Retrace 02: The old prince and the rebellion (Priv. Angeline)

Me interné en territorio renegado, lo que antaño fue la base de operaciones de nuestro peor enemigo ahora se convertiría en lo más parecido que tendría a un hogar... No, eso no sería así, recuperaríamos lo que es nuestro. Pero para eso necesitaba recuperar mi poder, pues el sueño me había dejado muy entumecido, de momento lo mejor que podía hacer era buscar a la otra princesa... ¿Angeline? No recordaba demasiado bien, aún tardaría un tiempo en recordarlo todo. Me adentré en aquel territorio inhóspito con seguridad y seguido de cerca por William, que cargaba con un arcón con mis pertenencias, su fuerza de vampiro contrastaba con su edad así que era una visión bastante cómica. En mi cinturón llevaba mi espada de plata y la espada de hielo forjado, en la espalda carga con Vlad. Al menos no había perdido nada, el resto de mis armas estaban en el baúl. Me concentré en utilizar mi rastreo, para tratar de desoxidarme y pude notar varias presencias rodeándome. Si lo que William me había contado era cierto casi todos los soldados leales habían huido hacía este lugar, así que me la jugué.

-¿Acaso ya habéis olvidado a vuestro antiguo príncipe? -Pregunté con voz potente y decidida, mi aura era una sombra de lo que fue, pero seguía siendo reconocible. Mis esperanzas comenzaban a desvanecerse cuando de repente uno de los vigilantes se asomó, su cara de incredulidad hizo que esbozase una sonrisa sarcástica. -Lo sé, he estado mejor. Ahora llévame ante Angeline, según tengo entendido es la encargada de los renegados.

Con una mezcla entre sorpresa, lealtad y desconfianza el chico se inclinó y me guió por un sendero hacía mi objetivo.

El muchacho encaminó a Walter por un pasillo que, a pesar de mostrarse viejo, mostraba también elegancia. El suelo estaba hecho por losas enormes de mármol negro, con un brillo mate por el uso, y algo desgastada su superficie. Las paredes aún contenían restos de la antigua decoración barroca del ya ex-palacio de Jace, pues no nos habíamos puesto a remodelarlo, y de momento, era lo menos importante, sin duda.

Al final del pasillo, unas viejas puertas de madera de roble estaba custodiada por un distraido vampiro, que repasaba mentalmente una lista de cosas que apenas musitaban y se oían.

El chico se alejó unos segundos de Walter, indicándole con un gesto que esperase un momento. La hoja de la puerta de roble se abrió, y el chico estuvo hablando con alguien al otro lado, y se volvió a Walter raudo, haciéndose a un lado para dejarle paso.

Al entrar, se encontraría con una mujer alta, de cabellos oscuros como el carbón, y piel pálida, casi enferma, con sus costados con forma muy ligera de reloj de arena, y que vestía un vestido negro, que dejaba parte de su nívea espalda al descubierto, desde la cintura hasta el cuello, y sus brazos aparentemente cruzados. Apenas se acercó a la puerta, su voz suave se hizo oir.

Me preguntaba cuándo vendría alguno de mis semejantes con quien antaño combatía codo con codo

Me giré hacia él, con una sonrisa que primero era pícara, pero que luego se volvió una sonrisa de camaradería. Rodeé el amplio escritorio que una vez fue de aquel traidor, y me acerqué al recién llegado,haciendo una leve inclinación hacia delante, sin dejar de escrutar su mirada rojiza con atención

Bienvenido, Walter. Todo un placer volver a verte vivo

El vampiro me guió hacía un palacio decorado de una manera muy barroca, demasiado para mi gusto. Si tuviese que apostar por su antiguo dueño estaba seguro de no ir a perder, solo alguien como él puede tener un gusto tan pésimo. Esperé pacientemente mientras hablaba con quien debía de ser Angeline, sospecha que nos e confirmó hasta que no me indicó que pasase. No había cambiado nada, seguía siendo tan... Ella. Esa sonrisa que no se iba de su cara y esa voz que parecía el ronroneo de un gato, pero ahora no tenía tiempo para esto.

-Lucía está muerta. -Dije sin culparla realmente, únicamente una persona merecía pagar por aquello. Me quedé en mitad de aquella sala sin saber muy bien por donde seguir, en otra situación habría respondido con el ingenio del que solía hacer gala, pero no hoy. Clavé mis ojos carmesí en ella, a pesar de su condición de inmortal se me hizo extraño no ver ningún cambio aparente en ella.

-La reina ha despertado, ¿que vas a hacer al respecto? -Una pregunta comprometida, ¿a quien pertenecería ahora su lealtad? ¿Recordaría lo que era responder ante alguien más? Demasiada incertidumbre, estaba muy cansado pero no creo que pudiese dormir en una temporada.

Me sorprendió con aquella respuesta. Pensaba que usaría su humor irónico, o haría una de sus poses. Pero...No, no podía creer que Lucía estuviera muerta. Mi sonrisa se borró, y me quedé mirando a Walter, primero sin expresión en mis ojos, y luego mostrando seriedad, un ligero enfado. Era como una versión de mí misma mucho antes de perder la inocencia, y me producía pena saber que había muerto. Sin embargo, y antes de que dijera nada, fue directo a mí con aquella pregunta. Me crucé de brazos, sopesando la respuesta antes de decir nada. Si bien era verdad que yo le tenía lealtad a Luccie, no se la tenía tanto a Walter. Para mí era el marido de mi Reina y ya está. Y además, no solíamos tratarnos mucho entre nosotros.

Sin embargo, ahora que ya había tomado un puesto de responsabilidad, tenía claro lo que quería hacer. Aplastar a Jace como a una mosca. Y tenía ahora apoyo para ello, sin duda.

En primer lugar....Me enfurece conocer el destino de Lucía...¿Cuándo?¿Quién fue? Pregunté, paseándome mientras casi hacía la pregunta a mí misma, pero estaba claro que esperaba una respuesta. Después me acerqué a él, y le miré con los ojos serios por primera vez en todo el día.

Le guardo lealtad a la Reina Luccie. Sin embargo, tomé este puesto de responsabilidad, aguardando a una oportunidad para contraatacar. Ya que habeis vuelto, somos más fuertes que antes para tal cometido. Por otro lado, me dejasteis sola, sin avisarme de nada...Tengo que poder volver a depositar mi confianza en vosotros. Aun con ello, os ofrezco sitio aquí, igual que me lo ofrecísteis a mí en el pasado. Luego hablaremos sobre temas de lealtades. Tengo que meditarlo

Después de tanto tiempo esa era la primera vez que veía como cambiaba su expresión, ojalá hubiese sido por otro motivo. La contemplé unos instantes para ordenar mis ideas, la verdad era que no podía culparla, Luccie había ido a buscar respuestas y yo había quedado al mando, de eso me acuerdo, pero una vez dejé de sentirla... El sueño me llamó, no pude evitar caer en el letargo. Después de eso Angeline debió de quedar al mando, fue entonces cuando Itachi aprovechó para dar su golpe, era lógico. Entonces... ¿Por que había entrado yo en el letargo? Era un vampiro joven, en teoría debería haber aguantado muchos años más. Tendría que buscar respuestas, pero no ahora.

-Fue durante el golpe de estado de Itachi, por lo que me ha contado uno de mis hombres ella trataba de salvar a todos los posibles cuando las tropas de Itachi la rodearon. -El tono de mi voz era neutro, completamente monótono, de haberme quedado alguna lágrima que derramar lo habría hecho, pero en su lugar lo único que había era odio, una sed de venganza como nunca antes había sentido. -No se por que caí en letargo, pero se que nunca debería haber ocurrido. -Si no hubiese dormido nada de esto habría pasado.

-Voy a ir a buscar a Luccie, una vez hable con ella hablaremos de tu oferta. Lo que si que tengo claro es que no voy a perdonar a ese traidor. Pagará por todo lo que hizo. -Y dicho esto comencé a andar por donde había venido. Le hice un gesto a William para que se quedase allí con el arcón y cuidase de mis pertenencias mientras estaba fuera. -¿Vienes? -Pregunté a Angeline sin girarme.

Así que Itachi... Jace... Ese gusano que me asaltó por la espalda, 2 contra uno, y encima de forma rastrera... Empezaba a pensar que no me extrañaba que fuera él el culpable de la muerte de Lucía. Últimamente todas mis desgracias las encabezaba él y la sucia de Katerina. Me ponían enferma.

Propuso ir en busca de Luccie, y me pidió que le acompañara, después de dirigirse a la puerta. Me crucé de brazos, y en silencio, caminé hacia él y hacia el pasillo, mientras que, al pasar junto al chico que trajo a Walter hasta aquí le susurré

Búscale un sitio a él y a su esposa. El vampiro que le acompañaba lleva su equipaje, guíale hasta su cuarto

Éste asintió y se dirigió a William para llevarle hacia el otro ala del castillo, para buscar un sitio para sus amos.

Después me adelanté hacia Walter y me puse a su lado, escrutándole con mis ojos rojos que ardían en rabia ahora, aunque poco a poco se iban apaciguando. Posiblemente recuperara mi sonrisa a lo largo del día, pero lo de Lucía me había hecho consternar, sin duda.

¿Dónde se encuentra Luccie?¿Está lejos de nosotros?

Seguí andando sin relajar el ritmo, no quería que Luccie despertase sin estar yo allí, no quería que se encontrase con ninguna otra persona que no fuese conmigo, no al menos hasta que le hubiese dado las malas noticias. Lucia...

Salí de aquel grotesco lugar y desplegué mis alas largo tiempo empolvadas, los músculos se resentían y los huesos crujieron, pero después de unos pocos movimientos de prueba fui capaz de echar a volar.

-¿Las cordilleras de la desesperación siguen existiendo o en mi ausencia ha habido un cataclismo? -Dije con una clara ironía mientras dirigía mi rumbo hacía allí. Puede que esa fuese la única muestra de humor que diese en mucho tiempo.

Off: Nos movemos aquí

Acabamos por salir del castillo, y viendo que extendía las alas Walter, le imité, con cuidado de no estropear la ropa, sacando las alas por las oberturas practicadas en ella, y las estiré, junto con los brazos. Hacái tiempo que no volaba, y tenía las alas entumecidas, aunque no me crujían como a Walter.

Sonreí con picardía de nuevo. Sabía que mi sonrisa no se separaba de mí tan fácilmente.

Me dijeron que un ser gigantesco iba a hacerla cenizas, pero aún se mantiene en pie, jejejeje

Repuse tratando de aportar humor al asunto, mientras le seguía allá donde fuéramos a buscar a Luccie.