Extraña reunión[Shadowgirl, Slender y Angeline. Si quieren unirse más, también pueden]

Permanecí atenta, sin dejar de escudriñar con mi amplia mirada ambarina a cada uno de los presentes. Quería llegar a Eliria cuanto antes para descansar, pues mi agenda desde el momento en que puse un pie en este continente se había vuelto bastante ajetreada y no tenía tiempo que perder.

De los cuatro presentes, la primera en tomar la iniciativa fue aquella vampiresa, que se acercó a mí muy confiada y comenzó a darme indicaciones aprovechando el manto de estrellas para orientarme. Asentí en silencio, a modo de respuesta, pero mi rostro no denotó expresión alguna. Mucho menos ante su consejo. Me resultaba curioso el interés que mostraba esta vampiresa. "¿Tendrá intereses que vayan más allá de la confianza y el desinterés por ayudar al prójimo?" Quién lo podría saber... Los vampiros podían resultar muy traicioneros. Pero trataba de ganarse también la confianza del grupo para así convencerme. "Una mujer muy persuasiva... Curioso." Me quedé observándola en silencio, pero no dije nada.

Mientras la vampiresa parloteaba, comencé a sentir un nuevo aura aproximarse y no tardó en hacerse notar. Me giré hacia el caballero. Poseía un aura neutra y pura como ninguna otra, pero no era capaz de reconocer lo que era, pues nunca antes me había topado con alguien de su raza.

El brujo también se sumó a la propuesta de la vampiresa por acompañarme. Fijé mi amplia mirada en él, inexpresiva pero al mismo tiempo llena de curiosidad. Hablaba con el hombre que iba vestido de galeno. "¿Está buscando "niños"?" Me resultaba cada vez más sospechoso... Pero parecía que el brujo estuviera disgustado con el recién llegado, de aura pura y neutral.

Poco a poco, cada vez se sumaba más gente, la chica del candil también se ofreció a acompañarme e incluso el galeno, al que ya podía poner nombre. "¿Pero por qué tanta gente? ¿Por qué tanto interés en acompañarme?" Aquella cuestión, era simplemente algo que se escapaba a mi comprensión.

- Yo más bien diría que el caballero sirva a la justicia, no al bien -Intervine, saliendo en la defensa del caballero de aura neutral y pura. Todos parecían estar arremetiendo contra él. No lo había podido evitar, el comentario de la maga había sido la gota que colmaba el vaso. Sin embargo, en mi expresión seguía sin poder hallarse expresión alguna, más allá de aquellos grandes ojos ambarinos que parecían no expresar nada más allá de una gran curiosidad.

No era algo que yo pudiera controlar. Los sentimientos estaban fuera de mi alcance, no podía o más bien era incapaz de expresar emoción alguna. Mi alma emotiva se había quedado atrás, había muerto en mi anterior vida. Y esto era lo que me quedaba, para sobrevivir.

"Supervivencia." Eso fue lo que se activó en mi mente al ver aparecer ante nosotros a aquel portentoso aunque bello dragón. O dragona, pues así me lo confirmaron tanto su aura como su voz. "Sin duda, con aquella osada entrada busca demostrar su supremacía ante las demás criaturas que aquí nos hallamos." Me fijé un poco más en la dragona, sin perder detalle de sus movimientos. Todavía recordaba aquel incidente con aquel uroba que había tratado de arrasar un bosque por pura diversión. Nos hallábamos en un bosque ahora también y no iba a dejar que esta uroba fuera por el mismo camino. A pesar de parecer ser amiga de la vampiresa, no me terminaba de fiar. No le quitaría ojo de encima hasta que demostrara que sus intenciones no fueran hostiles, y por el momento su forma draconiana me resultaba amenazante.

Sin embargo, los acontecimientos seguían sucediéndose. La hechicera, parecía desear protegerme del galeno, pero a mí no me causaba temor, sino una cierta curiosidad.

Y en cambio, mi atención no podía apartarse de la uroba. No me interesaba lo que estaba hablando con la vampiresa, pero no podía quitarle ojo de encima. Entonces, se transformó en su forma humana, una chica joven y hermosa, con una vestimenta bastante escasa pero exótica. Y aquellos inconfundibles y rasgados ojos de un azul claro penetrante y gélido como el hielo.

Aquello me rejaló un poco, parecía que fuese una chica cercana. Había hecho bien en observarla y esperar, aunque si no se hubiera transformado ella sola en humana, no hubiera dudado en pedírselo yo misma. Sin duda alguna, esta uroba no se parecía en nada a aquel de su misma raza con intenciones pirómanas que conocí junto a la otra vampiresa en los acantilados del mar de Jade, en Lineris. No era de generalizar y juzgar a toda una raza por los actos de uno solo. Ovejas negras había en todos lados, y ella parecía una más bien blanca. Por lo que, ahora ya más tranquila, pude posar mi atención nuevamente en el galeno. Prefería referirme a él así que por su nombre, a menos que me dirigiera a él directamente. Al momento de que posara una de sus manos sobre mis hombros, mi mirada se clavó en él fría como un témpano de hielo, advirtiéndole que la retirara.

- Discúlpeme, doctor. Pero he llegado yo sola hasta aquí. Podré seguir las indicaciones de la vampiresa y llegar hasta Eliria por mi cuenta. No necesito que nadie me acompañe. Puedo cuidarme yo sola -Regresé como si nada hubiera sucedido al lado de la hechicera, que se encontraba ahora más cerca de la vampiresa y la uroba, junto al resto del grupo compuesto por el brujo y el caballero de aura neutral y pura.

Mi aura estaba preparada para ascender lo justo en caso de que el galeno tuviera algún renuncio, para permitirme reaccionar a tiempo ante cualquier imprevisto. Aunque quizá no me hiciera falta, demasiada gente había aquí con ganas de protegerme. Por más que me diera curiosidad, no era estúpida y no me marcharía con él. Además, alguno de los presentes podría pensar que el galeno pudiera tener intenciones de tipo sexual para conmigo. Demasiado interés había demostrado hacia "los niños" que decía se habían perdido en este bosque. Podría tratarse de algún tipo de obseso acosador de niños que se escondiera tras aquella máscara de doctor con apariencia de galeno. Lo cierto era, que no es que inspirase demasiada confianza con aquella máscara.

- Yo soy Kanade, encantada -Dije presentándome al fin al grupo, con aquella voz dulce aun de niña, y por un momento pudiéndose ver una pequeña sonrisa en mi rostro habitualmente inexpresivo.

Merlina parecía sorprendida de que conociera a esta Uroba. Como toda respuesta, asentí y me acerqué a Yukiko, quedándome delante de ella, mientras que respondía con una sonrisa. Entonces se volvió humana de nuevo, y pude mirarle a los ojos azules que destellaban en su rostro de frente. Las escamas que siempre le duraban un rato después de transformarse le daba un toque artístico, exótico, una combinación de colores interesante. Y cómo no, ella era de las mías también. Llevaba ropa que tapaba poquita cosa, lo que a más de un hombre le haría subir los colores. Debía admitir que me gustaba su vestimenta, tan de Lineris.

Bueno, no los conozco a todos, pero...

Antes siqueira de que fuera a decir nada, ya se andaban presentando ellos mismos.

El Galeno sin embargo, se marchó a otro lado con la chiquilla, que si bien la miraba, era bastante mona. Probablemente más mayor sería toda una mujer atrayente. Por otro lado a mí no me gustaba ese tipo, el galeno. Eso de que se fuera a otro lado en una reunión social no me daba buena espina, así que decidí mantener vigilado al tipo y a la niña y observarles sin perder el hilo de la conversción. La muchachita parecía defenderse bien con sus palabras, pero aun así... Parecía tan frágil...

PEro pronto se desembarazó de él y se unió a nosotros.

Bonito nombre, Kanade. Suena a extranjero ¿es posible?

Repuse mirando a Yukiko con atención. Ya habian dicho todos su nombre (o sus supuestos nombres) excepto el ángel caído.

Me incliné, poniendo un brazo bajo mi pecho, saludando a Kanade, con una sonrisa pícara. Siempre estaba acompañando mi expresión aquella sonrisa, era parte de mí, algo que casi nunca desaparecía.Tras eso, me repuse, y miré a los presentes.

Para los que no lo sepan, me llamo Angeline. Y.. Me giré hacia Yukiko y le miré.

¿Ves Yukiko? Todos son muy educados y se presentan antes siquiera de que los presente yo, jijijiji

Sonrei hacia Angeline en forma de disculpa:

- jeje perdona, creo que me podria haber esperado - sonrei con una gotita recirriendome la sien.

Mire a la Uroba sonriendo:

- perdona si te parecimos algo desconfiables, pero no te preocupes, no haremos nada que te incomode - suavizando la voz a un tono mas amable, tal vez asi ya no desconfiaria tanto de nosotros.