Puro entrenamiento (Dean y Roze)

Descendí volando rapidamente hacia su posición, antes de caer me desgarró el ala por lo que me costó volar bien, unos dias de recuperacion y listo.
Dean ha sido un buen rival, a pesar de ser maestro me lo ha puesto dificil pensé mientras llegaba hasta mi ropa, me transformé y quede desnuda pero me vestí rapidamente aun dolorida por el combate...
Fui lo mas rapido que pude hasta su posición y el pobre estaba exhausto, me quité las vendas y las até de tal manera que se pudiera tapar sus partes, le ayude a levantarse y se la entregué.
-Toma ten esto, al menos te valdrá por el momento- le puse la mano en el hombro
-Has sido digno, habra que repetirlo otra vez Dean.-
Por suerte tenia algunos remedios curativos y también se los di.

Miré el cielo, estaba tan despejado. Olía a sangre, no solo era la mía, pero no olía en abundancia.

Me di cuenta entonces de que estaba desnudo, cuando ella comenzó a incorporarme, pero me cedió algunas vendas con las que me cubrí como pude, con el rostro completamente rojo de verguenza. Eso era lo que no me gustaba nada de ser licántropo, que despues no había ropa...

Me ayudó, había sido una pelea interesante, pero aun me quedaba mucho por trabajar para mejorar mis habilidades.
Vi el cráter que había creado y lo que sorprendía era cómo no estaba aun peor.

Cuando logré amarrar mi ropa y dándome la vuelta, como pude ya que tenía un brazo seriamente lesionado además de los cortes y todo lo que me dolía el cuerpo, cogí lo que quedaba de mis pantalones desgarrados y como apaño me los amarré a modo de "falda" para taparme un poco.

Seguía severamente sonrojado sin embargo la sonreí con simpatía.

-Puedo decir lo mismo, esto deseando que volvamos a luchar y demostrarte que he mejorado-dije sonriente, era bueno saber que podía entrenar tan enserio con una persona honrada.

Al tomar mi ropa había cogido también mi cinturón que poseía plantas especiales curativas, tomé unas pocas e invité a Roze a sentarse. La comencé a untar con unas que ya parecían un ungüento y se lo empecé a aplicar por la aprte más dañada que era la espalda. En ella aun se podían distinguir los profundos cortes de mis garras.
Al echarselo tenía que sentir frescor y alivio, aquello serviria para que no se infectara y comenzara el proceso de sanación.

Entonces me empecé a untar yo también

El chico, se sentó tranquilamente y yo con el, no hacian falta palabras pero ambos queriamos otro combate dentro de un tiempo, y la siguiente no se lo iba a poner tan facil.
-Me enpezó a untar sus remedios curativos por la espalda, justamente donde me clavó sus garras, le miré y se lo agradecí. Después de que hiciera efecto me sentiria mejor, supongo...

-¿A ti en tu reino te quieren?- dije friamente mirando al cielo.

La miré algo sorprendido. Tenía que reconocer que aquella pregunta me pillo completamente de improviso.

-No tienes pelos en la lengua-apunté, medio sonriente, aun untándome la medicina.-Mi reino en realidad es... como una manada. Siempre tienes roces con alguien pero todos nos apoyamos entre unos y otros. De todas formas, mi padre es el lider y se que él me tiene un infinito aprecio. Lo que a mi me intriga es por qué me haces esa pregunta.

Parece ser que le sorprendió bastante mi pregunta... Pero al fin y al cabo eran animales, lo mas normal es que se llevaran bien entre si.

-Yo soy nueva en mi reino, y mi emperador no es que sea muy amigable... De hecho se tira absolutamente todo el dia borracho y no he conocido su faceta sobria nunca... Eso es algo que me saca de quicio, como un emperador puede gobernar asi, si el reino fuera mio las cosas iban a cambiar...- Dije mientras apretaba los dientes y desaparecia de mi todo resquicio de buena persona.
-Además pertenezco a los renegados, los oficiales no nos pueden ni ver y encima tienen una reina de pacotilla, todos en el reino oficial son sus lameculos...Y lo peor es que dicen que nosotros somos los penosos, algún les enseñare lo suyo...- Le pegué un puñetazo al árbol mas cercano partiendolo en cachitos, eso hizo que la herida que me hizo Dean se abriera y se pusiera a sangrar de nuevo...

La escuché sorprendido. Yo había conocido al que sería su lider y no estaba bebido en absoluto, por lo que resultaba extraño. Por otro lado también había conocido a Yukiko y tampoco me pareció ser como ella pensaba.
Pegó entonces un puñetazo rompiendo uno de esos arboles de cristal, las heridas comenzaron a abrirse. Entorné los ojos y comencé a untar de nuevo la pomada.

-Como sigas así me vas a obligar a gastar toda, y me cuesta conseguirla-la dije en tono reprimenda.-No se, yo no veo las tornas asi... quizás es que no los conozco tan bien como tu. Pero Herber es tu superior y no dudo de su capacidad de liderazgo, al igual que tampoco de la compasión de Yukiko. Pero sino... ¿que piensas hacer?

Dean me regañó por mi comportamiento, pero yo no era tan benevolente como el pensaba...
Me levanté de repente mirandole fijamente y le aparté la mano de su pomada
-Si no quieres gastarla no tienes porque ayudarme...Yo decido mi vida y eso no va a cambiar que algún dia monte una revolución...Si por mi fuera ahora mismo le arrebataria el trono a los dos, pero no tengo aun el poder necesario, por ello necesito entrenar mas y mas...- Miré al cielo, mis ojos estaban llenos de fuego por dentro, mis ambiciones eran las que eran y eso no se podia cambiar.
-Te prometo que la próxima vez no te dejaré transformarte si quiera, en nuestro próximo enfrentamiento no vas a durar nada, mira... me vas a hacer un favor y vas a portar un mensaje a tu reino- Saqué de mi bolsa un papel y comencé a escribir lo que viene a ser una carta, estuve en silencio unos 5 minutos mientras escogia mis palabras, la acabé, extendí el brazo y se la entregué.

En la carta ponia:
''Este mensaje va dirigido al lider de los licantropos:
He luchado con tu hijo y ha sido un digno rival, desearia poder hacerme fuerte pero en mi reino apenas hay objetivos con los que entrenar, por ello he de pedirle que me deje entrenar con usted, no se arrepentirá se lo prometo. No se confie por mi rango, aunque sea Arconte soy capaz de muchas cosas.

Firmado:
Atentamente Roze, Arconte Uroba renegada''

-Dean...Creo que serás capaz de lo que te pido, en caso de que haya una respuesta positiva quiero que me lo avises, ya sabes donde encontrarme. Además seguro que a tu padre le gustan los retos- dije cogiendole de las manos.

Observé todo lo que hacía, ahora estaba cogiéndome las manos.

-En principio, no me importa gastar la pomada en ti, otra cosa es desperdiciarla por que te alteres sin motivo.-dije, tajante y dejándolo bien claro. Estaba comenzando el camino de la medicina y los pacientes importaban más que cualquier ungüento, pero no podía permitir el derroche de este. Suspiré. Tenia fuerza pero demasiada temerosidad. Las batallas no se ganaban solo con la fuerza, también con la inteligencia y la prudencia-Siento cortarte las alas. Creo en que puedes hacer cosas de ese tipo, aun que no comparto que sean tan buenas como tu dices, pero no son aspiraciones fáciles. De todas formas, la capacidad de poder con un enemigo u otro no se mide por la fuerza bruta, sino sobre todo por la pericia y la inteligencia que aportes al combate.-miré el papel y volví a suspirar-Se lo daré a mi padre, pero no prometo nada

-Tch- suspiré... Le miré y me quede pensativa unos instantes.
-Llevas razón, no solo las batallas son fuerza bruta, tambien son importantes otras cualidades, pero si el oponente no da la talla no valen para nada ya que con fuerza acabaras el conflicto, en tu caso es distinto, me has enseñado que no debo comenzar tan confiada una batalla, si hubiera querido mostrar solo fuerza me hubiera transformado desde el principio, gracias por hacerle llegar la carta, seguramente no quiera malgastar su tiempo en mi, pero nada se pierde por intentarlo, ademas quiero crear confianza con los licantropos.
Por otro lado eres muy bueno y por como eres pienso que vas a evolucionar mucho, mira, en dos meses entrenaremos y volveremos a enfrentarnos, ¿Que te parece?-

Sus ungüentos parecian milagrosos, ahora Dean parecia que estaba casi curado y a mi no me dolia tanto la herida a pesar de mi movimiento de antes.

Le tendí la mano.

La escuché, al menos parecía que había captado el mensaje y al parecer ya lo tenia captado desde antes, pero se confió al verme. Sabía gua ganar esta pelea no iba a ser fácil, mucho menos sabiendo que ella era un rango mas algo que el mio en lo que respecta a poder, pero aun así estaba orgulloso de mi mismo.

Escuché todo lo que tenia que decirme en silencio y tranquilo, entonces sonreí ampliamente y la estreché la mano.

-Por su puesto, así los dos podremos ver nuestras mejoras. Tengo la esperanza de poder tener más poder hasta entonces.-hice una pausa, entonces volví a hablar-Y lo de confiar en los licántropos tranquila, puedo asegurarte que puedes. Tanto en mi reino, como en el del oficial, Ian es un buen hombre.

-Claro!- asumí que Ian era el lider de los Licantropos oficiales y al contrario que en los Urobas renegados y oficiales se llevaban bien.
-Me agrada saber que tengo alguien en los que confiar-
La verdad es que el parecia que estaba mejor, por lo que no tenia por que quedarme mas tiempo por alli, decidi volver a casa asi que me vi la vuelta y alcé la mano.
-Que te vaya bien Dean, nos volveremos a ver en otra ocasión- comencé a andar

Me levanté y la estreché la mano.

-Puedo decir lo mismo. Hasta otra, Roze, mucha suerte con tu entrenamiento-dije sonriéndola con sinceridad

La vi marchar, yo entonces me miré y me sonrojé de nuevo. Aun estaba en cueros. Solo una pequeña tela tapaba mis partes pudorosas. Cogí el cinturón con mis plantas medicinales, y comencé a irme en silencio, tomando por el camino también mi espada.