Sin mirar atrás (Libre)

Llevaba un ratito volando cuando por fin divisé una forma draconiana verde volando detrás de mí. Aminoré un poco la velocidad para que ella me alcanzara y pudiera ponerse a mi lado, no debía olvidar que prácticamente acababa de emprender el vuelo como si tal cosa, después de afirmar que nunca antes había volado.
Pero le estaba saliendo realmente bien hasta el momento, en realidad no era tan difícil, era algo innato en nosotros. Simplemente había que experimentarlo alguna vez.

-¡¡ Bien, muy bien !!, pero volar en línea recta y a baja altura es muy fácil. Vamos a probar algo nuevo.- Dije después de un rato de volar con ella al lado.

Luego aleteé mas fuerte para coger impulso y elevarme mas aún mientras viraba a la derecha, en dirección a la capa de nubes que se encontraba a bastantes metros por encima de nosotros. Iba a complicar la clase un poquito, de forma progresiva para que ella fuera aprendiendo a controlar mejor sus capacidades y habilidades draconianas y de paso nos refrescaríamos con las corrientes de aire que

La visibilidad empeoraba con la bajada del sol, pero el resto de mis sentidos que notaba agudizados como dragón, me ayudaban a contrarrestar ese detalle sin problema.
Intenté alcanzar a Axel, que se había adelantado un poco, pero en cuanto avancé unos metros me di cuenta de que aminoró la marcha y en pocos segundos pude volar a su lado.

Volamos durante un tiempo, avanzando en la misma dirección, moviendo las alas lentamente y sin esfuerzo, mientras yo disfrutaba del viento recorriendo mi cuerpo, en silencio.

Me estaba olvidando de todo, hasta que Axel me devolvió al mundo real con su profunda voz. Volví la cabeza hacia él con satisfacción, pero cuando vi cómo se movía hacia más arriba con una pirueta me dejó con la boca abierta.

Tenía que seguirle, y yo no me veía muy capaz, pero olvidé cualquier razón y lógica y procuré imitarle correctamente. Agité las alas y me impulsé hacia más arriba, hasta alcanzar unas nubes relativamente bajas que se encontraban a nuestra derecha, donde se encontraba él.

Noté como la humedad de las nubes impregnaba mis escamas, y me impedían ver mi alrededor con claridad:

-¡Esto está muy bien! -grité- Pero no me pidas milagros por favor, Axel, tú seguramente tengas años de experiencia y... !me das un poco de miedo! -le dije al dragón, medio en broma medio en serio.


OFF: Me acabo de dar cuenta de que la frase del final está incompleta XD

Ella se sentía incómoda, puede que temerosa ante la experiencia del vuelo, pero era algo completamente normal. Empezaba a probar sus habilidades y su capacidad como uroba, también empezaba a sentir esa sensación de libertad que proporcionaba la capacidad de volar.
Me seguía de cerca atravesando las nubes y yo continué ascendiendo lentamente aumentando la distancia con el suelo, tenía que aprender de manera instintiva a aprovechar las corrientes de aire caliente y frío, administrar las energías y utilizar todas y cada una de las partes de su cuerpo para el vuelo.

-Me alegro que te guste pequeña, pero la mejor manera de aprender a volar, es volar.- Afirmé con una sonora risotada. -Puedes hacerlo, ¿no lo ves?, me estás siguiendo cada vez mas alto y manteniendo el ritmo.-

Llegados a este punto, me detuve planeando en el aire y dí un giro de 180º para encararme a la dirección en la que ella se acercaba. Esperé a que estuviera a mi altura y le dije:

-Excelente, ¿sientes la diferencia de presión en los pulmones y te cuesta respirar mas?, pues no te alarmes, es algo completamente normal.- Le dije mirándola fijamente mientras aleteaba hacia atrás y arriba impulsándome con mis poderosas alas. Pero ese movimiento resultaba bastante agotador así que decidí pasar al siguiente paso: -¡¡¡¡ Ahora sígueme !!!!.-

Me lancé en picado plegando las alas.


Off: No te preocupes no pasa nada.

Cuando Axel se movió más alto yo le seguí rápidamente, sin dudarlo. No sé por qué pero enseguida me fié de aquel extraño que al principio había mostrado una curiosa desconfianza en mi, aunque no entendía sus motivos.

Le escuché mientras nos movíamos, y una lucecita se iluminó cuando escuché aquella palabra:

-¿"Pe...queña"? -repliqué, mientras miraba la lejana superficie que quedaba a nuestros pies- ¡Tengo diecinueve años! No creo que sea necesario que me llames así... Además ¿cuál es tu edad?

Le miré, incapaz de descifrarlo a simple vista. Tras eso se volvió y me comentó sobre la presión que sí, notaba. Inconscientemente amplié mi caja torácica intentando tomar todo el oxígeno posible, pero se me escapó en cuanto desapareció de mi vista.

Le busqué con la mirada en todas direcciones, y le encontré descendiendo en picado, a gran velocidad y con las alas pegadas al cuerpo. No podía verlo de otra forma más que un suicidio.

-¡¿¡Estás loco!?!-grité, por si con suerte me podía escuchar- Dioses...dioses -murmuré.


Me quedé un tiempo estática, dejando mi cuerpo flotar por las corrientes de aire que me sostenían. Pensando en si seguirle o no.

-¡¡¡ Cógeme y te lo diré !!!.- Rugí al pasar justo a su lado mientras descendía en picado a toda velocidad.

Descendí velozmente sin pararme a mirar si ella me seguía o no, tenía que concentrar toda mi atención en el picado o de lo contrario me estamparía contra el suelo sin remedio y se terminaría de forma abrupta toda la diversión del momento. Sabía que lo que le había pedido era arriesgado, peligroso para su seguridad, pero una vez que hubiera descendido perdería todo el miedo y ganaría confianza en si misma y en sus habilidades.
Seguí descendiendo y atravesé la capa de nubes, allá abajo el suelo de acercaba lentamente al principio y rápidamente después.
Extendí las alas en el momento justo y sentí en ellas la fuerte presión que ejercía el aire desplazado contra ellas. Era un gran esfuerzo el que había que realizar para detener el descenso y quizás empecé a arrepentirme de haberle pedido aquello a ella en este momento. Pero ya no había marcha atrás.

En cuanto me detuve aleteando en el aire, miré arriba sin conseguir ver a Lysandra, aún no se había atrevido pero quizás no tardaría en aparecer rompiendo las nubes. Gané algo de altura y empecé a volar en círculos, listo para actuar en caso de que algo saliera mal.

Observé su cuerpo que se iba haciendo más y más pequeño muy gradualmente, casi sin darme cuenta, en un tiempo que me pareció eterno. Contuve la respiración cuando le vi aproximarse a la superficie, donde los árboles se habían abierto para dejar un claro que no sabía decir si era el mismo de antes o era otro sitio completamente diferente.

Entonces, cuando la distancia era tan peligrosa que pensaba que se estrellaría contra el suelo con un golpe mortal, sus alas se extendieron y frenó casi en seco, aleteando alegremente por allí.

Me pareció tan fácil y tan sencillo que, en un abrir y cerrar de ojos, me dejé caer sin oponer resistencia al cielo, con las patas y las alas pegadas al resto del cuerpo.

De cabeza me dirigía más o menos por donde Axel se fue, y enseguida cogí gran velocidad, quizá demasiado para mir cuerpo humano pero con aquella apariencia me sentía muy viva en ese instante, sin nada ni nadie para impedirme hacer aquella atrocidad.

Cerré los ojos un par de segundos para aumentar la sensación, pero cuando los abrí, me pareció estar demasiado cerca del suelo y me asusté.

Me giré en el aire para no estar de cabeza, como buenamente pude, y extendí las alas rápidamente. La presión del aire me las doblaba hacia atrás, haciéndome daño, así que aleteé como un pájaro aturdido cuando me vi precipitarme contra el suelo. Solo que en lugar de suelo lo que me encontré fueron miles de enormes hojas y sinuosas ramas que se enredaron con mis alas.

Me hundí unos metros desde las copas de los árboles y allí me quedé, dolorida y espatarrada en una posición un tanto humillante.

Me removí como pude para deshacer el desastre, pero no podía. Me quedé en silencio un minuto hasta que vi necesaria ayuda:

-Uhmmmm...¿Axel? -dije con voz lastimera, y esperé su respuesta.

Finalmente, tras dudar durante un buen rato se decidió a probar el picado. Se lanzó de cabeza y comenzó a descender a gran velocidad tal y como yo había hecho, pero pronto noté que algo iba mal, se estaba acercando demasiado al suelo y no había abierto las alas. Vamos vamos ábrelas ya.... Pensé al lanzarme a toda velocidad en dirección a ella con intención de atraparla antes de producirse lo inevitable. Me fijé que tenía los ojos cerrados justo hasta casi el instante en que atravesaba el punto de no retorno.
Era inevitable lo que iba a suceder, por muy rápido que volaba no llegaría a tiempo de atraparla...

-¡¡ Para que tenemos los ojos !!.- Grité con voz gutural mientras me mantenía en el aire sobre ella y las copas destrozadas de los árboles en donde había caído. -No sirve de nada el valor si no podemos o querernos controlarnos, podrías....- Pero me interrumpí. Al fin y al cabo era la primera vez que hacía aquello, no podía exigirle que lo hiciera bien a la primera, podría haberse estampado contra el suelo y sufrir en consecuencia grandes heridas.

Descendí con cuidado y la sujeté como pude antes de volver a elevarme, fue una acción complicada pues las copas de los árboles estaban muy cerca y podía chocar contra ellas, lo que incrementaría el problema. No quería terminar atrapado entre las copas de los árboles encima de Lys, sería demasiado embarazoso.

-Ahora sería conveniente que te transformaras.- Le dije mientras planeaba en dirección al suelo sosteniendo a Lys. Una vez que lo hizo, la posé en el suelo con suavidad, aterricé y adopté forma humana también.

-Vamos a ver que te has hecho.-

Cuando alcancé la frondosa superficie de la selva, escuché la grave y profunda voz de Axel rugirme con una reprimenda, pero era demasiado tarde para correcciones.

Se acercó a donde estaba atrapada y me sujetó con sus patas como buenamente pudo para ayudarme a salir de aquel lío de escamas y maleza. Nos alzamos por encima de los árboles y me aconsejó volver a transformarme:

-Uhmmm...vale... -dije, totalmente avergonzada.

Me transformé para que pudiese ahorrarse la molestia de soportar mi peso, siguiendo los pasos que me había explicado rato antes. Cerré los ojos y mi mente abandonó aquella situación durante unos instantes, y sentí como mi cuerpo se empequeñecía y se volvía más frágil.

Me desprendí de sus garras cuando me dejó gentilmente sobre el suelo. Me examiné el cuerpo con ojos llorosos, pero me los froté para que no me viese así mientras le daba la espalda. Cuando me volví para mirarle, ya se había transformado en humano también. Su traje y rostro se mostraban impecables, en cambio yo, cuando me miré...

Estaba llena de rasguños y enganchones en mis ropas. Sentía como algún hematoma aparecería tarde o temprano para decorar mi piel y me palpé allí donde sentía dolor.

-¿Bueno, no estoy tan mal...¿no? -dije entre risitas débiles. Me sonrojé al mirarle directamente a los ojos, y su rostro me pareció más alegre y gentil que cuando le vi por primera vez.

-Quiero decir, que no lo he hecho tan mal para ser la primera vez ¿no? Espero... -dije mirando hacia otro lado, frotándome las mejillas.

-No, no a estado tan mal para ser la primera vez.- La miré con comprensión y le sonreí. -Pero la próxima vez abrid los ojos, así sabréis cuando es el momento adecuado para evitar colisionar.- Añadí en tono imperativo.

Luego observé los arañazos en su piel a través de las zonas donde la ropa había sido desgarrada, probablemente también luciría unos violaceos moratones en algunas partes de su cuerpo. Nada grave Pensé mientras recorría con el dedo índice una fina línea roja sobre el brazo derecho.

-Te has librado de una buena, pero como te habrás dado cuenta, las heridas son mucho menos graves en nuestra forma original que en forma humana.- La miré a los ojos y unos instantes después la estaba cogiendo por la cintura y besando sus labios.

Ella no me retiró y tras unos instantes me separé de ella turbado. ¿Por qué lo había hecho?, probablemente llevaba mucho tiempo sin estar con una mujer y aquella joven era de mi propia raza, joven y bonita. ¿Podría ser casualidad que me hubiera topado con ella en aquel lugar y de aquella forma?. Estaba demasiado turbado para responderme aunque exteriormente aparentara lo contrario.

-Lo lamento.... no debí hacerlo.-

Axel dijo que no, que mi actuación no había estado mal, pero cuando dijo que tendría que abrir los ojos, me entró la risa cuando me imaginé a mi misma como un dragoncito volar con los ojos cerrados y luego espachurrado contra el suelo de forma muy cómica.

Continuaba con mis sonoras carcajadas cuando sentí su dedo recorrer uno de mis rasguños de mi brazo derecho. Me quedé quita cuando le hice, aunque me escocía un poco el contacto, lo hizo con tal suavidad que me arrancó un escalofrío por todo el brazo.

-S-sí, me he dado cuenta...aunque haya sido un desastre como dragón, no sentía dolor alguno hasta volver a transformarm...

Estaba comentándole aquello cuando de repente él se encontraba muy cerca de mi y sentí su brazo rodear mi cintura, su cara acercarse a la mía peligrosamente y sus labios posándose sobre los míos.

Me quedé con los ojos como platos mientras veía los suyos cerrados. Se separó de mi y me pidió disculpas enseguida. A mí me subió toda la sangre a las mejillas de golpe, las sentía ardiendo. Me tapé la cara con ambas manos para que no viese mi rojez. Tras un silencio balbuceé:

-¿P-por qué...Axel? -no sabía que decir, la verdad, era la primera vez que un hombre me besaba en los labios...

Ella se sentía turbada, avergonzada y yo también, había sido un impulso inapropiado pero en cierto modo no tan extraño como pudiera parecer: ella era de mi misma especie, joven, bonita, en edad de tener dragoncitos y yo hacía tiempo que no estaba con ninguna hembra de especie alguna. En resumen: era inevitable que sintiera alguna clase de atracción por ella, lo que no tenía claro era si realmente me gustaba o simplemente me atraía.
Lo que si tenía claro era que el beso me había gustado.

-No lo sé, eres bonita y... quise besarte.- No la miraba a los ojos y estaba seguro que un tenue rubor había surgido en mis mejillas. -Pero te pido perdón una vez mas, no debí hacerlo.-

Me quité el sombrero y acaricié mi pelo con lentitud, me sentía un poco torpe y estúpido, era casi como si tuviera la sensación de que habría miles de ojos mirándonos en la espesura, espiando mis actos y dispuestos a salir de repente en legión y castigarme. Era un sentimiento infantil pero....

-Las magulladuras no son graves, probablemente en un par de días ni las notarás en tu piel.- Y que piel... pensé. Sentía deseos de tocarla de nuevo y besarla, debería controlarme.

-No, no se.... ahora me siento un poco ridículo.-

Cuando el uroba volvió a hablar, yo dejé de taparme la cara con las manos. Se me había pasado un la rojez que me había inundado a cara, y ahora sólo sentía mis mejillas un poco encendidas cuando dejé caer mis manos a ambos lados de mi cuerpo.

Miré a Axel buscando su mirada, pero me evitaba y también pude ver un leve rubor en su rostro. Se quitó el sombrero y se tocó la cabeza, sus cabellos ondulados.

Aquello me pareció muy tierno en aquel hombre que parecía serio y oscuro.
Luego se puso a hablar del mis magulladuras. Me puse a juguetear con un cacho de tela que se había desprendido en mi muslo, que tenía al alcance de mis dedos. "Luego tendré que coserlo..." pensé, y la verdad es que me dí cuenta que después de aquello se me había olvidado todo dolor, aunque tampoco fuese mucho.

-Tranquilo, podré aguantarlas. -respondí- Sólo son unos rasguños.

Le dediqué una sonrisa tímida, y cuando dijo que se sentía un poco ridículo, me eché a reír. No podía parar, no me explicaba la razón, y me tuve que abrazar la tripa y todo:

-Lo siento Axel, no me río de ti, -dije, intentando controlarme para que no se molestase- yo también me siento igual, la verdad.

La observé mientras se examinaba otra vez las heridas, no eran en absoluto graves pero ella ya lo sabía, solo había que lamentar que el ejercicio del picado hubiera salido mal. De todas formas incluso se podría sacar algo en positivo de aquello, ahora sabría el riesgo que corría si cometía errores durante el vuelo. Podíamos ser urobas, unas criaturas fuertes y poderosas, pero no éramos inmortales, incluso la dura tierra podía hacernos daño si nos estampábamos contra ella.

-Está bien, no tiene importancia, además creo que te ha gustado aprender a transformarte y volar.- La miré y le devolví la sonrisa. -Sigo sin comprender porqué no podías hacerlo, pero ahora ya lo has conseguido.-

En cierto modo me sentía orgulloso por ella, siempre es una satisfacción ver como alguien, especialmente alguien joven triunfa en algo. Y además era de mi propia especie, mi especie...... Miré al horizonte, allá en la lejanía columnas de humo me recordaron la situación actual. Luego volví a mirarla y me reí con ella de la situación, estuvimos un largo rato riendo:

-Os llevaré cerca de una fortaleza leal, ellos se ocuparán de ti.- La miré con gesto amable. -Pertenezco a las fuerzas renegadas y esto es un campo de batalla, aunque no lo parezca.-


-Pero tranquila, no te haré daño alguno.-



Off: Postea y si eso luego posteamos el final, okis?

Axel se empezó a reír conmigo, y sus carcajadas graves se mezclaron con las mías, más agudas, resonando por el claro. Eso nos alivió y a la vez nos relajó a ambos, era algo que se podía notar en el ambiente.

-Sí, la verdad es que me ha gustado mucho la experiencia. Tendré que practicar un poco más y perfeccionar el tema del vuelo, cuando no me pueda ver ningún humano corriente, claro, hehe. -hice una pequeña pausa para pensar y continué- Y no es que no pudiese, es que simplemente...nadie me había dicho que podía hacerlo, ni cómo, así que mi mente era incapaz de ponerse en situación...pero tu me has ayudado, y te lo agradezco enormemente.

Mientras hablaba, me había ido acercando más y cuando apenas me quedaba un pequeño paso le di un pequeño abrazo. Fue un tanto torpe pues era más alto que yo, y cómo engancharme a su cuello me parecía tomar demasiada confianza, simplemente le rodeé por mitad de los brazos.

Después dijo que me llevaría a una fortaleza "real" y que el era un "renegado". Esos eran términos que no entraban en mi diccionario mental:

-Espera, ¿estás...estás en una guerra? O mejor dicho: ¿"Estamos"? -pregunté, refiriéndome a los de mi raza en general.

Tras eso me dijo que no me haría daño, y la verdad, es que no era algo que se me hubiese pasado por la cabeza en ningún momento...y no creía que lo fuese a hacer ahora ¿no?.

Escuché de nuevo su explicación sobre como y porqué no sabía usar sus habilidades. Todos mis temores sobre si pudiera ser un agente enemigo terminaron definitivamente por disiparse. Lentamente sin que me apercibiera de ello se había ido acercando a mi y luego me abrazó. Aquello me descolocó un poquito porque no podía dejar de sentir una ligera atracción por ella, tenerla tan cerca de mi era una sensación extraña que había sentido en otras ocasiones cuando cortejaba a las chicas urobas del feudo de mis padres.

-¿Tan desvalida estás en el mundo?, ¿acaso no tienes familia?.- La rodee con los brazos y acerqué el rostro a su pelo para poder sentir su fragancia.

¿Sería posible aquello?, aunque ella dijera la verdad todo seguía siendo muy extraño. Y tenía que tener en cuenta que no podía unirla a nuestra causa porque sí, era muy joven y además no sería lo justo. La dejaría con los leales y que ella decidiera su lugar en el mundo.
Eso era lo correcto.

-Será mejor que nos pongamos en marcha, aquí estamos muy expuestos.-

Iba a apartarme de Axel para no ser molesta, pero entonces me rodeó con sus brazos así que me quedé donde estaba, hablándole a su pecho:

-Uhm...tengo familia pero...tras irme de casa es como si no la tuviera. No me sentía parte de su vida, yo no podía seguir manteniendo esa absurda farsa, y ahora estoy mucho más satisfecha de haberlo hecho, tras haberme visto como una verdadera uroba.

Me separé de el cuando dijo que nos teníamos que poner en marcha. Yo agaché la cabeza como una niña pequeña y asentí:

-Vale, no quiero ponerte en peligro por mi culpa, si quieres, no hace falta que vengas conmigo, simplemente me vale con que me indiques un camino a seguir...

Con la cabeza en mi pecho escuché su explicación en lo referente a su familia, por lo visto si la tenía pero no se sentía parte de ella. Era una pequeña uroba que no se sentía encajar en el mundo y se había fugado de casa. Había sentido la tentación pero ella era muy joven, no sería nada justo aprovecharme de su situación desvalida.
Acaricié su pelo largo rato y le dije:

-Tienes que ser fuerte porque estás sola.- Le aparté un poco de mi para poder mirar su rostro: -Eres muy bonita Lys, demasiado.- Le sonreí con ternura.

Será mejor ponernos en camino ya, te llevaré cerca de un puesto leal, vamos.- Me separé de su abrazo y le tomé la mano para que me siguiera.

Avanzamos bastante tiempo por la espesura, en silencio, sin mirarla ni detenernos, finalmente alcanzamos el límite del bosque y allí ante nosotros se alzaba una torre de vigilancia Uroba, como un colmillo que brotase de la tierra. Pertenecía a los leales. Sin abandonar el claro para que no nos vieran me dirigí a Lys:

-Hemos llegado, solo tienes que avanzar hacia el colmillo, los guardias te verán y te dejarán pasar, probablemente te envíen a la capital.- Miré unos instantes el colmillo. -Diles el nombre de tu familia y que te extraviaste accidentalmente, pase lo que pase no te quedes a pasar la noche en la torre.-

Le solté la mano y le indiqué para que avanzara en dirección a la torre.

-Quizás volvamos a vernos algún día, suerte Lys.-

Cuando me apartó para mirarme, preferí no responder a sus halagos, pues mis mejillas se encendieron y mis labios formaron una fina línea.

Entonces dejó de abrazarme, y me cogió de la mano para llevarme a través de la espesura del bosque. Caminamos es un incómodo silencio hasta alcanzar el final de aquel bosque que me parecía interminable, pero que en aquel viaje se me hizo demasiado corto.

Allí, Axel se detuvo y vi un enorme asentamiento en el exterior que supuse que sería uroba, además había alguno convertido en dragón, sobrevolando la zona.
Me entró el pánico cuando Axel me soltó la mano y comenzó a despedirse:

-Eso espero, Axel, espero poder volver a verte algún día...-dije con tristeza.

Me miré los pies, mientras andaba dejándolo en mi espalda. Me alejé sin poder mirar atrás, mientras me dirigía hacia aquella inmensa torre.
La noche me iba consumiendo y me asaltaban las dudas mientras pasaba el tiempo, así que me quedé rondando por la zona sin saber muy bien que hacer, mientras la soledad me acechaba.

-Estoy seguro de ello Lys, estoy seguro.....- Respondí a sus palabras mientras la observaba alejarse en dirección a la torre.

Permanecí observando oculto como se alejaba cabizbaja, triste, incluso yo me puse triste al verla alejarse, pero era lo correcto. No era ni el momento ni el lugar para hacerse cargo de una joven uroba huida de su casa y mis hombres murmurarían sobre su presencia en mi fortaleza. No, debía centrarme en mis asuntos, ella regresaría a la capital, probablemente no sería llevada ante su familia y podría decidir sobre su futuro. Seguramente encontraría a un joven y guapo uroba que la haría su esposa y tendría una buena vida.

Ya se había alejado demasiado del linde del bosque y había empezado a anochecer, pero en vez de seguir caminando hacia la torre se desvió del camino y comenzó a deambular por los prados colindantes. ¿Pero que hace? Pensé extrañado... de todas formas no tenía importancia, los guardias de la torre la habían visto acercarse y finalmente un par de ellos salieron a buscarla. Tras hablar con ella un rato la llevaron al bastión interior del puesto fronterizo.


Todo estaba en orden y comenzaba a anochecer, me dí media vuelta y desparecí entre la maleza al abrigo de la noche....


Off: FIN DEL HILO