(Dean y Katerina) De paseo por el bosque a la luz de la luna

Ella vino a mi y me abrazó. La contesté gustoso al abrazo, ella seguia desnuda y sentí la necesidad de calentarla con mi toroso, por lo que me pegué mas aun a ella. Entonces, me tomó por la barbilla y hagachandola me besó, dulce y suave en los labios. Cuando dejo de besarme yo seguía con una sonrisa y los ojos cerrados, disfrutando del fugaz beso que aun sentia en los labios. Los abrí y alli estaba ella, la sonreí ampliamente.

Se comenzó a vestir y aparté la mirada para darla intimidad. Entonces me llamó.
Me ví en un aprieto, sabia desatarlos pero.. atarlos era otro cantar. Se apartó el pelo, dejando mostrar su fino cuello. Sentí impulsos de bolberlo a besar, pero me controlé. Aun así, me acerqué mucho a ella, podía notar mi respiración en su nuca, y mis manos entrelazando despacio el cordel. Aun la deseaba, no se iba el sentimiento. Rozaba disimuladamente su piel seguin iba atandolo. Aspirando su aroma, que ahora, estaba mezclado con el mio en su piel. Terminé, atandoselo fuerte, aun que lo suficiente para que no la molestara demasiado.

-Creo que ya...

Pensé en que, si que quería que volviera a ocurrir esto y volver a perderme entre su piel. Me atraía mucho, su forma de tratarme me encantaba, y sus gestos, miradas y palabras rebosaban feminidad.

El rubor aumentó a medida que me iba apretando el corsé, me cohibía su sola presencia y era algo que no podía evitar. Sonreí para mí misma al sentir sus dedos rozar mi fina piel cuando me estiraba el cordel. El pecho se me realzó bastante, aunque no me hiciera falta que fuese realzado, daba la sensación de que se fuese a salir del vestido al estar tan apretado.
Cuando me avisó de que creía haber terminado, me quedé en silencio unos instantes, sintiendo su respiración cálida en mi nuca. Quería disfrutar de ese momento, por fugaz que fuese. Sabía que si me daba la vuelta, le abrazaría y no sería capaz de soltarle...
Agaché la cabeza y cerré los ojos por un instante.
El cielo comenzaba a clarear, aunque aun fuese oscuro, el frescor del alba comenzaba a condensarse en las plantas.
Sentí un ligero pinchazo punzarme repentinamente la piel hacia dentro, como un calambre. Era la señal de que el sol ya no tardaría en salir. Una advertencia de que me tenía que retirar ya, si quería volver a verle...
Me di la vuelta entonces, sin abrir los ojos aun. Pero no tardé mucho en volver a abrirlos y alzar la mirada hacia sus ojos. Aun le deseaba, mis ojos no mentían...
–El tiempo se nos va... tengo que irme... –Murmuré, casi en un susurro. No tenía la necesidad de hablar más alto, pues le tenía demasiado cerca–. Shh, cierra los ojos... –Dije posando mi dedo índice en sus labios, mientras le dedicaba una mirada de tierna nostalgia–. Cuídate mucho, Dean... Me alegrará saber que lo has hecho la próxima vez que nos veamos...
Sonreí, aunque tuve que reprimir la emoción, no quería llorar.
Entonces, le tomé por las mejillas y le di un prolongado aunque dulce beso de despedida, para después retroceder un paso y alejarme cual fantasma, perdiéndome entre las sombras, antes de que le diera tiempo a volver a abrirlos.

Me miró, fogosamente. Quería decirla que yo tambien la deseaba, que queria volver a verla la noche siguiente, da igual donde fuera. Entonces silenció mis labios con el dedo. La hice caso y cerré los ojos, confiado. Cosa que no debia hacer pero en ese momento no me importaba. Sonreí e iba a contestarla, pero entonces me encontré con sus labios. Los besé con cariño, y algo de pasión. Quien sabe si seria el ultimo, o quizas el primero. De todos modos, yo aproveché.
Cuando abri los ojos, sonriente, iba a despedirme y entonces, ella ya no estaba. ¿Había sido un sueño? No, fue real. Una noche que nunca me habria imaginado, mi juvenil corazon aun latia veloz, aun sentía que en parte ella estaba aqui.

La luz del alba me golpeó en la cara, tuve que taparme con la mano, entrecerrando los ojos. La calida luz del sol baño mi torso desnudo, con su anaranjado tono. Con esta mano me toqué los labios, añorando aquel ultimo beso que me habia dado. Entonces supe que era hora de irme.
No tarde mucho mas en partir, tenía que regresar a mi hogar, al reino licantropo.