecerme. Sonreí, tomando aire con suavidad. Dejé que una pequeña brisa corriera fresca para que me ayudara a recomponerme interiormente. Era una gran lucha interior, una lucha por impedirle el paso a mis sentimientos más profundos.

- La verdad... me separaron de ella al nacer... no la llegué a conocer. Sin embargo, sí que sé lo que le sucedió a ella después, mi padre me lo contó cuando tuve edad suficiente para comprenderlo.

Sentía que merecía saber por qué le preguntaba aquello, era lo justo si a cambio yo iba a recibir aquella información. Volví a observarla con aquella dulce sonrisa, emanaba tranquilidad y frescura por cada uno de mis poros.

Vi su sonrisa, con mirada semialegre. Me encantaba poder ver a un familiar de aquella buena mujer. Sinceramente, esperaba que fuera como ella, pero cabía la posibilidad de que no simpatizara conmigo. No se terminó de acercar todo lo que yo esperaba, pero no importaríoa tal cosa. Era normal, pues yo no soy de demasiado fiar, y bien algunos ciudadanos Elirianos lo sabían, o eso según los antigos cuentos que contaban a sus hijos para que se durmieran.

Lo curioso fue que agachara la cabeza y suspirara tras mi ofrecimiento. Curioso, quizás haya sido un impacto para ella. Yo mantuve mi postura, invitando a que preguntara algo. Pero nuevamente, su mirada penetrante se fijó en mi. Una sonrisa satisfecha se dibujó en mi rostro en aquel momento. Escuché con atención, de brazos cruzados, su relato, mientras fijaba mi penetrante mirada rojiza en sus ojos diamantinos grises. Eran tan profundos como la niebla, tan brillantes como la plata. Me era curioso, me transmitían la misma sensación que su progenitora. Todo esto me venía a la mente mientras escuchaba sus peticiones humildes. No es que fuera avariciosa para nada, me gustaba que la gente preguntase para saber algo, pues es la mejor manera de aprender.

Se detuvo, cosa que incitó mi curiosidad. Ladeé mi cabeza levemente, y seguí fijando mi escrutadora y curiosa mirada en sus ojos, tan atrayentes como el mar. Su sonrisa parecía iluminar la verdad en la oscuridad. Ciertamente, era la viva imagen de su madre, en su esencia. Tras eso, al parecer, quería contarme sus razones para tales preguntas. Me parecía bien, si ella lo quería más aún, y máxime si lo decía con tan inmensa tranquilidad. Parecía alegre, o eso creía yo. Me acerqué un par de pasos, aun quedando distancia entre nosotras. Levanté la vista al cielo un instante para ver las nubes blancas, teñidas del anaranjado color del sol poniente.

Iré paso a paso. Siento mucho tu separación de ella, estoy segura de que ella no quiso para nada tal destino.

Bajé la vista, y la clavé nuevamente en los ojos platinos de Caeli, continuando así mi respuesta.

Me recuerdas mucho a ella. Tus ojos, y tu sonrisa, son tan deslumbrantes como eran los de ella. Me parecía un espíritu tan puro que probablemente no conociera el mal. Era una luz, luz que iluminaba la oscuridad, que nunca se apagaba, y jamás fue consumida por la oscuridad. Su voz...

Hice una pequeña pausa, perdiendo el conocimiento del mundo, mientras me sumergía en el mar de mis recuerdos del pasado. Tras ver tantas caras conocidas, recuerdos cercanos, y otras cosas, se impuso el rostro de su madre. Recordaba algo que me dijo una vez. "Que no te domine tu propia oscuridad, pues tú tienes luz todavía en tu interior. Si te dejas dominar, cambiarás por completo. Lucha" Tras ese recuerdo flamante que me apareció repentinamente, volví a mirar la realidad frente a mi. Continué así mismo.

Su voz...dulce cual azúcar. La tuya se parece...pero no es exactamente igual. Recuerdo cómo me embaucó el corazón con tan sinceridad. Desde entonces, me hice en buena parte su amiga, aunque recuerdo que la veía pocas veces. Pero nuestras conversaciones casi siempre trataban del bien y el mal. El mal que, decía ella, guardaba en mi interior. Así es, realmente.

Me detuve repentinamente, y sonreí levemente enarqueando los labios.

Pero en fin, no creo que te interese mi vida. Volviendo a lo que decía, ella quería sacarme el mal de mi. CLaro, avanzó, pero era difícil. Otra cosa que le encantaba a ella era sentarse a la orilla del mar. Sentía las olas acariciar sus pies, y el aire frotar sus mejillas, y bailando con sus cabellos. Decía que era un acto de purificación para ella. Hacía que todas sus penas, males y dolores desaparecieran. Me ayudó a mi a no desarrollar el sadismo más de lo que estaba. Impidió que no pudiera relacionarme con personas como tú. Pasé de querer matar a cada ser a tomar más cariño a algunas personas gracias a ella.

Me detuve para tomar aire, aire que inspiré profundamente mientras cerraba los ojos. Un suave aroma a rosas alcanzó mi nariz. Tras tomar el aire, abrí nuevamente los ojos y continué, tras relajar mi voz y parecer más amable, al menos parecer.

Este aroma...me recuerda algo. Parecía ella haberse impregnado de olores de flores por siempre. No sé a qué flor, pero olía a una, y no recuerdo el nombre...pero tan delicado, tan cuidado, que relajaba e invitaba a dormir si estabas tumbada, jejeje

Una risa ujn poco alegre, extraña en mi, escapó de entre mis labios. Luego, tras parar de reir, esperé a ver qué opinaba de esto antes de seguir relatando.

OFF Siento la eterna longitud, me llenó la inspiración, jejeje

OFF: No te preocupes, a mí no me molestan los posts largos. ^^

ON:

Me mantuve callada, en silencio sin interrumpirla, tan solo quería escuchar. Poco a poco el relato que me contaba se iba transformando en imágenes, pues inconscientemente le trataba de dar forma en mi mente a cómo era mi madre. Me fueron muy gratas sus palabras, no pude dejar de sonreír en todo su profesar, cada imagen, cada recuerdo que me iba generando me impedían borrarla de mis labios. Mi expresión, además de alegre, por el hecho de imaginarme cómo era y fue mi progenitora también se volvió algo soñadora. Ciertamente, me sentía bien, y por una vez no luché por contener del todo mis emociones, pues un pequeño velo transparente había cubierto mis diamantinos ojos, haciéndolos brillar intensamente con la poca luz que todavía se reflejaba rojiza en el cielo, tras las blancas nubes.

Posé mi mirada en los ojos de Angeline, regresando a la realidad. Aun la sonrisa alegre y risueña me perduraba. No me había percatado de que se había aproximado un poco más a mí, eso en cierto modo de me desconcerto, pero no hice nada por retroceder, pues ahora no sentía la necesidad, era una sensación extraña.

Regresó a mi mente el recuerdo que me había dibujado de mi madre, a eso habíamos venido. Volví a tomar aire, sentía que podía haber más y deseaba saberlo con todas mis fuerzas.

- Realmente no imaginaba que fuerais tan íntimas -Exageré un poco con la expresión, pero es que realmente me había sorprendido que fueran tan amigas-. Ciertamente sé cuales fueron algunas hazañas de mi madre por lo que mi padre me contó, pero no lo logró por completo, los suyos no pensaban igual que ella, como tampoco lo hacían los demonios. Y realmente me sorprende pensar lo astutos que fueron para llegar tan lejos, sobre todo ella... Mi padre no tenía tanto interés en una alianza con el cielo, tan solo le interesaba con ella. No es difícil imaginarse, al verla con tus ojos, que mi padre se enamorara, aun siendo demonio. A pesar de ser un ser de oscuridad, a mi nunca me demostró ser malvado... quizá porque fuera una niña pequeña, pero a fin de cuentas... quizá la luz a la que había estado sometido le había vuelto bondadoso, ¿quién sabe?

Era sorprendente, pero se me había pasado el nerviosismo inicial que me hacía estar un poco más inestable emocionalmente. "¿Cómo es posible? Ya no lo siento." No lo comprendía. Hasta ahora cada vez que hablaba de ello o lo recordaba, me acababa desplomando, incapaz de soportar el dolor. Pero era como si me hubiese liberado de aquella presión. No sabía si sería algo ocasional o me habría liberado de ello por completo, pero sí estaba segura de una cosa, se sentía bien.

- Antes has mencionado que me parezco mucho a ella... Bueno, no es la primera vez que lo oigo, mi padre muchas veces me lo decía, aun siendo una niña. Pero, realmente nunca me aclaró en qué me parecía a ella realmente y la verdad es que siento curiosidad.

Sonreí con calidez. La cosa estaba yendo mejor de lo que esperaba. No podía imaginar que aquella vampiresa fuera alguien que me inspirase confianza y en cierto modo dulzura al hablar sobre mi madre. Eso demuestra que la apreciaba. Sin embargo, me sorprendía descubrir esa faceta en ella, pues me había dado una impresión completamente diferente anteriormente cuando la conocí en la taberna de Eliria.

- Y no, seguramente no -Dije repentinamente, con rotundidad, recordando lo primero a lo que Angeline había hecho alusión-. Ella no eligió la muerte por luchar por sus ideales, de eso estoy más que segura. Pero al parecer en el cielo, lejos de parecer ángeles puros, discrepaban con ella. Debió parecerles una atrocidad que se juntara con un demonio para lograr sus planes... -Mi expresión se había ido tensando por momentos, me enfurecía a más no poder pensar en aquello-. Yo solo puedo hablar de ello por lo que me afecta de la relación con mi madre, no he conocido a otros ángeles salvo a Amy. Y aunque sus intenciones me parecieron buenas, precisamente lo que le hicieron a mi madre, agrava enormemente la posible relación neutral que podría mostrar hacia ellos si no hubiera una guerra de por medio -Bajé la cabeza un instante. La oscuridad se había vuelto a cernir sobre mí. Una sombra me cubría los ojos-. Si no llega a ser, por que en el último momento me acordé del Apocalipsis, la habría matado allí mismo, y ni tú ni nadie más la habrían podido conocer...

Vi que a medida que avanzaba en mi relato, agrandaba su sonrisa más y más. Su cara, antes seria como la de algún general militar que conocí, ahora parecía mucho más risueña, más típico de la edad que creía que tenía. Ahora sí, era la viva imagen de su madre. Quizás es por eso, por su sangre angelical, el que tenga una sonrisa deslumbrante, al menos cuando sonríe. Unas lágrimas comenzaron a aparecer ante sus ojos llorosos y brillantes. Supongo que la alegría la embauca ahora. Es bonito ver cómo una hija ama a su madre de esta forma, de tal manera que incluso se alegra por ella tras la muerte. Algo que me sorprendió fue que le sorprendiera. Aunque sí, me sorprendía a mi misma de mi misma. Curioso hecho, la verdad. Cierto que sí me pareció raro ser su amiga al principio, pero me ayudó bastante a contener el mal. Fue buena persona conmigo. Me detuve a escuchar, en silencio, mirando todavía sus ojos alegres, que parecían querer decir "¡Cuéntame más!¡Cuéntame más!"

Aunque me dolía en parte lo de que sus propios compatriotas la asesinaran, sabía que no todos debían ser así. Asentí levemente en cuanto llegó a la parte de su padre bondadoso. Toda posibilidad era verosímil, pues si conmigo logró algún avance, es probable que con el hombre de su vida fuera todavía más lo que hizo. Su obra de la vida, ayudar a salvar vidas.

Era curioso, pero su apariencia estaba cambiando. Parecía más..¿dulce? que antes, si cabe. Era algo curioso, y me hacía sentir diferente a como quería antes. Escuché de su boca mencionar que la gente dice mucho eso, pero que apenas le aclararon en qué. Yo lo tenía claro. Sus ojos, su, la que yo creo, amabilidad, su piel y su sonrisa. Todo ello, y probablemente más que por el momento desconocía, estaban en símil.

De repente me sorprendió con una negativa, mientras seguía con su sonrisa plasmada, que ilumina su rostro. Cierto es que ella no quiso nunca llegar al punto de que quisieran matarla, y lamenté su muerte mucho. Al llegar a la parte de que le pareciera una atrocidad, notaba que parecía un poco...enfadada. Era cierto que era una bestialidad que su propio pueblo la asesinara. Pero eso no justificaba en absoluto su odio. Seguro que habría más personas buenas como su madre, viviendo por ahí. Me acerqué un par de pasos a ella, estando ya a pocos centímetros de su semblante. Su rabia, que podía ver en sus puños apretados, comenzaba a dominarla. Intenté tranquilizarla, ya que parecía que aquel tema le remuerde la conciencia, o simplemente le enrabieta.

Pero Caeli, no puedes meter a todos los ángeles en el mismo saco. Es cierto que por el Apocalipsis, nos necesitamos unos a otros, pero seguro que en el fondo intuiste algo...diferente a lo que tomas por ángeles. Y, además, me alegro de que no la mataras, te aseguro que hiciste bien en eso. Amy es buena...demasiado buena, o eso vi durante su encarcelamiento, y lo que me contó mi reina. Pero tú puedes elegir lo que quieras, pero te advierto. No es como tú crees. No la tomes a mal. Quizás te recuerde más a tu madre de lo que crees. Estoy segura de que ella no tuvo nada que ver. Y me reafirmo en ello.

Mi tono sonaba seguro y un poco imponente. Dejé mi mano en el hombro de Caeli, mientras observaba su rostro ensombrecido. Continué, ya más relajadamente.

Debs relajarte, y entender esto. Verás las cosas de otra manera

- ¡Te equivocas! Ella no es como mi madre, ni se te ocurra volver a compararlas -Mi tono sonó duro y amenazante, una mueca de aversión contorsionó mis facciones volviéndome más agresiva y demoníaca, los iris de mis ojos se habían oscurecido por momentos.

Me alejé de ella, tratando de calmar mi rabia... Guardé silencio unos segundos, sólo yo sabía cómo controlarme. Sentí su mano fría posarse sobre mi hombro, y en un primer momento me estremecí, luego me tensé un poco más y finalmente recapacité. Angeline no tenía la culpa, no tenía por qué pagarlo con ella. Suspiré profundamente.

- No puedo decir que ella esté implicada, lo único que sé es que fue alguien de arriba quien mandó matarla y que fue de alto rango, probablemente un rey, y Amy es una reina... -Comenté, volviendo a la seriedad anterior-. También sé por otras fuentes que en el cielo no solo hay hippies que quieren sembrar el mundo de flores, también hay ángeles que a menudo veneran a Ihra y a Saphine, muchos más de los que imaginas. Y precisamente Amy en su momento llegó a apuntarme con un arco cuando yo simplemente la advertía por su vida, sin haber siquiera desenvainado mi espada... Mi madre no hubiera llegado a usar las armas... Y aunque luego se arrepintió, llegó a mostrar por un momento la maldad que resulta tan hipócrita en los Ángeles... -Esbocé una sonrisa un tanto maquiavélica-. Por eso, Angeline, debo advertirte que no debes confiarte demasiado de los Ángeles... Y pienso encontrar al que asesinó a mi madre y torturarle hasta la muerte... eso nada ni nadie me lo podrán impedir. Y no trates de convencerme de lo contrario, sólo gastarías esfuerzo y saliva... ¿O acaso no llevan desde la creación los Ángeles y los Demonios siendo eternos enemigos, eternos rivales...? Pues mi caso no es diferente, soy una Demonio -Mostré mi Aura, extendiéndola al máximo para que viera que no tenía grietas, era tan oscura como la noche o más, y demoníaca, no había signos de luz en ella. Volví a ocultarla una vez estuve segura de que había recibido el mensaje que quería transmitirle con el Aura-. Poseeré cualidades que mi madre tenía, pero hay una gran diferencia entre nosotras, y es que ella era Ángel y yo Demonio... Dirás que no, que soy mestiza... -Me adelanté, antes de que pudiera decir nada, para que no pudiera reprenderme-. Y en cierto modo... sí. Pero no soy una Ángel Caído. Soy un Demonio, bendecido con la gracia de un Ángel puro.

Había hablado demasiado, me había dejado llevar por la inercia, tenía que imponer lo que pensaba para que no cupiera duda alguna al respecto. Haría justicia tarde o temprano, la muerte de mi madre sería vengada.

- Lamento que hayas tenido que conocer esta faceta de mi, Angeline -Me disculpé-. Vine aquí con buenas intenciones, quería saber cómo era mi madre. Y te agradezco todo lo que me has contado de buena fe, al menos ahora tengo una imagen mucho más nítida que recordar de ella -Esbocé una sonrisa sincera-. Pero no pienso ceder. Amy podrá ser todo lo buena persona que quieras, eso no te lo niego... Pero es un Ángel, y no puedo evitar lo que siento, eso no va a cambiar... Con mi madre es diferente, supongo que porque era mi madre y lo que siento hacia ella no tiene nada que ver con que fuera un Ángel.

Di media vuelta, dándole la espalda y comencé a alejarme. Sin embargo, me detuve a una cierta distancia y me giré hacia ella.

- Espero que no me guardes rencor por esto. Siento que en cierto modo me he acercado a ti más de lo que en un principio pretendía, y me gustaría seguir haciéndolo si estás de acuerdo. Pero, ahora creo que es mejor que me marche. Por el bien de ambas.

Permanecí a la espera, por si quisiera decirme algo, no iba a dejarla con la palabra en la boca, sería descortés y siempre me había caracterizado por tener una buena educación. Me despediría de ella como es debido.

Me sorprendió mucho que saliera con esa respuesta. No sé si es que apenas la conoce, o que así lo cree, ciegamente. El que se alejara no me impidió acercarme para poder ayudarla. Lo que esperaba es que para una vez que actuaba siguiendo la senda del bien, funcionara. De no ser así, la tendría que abandonar, para siempre. Noté cómo sus músculos de su hombro se tensaron repentinamente. Estaba tensa, estressada, como si estuviera a punto de expotar. Menos mal que al poco tiempo pareció que se relajó un poco.

Volvió a hablar con extrema seriedad, la que yo apenas poseo. El que fuera de alto rango el vergudo de su madre...es bastante posible, pero no significa que fuera ella.Aunque...comenzaba a dudar. Allí en la celda hizo lo mismo, sacó su arco, pero cuando ya se veía acorralada por todos los flancos. De repente, cuando dijo de ángeles adorando a dioses oscuros...me recorrió la espalda un escalofrío de abajo a arriba. ¿Era cierto eso? No, no puedo creerlo. Yo sí podría ser la que apoye a la muerte, la sangre, y las matanzas, pero ¿gente como ella? No...imposible. No puede ser que lo que Caeli me está contando respecto a la maldad en los ángeles sea del todo cierto...Pero...si era así...."Tengo que verla de nuevo...pero esta vez más relajadamente que la anterior, jejeje"

Dice que su madre nunca usó las armas, y eso creía yo también, pero no todos sabemos todo de los demás. Nunca se sabe cuándo algo por parte de otra persona puede sorprendernos. Continué escuchando, sin interrumpirla, para que se desahogara de todos sus malos sentimientos. Sigo sin poder creer el asunto de la maldad de los ángeles. Parece que, aunque diga lo que diga, seguirá odiando a los ángeles, y no se detendrá hasta destruir al ángel que asesinó a su madre. Pero...¿Y si era a la inversa de lo que ella creía? La destrozaría, por completo, lo sé.Luego aludió a su condición demoníaca, mostrando su aura tan oscura como el azabache. Al parecer sí, está completamente llena de oscuridad en su interior.Es posible, pero entoncs me surgen muchas incógnitas ¿Sólo se parece a su madre en apariencia y no en esencia?
En fin, pensar sobre esto ahora no me ayudaría, puesto que la pobre chica está cada vez en peor estado de ánimo. Dice que es mestiza...cosa que es cierto. Hubiera dicho tal cosa de no ser porque ella lo ha dicho antes.

Vi cómo se alejaba lentamente de mi. Se dió la vuelta y me dirigió nuevamente la palabra. Parecía seria y sequilla, pero su disculpa educada me hizo querer contarle alguna cosa antes de irse. Me invitaba a relacionarme más con ella, invitación que no puedo rechazar. Me acerqué un par de pasos, pero estando a cierta distancia y me comuniqué con ella.

No pienso detener tu búsqueda, pero, a pesar de que lo que hayas dicho de la maldad angelical me ha hecho pensar, sigo creyendo que con ella estás en un error. Mi Reina me cuenta esto, y estoy segura de que no es mala persona esta chica. Pero en fin...tengo algunas cosas que decir al respecto. No quiero decir nada, pero ¿Y si lo de que mataran a tu madre fuera al revés de lo que crees?

Callé, sabía que eso podría sonar a acusación, aunque no quería que lo fuera. Tras la corta pausa, continué hablando con tranquilidad.

Pero, en fin, me alegro de haberte conocido, y créeme, que saber las facetas malas de las personas no es del todo malo, así te las puedes esperar. Me agrada que quieras hacer avanzar nuestra relación, petición a la que accedo con gusto Dije, tras lo cual, incliné levemente la cabeza.

Así que, espero volver a verte. Y una pista..quizás alguien te pueda ayudar respecto a la muerte de tu madre..

Quedé quieta, esperando a su marcha repentina. Sabía que parte de lo que dije podía molestar, pero creía necesario que ella lo supiera.

Escuché con seriedad a sus palabras. No tenía intención de alegar nada más al respecto, había sido ya bastante clara. Sabía bien lo que había visto. No tenía ganas de seguir discutiendo, estaba claro que no nos pondríamos de acuerdo. Me sorprendía que defendiera tanto a un ser de luz como la Ángel, tratándose ella de un ser de oscuridad.

- No pudo ser al revés, a mi madre la mató alguien de su propia raza. Mi padre no me mentiría con algo así -Dije con rotundidad. No me cabía duda al respecto.

Aquello fue lo único que finalmente alegué a lo que dijo Angeline del tema que discutíamos. No podía permitir que tergiversase la información de aquella forma.

- No voy a pedirle ayuda a Amy -Respondí tajante, interpretando que pudiera referirse a ella-. Investigaré por mi cuenta -Desde luego si le pedía ayuda a alguien, no sería a un Ángel puro.

Continuaba seria, aunque ya no tan tranquila. Observaba a Angeline directamente a los ojos. "He confiado en tí, espero que lo que me has contado sobre mi madre fuera cierto y no una excusa para ganar mi confianza." Le hubiera transmitido el mensaje de haber podido comunicarme telepáticamente, mi mirada penetrante parecía transmitirlo por sí sola.

- Ahora tengo que irme -Dije volviendo a mostrar mis oscuras alas emplumadas, extendiéndolas con majestuosidad-. Hasta la vista, Angeline. Confío en que estarás bien.

Tras dirigirle una última mirada, todavía seria pero no tan dura como antes, batí mis alas con fuerza, generando una onda de viento a mi alrededor, y me elevé vertiginosamente con la primera batida, para luego volver a batirlas alejándome hasta perderme en el horizonte.

Escuchaba con cierta extrañeza a Caeli responder a mis comentarios. Sí, bien pudiera ser oscura, pero esa jovencita parecía sincera. Pero en fin, difícilmente iba a convencerla. Incrédula, sí, pero probablemente tenga sus motivos personales. La mayor parte se deberá al asesinato de su madre, por supuesto. Sin variar mi incredulidad, no tan aparente, ya que mostraba ahora cierta seriedad por el tema, escuchaba a Caeli decir que no aceptaría que fuera algún demonio el que la matase. Su modo directo de decir que no pedirá ayuda a Amy parecía dejar claro que así era de verdad. No podía responderla, puesto que parecía molesta con el tema y era mejor no reiterar.

Su mirada, que clavó repentinamente en mi, desafiante y quizás en el fondo, cortante, parecía indicarme que era mejor callarse. Pero parecía querer decir algo más con su mirada. Como si quisiera depositar confianza en mi.

Cuando vi sus alas emplumadas oscuras, al contrario que las mías de piel, saludé con la mano moviéndola de lado a lado muy levemente, mientras ella se despedía. Cuando comenzó a elevarse, alcé la cabeza y la voz, con cierta ilusión en mi tono, aunque claramente seguía siendo mi habitual tono especial.

Igualmente, Caeli. Sé que nos volveremos a ver muy pronto. Cuídate

Cuando vi en la lejanía alejarse a Caeli, me dirigí a paso lento hacia el mar, para atravesarlo volando y llegar de nuevo a casa. Había hecho, para mi, una nueva amiga, o al menos una conocida con algo de confianza.