Visitando nuevos lugares

Notaba sus tiernos dedos jugando con mi pelo, probablemente para pensar lo que iba a decir con calma, y pausadamente.Entonces levantó la vista a mis ojos y me habló con suavidad, como si quisiera que sus sílabas fueran caricias para mí.

LE parecía bien, y justo.Y que no me dejaría de querer nunca. Eso me hizo más feliz y no me pude contener un abrazo, mientras ella se abrazaba a mí y se apoyaba en mi hombro,sin dejar de mirarle a los ojos a Lysandra, hasta que ya no pude por su apoyo en mi hombro. A sus tiernos ojitos dorados, como si tuvieran trazas de oro.

Ella decía que yo era bella, hermosa, que le podía gustar a cualquiera...Y que lo podía tener todo. No creía realmente que eso fuera así. Pero entonces vi que ella se tiñó de rojo, mientras que yo me sonrojaba por sus piropos.

¿Qué dices Lys ?Si no soy para tanto, jejeje. Bueno, soy imponente y un poco "loba", pero ya está, jejeje

Bueno, en realidad pensaba que algo hermosa sí era, pero no sé si como para tenerlo todo. En cualquier caso, no pude evitar acariciarle la cabeza al verla sonrojada, frotándole el pelo con los dedos suaveemnte.

¿Qué te habrás pensado para ponerte así de sonrojada?

Pregunté, yo también sonrojada, aún pensando en los piropos que ella me había lanzado.

Angeline me abrazó con fuerzas renovadas tras mi respuesta. Aquello me quitó un peso de encima y me dejó mucho más tranquila ahora que sabía cómo podían irnos las cosas. De un vistazo pude ver sus mejillas igual de sonrosadas que las mías, y su bonita risa se me contagió al mismo tiempo, pudiendo resonar en las paredes de la cueva.

-Sí, yo creo que tienes un cuerpo imponente, hecho para seducir tanto a hombres como a mujeres. -hice una pequeña pausa- Pero...¿"loba"?¿Cómo se es una loba?-pregunté con inocencia.

Dije mientras me soltaba de su abrazo con delicadeza y me acercaba al agua, para sentarme en el borde del lado y refrescarme los pies, disfrutando de la ligera corriente que circulaba por él. Estaba pensando en si contestarle a su pregunta o no, así que prefería que no me viese la cara directamente cuando hablé:

-P-pues...no sé, estaba intentando imaginarte cómo serías con un hombre, qué cosas...haríais.

Dije, no sin timidez. Me imaginé a mi vampiresa besando a un supuesto hombre imaginario, acariciándole, excitándolo...y luego traté de imaginarme estando yo en su lugar. No, no me veía. Sacudí la cabeza intentando retirar esa idea de sólo la vergüenza que me daba pensarlo.

Ella reía después de que la abrazara, al mismo tiempo que yo. Eso me hizo sonreir más aún, con mis mejillas aún sonrosadas

Yo tenía un cuerpo imponente según ella. Quizás tuviera razón, y yo fuera así realmente. BUeno, lo soy ¿no? Empezaba a fijarme en que yo no era humilde. ¡Para nada!¡Por supuesto que estoy imponente!¡Estoy buena y soy sexy!

Podía seducir a quien me propusiera. Pero entonces ella preguntó con inocencia qué es ser loba.

Ella entonces se fue a la cavidad con agua marina, metiendo los pies en ella, y me respondió a la pregunta anterior. ¿Cómo sería yacer con un hombre? Ya ni lo pensaba. La única cosa que me ofrecían que fuera buena era su miembro viril. Ella se sonrojó, y me di cuenta de ello, esbozando una leve sonrisa.

Créeme que no tiene nada de emocionante. Ellos sólo saben usar su miembro viril. Es la única cosa que puede gustarme de ellos. Ni punto de comparación en una buena mujer tan sensual como tú

Entonces cerré los ojos, y abrí levemente los párpados, mirándole con sensualidad, y acercándome a ella a gatas,empujé suavemente a Lysandra al suelo, desde un lado suyo, sabiendo que mis senos rebotarían con cada paso que daba hacia delante.

Entonces cuando la tuve ya debajo de mí, me aproximé, sonriéndole con picardía, y relamiéndome los labios. Antes de hacer nada, me separé de ella, y la seguí mirando con sensualidad a los ojos, sentándome a su lado, mientras me quitaba los zapatos. Entonces me reí un poco, sabiendo la vergüenza que andaba pasando Lysandra, y la que pasaría con eso.

Esto...es una demostración de lo que es ser loba.... ¿Te ha gustado? Jejeje

OFF: Me encanta eso de "¡Por supuesto que estoy imponente!¡Estoy buena y soy sexy!" XDD

ON:
-Bueno, entiendo...es que no sé, yo nunca lo he sabido lo que se siente con un hombre así que no tengo ni idea, pero sí puedo decir que contigo me ha gustado mucho y he disfrutado con tu cuerpo.

Dije, respondiendo a su comentario sobre cómo eran los hombres. Sentí como se encendieron mis mejillas, pensando también en lo que opinaba Angeline de mi, era algo que me halagaba mucho.

Cuando la miré de reojo, no pude evitar quedarme mirando hacia su sensual mirada, la cual me dirigía, perversa.
Entonces se acercó, a gatas, como una hermosa y temible pantera, mientras sus pechos se movían al compás del balanceo de sus hombros. Y yo sin poder evitar mirarlos, casi se me caía la baba.

Me empujó suavemente para tumbarme en el suelo y ésta quedó encima mía. Me sonreía y se pasaba la lengua por los labios con lascivia. Me entraron unas ganas de besarla y acerqué mi boca hacia la suya cuando...se apartó de mi.

Me avergoncé enseguida y me puse colorada, mientras ella se descalzaba a mi lado:

-S-sí, ahora creo que me hago una idea de lo que se trata...me imagino que a cualquiera le gustaría tanto como a mí. -dije mirándome el ombligo.

-Tenía unas ganas locas de besarte, Angeline... -dije de la forma más suave y seductora que supe.

Ella respondió con total calma acerca de su desconocimiento con el sexo con un hombre, pero que ella disfrutó mucho conmigo. Eso me halagaba, puesto que no recordaba haber disfrutado tanto como hice con ella de algo así.

Entonces, mientras seguía mi línea de pensamiento, veía cómo se sonrojaba ella de forma notoria justo después de decir que ella era una mujer sensual.

Entonces me dispuse a hacer mi demostración, y veía su mirada de reojo mirarme mientras me ponía a gatas y me acercaba a ella con parsimonía, viendo que su mirada se dirigía hacia algo más abajo que mi cara. Eso me hizo sonreir más pícaramente mientras la tumbaba en la roca suavemente.

Cuando me retiré de ella, pareció que acercaba su boca hacia mí para comerme de un gran beso mis labios.

Me supo algo mal alejarme de ella, y vi que se sonrojaba como un tomate, mientras introducía mis blancos pies en el agua.

Conque a cualquiera le gustaría ¿Eh? sabía usar mi cuerpo para eso. Me alegraba saber que a ella le gustaba, porque si con tanta parsimonía lo hacía era para provocarle el mayor deleite posible a mi querida Lysandra

Ella bajó su mirada, y suavemente, con un tono sensual en su voz, dijo que tenía unas ganas locas de besarme. Eso encendió una antorcha en mi interior, pero debía relajarme. Después de todo, era una visita por una cueva. Aun así, quise darle el gusto a Lysandra, y me aproximé a ella de nuevo, apoyándome en su tierno cuerpo sensual, y tomándole las manos suavemente.

Créeme... Yo también...

Uní entonces nuestros labios, provocando una caricia entre ellos, un roce sensual, que parecía no acabarse, y no hacía más que activarme mi líbido, pero traté de acallarla un poco, introduciendo un poco mi lengua en su cavidad bucal

Cuando alcé la vista, ella tenía los pies metidos en el agua, al lado de los míos. Se acercó más desde un lado, y se apoyó en mi, uniendo nuestras manos. Yo le acaricié el dorso de la mano con los dedos, moviéndolos despacio para disfrutar de la suavidad y frescura de su piel de mármol.

Entonces acercó su rostro hacia el mío y nuestros labios se tocaron. Primero en una intensa caricia y luego con una excitante y mayor presión. Sentí la punta de su lengua rozando el interior de mis labios, buscando la mía. Los abrí un poco más para mostrarle el camino, y le recibí con un suave movimiento de mi lengua contorneando la suya.

Eso me provocó un suspiro y enterré mi mano en su pelo, por detrás de su nuca, la cual me dedicaba a acariciar. La otra mano seguía con la suya, entrelazando nuestros dedos, apreté para transmitirle una cariñosa presión.

Nuestras lenguas se reencontraron y danzaron durante unos momentos más, y luego me separé de ella, retiré mi mano se su nuca, arrastrando las yemas de los dedos por detrás de su oreja, su cuello, el borde de su mandíbula y por último su labio inferior, percibiendo los restos de mi saliva brillando contra esa parte tan tierna y carnosa.
Le sonreí y le dediqué una mirada llena de afecto mientras hacía aquello.

Su piel se había rosado y los labios oscurecido de un tono que me hizo tener más deseos de besarle, pero en lugar de eso me contuve, y me apoyé en su hombro, que me pillaba a la altura perfecta.

Con mis pies, busqué los suyos en el agua y empecé a juguetear con ellos, entrelazándolos y acariciándole el dorso de los pies con la planta. Mi mano seguía entrelazando nuestros dedos con cariño.

-Me alegro de haber hablado contigo -le confesé. Decir algo más en un momento como ese me pareció totalmente prescindible, y disfruté de las sensaciones que me embargaban en aquel lugar.

Mientras entrelazaba los dedos con los suyos, notaba una suave caricia en el dorso de mi mano en 5 puntos distintos, casi equidistantes entre sí.

Y mientras besaba sus tiernos labios, noté que los abría un poco para dejarme introducir mi lengua en su boca, dejando que se enredara con la suya en una caricia sin igual, especialmente rodeando ella mi lengua con la suya.

Noté su mano hundiéndose en mis cabellos y masajeándome la cabeza mientras que apretaba su mano suavemente. Mi otra mano se dispuso en su espalda, tratando de abarcarla aun sabiendo que fuera imposible, con la mano abierta, y la paseaba por su espalda suavemente.

Después de unos segundos besándola, se separó ella de mí, y suspiré suavemente, mientras notaba su mano yendo de su nuca a mi mejilla, y de mi mejilla a mi mandíbula, y de ésta a mis labios, provocándome una corriente suave que me recorría desde esos puntos hasta la columna. Mientras eso ocurría, tenía mi mirada clavada en sus tiernos ojitos dorados que me miraban con ternura.

Ella estaba algo sonrojada, como una chica tierna, que parecería que se pudiera romper con tocarla de lo delicada que es. Y entonces se apoyó en mi hombro suavemente, y yo la arropé con mis brazos alrededor de su cintura.

Entonces en el agua noté sus pies fresquitos acariciarme el dorso de los míos, mientras que yo le acariciaba la espalda con una de mis manos mientras que con la otra la atraía a mí con suavidad.

Le acaricié la cintura con la mano suavemente, en silencio, mientras que ella decía que se alegraba de hablar conmigo... Cerré los ojos, dejando la paz del momento reinar en el lugar, mientras acariciaba a Lysandra con mis manos, y notaba su calorcito junto a mí. Tenía claro que quería dormir con ella esta noche, y ya no sólo por tener sexo con ella, sino dormir... Sentir las caricias de una persona por la mañana

Acariciaba sus pies, un poco más grandes que los míos, que tenían unos dedos bonitos y estilizados. Noté su mano deslizarse por mi espalda en una caricia, y cómo me acercaba suavemente hacia ella, acortando distancias todo lo que nos era posible.

Luego me sostuvo por la cintura mientras hablaba, pero luego ella también se quedó en silencio y yo escuché atenta su respiración. Los ojos se me cerraban solos de lo relajada que me encontraba en aquella situación, pero era de día, así que los abría, y me deslicé de entre sus manos para desabrocharme las correas de la espada y dejarlas a un lado.

Me quité el mono que me cubría y lo dejé donde cayó, dejando al descubierto una camiseta de tirantes y unos pantalones muy cortos y ajustados, para luego dejarme caer de cabeza al pequeño lago. "Total, ya estaba mojada" pensé.

Salí a la superficie, echándome el pelo para atrás, y me acerqué a los pies de Angeline sinuosamente, sin sacar más que los ojos por encima del agua, como una anguila acechando.
Me abracé a sus piernas y me balanceé:

-Uhmm me encanta el agua, está buenísima, ¿no te gustaría bañarte conmigo?

No esperé a que respondiese. Con un movimiento rápido, le agarré de las manos y tiré de ella hacia mi para que cayese en el agua, ropa incluida.

Notaba un ligero cosquilleo cada vez que rozaba sus pies con los míos con suavidad, y noté su calorcito entrarme como si fuera un ligero líquido calentito penetrando en mi cuerpo poquito a poco. Y mientras la pegaba a mí, apenas escuchaba el sonido de su respiración pausada, y el palpitar de su corazón... Tan tranquilo... Tan relajado....

De repente se deslizó de entre mis brazos suavemente, y se fue quitando la ropa pieza a pieza. Empecñe a sonrojarme ¿era su nueva forma de seducirme? Se quedó en una camiseta de tirantas y pantalones cortos y ajustados, cosa que me sorprendió ver en ella. ME sonrojé levemente, quizás algo "extasiada" por su visión. Sin embargo, cuando esperaba que se me iba a echar encima de mí, se fue y se tiró de cabeza al agua tal y como estaba.

Parecía como un pez en el agua, nadaba con gracia y estilo, moviendo sus piernas con calma, pero sinuosamente.

Entonces volvió hacia mí, sacando los ojos apenas, hacia mis pies, con la mirada penetrante, pensando que de nuevo, iba a seducirme de alguna forma. Y me encontré con la gran sorpresa de que me cogió por las piernas de forma repentina.

Bueno... No estaria mal, jejeje Fue mi respuesta a su pregunta.

Pero para mi sorpresa, ni me dejó cambiarme ni quitarme nada, y me tiró al agua, con ropa y con todo lo que llevara encima, menos los zapatos.

Me hundí completamente en el agua, y me dejé caer al fondo, tras lo cual, me impulsé desde ahí, y tratando de ir lo más deprisa posible que me permitía la casi nula hidrodinámica de mi ropa, llegué hasta la superficie y mostré un rostro aparentemente molesto

¡Eeh!¡Yo esperaba que al menos me dejaras quitarme algo!

Por suerte no tenía ni un pergamino entre la ropa, o algo así. Sólo mi pesada espada, que me desaté lo más rápido que pude, y la coloqué en la roca, desenfundada para que se secara.Eso ya era otra cosa. Me acerqué hacia Lysandra de unas pocas brazadas, y abracé mis piernas alrededor de su cintura.

Conque tenemos a una chiquilla graciosilla ¿eh? Jejeje

Entonces doblé mi cintura de manera que por el agarre de mis piernas la hundiera un poco en el agua, lo suficiente como para cubrirle la coronilla, y le quité las piernas de encima, sumergiéndome delante de ella, y sonriéndole algo pícara

Mientras me estaba quitando la ropa observaba la forma en que me miraba Angeline. Tenía los ojos clavados en mi cuerpo y casi parecía que quería ver a través de mis últimas prendas de ropa. Su cara se tiñó de rojo, yo la sonreí pícara y entonces fue cuando me tiré al agua.

Sumergida me movía con soltura, daba vueltas de un lado a otro tras tirarla para que se bañase también. Nadó como pudo hasta la orilla del lago y dejó su espada sobre una roca para que se secase. Se mostró un tanto molesta por lo que había hecho, pero esperaba que se le pasase.

-Bueno, lo siento Angie...pero bueno, eso tiene fácil solución. -dije mientras nos acercábamos la una a la otra nadando.

Cuando llegamos, ella me rodeó con sus piernas a la altura de la cintura y me hundió completamente, cosa que me esperaba.
Yo ya estaba acostumbrada a esos juegos desde pequeña, cuando jugaba alguna vez con los niños humanos, y sabía aguantar bastante la respiración.
Me desprendí de sus bonitas piernas y buceé dando vueltas a su alrededor, y aún sumergida me coloqué en su espalda y empecé a desatar los lazos que sujetaban su vestido hasta que estaba lo suficientemente desabrochado como para deslizarlo por sus hombros hacia abajo y sacarlo por sus pies.

Rápidamente me acerqué hasta el extremo más cercano y tiré su vestido hecho una bola a la orilla. Me volví hacia ella para mirarla:

-¿Te parece bien así? -dije riendo mientras me acercaba a grandes brazadas.

La solución desde luego era bien fácil, y para ella más aún, cuando se zafó de mi abrazo de piernas, y se me dispuso a la espalda. Notaba su cuerpo calentito rozarse con el mío, mientras que... notaba mi vestido cada vez más flojo... Hasta que la suave tela húmeda se deslizó por mis hombros y por las piernas, dejándome en un corsé de tela recia y unas braguitas negras de encaje.


Sentí algo de frescor en cuanto me quitó la ropa, y vi cómo la lanzaba afuera y se acercaba a mí a brazadas. Me impulsé hacia ella, y me abracé como un mono a su espalda, susurrando junto a su oído.

¿Tú qué crees? Jejeje..

Repuse presionando mis senos contra su espalda mientras mis brazos se abrazaban por su cintura, y ascendían un poco hacia arriba, pero sin llegar a sus pechos.

¿Crees que me parece bien? jejeje

Mientras me acercaba, miraba su cuerpo cubierto ahora solamente por su corsé y sus braguitas negras. Era una ropa interior muy sensual, y más aún comparando la que yo llevaba puesta, que eran unas prendas simples y cómodas, de colores claros.

Cuando nos tocamos, eramos como un Yin-Yang en el agua, con aquel contraste de colores.
Ella se abrazó por mi espalda y me susurró al oído. Fue un susurro apenas audible en aquel silencio que reinaba, quitando el rumor del agua y de las olas que rompían en el exterior.

Aunque no tenía mis ojos puestos en su rostro, deduje una sonrisa en su forma de hablar. Su aliento contra mi oído me produjo un escalofrío y podía notar sus blanditos senos sobre mi espalda. Sus brazos empezaron a subir y yo me sonrojé, al mismo tiempo avergonzada y excitada, pero no llegó a tocarme el pecho, sólo se quedó más abajo.

Me dejé abrazar, mientras trataba de mantener ambos cuerpos a flote, nadando despacio, agitando apenas el agua que nos rodeaba, por lo que estaba totalmente cristalina y podía ver el fondo si forzaba un poco la vista.

-Creo...creo que ahora si te parece bien. Y al menos yo prefiero que sea así, hehehe. -dije sin alzar mucho la voz, intentando no romper el silencio bruscamente.

-Bueno, ¿Qué te parece este sitio? La verdad es que a mi me parece un rinconcito estupendo, no creo que haya entrado mucha gente por aquí.

Me quedé un momento quieta, y extendí un brazo hacía atrás, recorriendo con mi dedo índice una línea que dibujé en su glúteo, tocando la tela de encaje y parte de su muslo. No sé por qué me dieron ganas de hacer aquello.

-¿Quieres...quieres que durmamos juntas esta noche? -pregunté, con las mejillas encendidas.

El tenerla tan cerca de mí a veces me producía un calor tremendo en mi interior. Y ella con una ropa tan ajustada y pegada a su cuerpo, que casi se transparentaba por estar mojada, ya me ponía algo "alterada". Para mí, cualquier cosa que se pusiera, podía hacer que la viera sensual en un momento.

El silencio que se produjo cuando le abracé sólo fue roto por mi voz susurrante. Y por supuesto, estaba sonriendo, esperando con ansia su respuesta.

Solté las piernas de su cuerpo y las movía suavemente para tratar de mantenernos a flote, como si fuera la colita de un pececito, que se agitaba suavemente para mantenerse. Y el agua apenas se movía, parecía que estuvera el mar como un plato.

Deduje que sonreía a juzgar por cómo hablaba, y que también se sonrojaba, a juzgar por el calor que desprendían sus mejillas de forma repentina.

Y prosiguió preguntándome sobre el lugar. A mi me parecía francamente maravilloso. Y fuera donde fuese, me iba a gustar siempre que fuera con ella.

Acerqué de nuevo mis labios a su tierno oído y volví a susurrar suavemente.

A mi me encanta... Sabes que contigo, cualquier sitio es precioso. Y adoro que me enseñes cosas a mí... Me hace sentir joven..

Dije sonriendo, en bajo volumen junto a su oído.

Justo después de eso noté un dedo suyo provocándome un leve cosquilleo en uno de mis glúteos, y paseándse en una línea recta. Y tras eso me preguntó si quería dormir con ella esta noche.

Me solté suavemente de ella, y me puse frente a ella, mirándola a los ojos con una sonrisa entre tierna y pícara, puesto que la invitación podía interpretarla de dos maenras.

Por supuesto... Nada me gustaría más que dormir contigo...

Repuse abrazándome a ella, con las manos por sus muslos, que con los dedos extendidos, ascendí pasando por sus glúteos, y cogiéndolos como si fueran dos almohadas blanditas, sin apretar demasiado.

Entonces la miré a los ojos con serenidad y susurré, cerca de ella.

¿Dónde sugieres dormir esta noche, preciosa sirena de Hánade? Me encantaba comparar a las personas bellas con seres bellos. Auqnue claro, había sirenas poco agraciadas, pero de esas veía más bien pocas. Igual que las lamias. Normalmente son atractivas... Para atraer a sus presas y hacerlas caer. Supongo que por eso tenía éxito en mi caza cuando necesito sangre.

De nuevo, Angie susurró en mi oreja. En esta ocasión sus labios rozaron por la zona en una leve caricia, y eso junto su voz me provocó una extraña sensación en mi interior. Joven, decía...

Después relajó sus piernas y me soltó, poniéndose delante mía. Me mostró una sonrisa que no supe muy bien descifrar pero que me gustó igualmente. Luego me respondió que le encantaría pasar la noche conmigo, eso me alegró mucho, estando así con ella era lo que deseaba una vez más.

-Vaya, hasta ahora no te he preguntado pero tengo curiosidad...¿Cuántos años tienes? -pregunté con interés.

Entonces me abrazó en el agua, y sentí sus manos descendiendo por mi espalda hasta alcanzar mis nalgas, que presionó levemente. Eso me hizo dar un respingo, agitando el agua a mi alrededor y salpicando un poco, pues fue una mezcla entre gusto y cosquillas, que me arrancó una risa nerviosa.

Me callé cuando escuché lo de "sirena de Hánade", aquella comparación con una criatura tan míticamente bella me sonrojó bastante. Me costó responderla algo coherente:

-Eh...pues...la verdad es que no lo había pensado...no sé dónde podría ser...-intentaba pensar en algo.

Era curioso que le picara la curiosidad. ¿Justo ahora le dió por preguntarme la edad? La verdad es que era algo que me daba algunas veces vergüenza decir. Me sonrojé un poco de pensarlo. ¿No se espantaría si le dijera mi edad real?

Primero preferí terminar de acariciarle la espalda y llegar hasta sus nalgas, y vi cómo ella dió un respingo, agitando el agua y salpicando. Y se reía nerviosa, y más nerviosa se puso, y lo noté en sus nalgas, cuando la comparé con una sirena.

Pero ella desconocía el rubor que me causó su pregunta.

Así que me dirigí a ella, algo ruborizada, y con la vista bajada, que acabó en sus turgentes pechos, pero que elevé rápidamente a su cuello, para luego volver a sus ojos dorados.

No te espantarás si te lo digo.. ¿no, Lysandra? Y te la diré si me muestras tu forma dragón después...

OFF Caso de que diga que sí

Citación :

ON
Entonces al ver que se espantaría, decidí callarme un poco, mientras apoyaba mi frente en su hombro suavemente, tratando de ocultar mi rubor en ese momento

OFF Caso de que diga que no se espanta

Citación :

ON Hundí mi rostro en el espacio entre su cuello y sus ahora duros pechos, ruborizada, mientras que con los dedos hacía circulitos en sus nalgas.

Bueno...Tengo 1107 años ya... Repuse hundiendo más profundamente mi rostro en su pecho, casi como si quisiera meterlo dentro de su camiseta para que no me lo viera, y me quedé en silencio, oliendo el aroma que desprendía su pecho muy diluido por el hecho de estar mojada toda ella, para así tratar de tranquilizarme un poco. Estaba tela de nerviosa. Nadie nunca me había preguntado por mi edad jamás

Ella se quedó cabizbaja, con las mejillas encendidas, pero luego levantó la cabeza y fijó sus ojos rojos en los míos. Me dejó caer que si lo decía yo tendría que transformarme en dragón.

-¡Claro que no me asustaré! No te preocupes, tengas la edad que tengas, mis sentimientos hacia ti no van a cambiar, preciosa.

Me di cuenta de que el piropo me había salido solo, y no era algo habitual en mi, pero me parecía un adjetivo tan obvio que me parecía apropiado decirlo para que se animase.

Hundió su cabeza en mi pecho de forma repentina, para situarse enseguida entre mis pequeños senos, mientras recorría mis nalgas con la punta de los dedos. Escuché su contestación, que sonaba amortiguada al haberse pegado tanto a mi piel. Me quedé estupefacta con la cifra: 1107 años.
Me quedé pensando en todas las cosas que podría haber vivido en tantos años. ¿Habría sido siempre así? ¿Qué habría experimentado tiempo atrás? Y...¿Cuántas personas habrían descubierto su cuerpo como yo lo había hecho? Mi imaginación no era capaz de abarcar tantos acontecimientos en tanto tiempo.

-Vaya, es un número imponente, no te lo niego...Pero mira, ¿ves? Ya está, dicho. No ha sido para tanto, Angeline.

Traté de esconder mi sorpresa con una sonrisa y le di un beso en la frente, que era lo que tenía más a mano.

-Lo único que visto así...tengo que ser un bebé para ti, ¿no? -dije con una risa nerviosa mientras seguíamos abrazadas. Ahora yo fui la que se acurrucó en su pecho, como una niña pequeña, mientras ambas flotábamos en la superficie del lago.

-Yo solo llevo 19 años en el mundo...y ni siquiera puedo hacerme una idea de como sería cuando tu viniste a él...-dije en un murmullo, más para mi misma que para ella.

Me dijo que no se asustaría y me dijo su primer piropo del día. Preciosa... Era simplemente bello. Eso me provocó un sonrojo, y escondí mi rostro entre sus pechos duritos, mientras pronunciaba la cifra y acariciaba sus nalgas, hasta que dejé de frotar mi mano con su cuerpo, y me quedé en esa posición. Los segundos que pasaron desde ahí hasta que ella hablara parecieron siglos. ¿Qué estaría pensando ella?¿Ahora me vería como una abuelita?

Pero al parecer, en lugar de eso, ella simplemente dijo que ya estaba, que no pasaba nada. Y era cierto, no hizo nada que pudiera hacerme sentir avergonzada. Sin embargo, ella mencionó, algo nerviosa, que para mi era un bebé casi seguramente, lo que me provocó una estela de rubor en mi rostro. Entonces se acurrucó en mi pecho, hundiendo su rostro en mis senos, con lo que no podía ver su carita tierna, y la rodeé suavemente, mientras ella se abrazaba a mí, con un brazo.

Un susurro salía de sus labios. 19 años tenía ella... La verdad es que la época era diferente, bastannte. Ya las mujeres tenían más libertades que antes. No sólo eso, sino que en muchas razas, eras quienes mandaban al parecer.

Le di palmaditas suaves a Lysandra mientras la sostenía con un brazo para que usara mi pecho como almohada y no tuviera que mantenerse tan a flote, y le susurré al oído, sonrojada.

Pues no me pareces un bebé... Me pareces bastante madura... Lysandra... A veces te miro con maternisdad, pero eso no quita mis sentimientos... Supongo que es porque siempre quise ser madre... Y te aseguro, tu vida es muy bonita. Has nacido en el mejor tiempo que conozco para una chica como tú

Sentí la palma de su mano dándome unos golpecitos suaves y acompasados en la parte alta de la espalda, mientras me rodeaba con el otro brazo. Me respondió mediante un susurro con tono gratamente amable, con su cabeza cerca de mi oreja. La miré por el rabillo del ojo y pude ver sus mejillas encendidas, lo que hizo que me sonrojase yo también.

-Vaya...gracias Angeline.-dije yo también, dándole un beso tierno en la mejillas que tenía al alcance- Es un consuelo y un halago escuchar esas palabras de alguien que ha vivido tanto como tu. Pero no sabía que querías ser madre...¿Los vampiros no pueden serlo o algo así?

Luego, suavemente y con tranquilidad, dejándola tiempo para explicarse, tomé su mano y le acerqué, nadando, hacia la orilla del lago. Salimos y me senté con ella en la parte más seca, para intentar secarme un poco antes. El agua salada se resbalaba por mis cabellos y formaba gotas en las puntas que iban haciendo dibujos sobre la roca. Me escurrí como pude la camiseta interior que llevaba puesta y los pantalones por los costados, despegándome la tela de la piel.

Pasé mis dedos entre sus cabellos para desenredarlos un poco y adecentarla. Dando un suave masaje al deslizar las yemas de los dedos desde el nacimiento del cabello por la frente y llegar a su nuca. Lo escurrí por las puntas y volví a pasar los dedos para que no se quedase apelmazado.

Disfruté el momento en silencio, escuchando su respiración, y cuando terminé me coloqué enfrente suya para decirle:

-Bueno, antes de responder a mi pregunta, me has pedido que me transforme en dragón, ¿no es así?

Me di cuenta mientras susurraba, que sus mejillas nabían adquirido un tono rojizo qiue la hacía mona y linda, como siempre estaba para mí en realidad. Lysandra a veces era un angelito, incluso a veces demasiado buena.

Y su susurro en mi oído, con aquel tonito suave, tierno y amoroso, halagando mi experiencia en la vida, me hizo suspirar suavemente cerca de su oído. Y mencionó lo de que quería ser madre y ser vampiresa. Tenía una respuesta para eso, pero antes de dársela, me condujo hacia la orilla tirando suavemente de mi mano, con extrema delicadeza, hasta llevarme a una parte seca, donde me senté a su lado. Mi ropa apenas requeriría tiempo para secarse, excepto mi vestid, así que ni me molesté en escurrirla. Y vi cómo sus cabellos dejaban caer un hilillo de aguaa, haciendo formas en la roca, formas de espiral, mientras se acomodaba y se escurría la ropa.

Veía fijamente cómo escurría ella su ropa, y casi viendo totalmente su pecho cuando se separaba la camiseta para escurrírsela. Más aún, cuando la soltó, se le transparentaba un poco, lo suficiente para que me sintiera un pelín excitada, pero me traté de contener por todos los medios.

Por suerte ayudó que ella empezó a adecentarme el pelo, desenredándolo con sus finos dedos suavemente, y acariciándome el cuero cabelludo por consiguiente. Cerré los ojos lentamente, y me dejé hacer por ella, respirando lentamente, notando su caricia, que casi parecía que me acariciaba el alma con tanta ternura que desprendía.

Entonces se puso frente a mí y me preguntó si quería que se transformara en dragón. Le tomé la mano suavemente, mirándole con una sonrisita algo nerviosa, y con mis mejillas sonrojadas.

Pues... Sí, me encantaría verte transformada en dragoncita... Quiero saber más de ti
Y esa es una buena forma creo yo... Tiene que ser precioso...

Mi mano ascendió por su brazo, y le acaricié con las yemas de los dedos, desde la palma, hasta el hombro, donde fui a su mejilla, rozándole con el reverso de los dedos suavemente.

Claro que, sólo si tú quieres, vida mía

Antes de que la llevase para salir del agua, Angeline soltó un suspiro en mi oreja que me dejó sin aliento, haciendo que se me erizase toda la piel del cuello y la nuca.

Cuando me puse a escurrir mis ropas, miré de reojo a la vampiresa, que me observaba fijamente todo el cuerpo, sin ella hacer nada porque sus ropas se secasen antes. Me percaté de cómo su mirada se detuvo más tiempo a la altura de mis pechos y se sonrojaba levemente. Incliné el cuello para mirarme y me di cuenta de que la tela mojada dejaba que se transparentase mi piel peligrosamente. Me sonrojé, pero dejé la tela como estaba, total, ella ya me había visto mucho más al descubierto.

Al preguntar si quería ver mi forma de dragón, Angie tomó mi mano con cariño, con sus mejillas teñidas de esa forma y color único que tanto me gustaba. Contestó, afirmando, con un tono muy dulce que me hizo sentir como si me fuese a derretir y fusionar con el agua allí mismo.

Su mano ascendió muy lentamente por mi brazo, haciéndome cosquillas con las yemas de los dedos en mil pequeños puntos diferentes. Llegó hasta mi hombro y luego continuó hasta llegar a mi mejilla. Mientras hizo aquello, yo me quedé en silencio, respirando muy lenta y superficialmente.

Asentí con la cabeza de una sacudida, intentando despejarme para lo que iba a hacer. Me levanté y fui caminando a pasos pequeños hacia el borde del lago, por la parte que parecía menos profunda, pues como dragona ocuparía un espacio mucho más amplio que como humana y no entraría simplemente cerca de donde se encontraba la vampiresa.

La miré con una sonrisa, levantando más una comisura que la otra y le di la espalda. Cerré los ojos, haciendo lo que me habían enseñado tiempo atrás. Al segundo pude sentir como mi alma y el aura que ésta proyectaba se liberaba y se expandía más allá de los límites de mi cuerpo humano, tomando una gran forma con garras, cuernos y dos enormes alas.

Cuando abrí los ojos, me di la vuelta lentamente para ver su reacción. Tuve que agacharme para mirar desde más abajo, pues me había quedado por encima de la altura de Angeline. Estiré un poco las alas y las volví a plegar. Tenía la mitad del cuerpo metido en el lago, con las patas traseras sumergidas y las delanteras sobre tierra firme.

-¿Y...bien? -dije con mi cambiada y profunda voz- ¿Que te parezco tan...poco humana?

Me quedé fijamente mirándola a su pecho durante unos segundos, y pude ver cómo ella se miraba y se sonrojaba al darse cuenta de lo que ocurría, pero pareció no importarle demasiado.

Y mientras le acariciaba el brazo con ternura y amor, ella parecía quedarse en silencio. ¿Le estaría gustando? Algo me decía que sí, porque su rostro mostraba una actitud de paz total en ella. Parecía sumirse en el océano de la tranquilidad, que relajaba todo su cuerpo poco a poco.

De repente asintió con una sacudida y se levantó del suelo, y yo me quedé mirándola, sentada, viendo que iba hacia el agua. Vi una bonita sonrisa, de autosuficiencia, antes de darme la espalda e introducirse lentamente en el agua, como una sirena que escapaba de la captura de los marineros.

Entonces empezó su forma humana a cambiar, a hacerse más y más grande, y a adquirir un tono verde escamoso, y su piel tornarse escamosa. Empezaron a aparecer cuernos en su cabeza, su cara a alargarse y tomar forma de hocico, y vi sus ojos hacerse más grandes, aunque con el mismo color y forma que siempre, cuando se giró hacia mí lentamente.

Me quedé totalmente petrificada, sorprendida, gastando mis energías sólo en observarla

Vi su hocico cerca de mí, y casi como si estuviera hechizada, me acerqué lentamente a tocarlo con la mano, paseándola por su coronilla entre sus cuernos y sus orejas suavemente, casi sin fuerza. Era un ser bellísimo... Sin par...¿Cómo era posible que siendo una criatura que infundía temor en el ser humano, para mí era de los seres más bellos que hubiera en Yggdrasil?

Vi sus preciosas alas desplegarse un poco y volverse a plegar.

Su voz había cambiado un poco, pero seguía teniendo su tono dulce, aunque fuera más grave y profunda, reconocía su voz en ella.

Al darme cuenta, le acaricié la cabeza con algo más de intensidad y cariño, siempre despacio, notando cada escama de su cabeza, y mirándola de cerca, notando su cálido aliento en mi rostro, mi cuello y mi pecho, ya que su aliento abarcaba mucho espacio.

Lysandra... Aunque no parezcas humana ahora... Por un momento he pensado que estaba viendo un ser mítico y mágico de leyendas... Eres preciosa....

Repuse tras lo cual me abracé a su cabeza suavemente, recostando mi cabeza en su cuello, sin poder dejar de acariciar su cabeza

Me siento igual que alguien que se derrite por algo o alguien... Me derrito por ti, Lysandra...

Al mirar hacia donde se encontraba mi bella vampiresa, vi que se había quedado paralizada, aún sentada. Al principio tuve miedo de haberla asustado con mi forma draconiana, cuando se levantó. Pero en lugar de encaminarse en dirección opuesta, se acercó para tocarme con sus propias manos.

Puso su diminuta mano, en comparación con mi actual tamaño, sobre el hueco que había en mi cornamenta. Solté un suave rugido, complacida por su reacción, su suave caricia, que me transmitía su cariño único con una ligera presión sobre mis escamas.

-Tranquila, no voy a hacerte daño, Angeline. -dije con simpatía, bajando el tono- Nunca podría.

Luego ella habló y yo la miré fijamente. Aunque no sabía cómo se vería un dragón sonriendo, en mi interior sentía una cálida y amplia sonrisa. Acto seguido, me rodeó por el cuello con sus bracitos, y apoyó al cabeza en mi, mientras que con una mano seguía acariciando mi cabeza.

Aquello se convirtió en un momento muy especial y bonito, y le respondí, con un rugido parecido a un ronroneo, rodeando un poco su costado con mi cuello mientras me abrazaba y apoyando la cabeza suavemente en su espalda.

-No sabes cuánto me alegro de que te guste como soy, Angie. -dije pausadamente- Además, yo también me siento muchas veces así, contigo. Aunque ahora mi tamaño sea mayor, en realidad me siento muy pequeña a tu lado, pero a la vez muy protegida. Y por eso quiero que sepas que te protegeré como pueda...y aprenderé a hacerlo lo mejor que pueda. Si alguna vez te ves en problemas, no tengas reparos en venir a buscarme.

Para mí, era enorme, en comparación. Mis manos apenas abarcaban un trocito de su cabeza, aunque trataba de mostrarle todo mi cariño aun así.

Sonó un sonido profundo en su garganta, pero parecía de gusto, y eso me tranquilizó, provocando que sonriera. Y sobraba que dijera que no me iba a hacer daño. Eso yo lo sabía ya. Tenía confianza ciega en ella.

Poco después, mientras me abrazaba a ella y proseguía acariciándola, oí un sonido.. ¿un ronroneo?¿Un dragón podía ronronear? Eso es lo que parecía.

Y su cabeza me daba calorcito por la espalda mientras tanto, mientras que ella susurraba.

Bueno.... Si te sientes pequeña, déjame cuidarte para loq ue queiras. Muchas gracias, Lysandra... Tendré en cuenta tu oferta... Pero no dudaré en protegerte a ti cuando te haga falta... Yo soy algo orgullosa, no sé si podría pedirte ayuda... Aunque en circunstancias varias quizás sí...

Dejé de acariciar su cabeza, dejándome caer sobre su cuello, y abrazando su cabeza cno ambos brazos, que apenas le rodeaban la mitad de su cabeza.

Te quiero... Seas humana, seas dragona...

Sentía su piel algo cálida junto a la mía fría por el agua, y por naturaleza, y tras un buen rato abrazada a Lysandra, me solté lentamente, sin ganas de soltarla, y me senté de nevo en la roca, con los brazos rodeando las piernas.

Ay... ¿Cómo harás para que me encantes de esta manera? Ahora me gustaría volverte a tener abarcable...jejeje...Y además, tienes un lugar que enseñarme ¿no?

Angie agradeció mi sugerencia, aunque decía que el orgullo muchas veces le impedía solicitar ayuda ayuda.

Dejó de acariciarme y se colgó de mi cuello, rodeándome con sus dos brazos, más fríos en comparación con mi cuerpo de sangre caliente. Froté mi cabeza contra ella suavemente en un gesto cariñoso, aunque se me hacia extraño hacer cosas así como dragona.

-Yo también te quiero, Angeline. -le respondí.

Cuando dejó de abrazarme, se sentó en la roca y le observé mientras decía que le gustaría que volviese a mi forma humana. Parpadeé un poco confusa, pero en realidad, era peligroso quedarme más tiempo en esa forma, pues la zona era transitada por muchos humanos también y podría ser descubierta. Además de que era imposible que saliese por alguna de las aberturas de la cueva.

-Está bien, claro, si ya estás satisfecha, volveré a transformarme.

En un abrir y cerrar de ojos, mi figura volvió a ser la de una humana más, situada justo al borde del agua, así que por suerte no me volví a empapar. Me acerqué hasta Angeline, me arrodillé y la rodeé con los brazos, hecha una bolita como estaba:

-Jejejeje bueno, entonces ¿qué más quieres ver? -dije, tras posar mis labios en su coronilla.

El roce de su cabeza con mi frío cuerpo empezó a proporcionarme un calor agradable en mi espalda.

Al parecer mi sugerencia le extrañó al principio a juzgar por su parpadeo, pero era lo mejor para que pudiera moverse con naturalidad. Así que poco después ella lo hizo, y se quedó al borde del agua, de donde se levantó y fue hacia mi, donde me rodeó con sus tiernos brazos, gesto que le devolví con amor, pero más dejándome hacer que haciendo yo.Noté sus suaves labios en mi coronilla, después de que preguntara que qué quería ver.

Sin mirarle, ni alzar la cabeza, respondí.

Bueno... Aparte de tu bello cuerpo expuesto... Lo que quieras, amor mío... LO que sea estará bien

Repuse mirándola primero con una sonrisa pícara para luego, mirarla con dulzura, mientras enterraba mi cabeza entre sus pechos. Después la miré separándome un poquito, sin dejar que ella me soltara, acariciándole la espalda con las manos.

Recuerdo que... Había otro lugar que querías enseñarme ¿no era así?